Heart

Hermione no podía creerse lo que le había dicho Ron y mucho menos que aún fuera capaz de encontrar algo más desagradable para decirle, ¿pedirle ayuda con la segunda prueba?, cuando se encontró sin defensa alguna al dejarle claro que Krum no le preguntó nada sobre Harry. Había que tener valor para hablar de pedirle ayuda cuando eso mismo es lo que hacía siempre Ron cuando se encontraba con algún ejercicio que no era capaz de solucionar, lo que era siempre, y por no ser capaz de elaborar sus redacciones. Pero no, ahora resultaba que ella era tan idiota para ayudar voluntariamente a un rival de Harry porque sí.

¡Ron es idiota!

A pesar de la contundencia de su afirmación, y de saber que ella no tenía ninguna culpa en toda esta situación sino que era el propio Ron quien se había formado una absurda historia de, de qué, ¿celos? Era tan absurdo pensarlo como el decirlo en voz alta pues no tenía motivo alguno para tenerlos ya que podría haberla invitado al baile desde un principio pero no, pensó en ella como una chica a última hora como si fuera a estar a su disposición siempre que le apeteciera como si no tuviera vida propia. La tenía y había sido invitada incluso por un campeón del Torneo… aunque fuera Krum con el que le costaba paciencia y más el poder tener una mínima conversación comprensible. Es que su opinión acerca de Krum no había cambiado a pesar de la invitación pero sería de mal gusto, mala educación o, simplemente, hipócrita el estar con él mostrándose como realmente se sentía pero, claro está, igual lo era comportarse como si no lo pensase. Mejor le habría ido si Neville se lo hubiera pedido antes de que lo hubiera hecho Krum y nada de esto habría sucedido pues, ¿qué mal podría haber pasado? Ni que le importase que Parkinson se burlara de ella tachándola como la novia de Neville como había hecho acusando a Parvati de estar enamorada de él solo por haberle defendido.

Para de llorar, Hermione― se recriminó la propia muchacha sin lograrlo.

Había abandonado la zona de baile, incluso el Gran Comedor, para dirigirse a una zona aislada de la multitud para hundirse, por fortuna no literalmente, en mitad de los escalones ocultando el rostro bañado de lágrimas entre sus piernas mientras se cubría con ambos brazos. Fue por esto mismo que no le había podido escuchar acercarse hasta ella salvo cuando lo tenía encima y su presencia casi parecía haberla llegado a tocar físicamente. Al alzar el rostro le ofreció la imagen más deplorable y patética que podía haber formado… y a la última persona a quien debería habérsela mostrado. Draco Malfoy. ¿Es qué sus desgracias no iban a tener fin?

Genial, es justo lo que me merezco en estos momentos. Que Malfoy me ofrezca una retahíla de sus insultos cuando solo con que me mire mal con una de sus miradas cargadas de desprecio sería suficiente para destrozarme por completo― pero algo iba mal, una manera de decirlo, porque Malfoy seguía en silencio, y tiempo para insultarla tuvo de sobra, y su mirada, aquellos ojos acerados, no tenía nada que ver con la que habitualmente le destinaba sino que parecía más bien…―. ¿Malfoy?

Apoyó una mano sobre el escalón inclinándose sobre Hermione confundiendo aún más a la pobre muchacha que no estaba para tratar de comprender sucesos incomprensibles y nada habituales incluso para el slytherin.

―¿Malf…?

Los ojos de Hermione se abrieron exageradamente cuando sintió los labios de Malfoy cubrir los suyos propios interrumpiéndola al hablar pero no tardaron, para su sorpresa, en cerrarse al dejarse llevar por las agradables sensaciones que aquel beso le proporcionaban incluso viniendo de alguien como Malfoy o, tal vez, precisamente por venir de su parte. Agarrándole del cuello alzado de su túnica lo atrajo contra su cuerpo mientras, con cuidado, se reclinaba contra los escalones por muy incómoda que semejante posición fuera para su espalda. Afortunadamente Malfoy no la aplastaba con su cuerpo sino que se mantenía apoyado sobre una de sus manos para evitarlo.

