Esto es, obviamente, Yaoi.
Y /probablemente/ habrá -un triste triste intento- de lemon.
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Era un poco tarde, en realidad llegar le había tomado mas tiempo del que había pensado, después de algunos años haciendo lo mismo pensó que tenía suficiente experiencia para lograr llegar a tiempo.
Sacó una pequeña llave que guardaba en su cartera y la introdujo en la cerradura, dio una última mirada por el pasillo vacío y entró. Ese departamento, un lugar ya conocido, se quitó los tenis en el descanso, camino a lo largo de la sala y dejó la bolsa que llevaba en la mesita del centro, se dirigió a la habitación.
-¿Estás ahí?- preguntó a través de la puerta. Espero unos segundos y entró. Nadie.
Volvió a la sala, era común que cuando llegara el departamento estuviera solo, pero él sabía que tenía el permiso de sentirse como en casa, como el otro siempre decía, ese ya era su hogar también, "debe estar en una reunión… otra vez…".
Se sentó cómodamente en el sillón y encendió la televisión, nada interesante, cambiaba los canales sin preocupación, esperando no caer dormido en su espera. Miró el paquete frente a la mesa, se preguntaba si debía guardarlo en el refrigerador ¿Tardaría mucho? Dispuesto a no quedarse con la duda sacó su celular y marcó ese número que sabía de memoria. Unos considerables minutos después la persona al otro lado contestó.
-Disculpa, Kai ¿Estas ocupado?
-Uhmm… un poco.- contesto sin expresión el chico al otro lado de la línea. Escuchó un "dame un segundo", que supuso era para la persona que estaba con él.- Perdona Rei.- dijo al fin dirigiéndose al teléfono.- Me llamaron "urgentemente" y no pude zafarme.
-Entiendo… bueno, era para decirte que estaba en casa, en tu casa, traje algo de cenar…
-…- un suspiro después.- Lo había olvidado. Escucha, cena tú, yo no sé cuanto tardaré.
-No, no, te espero. Prometí que lo haría.
-Lo sé, pero… realmente no creo llegar temprano.
-Oh… bien… Entonces me iré a casa.
-No es lo que quise decir.
-Pero…
-Por favor…
-Está bien.- dijo cediendo pero no convencido, no le gustaba estar solo en un lugar tan grande.- Suerte…
Colgó. Ya estaba acostumbrado a esas cosas, Kai llevaba una vida ocupada, bastante ocupada, no como él, que podía decir que disfrutaba de una vida simple sin tantas obligaciones…. Eso si no contaba le hecho de que tenía que esconder su relación con Kai, y ahí empezaba a dificultarse su todo… aunque bueno, ya era así desde hace algunos años, ya estaba acostumbrado.
Siguió viendo el vacío de la caja negra, solo parecía haberla encendido para no sentirse solo e inundado con todos sus recuerdos que inevitablemente llegaban a él. Recordaba como es que todo había comenzado, y el momento en el empeoraron.
Ya de jóvenes compartían ciertas cosas que no compartían con los otros chicos, esos besos y abrazos, miradas de complicidad, caricias, amor… todo a escondidas, no podía recordar porque, no recordaba que le avergonzara haberse enamorado de su capitán, y menos aún que este le correspondiera, aunque no podía decir lo mismo de Kai, el siempre era reservado, solo le pareció natural seguir manteniendo todo lo relacionado a sus relaciones sentimentales en secreto. Cuando terminó el tercer torneo y todos debieron volver a su vida, cada uno escogió un camino distinto, aparentemente seguirían unidos, pero con el tiempo el peso de sus propias decisiones termino por aplastarlos y alejarlos más el uno del otro.
Takao por ejemplo, por la presión de su abuelo y su hermano continuó sus estudios, entró a la universidad donde actualmente estudia, aunque trabajaba de medio tiempo como entrenador y "estrella" de la BBA, al terminar su carrera se dedicaría de lleno al Beyblade. Una leyenda nunca muere, era su frase, y en cierta forma era verdad, siempre se había mantenido en el ojo de los acontecimientos relacionados a este deporte, siempre había un nuevo cartel con la firma o el rostro del japonés.
Max por su parte se interesó tanto en la investigación como en la práctica del Beyblade, prueba y error, justo como su madre, y al igual que Takao esto lo hacía en su tiempo libre, pues la universidad lo tenía bastante ocupado. Kyouju, el jefe, no dejó de estudiar, pero también trabajaba en el área de investigación de la BBA, era tan dedicado a ambas cosas que prácticamente no tenía vida fuera de la escuela o de su lugar de trabajo, y solo ahí podían verlo los demás.
