Disclaimer: Harry Potter, su mundo y personajes le pertenece a J. K. Rowling.
Don't Cry
Batallas. Siempre se llevan algo. Algún padre, hijo, hermano, sobrino, hija, madre, abuelo, amigo. Siempre, a pesar de que ganen, siempre se pierde algo. Y en esta batalla no fue la excepción.
La Batalla de Hogwarts. Todo el mundo mágico la recuerda, y la tienen muy presente. Todos, cada uno. Todos sufrieron ese día. Hubo muertes. Familias sin algún hijo, padre, hermano, sin alguien a quien querían mucho. Varias familias quedaron destruidas.
Pero, quienes más lo sufren, son las personas que eran muy unidas, eran como una sola persona, como si cada uno era el complemento de la otra. Y ese es el caso de George. George Weasley.
Su hermano, su gemelo, su compañero de aventuras, de bromas, de dolores de cabeza para su madre y hermanos, Fred, había muerto en ese día. Se había ido para no volver. Para no estar más a su lado, para no hacer bromas junto a George, para no poder seguir con el negocio.
Le habían arrebatado a su otra mitad de golpe. A su gemelo y le costaba continuar con su vida, como había sido antes de la batalla. Tenía que seguir adelante, para que su familia no sufriera más de lo que estaba sufriendo. Porque todos estaban mal, pero él, George, era el que más había sido el afectado.
No podía hacer ninguna cosa, porque le hacía recordar a su hermano. Cada vez que entraba en el negocio, en Sortilegios Weasley, se acordaba de como habían empezado, de las cosas que vendían en Hogwarts; y no podía retener algunas lágrimas.
Cada vez que volvía a La Madriguera, y pasaba por su cuarto que había compartido con él, no podría, tampoco, retener las lágrimas. Se acordaba de las pociones, de las pruebas que hacían ellos mismo con los productos, de las corridas a su cuarto, cuando hacían alguna travesura. Y cada vez que se quedaba parado en el umbral de la puerta, de su cuarto, no podía evitar llevar la vista hacia su cama, lugar en donde nunca más se iba a estar él, Fred.
Pero lo más difícil que tenía que soportar George era volver a su casa, al piso que tenían ambos arriba del negocio. El piso que habían compartido desde que habían salido de Hogwarts hasta ese día.
Le era difícil, porque había un espejo directamente, enfrente de la puerta de entrada. Había sido idea de Fred, de tener un espejo ahí así, cada vez que entraban, podrían saber como se encontraban, si tenían alguna de las cosas que vendían, como broma de alguno de ellos dos. Pero, en esos momentos, era una tortura íntima para George. Porque se veía reflejado, y no podía detener el pensamiento de que era Fred, de que lo estaba observando. Y de que él nunca se había ido, que solamente era un mal sueño y que, cuando se despertara, volvería a ser todo normal, volvería a estar Fred a su lado.
Pero eso era mentira. Ese era su mayor sueño. El sueño de su corazón, volver a ver a Fred, a estar a su lado. A volver a ser el dúo que habían sido desde que habían nacido. Porque todos los espejos se le habían convertido a él, George, El Espejo de Oesed.
La verdad, verdadera. Lloré mientras que lo escribía :(
Espero que no los haya deprimido como a mí.
Saludos.