Hermione no se atrevía a pararse a pensar si realmente Draco Malfoy la había empezado a besar y ella, en lugar de apartarlo disgustada había hecho todo lo contrario, acercándolo para poder besarlo con más intensidad. Y no quería parar ahí. Sus piernas se habían separado, todo lo que su vestido le permitía, para dejar sitio a Malfoy que se situó entre ellas pegando cierta parte de su anatomía contra la de Hermione. No, en verdad no quería parar aquí.

―¡Malfoy!― pudo susurrar Hermione cuando los besos de Malfoy rodaron por su cuello mientras ella alzaba su pelvis para restregarse contra la entrepierna del slytherin y suspirar al sentir el duro contacto de una prominente erección.

Los besos de Malfoy se deslizaron por la clavícula de Hermione, dejando un par de ligeros mordiscos en el hueso que quedaba marcado, para descender por el generoso escote llegando a besar ambos pechos antes de abandonarlos al separarse del cuerpo de la joven gryffindor. Sin la presencia del cuerpo de Malfoy sobre ella Hermione podía apoyarse con ambas manos sobre los escalones para poder acomodarse mucho mejor y poder ver qué era lo que haría, o le haría para ser más exactos, Malfoy. Tragando sonoramente lo vio acariciarle las piernas por encima de la tela añil y su sucesión de volantes que nacían en la cintura y alcanzaban hasta llegar apenas unos centímetros antes de tocar el suelo ocultándole los zapatos a juego con el color de su túnica.

La lengua de Hermione asomó ligeramente entre sus labios para recorrer su superficie y humedecerlos sin perder de vista como Malfoy introdujo sus manos por debajo de su vestido rozándole la piel desnuda de sus piernas. No podía creerse que le estuviera permitiendo hacer todo esto pero, al mismo tiempo, tampoco podía imaginarse deteniéndole porque esto era lo que quería, y saber qué le ofrecería a continuación. No tuvo que esperar mucho, ni tampoco fue muy difícil de averiguar, cuando aquellos finos dedos se cerraron sobre el elástico de sus braguitas para empezar a bajárselas con tortuosa lentitud, aunque esto le permitió alzarse lo suficiente para permitirle bajárselas del todo. No volvió a verlas.

Hermione podía sentir la fuerza de los latidos de su corazón golpearle el pecho y se preguntaba si Malfoy podía ser capaz de escucharlo también. Su error fue el alzar la vista porque se encontró con aquellos intensos ojos que, en lugar de frialdad como podía uno esperarse debido a su color gris acerado, le provocaba una penetrante sensación de calor por todo su cuerpo cuyo epicentro, como no podía ser de otra forma, manaba de su sexo que sentía húmedo y caliente. Sin romper el contacto visual Malfoy empezó a apartarle las piernas haciendo que la túnica se le fuera subiendo exponiéndose centímetro a centímetro hasta que, para decepción de los dos, quedó colgando de sus rodillas interrumpiendo el show pero Hermione reaccionó de inmediato arremolinando la túnica en su cintura para poder superarlas pero justo antes de lograrlo Malfoy la detuvo apoyando una mano sobre una de las rodillas decidiendo que así ya estaba bien para lo que ambos tenían en mente que iba a suceder.

De labios de Hermione brotó un tembloroso gemido al sentir como Malfoy delineó el contorno de su sexo con la punta de su lengua para terminar sobre su clítoris al que lamió antes de atrapar entre sus labios para chupárselo mientras le introdujo su dedo corazón bien cubierto de la humedad presente en su sexo. Nunca antes, en toda su vida, había sentido algo como esto y no podía evitar pensar si su cuerpo no podría resistirlo del todo. Su respiración fue haciéndose cada vez más trabajada, más intensa al aumento del ritmo de penetración de aquel dedo al que pronto se unió el índice que no solo se introducían en su sexo sino que se frotaban contra el interior de sus paredes hasta llegar a rozarle una zona que a punto estuvo de llevarla hasta su clímax allí mismo. No obstante le resultaba imposible olvidarse de aquella boca y lengua que lamía y succionaba no solamente los labios de su sexo sino su hipersensibilizado clítoris. No le extrañaba que pudiera llegarse al orgasmo con solo trabajarse el clítoris porque estas sensaciones no tenían parangón.

