Los personajes son propiedad de S. M. La trama es mía. Se prohíbe la reproducción parcial y/o total de esta historia.
AU [EN PROCESO] Isabella Swan una adolescente que a lo largo de su vida a tenido constantes perdidas, debe enfrentarse a la realidad y soledad cuando descubre parte del pasado y huir de el verdadero amor.
Prologo.
Elizabeth Cullen era una hermosa mujer de ojos azules y cabello castaño claro de veintiocho años de edad, que vivía felizmente casada con su esposo, Carlisle Cullen desde hace ocho años ya.
Ella era un experta forense que era reconocida por su carrera y que gracias a sus análisis y constante esfuerzo por descubrir a los asesinos en el campo en el que trabajaba había hecho recientemente un gran descubrimiento pero lo mantenía en secreto ya que no estaba segura de hacerlo público y enfrentarse a uno de los mas poderosos clanes italianos que pertenecían a la mafia.
Pero no todo en la vida de Elizabeth era trabajo, ella tenía un pequeño hijo de apenas cinco meses de nacido y que era la luz de sus ojos, su debilidad y su mas adorado tesoro, el pequeño Matt Cullen era un niño de mirada picaresca, que amaba la atención y que al sonreír se le formaban hoyuelos en sus sonrojadas mejillas.
Matt era un niño deseado, quizás el pequeño más deseado de todo el mundo ya que su madre siempre quiso tener un pequeño pero después de mucho tiempo pudo tener la dicha de ser madre.
Era un día soleado, poco usual para el pequeño pueblo de Forks, ya que siempre llovía en aquel lugar, Elizabeth preparó a su pequeño para su control mensual, debía llevarlo al médico a que lo revisaran, debían ponerle las vacunas. Matt sonreía dichoso y eso le daba gran calidez al corazón de su madre.
Ya en su silla especial para bebe en el asiento de atrás y con Elizabeth al volante, partieron para el hospital en donde trabajaba Carlisle como medico. La mujer no se dio cuenta de que al salir de su casa, un coche con vidrios oscuros la siguió.
Al llegar al hospital, lo primero que hizo fue pasar a ver al pediatra del pequeño, Dante era un hombre ya mayor que pronto se retiraría y este era gran amigo de Carlisle y una persona de confianza.
—Dante, ¿Cómo has estado?—Saludo la mujer.
—Muy bien. ¿Y tú, Elizabeth?
—Muy bien, gracias.
—Aquí tenemos al pequeño Matt... ¿Estas preparado para las vacunas, pequeño?—El niño agito sus manitos entusiasmado por la atención que aquel hombre le brindaba.
Después de chequeo, las vacunas y de que el pequeño Cullen dejara de llorar, Elizabeth se despidió del hombre para ir a ver a su esposo que estaba trabajando.
—Emma, ¿Cómo estas?—Saludó a la secretaria de su marido.
—Señora Elizabeth. Muy bien. Gracias—Le dijo con un poco de molestia.
—¿Esta mi esposo ocupado?
—El doctor Cullen no tiene una cita hasta dentro de media hora, señora.
—Gracias, Emma. Voy a verlo...
La secretaria blanqueo los ojos con fastidio, odiaba a esa mujer, aquella mujer tenía suerte de tener a alguien como a Carlisle, sabía que cuando saliera esa mujer debía hacer esa llamada...
—Hola amor—Saludó Elizabeth a su esposo.
—Amor...—El hombre la saludó con un beso en sus labios para luego tomar en sus brazos a su pequeño hijo—Pequeño...
Elizabeth disfruto ver a su esposo jugar con su pequeño, cuando llegó el turno de la próxima cita de Carlisle ella se retiró para dejar a su marido atender a su próximo paciente.
