Capítulo uno. Todo se desmorona.

Sakura estaba nerviosa, estaba sentada frente a un escritorio grande, dentro de un cuarto aún más grande, con tres hileras de muebles, repletos de libros, grandes archiveros y una sola ventana que daba al exterior. Escuchó el sonido del picaporte siendo girado y su corazón latió aún más rápido.

La puerta por fin se abrió y entró una señora de cabello rubio y ojos color miel, tes clara y con buena presencia. Llevaba una bata blanca puesta y unos cuantos papeles sujetos con su mano contraria a la que abrió la puerta.

—Sakura..._dijo la señora, pero por su tono de voz... no parecían buenas noticias, y mucho menos por su forma de saludar. Cuando el diagnóstico era favorable, la saludaba como "Oh, Sakura, hoy te ves resplandeciente, ¿no quieres un café?", obviamente, era muy diferente en esta ocasión. A Sakura le nació un nudo en la garganta que le imposibilitaba respirar tranquilamente; su corazón latía con rapideza y sus manos temblaban...

—Sakura, en mis manos tengo el diagnóstico de tu último análisis_ dijo la doctora tomando asiento en el escritorio que estaba frente a Sakura, su escritorio era de madera oscura y patas gruesas; sobre él, había muchos documentos importantes al parecer, y, en la orilla del mismo, había un identificador de escritorio con la leyenda escrita «Dr. Tsunade, oncóloga»

—Ya veo..._ dijo Sakura librándose de ese nudo en la garganta

—Sigue avanzando... Las pruebas no ayudaron, Sakura, pero hay muchas formas de combatir tu cáncer, aún no es tarde, podemos con esto_ dijo Tsunade dándo ánimos a Sakura

—Yo..., ya no quiero más ensayos_ dijo calmándose y reteniendo las lágrimas —Quisiera... pasar mis últimos días... viajando, quizá...

—Sakura, no te rindas, aún no es tarde... puedes con esto, eres fuerte_ siguió Tsunade

—Yo... has hecho un excelente trabajo conmigo, Tsunade, me diste más meses de los que pude haber pedido, pero ya es hora de tirar la toalla... para mí_ se puso de pie y caminó hacia la puerta, ya no pudo contener más las lágrimas y lloró frente a la puerta; mantuvo su voz serena —Gracias, Tsunade... por cierto, ya no quiero recibir ningún correo de nuevos ensayos clínicos, no quiero saber nada de eso_ salió de allí y se dirigió a su casa.

Sakura fue diagnosticada con leucemia hacía tres años, ya estaba avanzado pero había oportunidad de reducir la propagación de células cancerígenas, e incluso darle años como esperanza de vida... todo comenzó a irse al caño cuando se le diagnosticó cáncer de hueso, subsecuente de la leucemia... por obvias razónes, su esposo, Sasuke Uchiha, no sabía nada al respecto.

Sakura había llevado un matrimonio felizmente realizado con Sasuke a lo largo de 10 años, pero habían contraído nupcias hacía 15 años, los últimos cinco años de su eterno compromiso habían sido un martirio, discutían demasiado, casi no se veían, pero eso sí, no se eran infieles. Desde hace tres años que están separados, pero no divorciados, se veían sólo en reuniones familiares o en eventos de la empresa de Sasuke, incluso en la agencia de Sakura, sólo para guardar apariencias. Jamás tuvieron hijos; los dos primeros embarazos no se dieron a término, después de eso, Sasuke decidió, sin comentarle a Sakura, hacerse la vasectomía, para evitar verla sufrir. Sólo se veían de vez en cuando, y sus conversaciones no eran muy extensas o informativas. Debido a que estaban separados, Sasuke rentaba un departamento en la ciudad y Sakura vivía en la casa donde habían residido por los últimos diez años.

Era una casa grande, de dos pisos, con buen diseño de interiores y muebles estilizados; un lugar grande para una sola persona, solitario.

Sasuke tenía una firma de abogados, «su empresa» como la llamaba, él era el director de la misma así que no había falta de dinero, por su parte, Sakura tenía una agencia de fotografía y modelaje, ellos les bridaban fotógrafos a otras empresas cuando los pedían, o modelos para las pasarelas. Vivían bien y gozando de cualquier lujo, desde lo más servible hasta lo más inútil.

Sakura llegó a su casa, abrió la puerta y se dirigió a su cuarto, el cuál, estaba subiendo las escaleras. El cáncer de hueso había afectado sus piernas, como se negó a la amputación, cada paso era un verdadero dolor. En el último escalón sus piernas pisaron mal y se resbaló, una mano masculina alcanzó a sujetarla antes de azotar en el piso.

—¿Estás bien?_ preguntó el hombre

—Sí, Sasuke, ¿qué haces aquí?_ preguntó ella reincorporándose

—Vengo para hablar contigo

—Pudiste haberme llamado, no tenías que venir hasta aquí_dijo la mujer de cabello rosado, aún jadeante por la casi caída

—Esto tenía que hablarlo frente a ti_ la recorrió con la vista —¿Segura que estás bien?, puedo venir otro día

—Estoy excelente, Sasuke

—Te ves más delgada

—No he dormido bien..., ¿oigo preocupación en tu voz?_ a diferencia de Sasuke, Sakura seguía amando al hombre con quien se casó, pensó que sólo atravesaban un momento difícil, pero que pronto lo solucionarían y volverían a estar juntos. Sus palabras fueron con la intención de mantener algo de esperanza

—No, para nada_ la mujer sintió un pinchazo en el corazón, sus esperanzas se desvanecían y parecía lejano el recuerdo de la dulce y enamorada familia Uchiha —Toma asiento, lo que tengo que decirte es importante

—¿Ya se acerca la cena de tu empresa?, si es así, tendrás que esperar, la próxima semana salgo a Milán y no vuelvo sino hasta dos semanas

—No... pero ese no es el tema...

—Habla pues, que no me estoy haciendo joven

—Sakura... quiero el divorcio.