Y luego Kai, ese chico que prometió no alejarse de su lado, fue el que tomó las decisiones más difíciles, en algunos momentos no tuvo opción, siempre orillado por su abuelo. Para empezar cuando cumplió los 18 años su abuelo decidió que era hora de encaminarlo por el rumbo de los Hiwatari, como heredero de una gran empresa y fortuna primero debía formalizarse en sus estudios. Por su prisa en hacerlo terminar lo más pronto posible pagó a una serie de tutores, maestros y profesores para enseñarle de la mejor manera posible en una institución privada y prestigiosa, gracias a la mente hábil de Kai logró la meta de terminarla en el sorprendente tiempo de un año. Un largo año donde solo dormía, a lo mucho, tres horas diarias, solo comía si tenía la posibilidad de leer algo mientras lo hacía, su departamento –donde pudo vivir "por si solo" con la excusa de dedicarse al 100% a sus estudios, y sólo bajo esta excusa había logrado convencer a su abuelo.- era un desastre con miles de libros y hojas de apuntes tiradas por todo el lugar. Y aunque todo hubiera podido ser un caos solo una cosa, o más bien, una sola persona, lo pudo evitar. Rei. A quien prácticamente solo podía ver unos cuantos minutos al día, a pesar de "vivir" juntos – en secreto. Él era quien lo obligaba a comer cuando consideraba que había pasado suficiente tiempo perdido en los libros, el que, a pesar de jamás habérselo pedido, mantenía cierto orden en el departamento, o al menos lo mantenía habitable, quien lo abrazaba –y ese era su único momento de intimidad en todo ese año.- antes de dormir, todas las noches. Kai se esforzaba, no por su abuelo, ni por la empresa, todo eso le importaba un bledo, solo quería terminar ese horrible año de estudios para empezar a vivir su vida con sus propios recursos, al lado de Rei, sin que su abuelo se metiera. Así que tenerlo ahí, a su lado, siempre era alentador.
Y él, bueno, Rei fue el único que estuvo perdido mucho tiempo, si no hubiera sido por Kai, quien sabe donde habría terminado. Ese año que estuvo con Kai, se dedico a ser un "ama de casa" y ocasionalmente trabajaba con la familia de Kyouju, para entretenerse un poco mientras Kai estaba en la universidad, había dejado el Beyblade pues ya no le encontraba el mismo sentido de antes. Antes de esos días caóticos Kai le había dicho que si él quisiera podría estudiar algo relacionado con la cocina, gastronomía o algo similar, pues siempre tenía presente el amor del chico por la cocina. En un principio a Rei le había gustado la idea, aunque el dinero que ganaba en sus trabajos de medio tiempo no le alcanzaban para costearse sus estudios, Kai siempre estuvo detrás de él para apoyarlo de cualquier forma, pero conforme pasó el tiempo y Kai fue perdiéndose mas y más en sus estudios, llegó el momento en el que solo le daba dinero, obviamente Rei se sintió lacra y perdió los ánimos de seguir. Dejo de sentirse útil, y lo que menos quería en el mundo era que Kai lo viera como una sanguijuela que solo pedía dinero, y aunque este insistió en que jamás lo había visto de esa manera, nada pudo convencerlo de regresar a la universidad. "Cuando pueda estudiaré con mi propio dinero", pensaba, no quería vivir a expensas de nadie.
Y bien, el tiempo siguió y Kai empezó a hacerse cargo de asuntos de la compañía, aunque seguía sin suficiente tiempo para Rei o el Beyblade. Para esos momentos el chino había conseguido mejores trabajos y pensó que lo mejor sería mudarse a su propio departamento, lógicamente sus limitados ingresos no le permitían tener uno grande y lujoso como el que compartía con Kai, el que había conseguido estaba bien, solo necesitaba espacio para él y sus cosas, con eso bastaba y sobraba. Rara vez se veía con Kai, y estas solían ser para ir a desayunar o veces a practicar algo de Beyblade. Pero no se quejaba, habían logrado madurar como pareja como para no molestarse con la ausencia de el otro, "o quizá ya no se importaban tanto" pensaba en momentos cuando la depresión lo atacaba y se encerraba a llorar en la bañera, pero como si estuvieran conectados por algún vinculo mágico, Kai siempre aparecía en su puerta para sacarlo de esos ataques depresivos, recordándole que aunque fuera difícil que se vieran, siempre pensaba en él.
Habían hablado suficiente, y Kai le había pedido a Rei miles de veces que se mudara con él, cuando estuvo a punto de hacerlo llegó la trágica fama. ..