Sintió el rubor en sus mejillas cuando emitió un gemido de protesta en el momento que la boca y los dedos de Malfoy se retiraron de su sexo pero pronto fue ahogado con los labios del slytherin besándola nuevamente aunque, en esta ocasión, lo hacía con un sabor diferente y que Hermione reconoció como el suyo propio. El llegar a saborearse a sí misma en la boca de Malfoy, si cabe, la puso aún más excitada y de ahí que se hubiera atrevido a llevar sus manos a la entrepierna del slytherin donde se encontró el bulto que se estaba restregando contra ella. Únicamente era un muchacho de catorce años, ni siquiera había cumplido los quince, ¿cómo era posible entonces que tuviera algo tan grande entre sus piernas?

Tal vez lo de sierpe no era por la casa en la que había sido enviado en Hogwarts― pensó Hermione desvergonzadamente mientras relamía la lengua de Malfoy al deslizarse contra la suya.

A pesar de ser Malfoy quien se encontraba sobre Hermione a ella no le costó mucho el cambiar las tornas, sobre todo por la permisividad por parte del slytherin que la dejó entre sus piernas con sus manos firmemente presionadas contra su torso. Todo sin abandonar aquella boca, aquellos labios, que la llevaban al éxtasis y que la hicieron recordar cómo estuvo a punto de alcanzarlo recientemente gracias al buen hacer bocal y manual por parte de Malfoy. Sí, lo había hecho tan bien que Hermione no podía sino tratar, no solo de devolverle el favor, sino de superarle pues, hablando claro, ella era Hermione Granger y siempre tenía que ser la mejor en todo lo que se propusiera. Tanto como se tratase de los estudios como de sexo.

Los labios de Hermione dejaron atrás los de Malfoy besando su camino mientras bajaba por su cuerpo aunque con la práctica totalidad del mismo cubierto por aquella túnica le permitió centrar su atención en el objetivo que ya tenía fijada de antemano. Y hablando de manos, estas ya le habían apartado la túnica y desabrochado el pantalón que llevaba por debajo bajándole la cremallera y liberando lo que, como bien había supuesto, la sierpe del slytherin.

Hermione acercó su mano tentativamente hacia el miembro erecto de Malfoy cerrando sus dedos alrededor y moviéndola a lo largo mientras tragaba sonoramente sin poder apartar la mirada del sexo del slytherin hasta que la profunda respiración de este la hizo mirarle a la cara. ¿Habría mostrado ella esa misma anticipación en su rostro? Sí, sabía muy bien como se había sentido antes de que Malfoy le comiera el coño y por tanto sabía por lo que estaba pasando en estos momentos. Así que decidió no hacerse esperar por más tiempo.

Era su primera vez, por poco no había sido también su primer beso pero en comparación de cantidad y calidad estaba claro que los de Malfoy ganaban por goleada, pero en verdad era su primera vez practicando una mamada y aunque los nervios la agobiaban era consciente de que irónicamente, si te parabas a pensar en ello, resultaba algo de lo más natural pues solo era sexo y había sido practicado desde el principio de los tiempos. Aún así trató de actuar tomando como base lo que sí sabía y había practicado anteriormente… aunque no fuera estrictamente sexo.

Su mano se apartó para dejar a su lengua lamerle el miembro en toda su longitud desde la base hasta la punta. No pudo evitar relamerse de gusto antes de continuar lamiéndosela de igual manera que se había tomado los polos desde siempre. Era de entender que dicho gesto pudiera verse provocador y una fantasía para la gran mayoría de los hombres pues con solo recordar esos inocentes momentos, comparándolos con el momento actual, la hacían ruborizarse de la vergüenza por haber actuado de esa manera en público. La manera en que se metía la punta en la boca, atrapada entre sus labios, y la hacía girar mientras se frotaba contra la punta de su lengua. Si bien aquí no podía ponerse a darle vueltas a Malfoy sí podía hacerlo con su lengua mientras se la succionaba con intensidad usando los labios. Todo sin dejar de mover su mano a lo largo de su miembro. Por los ahogados gemidos que se le escapaban a Malfoy estaba claro que no estaba nada mal para su primera vez.

