Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro. Por cierto... ¡No yaoi!
Capitulo 1: Milo, Shura y el pastel.
Cuando sonó el despertador, el perezoso santo aplasto el despertador de su cómoda que parecía poseído repitiendo una y otra vez la misma frase de:"Buenos días, ya levántate bichín" y lo hizo callar, para abatirse en la almohada con fastidio y removérsela en la cara, gruñendo. Se sentó sobre la cama, quitándose las cobijas de un revés y con unas colosales ojeras enmarcando su rostro, se agitó sus azulados cabellos. Se levanto exclusivamente portando sus calzoncillos azulados preferidos y camino hacia la cocina en busca de agua para beber.
En su camino, se estiro como gato perezoso y al llegar a la cocina, busco en su congelador la jarra de agua. Tomó un vaso de la alacena y se sirvió sin cuidado la refrescante bebida, dándole tremendo trago. Por la ventana de la misma que daba a su escalinata descendiente y Templo de Libra, observo una caja de bello decorado en la entrada de su Templo y curioso como era, salió a investigar.
Ansioso se posicionó frente la caja y le miro con expectativa mientras miraba alrededor esperando divisar a alguien o sentir presencia a lo lejos. Se agacho para tomarla entre sus manos y la removió con cuidado buscando una nota en particular que mostrara remitente.
Al no ver nada, se adentro a su privado con la caja entre las manos y volvió a la cocina, depositándola con cuidado en una mesilla. La volvió a mover con esmero y pensó en si debía abrirla. Estaba en su Templo, así que debía ser para él, pero le era muy dudoso.
Tardo unos minutos en titubeos y por fin se decidió a abrirlo. Estiró el moño que venia en la caja y dejo que se destendiera por los lados, dejando observar un delicioso pastel cubierto de batido de chocolate y fresas alrededor. El santo ilumino sus ojos al verlo y sintió enormes ganas de probarlo, percibiendo el calor de su boca ya que las fresas y chocolate eran dos de sus más apasionados placeres. Sacó un cuchillo de la repisa y cuando iba a cortarlo, se detuvo:
—¿Quién había sido tan esplendido con él?. No recordaba que alguien tuviera detalles con él, menos cuando las cosas andaban" tan frías y rispidas"desde la resurrección de sus compañeros. Y aunque llego a pensar en Cam, a pesar de mantener distancia, sabia que el no era tan "detallista" y que preferiría regalarle otro tipo de cosas antes que un pastelillo.
Y es que desde que su diosa Athena les brindo otra oportunidad tras su sacrificio, los santos se enclaustraban en sus Templos lidiando con sus introspecciones y rara vez se les veía merodeando los alrededores, aunque la diosa objeto que había un acuerdo tácito de no reprocharse nada, pues al final todos cargaban sus culpas.
Y luego otra pregunta lo invadió: ¿Y si acaso estaba envenenado, si alguna amante quería vengarse de él o algún caballero loco quería matarle?
No se arriesgaría, así que mejor decidió esperar a comerlo y preguntarle a su distante amigo Camus si le había brindado tal regalo para resolver su fracturada amistad. Se armo de unos pantalones y una sudadera café calientita y salió con el paquete hacia los Templos superiores.
No era novedad sentir la ausencia de Sagitario a pesar de estar en el interior de los privados, tratando de pasar desapercibido del mundo y aunque deseaba que aquella situación cambiara, decidió darle su espacio al arquero y siguió.
Pronto arribo al próximo Templo y para su sorpresa, en el exterior permanecía sentado el dueño de esa casa perdido en sus pensamientos.
Se removió los cabellos, pues la situación ya de por si era incomoda y continuo avanzando por las escalinatas hasta toparse de frente con el guardián, que se alzo para recibirle.
—Caballero—saludo escueto el español fijando su mirada penetrante en el alacrán.
—Capricornio, buen día, voy a Acuario.
El español se detuvo a observar el paquete que Milo llevaba en sus manos y le hizo un ademan. Supuso que iría a arreglar las cosas con Camus, después de todo recordaba cuan amigos habían sido el escorpión y el acuariano, así como una vez él y Aioros...
—Adelante, pero Acuario acaba de salir de su Templo, presumo que a Rodorio.
—Maldición...—mascullo Milo, pues la curiosidad y ansiedad le invadían por saber el remitente del pastel. Entonces una idea ilumino su sonrisa y antes de que el de cabellos pardos se diera la vuelta, le detuvo del brazo:
—Caballero, ya que Camus no esta en su Templo, quizá pueda compartir esto contigo. —señalo el paquete mientras el santo se giraba a medias—Es un poco de pastel, quizá vaya bien con un poco de vino de tu cava especial.
Quizá estaba mal, pero Shura seria aquel que probara su pastel y le ayudaría en su investigación.
El serio español frunció su ceño y sin poder negarse ante la gran sonrisa que le decido el otro, accedió invitando a su privado al otro.
El preguntado escorpio se aventuró al interior, observando con detalle la decoración del Santoy tras ello arribo a la cocina. Le invito a tomara siento en una silla del antecomedor y suspiro ante el largo silencio que se hizo.