A pesar de que Kai siempre gozó de una relativa popularidad por su fama de chico rudo en su época de adolescente beyluchador, nunca le dio siquiera un poco de importancia -no como Takao que cada vez que podía se pavoneaba de su gloria y talento, toda una celebridad del beyblade.- pero llegó el momento donde en un supuesto encuentro de espectáculo invitaron al legendario Kai Hiwatari, a él no le gustaba ser espectáculo de nada, beybatallaba por su honor, pero nunca para divertir a alguien, pero Rei lo convenció de que sería una buena forma de regresar a algo de aquellos tiempos, asi que solo por él decidió participar. En tres segundos las chicas se volvieron locas al ver en lo que se había convertido el chico rudo que en su adolescencia las hiso suspirar, ahora todo un caballero, si se podía mucho mas apuesto de lo que ya era en aquella epoca.
No tardaron en hacerlo una celebridad, de repente el rostro de Kai estaba de nuevo en la televisión, en revistas, periódicos, en cualquier lugar, las invitaciones a miles eventos no faltaron - a los cuales asistió gracias a la insistencia de Rei.-, incluso a participar en algunas películas, el mundo volvía a ver a Kai, el iceberg, Hiwatari, como el chico que todos querían ser y que toda chica deseaba tener.
Pero lo que esto significó para la pareja fue menos privacidad, obviamente su relación permanecía en secreto para cualquiera que no fueran Takao, Max, Kyouju, Yuriy y Boris, y con esta ola de fama era imposible mencionar algo en publico, ninguna muestra de cariño, cita, las cosas que ya eran escazas, ahora se hicieron nulas.
Si Kai no estaba trabajando, que era la mayor parte del día, estaba en algún evento o en alguna reunión con alguien importante, y si no estaba en su casa estaba siendo acosado por los montones de reporteros que no lo dejaban ni ir al supermercado tranquilo. Rei pasaba por miles de penurias para colarse en el departamento de Kai, siempre a horas cuando él no estaba para evitar que algún persistente fotógrafo lograra burlar la seguridad del edificio, y aun así le causaba temor imaginar que alguien estuviera espiando la entrada y detectara su presencia.
No era por él, no le importaba que alguien supiera que era un pobre diablo con un trabajo que no se acercaba ni un poco a los gloriosos de sus excompañeros, o que supieran que, aunque en su tiempo tuvo fama de rompecorazones, ahora no era mas que un triste bisexual que andaba con otro hombre, tan enamorado que no le importaba ser pisoteado con tal de seguir a su lado. Lo que le importaba, lo único que jamás querría, era que alguien supiera de su relación Kai para perjudicarlo de alguna manera, prefería desaparecer antes de ser la causa de algún mal en su vida.
Y ese era un resumen de lo triste y sorprendente que era su vida, había encontrado la felicidad en esa melancolía, se había acostumbrado, siempre se preguntaba si todo valía la pena, pero cuando Kai llegaba a casa y le mostraba la mas sincera sonrisa al verlo lo sabía, claro que todo valía la pena.
El control de la televisión se cayó haciendo un ruido que hiso reaccionar a Rei, casi se había quedado dormido recordando todo aquello. Se levantó y se estiró. Alcanzó la bolsa de la mesita y sacó dos paquetes de comida china, dejó uno a un lado y empezó a comer el suyo, aburrido decidió cambiar el canal de la televisión, las noticias, bien, no le haría daño saber que pasaba en el mundo exterior, con suerte vería una cara conocida por ahí.
Y así fue, algunos minutos después la reportera de espectáculos comentaba emocionada como el grandioso Kai Hiwatari había sido visto entrar a un lujoso restaurante de la ciudad con la afamada actriz estadounidense Gloria Catley y ahora, justo ahora esperaban que saliera. Rei casi se atraganta al reconocer a esa mujer, la chica que en su primer viaje a Estados Unidos lo hiso sonrojarse al verla beybatallar en ese espectáculo, esa "estúpida rubia", como Kai la había llamado al ver con furia la foto que le había firmado ¿Qué demonios hacía Kai con ella? ¿Era su turno de hacerlo morir de celos con esa misma mujer? No, Kai no iría a cenar con una mujer, incluso una así de atractiva, si no fuera por algo realmente importante, debía mantener la calma.
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ESTOY EMOCIONADA! Sé que les debo una disculpa por no actualizar el otro fic pero esta idea me vino a la cabeza y empecé a imaginar todo, así que preferí escribirlo antes de que se me olvidara… quizá tenga un duelo mas tarde para decidir cual continuar primero .-. porfavor, perdónenme! Aun asi prometo terminar de publicar lo que llevo escrito de este lo mas pronto posible –no lo hago todo de jalón para darles tiempo de que me dejen reviews e_e …..)
OTL soy un monstruo!