Ya sabes lo que suele decirse, Hermione. ¡Al centro y para adentro!

―¡JODER!― maldijo Malfoy cuando Hermione se metió una gran porción de su miembro en la boca para ponerse a chuparla con profundos movimientos de succión―. No puedo creerme… ¡qué bien se siente!

Debía ser la chica más extraña del mundo para llegar a ruborizarse por aquel comentario en lugar de por estar practicándole una felación pero a partir de aquí el rubor no abandonó el rostro de Hermione ni siquiera cuando le devolvió el beso a Malfoy y antes de que la acomodase contra su pecho, bien abierta de piernas, para sentarse sobre él de manera que el miembro erecto del slytherin se introdujo sin dificultad alguna en la humedad de su sexo. Las sensaciones resultaban tan intensas y agradables que cuando sintió aquel punzante dolor a punto estuvo de despertar a los muertos con su grito si no hubiera sido porque Malfoy le cubrió la boca con su mano mientras con la otra le proporcionaba cierto consuelo acariciándole el vientre para que se calmase. Se notaba que no era él a quien habían roto pero pronto el dolor fue quedando a un lado gracias a esos pequeños besos que Malfoy le estaba dejando en su camino por la mandíbula de Hermione hasta que, girando su rostro, alcanzó nuevamente sus labios. Sin saber muy bien cuándo ocurrió Hermione había empezado a moverse y el dolor fue dejando paso a una nueva sensación de placer.

Tal vez no se acercase ni por asomo pero Malfoy tampoco es que estuviera en un lecho de rosas con los escalones clavándosele mientras trataba de acompañar los movimientos de Hermione al tiempo que la besaba, le acariciaba los pechos, llegando a descubrírselos para alegría de su boca que no tardó nada en lanzarse a saborearlos y por último estaba su otra mano añadiendo placer frotando no solo la frontera entre ambos sexos sino atacando sin piedad el clítoris de la gryffindor.

Y entonces Hermione se encontraba cara a cara con Malfoy moviéndose de tal manera que únicamente podía describirse como "cabalgándole" con sus pechos al aire y sus gemidos de placer como grito de batalla mientras las manos del slytherin la agarraban por sus nalgas afianzando cada uno de aquellos embates con los que se clavaba el miembro de Malfoy hasta el fondo.

En verdad la escalera, con aquellos escalones de piedra, no era el mejor lugar para una sesión de sexo salvaje pero tampoco es que hubiera sido algo previsto o buscado sino que se dio tal cual como se lo encontraron. Por lo menos en el caso de Hermione no se iba a destrozar la espalda contra los escalones al apoyarse contra un codo mientras se agarraba al cuello de Malfoy con su otra mano sin tener la fuerza de apartar la mirada de aquellos intensos ojos acerados que relampagueaban con cada nueva envestida en la que se introducía por completo dentro de ella haciéndola gemir y jadear sin descanso. Podía sentir sus músculos cerrarse contra el sexo de Malfoy al final de cada embate cuando se detenía por unos eternos instantes en su interior para luego continuar penetrándola sin perder de vista el objetivo final. El clímax que estaba germinando dentro de ellos y al que faltaba muy poco para que explotase sin posibilidad alguna de escape.

Una envestida más… solo una más y…

―Ahí… ahora…

… estaba ahí mismo, podían sentir aquella fuerza imparable desbordar sus muros dispuesta a arrasar con todo…

―… sí,… me vengo… ¡me vengo, Draco!

Aquello fue imparable.

―¡Joder, Hermione!

Sus cuerpos estallaron con la intensidad de un Incendio y el brillo de un Lumos Maxima cuando el clímax desbordó sus cuerpos.

