Y aquí voy con un fic espontáneo! La idea se me ocurrió ayer por la tarde, y sin darme cuenta, en pocas horas ya lo había terminado. La verdad es que tenía ganas de escribir un Lemon, así que no esperéis una trama muy profunda. Este fic (en principio) tendrá solo tres capítulos, pero no lo aseguro al 100%, igual se me va la pinza y escribo más... no sé... xD

Shingeki no Kyojin no me pertenece.

Advertencias: RIREN, LEMON, SMUT.


Después de esperar media hora de cola, Eren llegó hasta la ventanilla del cheking y pidió el vuelo que le llevaba de vuelta a casa. La mujer tecleó en el ordenador, y tras fruncir el entrecejo, dijo con voz monótona:

-Lo siento, pero el embarque del vuelo 3206 con destino Alemania ha cerrado ya sus puertas.

-P-pero... ¿Cómo...? ¿Cómo que ha cerrado sus puertas? -repitió el castaño nervioso.

-No puedo sacarle el billete -respondió la mujer sin inmutarse.

-Y... Ahora, ¿qué hago? -preguntó con un matiz de pánico en su voz.

-Puede comprar otro billete de avión en la ventanilla que hay al fondo a la izquierda.

Siguiendo las indicaciones, se dirigió hacia la ventanilla y preguntó a un señor mayor con expresión aburrida, qué debía hacer en caso de perder el vuelo.

-Puedo conseguirle un billete de avión para esta madrugada, pero su coste es de 460₤.

-Y... ¿No hay nada más económico?

-Puede esperar tres días. Hay un vuelo programado para las 10 de la noche y costaría unos 170₤.

-G-Gracias.

Abatido, se colgó la mochila a los hombros y felicitándose por su buena suerte, se sentó en el suelo, recostado en la pared. Sacando su móvil, dudó en llamar a su madre. Seguramente le caería una buena bronca por perder el vuelo. Por no mencionar los 170₤ adicionales que tendría que pagar para que su hijo volviera a casa.

Solo de pensar que tendría que pasar dos noches en el aeropuerto y durmiendo en una incómoda silla, se le revolvió el estómago. No le quedaba dinero, solo llevaba encima 25₤ y con eso no pagaba ni una noche en un hotel de mala muerte.

Consciente de que no estaba preparado para decírselo a su madre por el momento, sacó sus cascos y se puso a escuchar música. No se le había ocurrido nada mejor. Mentalmente, calculó cuanta comida podía comprar por tres días, desafortunadamente las cafeterías tenían los precios por las nubes, y un simple bocadillo con una coca-cola costaba 8₤. Pensó que con un café podría aguantar toda la mañana, y por el mediodía compraría algo sencillo en las pequeñas tiendas de comida. Prescindir de la cena no sonaba para nada bien, pero no le quedaba otra.

"A pasar hambre" -se dijo con los ánimos por los suelos.

Tras escuchar música por 40 minutos, se quitó los cascos frustrado. No había pasado ni una hora y ya no aguantaba más. Su voz de la razón le recordaba cada aproximadamente dos minutos que debía llamar a su madre. Pero la perspectiva de escuchar sus gritos, le echaba para atrás.

Era un cobarde, sí. Y reconocerlo no le hizo sentir mejor. Si por lo menos tuviera más dinero...

-¿Eren?

Alzando el rostro ante la mención de su nombre, quedó congelado al ver quien le había llamado. Levi Ackerman se encontraba frente a él con una expresión de sorpresa en el rostro.

-¿L-Levi?

-¿Qué haces en el suelo?

-Es... Estaba esperando a... -avergonzado, titubeó unos segundos antes de confesarle la verdad-. Perdí mi vuelo, y hasta dentro de tres días no puedo coger el siguiente.

-¿Y por qué no vas a un hotel?

-No... No me queda dinero.

-Vaya, que mala suerte -dijo Levi escondiendo una sonrisa-. Precisamente estoy en un viaje de negocios y tengo que quedarme tres días en Inglaterra.

Eren no supo qué decir ante tal coincidencia. Los dos estaban pensando exactamente lo mismo, pero este simplemente calló, desviando la mirada incómodo. De todas las personas que conocía, tenía que ser Levi. No sabía qué hacer al respecto, si darse cabezazos contra la pared o alegrarse.

Conocía perfectamente sus intenciones, y si se lo llevaba con él, tenía claro qué iba a pedirle a cambio. No es que le molestara, de echo, habían pasado algunas noches juntos, mas prefería no recordarlo, pues cada vez que lo hacía, se moría de vergüenza.