Ya en la carretera, el auto que la seguía la chocó desde atrás en más de una ocasión, despertando al niño quien empezó a llorar, el coche volvió a chocarla nuevamente; Elizabeth temiendo por la vida de su pequeño acelero su coche, queriendo escapar y en ese momento no se dio cuenta de que otro auto se cruzo de carril para el carril contrario, Elizabeth trato de maniobrar para evitar al otro coche negro. Perdió el control y así volcó su coche... Los otros autos frenaron de golpe y desde amos bajaron hombres armados y con capucha abriendo las puertas y apuntándole con un arma...
—Aro envía sus saludos, señora Cullen.—Dijo en hombre para descubrir su identidad.
—Matt, mi hijo... No lo dañen...
—Novato—Gritó el hombre.
—Señor...
—Encárgate del niño, Charlie. Desaparece-lo. Como mejor lo prefieras, pero que los Cullen nunca den con él...
—Noooo... Es mi hijo...—Grito Elizabeth, desesperada. Estaba con un brazo y pierna rota sin poder hacer nada por ello.
—No, no, no... El niño va a morir...
Entonces la mujer rogó por la vida del niño y no temía por ella, la maldad de Aro la había alcanzado sin darle oportunidad a nada, fue entonces que vio al joven hombre tomar al bebe en sus brazos, como la ropa de este y que la miraba con lastima, entonces en un mudo silencio le pidió que protegiera a su pequeño, que lo cuidara, entonces lo vio desaparecer.
Su último pensamientos fueron para su amado esposo e hijo, entonces aquel hombre disparo.
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Casi al medio día llega una ambulancia al hospital de Forks, la mujer apenas se mantenía con vida, el disparo en la cabeza no había logrado matarla, solo esperaba poder hablar con su esposo, era lo último que haría en vida, decía hacerlo... No podía irse sin verlo por última vez, sin decirle un último mensaje...
Carlisle estaba en su consultorio llenando unos expedientes de sus pacientes cuando Dante ingresó corriendo a su despacho...
—Carlisle, Elizabeth ingresó con una bala en la cabeza... Esta delicada, pide por ti...
El doctor se quedó mirándolo, no parecía haberlo oído bien, entonces sin decir palabras salió corriendo del consultorio con su amigo siguiéndolo de cerca. Al llegar a emergencias vio que estaban atendiendo a su esposa pero que esta se negaba a todo y que exigía hablar con él...
—Carl... Se... lo... llevaron...
—Tranquila, amor. No hables—Le dijo llorando.
—Matt... Búscalo... Y... se... se feliz...—Carlisle lloro sin consuelo al ver que la mano que hasta hace poco era apretada por su mujer perdía su fuerza para caer al lado del cuerpo sin vida de Elizabeth Cullen, su joven y amada esposa. ¿Ahora, Cómo le diría a Esme que su hermana había muerto?
—¿Y Matt?—Preguntó entre sollozos.
—La policía no ha podido dar con él, doctor Cullen. Lo lamentamos, pero creemos que su hijo fue victima de un secuestro. Han pasado casos iguales, como él caso de los gemelos Whitlock, la niña aún no ha aparecido y se cree que su hijo fue victima de los mismo secuestradores.
Carlisle se negaba a creer que su hijo había sido secuestrado, se negaba a creer que su mujer estaba muerta, se niega a creer que él no había podido hacer nada, se negaba a creer que todo esa pesadilla le estaba pasando a él; entonces fue que la vio, l hermano de su mujer lo miraba a él y miraba el cuerpo sin vida de su hermana para luego ahogar un gemido de dolor y llorar sin consuelo, para abrazarlo y besar la frente de su fallecida hermana...
—Tranquilo, Carl... Lo encontraremos...—Le prometió la mujer.
Ninguno imaginó que pasarían años para aquel acontecimiento, tampoco pensaron en lo que vendría después, ninguno pensó que tendrían que pasar por tanto para descubrir la verdad...
Continuará.
Gracias por leer. Lamento las posibles faltas de ortografía. Salute.