Sintió como si se quedase sin aire en los pulmones, con estos ardiéndole, mientras todo su cuerpo se estremecía por completo sin que pudiera hacer algo por evitarlo o detenerlo. Lo único que pudo hacer fue cubrirse la mirada con un brazo mientras dejaba fluir aquellas intensas sensaciones para poder lograr controlarse.

Hermione se encogió sobre sí misma luego de haber sido derribada por la fuerza de aquel su primer orgasmo que a punto estuvo de quebrarla completamente. Su mano se encontraba escondida entre sus piernas más que empapada de sus jugos que brotaban siguiendo los ahogados gemidos que aún ansiaban escapar de los labios fuertemente apretados de la muchacha.

¿Qué ha sido esto?― se preguntó Hermione incapaz de fiarse de su propia voz por miedo a que la traicionase de alguna manera―. ¿Puede saberse cómo ha ocurrido esto?

A pesar de que las cortinas cerradas impedían que viera lo que había fuera de su cama, Hermione tenía clavada su mirada en las figuras dormidas, porque así lo estaban al permanecer en silencio para ver si escuchaba algo por miedo a que alguna de sus compañeras pudiera estar despierta y hubiera escuchado… lo que fuera que hubiera dicho o cualquier sonido emitido por Hermione cuando alcanzó su clímax. Porque sí, hubo un clímax alcanzado pero no había sido cosa de dos sino que fue solamente ella y su mano. Una vez más se ruborizó por un pensamiento más que por las acciones que había realizado.

Fue un sueño… digo, una fantasía… no, una pesadilla. ¡Sí, eso mismo fue! Una pesadilla… húmeda… ¡mierda!

Hermione cogió su varita de debajo de su almohada y realizó un Tergeo para limpiarse y un Sequía para secarse el pijama. Aún no podía creerse lo que había sucedido. ¿Cómo podía haber pasado de estar enfadada con Ron, por los sucesos en el baile de Navidad, a tener un orgasmo mientras dormía por culpa de un sueñ…, no, de una pesadilla húmeda con Malfoy? Se suponía que de tener algo semejante debería haber sido, por lo menos, con su pareja en el baile, ¿no? Eso habría sido lo más lógico.

No puedes hablar de lógico y Malfoy en la misma frase, Hermione. Vale, puedo admitir que se veía menos imbécil que de costumbre con esa túnica de terciopelo con su cuello alzado haciéndole ver… bueno, como el chico malo que es… ¡¿acabas de pensar seriamente eso, Hermione?! Con pensamientos como este no me vengas ahora a quejarte por lo que sueñas o dejes de soñar, señorita. Sí, es cierto que en ningún momento durante el baile te miró mal o se burló de ti pero… me miró en alguna que otra ocasión y, bueno, parecía prestarme más atención que a su pareja aunque, seamos sinceros, ¿quién no lo haría si tuviera de pareja a Parkinson? La ardilla con cara de perro y más densa que un trol conmocionado, ¡ja!

Hermione se quedó completamente paralizada tratando dejar que el paso del tiempo se llevara aquel último pensamiento de su parte porque solamente había sido una pequeña burla y nada más, ¿verdad? Sí, nada más que devolverle una pizca de todas las burlas que había recibido de parte de Pansy. No, para nada podía tratarse de… ¡¿celos?!

Oh, Merlín, no. Por favor, no.

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ENDorFin
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Disclaimer: J.K. Rowling, quien no está tecleando nada de esto, es la poseedora de este gran y rico universo de Harry Potter… e incluso de una enorme parte de este fic al concurrir por sus libros -.-U ¿y qué me queda para mí? ¡El Dramione! Bueno, supongo que no está tan mal entonces, ¿verdad?

El título, ¿y algo más?, lo elegí al encontrarme en estos días escuchando, sin parar rayando en lo obsesivo pues es lo que me sucede cuando encuentro algo que me gusta, la música de "The Pretty Reckles" y debo decir que me gusta, aunque soy fácil de convencer -.-U Sí, solo es una palabra pero como la elegí por su canción pues…

Nos leemos.^^