-Vente conmigo, si quieres -sugirió Levi con naturalidad.

Su tono de voz podía sonar inocente, pero esa proposición no tenía nada de inocente. Era cierto que si aceptaba, seguramente se alojaría en un hotel de lujo con todas las comodidades, pero el precio a pagar era demasiado obsceno.

Conociendo de antemano el dilema mental que estaba teniendo lugar en la cabeza de Eren -pues ya había pasado otras veces-, decidió darle un poco de ayuda.

-Yo podría pagarte el billete, y además no tendrías que dormir en el suelo utilizando tu mochila como almohada.

"¿Pagarme el billete? Mierda... Eso es un plus aparte..."

Imaginando por un instante lo que le pediría Levi, su corazón bombeó con más fuerza, al tiempo que una creciente excitación crecía dentro de él.

"¡Joder, ya me estoy excitando!"

Con las mejillas sonrojadas, intentó convencerse de que hacía eso para evitarse la bronca del siglo. Levantándose, se guardó el móvil en el bolsillo, agarró su mochila y aguardó a que Levi se pusiera en marcha.

Su silencio fue tomado como un sí por parte de este, quien satisfecho por su respuesta, se dirigió hacia la salida, impaciente por que llegara la noche.


En el taxi de camino al hotel, Eren llamó a su madre para informarle de la situación. Adornó un poco la historia, emitiendo que llegó tarde, y echándole la culpa al tren que llegó con retraso. Tras asegurarle que había pagado el billete él mismo, y que "su amigo" le dejaría quedarse en un hotel de Londres, se despidió de ella sintiéndose culpable por mentirle.

Pero tampoco podía decirle la verdad, demasiada morbosa para explicársela a su madre. Por mucho que se resistiera, Levi conseguía llevarle por la senda oscura.

Cuando por fin llegaron al hotel, Eren se sintió intimidado y avergonzado a la vez. Su vestimenta que se componía por una sudadera y unos tejanos rasgados por las rodillas, desentonaba claramente con los trajes y vestidos formales que llevaban las personas a su alrededor.

En recepción, Levi recibió la llave de su habitación y tras pedir que le sirvieran la cena en la propia suite, se encaminó hacia el ascensor junto con un Eren nervioso que evitaba mirar cualquier cosa que no fuera el suelo.

Ya en la suite, el castaño se sentó en el sofá con el cuerpo en tensión. Levi tranquilamente abrió su pequeña maleta, y guardó su ropa en el armario. Eren observó la suite con interés; como era de esperar, el lujo se reflejaba en cada rincón de la habitación. No quería ni imaginar cuánto le había costado la suite a Levi, pero supuso que cuando se tenía dinero, todo era posible.

A las nueve les llevaron la cena y una botella de vino. Eren, a quien le rugían las tripas, dejó los platos sobre la mesa y les quitó el plástico protector. Hambriento, se dijo que no pasaba nada por empezar sin Levi, que se había metido en el baño para poner en orden sus cosas.

Pero no había comido ni dos bocados de lomo, cuando una voz fría llegó a sus oídos.

-¿Quién te dio permiso para comer?

-¿Eh?

-¿No crees que es muy irrespetuoso por tu parte empezar a cenar sin mí?

-Yo... Lo siento, no...

-Me temo que tendré que enseñarte modales. Levántate -dijo sentándose en el sofá y cruzándose de brazos.

Eren obedeció de inmediato. Sabía de sobra que venía a continuación, y aunque en el fondo le gustara, no quería admitirlo.

-Ha pasado un tiempo desde nuestra última vez -murmuró observando al castaño detenidamente-. La verdad es que ninguno que haya probado desde entonces, se puede comparar contigo.

El rostro de Eren hervía cada vez más. Si era sincero, él tampoco había encontrado a nadie que pudiera compararse con Levi. Pese a que habían tenido pocos encuentros, estos siempre fueron tórridos, salvajes y lujuriosos.

-Haz lo que te diga, y quizá te de algo de comer.

-¿Qué quieres que haga? -preguntó con voz entrecortada. Aun sin hacer nada, ya estaba excitado.

-Ponte a cuatro patas y gatea hasta mí.

Obedeciendo, Eren se puso a cuatro patas y avanzó hasta Levi.

-Ya que tienes tanta hambre, he pensado que podrías empezar por meterte algo grande en esa boca tan obscena que tienes.

-Será un placer -contestó Eren a los pies de Levi y mirándolo con expresión sumisa.

Este sonrió complacido ante la actitud del castaño; había deseado tener a Eren otra vez para poseerlo y hacerlo suyo. Todo en él le fascinaba, y ahora que iba a tenerlo para él solo tres días seguidos, no iba a desaprovecharlo.