—Creo que deberías esperar mejor a Acuario y disfrutar tal detalle con él.
El de cabellos azulados meneo su cabeza en negativa y le respondió lleno de seguridad:
— ¿Acaso no eres tu también mi compañero, ó, es tan incomodo para ti tenerme aquí?
El español alzo sus manos en señal de paz. —No, me hace bien de vez en cuando escuchar algo mas que mi voz en este Templo.—explico—Además, tú siempre eres bienvenido, pero creo que tu plan era compartirlo con el.
—No Shura, hoy deseo compartirlo contigo.
Al mirarse uno al otro ante un silencio tortuoso que duro unos segundos, ambos soltaron una sonrisa aliviadora.
—Iré por el vino.
De la parte posterior de la cocina, escucho algunas botellas removerse y segundos después observo al santo de la cabra, traer hasta él una botella con dos copas. Abrió la alacena y también saco un cuchillo y dos platos.
—Escorpio, ¿y puedo saber de que es tu pastel?, es que... soy alérgico a las nueces—añadió el español sin dejar de observar el delicioso platillo.
— ¡Ah no te preocupes!—desfachatado, Milo sonrió y bromeo:
— Me lo dio Shaka. Es pastel de pitufresa, mezclado con peyote natural y moras, ¿no es genial?.
Shura movió su cabeza en negativa, riendo ante lo absurdo de su propuesta.
—Eres un embustero, Escorpio.
El mencionado saco su lengua en señal de reprobación en un gesto casi infantil
—Pues sinceramente...no se de que es—el español abrió sus ojos incrédulo—Hoy apareció en la puerta de mi Templo y no tengo idea de quien es ni de que este hecho.
— ¿Y así pretendías que me lo comiera?—espeto atónito el cabrito.
— ¡Vaya!,no quería probarlo solo, mejor compartido.
— ¿Para que nos intoxiquemos juntos?—exclamo aterrado el santo español.
—No,—respondió divertido Milo, aunque en su cabeza se dibujo un "si". —para compartirlo con alguien y quizá así también descubra de quien es. No es común que en mi puerta aparezca una cosa como esa, digo... ya se que tengo una que otra admiradora, otros amigos que me adoran pero eso de dejarme regalos y no poner nota es sospechoso y aumenta mi teoría del sospechosísimo.
El de ojos zafiros continuo—Lo único que me impide comerlo es pensar... ¿Y si es para alguien mas?—se pregunto el escorpión y refuto en un mohín frustrado—no podría comerlo.
—Si estaba en tu puerta, es tuyo.
Milo le dedico una mirada triste al pastel ya que... ¿Quién se resistiría a un delicioso pastelito de chocolate, bañado en chocolate derretido, imaginadoselo en su boca y matizado con la acidez de una fresa?
— ¡Pues ya me desespere, así que me lo comeré de una buena vez! —exclamo el santo tomando el cuchillo de Shura y partiendo un buen pedazo. Sin dudarlo, se metió un trozo en la boca y sintió el más exultante Eliseo al probarlo. Estaba delicioso.
El español espero unos segundos y observo detenidamente a su compañero y consecutivamente al pastel. Se veía tentador.
—No has muerto, así que también... comeré un pedazo.
El español corto un pedazo y se lo metió ala boca, saboreando cada uno de los matices del alimento.
Pedacito a pedacito acompañado de un trago de vino, los dos santos terminaron con tal delicioso pastelillo y se tumbaron satisfechos en la sala del cabrito.
—Creo que me tirare al vicio de los pastelillos y el vino, aunque engorde—exclamó perezoso el santo de Escorpio.
Divertido, Capricornio le devolvió una sonrisa y se sobo el estomago satisfecho:
—Reponte con los entrenamientos, te hará falta.
Animado, el de cabellos pardos volvió su mirada al techo y en un murmullo, soltó:
—Gracias Escorpio... por el tiempo y el pastel.
—No hay que agradecer, o si no ya te debería unas copas de vino. —bromeo y retomo golpeándole el hombro—Fue un placer.
Mientras tanto, en la entrada de Libra, una doncella se disculpaba con el santo del Templo.
En un descuido y acarreando víveres para su Templo, había dejado olvidado por algún lugar un pastelillo exclusivamente listo para su antojo y ahora se lamentaba como señora embarazada el que su capricho no fuera satisfecho.
Continuara...
Lindos lectorcitos, me aventuro con un nuevo fic esta vez a ver que tal .El orden de participación es por sorteo y quizá sugerencias, no se alguna platica que se les venga a la mente como un Kanon y Camus, un Saga y Mu, hasta bronceados y amazonas podría ser, en fin dejemos que la única neurona que me sobra haga efecto con el chocolate y a ver que sucede. He de recordarles que cada capitulo es independiente, no es long fic, pero si se pueden repetir personas. Les agradezco sus palabras de anticipación y su apoyo! Y ahora si me iré a ver mas Tim Burton y Beetlejuice.