Desabrochando los pantalones de Levi, se encontró con que este ya tenía el miembro duro y ansioso por recibir placer. Relamiéndose los labios, liberó la gran erección, y con su lengua empezó a dibujar círculos sobre el glande mientras que con su mano derecha, empezó a masturbarlo lentamente. Abriendo un poco la boca, succionó el glande varias veces para seguidamente, lamer todo el tronco. La mano de Levi agarró sus cabellos.

-Hazlo de una maldita vez.

Sonriendo interiormente por su impaciencia, Eren tuvo una idea malvada. Iba a pagarlo caro, pero no podía resistirse a ello.

Abriendo exageradamente su boca, se llevó toda la polla de Levi dentro pero sin llegar a tocarla ni con la lengua, ni con su paladar. Rápidamente la sacó y mordiéndose el labio, alzó la mirada y sonrió descaradamente.

Levi hizo una mueca y tiró con fuerza de sus cabellos.

-Creo que acabas de ganarte un buen castigo por esto.

Ante esas palabras, Eren jadeó, sintiendo como su propio miembro crecía poco a poco.

-Pero antes, terminarás con esta sencilla tarea.

Centrándose de nuevo en su polla, se la metió hasta la mitad con rapidez, provocando que Levi ahogara un gemido y cerrara los ojos. Eren sacó la polla de su boca, para volver a meterla y empezar chuparla con avidez.

Era muy grande, y por mucho que intentara meterla toda, no podía. Cogiendo aire, se la metió hasta el fondo, mas las arcadas impidieron que la mantuviera dentro de su boca. Desistiendo, volvió a lamerla y chuparla con deleite, disfrutando de oír los gemidos de Levi.

-Eren, mírame.

Alzando la mirada, sus ojos esmeralda cristalinos se toparon con los plateados que lo observaban con deseo. Levi quedó cautivado por la imagen que tenía delante de si. El castaño de rodillas y con toda su polla dentro de esa boca que hacía maravillas. Era realmente una vista fascinante.

Eren, sin desviar la mirada, siguió chupando cada vez más deprisa. Poco a poco empezó a sentir como la boca le dolía de tenerla abierta tanto tiempo, pero no podía detenerse. No hasta que Levi lo dijera. Por suerte, no pasó mucho rato hasta que lo hizo detenerse.

-Suficiente.

Aliviado por poder descansar su boca, se sacó la polla y miró expectante a que este anunciara que hacer a continuación.

-No te muevas -dijo Levi levantándose del sofá y acercándose a la mesa.

Eren permaneció en su sitio, volteando el rostro para ver qué hacia este.

-No ha estado mal -comentó mordiendo una fresa-. Y aunque quisiste pasarte de listo conmigo, seré generoso y te dejaré probar esta fresa.

Avanzando hasta Eren, se agachó y con cuidado colocó la fresa en su boca. El castaño tragó con dificultad bajo la atenta mirada calculadora de Levi.

-¿Cómo podría castigarte? -preguntó volviendo hacia la mesa y cogiendo más fresas-. ¿Se te ocurre algo?

Eren con las mejillas ardiendo, no contestó. Solo pedía en silencio que el castigo no fuera muy cruel, pero tratándose de Levi, aquello era como pedir un milagro.

-Desnúdate y ponte sobre la cama.

Levantándose rápidamente, se desvistió bajo la atenta mirada de Levi y se acomodó sobre la cama.

-Mastúrbate.

Sorprendido por esa petición, empezó a tocarse mientras miraba a Levi con desconfianza. Ahí había gato encerrado; Eren estaba disfrutando y Levi simplemente lo observaba. Demasiado bonito para ser cierto, no creyó que ese fuera el verdadero castigo, mas decidió ignorarlo y seguir dándose placer.

Habían pasado varios meses desde su última relación, y necesitado como estaba, aceleró los movimientos de su mano para llegar cuanto antes. No obstante, hizo bien en sospechar de las verdaderas intenciones de Levi, pues cuando estaba cerca del orgasmo, dijo:

-Por cierto, se me olvidó mencionar que tienes prohibido correrte.

Con un gruñido de frustración, cesó de masturbarse, y en su lugar, acarició su miembro suavemente. Levi parecía encantando con torturar al castaño de esa forma, pero lo mejor todavía estaba por llegar.

-A cuatro patas.

Ahora que había conseguido que Eren estuviera a punto de correrse, podía empezar a jugar con él. Este obedeció, temiéndose lo peor.

-Lámelos -dijo colocando dos dedos en la boca del castaño.

Abriendo la boca, los lamió, recubriéndolos de saliva. Cuando Levi creyó que ya era suficiente, los sacó e introdujo el dedo índice dentro de ese pequeño orificio, deleitándose con la reacción del castaño, cuyas piernas temblaban ligeramente, sosteniéndose a duras penas.

-Recuerda, Eren -dijo metiendo y sacando el dedo con tortuosa lentitud-. Tienes prohibido correrte.

Este asintió con los ojos entrecerrados y la cabeza apoyada sobre el colchón. Un grito llenó la habitación cuando Levi introdujo un segundo dedo. Quería que Eren se viniera con tan solo sus dos dedos; la prohibición no era sino un simple juego para hacer sufrir al castaño. Sabía perfectamente que este no iba a lograr contenerse.

Simulando las embestidas, sus dedos entraban y salían con rapidez de esa estrecha entrada, y aunque Eren aguantaba el orgasmo con dificultad, una vez tocado ese punto tan delicado, ya no pudo soportarlo por más tiempo.

-¡Ah! L-Levi... Ahí no... Por favor...

Contrario a su petición, el aludido embistió con más fiereza, tocando repetidas veces aquel punto que iba a ser la perdición del castaño.

-N-No... ¡Ah! No puedo más... Voy a...

Eren no pudo terminar la frase. Con una cálida y placentera sensación recorriéndole de arriba a abajo, gritó de placer al sentir el orgasmo apoderarse de su cuerpo. Dejándose caer sobre la cama, intentó regular su agitada respiración.

-Lástima... -murmuró Levi acariciando el trasero del castaño. Ver ese pequeño espectáculo había sido muy placentero-. No cumpliste con lo prometido.

-Lo hiciste... Lo hiciste a propósito... -logró balbucear.

-En ningún momento dije que no iba a utilizar mis dedos -respondió divertido-. Puedo hacer lo que quiera contigo, y como no cumpliste, no me queda más remedio que volver a castigarte.

-¿Es que acaso no has tenido suficiente? -preguntó Eren horrorizado y a la vez excitado.

Levi dejó escapar una risa que no auguraba nada bueno.

-Si me obedecieras no tendría por qué hacerlo. Pero al parecer, no aprendes -replicó mientras se quitaba la ropa-. Date la vuelta.

Poniéndose boca-arriba, Levi se posicionó encima suyo a la vez que le abría las piernas con una mirada cargada de lujuria. Eren gimió ante esa acción, expectante y ansioso por que Levi le follara.

-Alza los brazos y ponlos por encima de tu cabeza.

El castaño así lo hizo. Llegados a ese punto, ya no le importaba qué le pidiera, solo quería sentirse lleno de nuevo.

Levi rozó con la punta de su miembro la entrada, y sin detenerse en ningún momento, entró exhalando un sonoro gemido.

-¡Joder! No te recordaba tan estrecho.

-Y a ti no te recordaba tan grande -se quejó Eren con una mueca de dolor.

Jadeando por esa estrechez, empezó a moverse lentamente, entrando y saliendo con suavidad para que el castaño se acostumbrara. Y aunque fuera solo un instante, este disfrutó de esos pausados y delicados movimientos. Mas cuando las muecas de dolor desaparecieron, y fueron sustituidas por gritos ahogados, Levi dejó de contenerse, y comenzó a embestirle con fuerza.

Eren tenía que hacer verdaderos esfuerzos por no agarrarse a los hombros de Levi. Necesitaba sostenerse, pero sobretodo, tocar su cuerpo y abrazarse a él. Por otra parte, este seguía sin entender cómo un mocoso podía resultarle tan adictivo.

Las respiraciones de ambos se mezclaron, así como sus cuerpos cubiertos por una fina capa de sudor. Eren gemía cada vez más alto, incapaz de controlarse. Las penetraciones se volvieron más salvajes; los dos deseaban más y más, hasta el punto en que el castaño se contrajo y soltando un prolongado grito de placer, eyaculó manchando su estómago y el de Levi.

Este cerró los ojos al sentir a Eren contraerse, y con un par de embestidas más, se corrió llenando el interior del castaño con su semen.

Agotado, Levi enterró su rostro en el cuello del castaño, quien bajó los brazos al fin y lo abrazó. Durante unos minutos ninguno de los dos se movió, lo único que se escuchaba eran sus respiraciones que poco a poco recuperaban su ritmo pausado.

Levi se bajó del cuerpo del castaño y levantándose de la cama, se dirigió hacia la mesa.

-La cena nos espera.