Había pasado un mes desde que el heredero del Clan Hyuga había decidido abandonarlo todo y largarse. Cansado de tantas quejas y reproches simplemente se fue sin voltear atrás ni pensar en nadie más.
A pesar de que Hiashi había sufrido un colapso por el disgusto, quien lo estaba pasando peor era su hija. Pero eso al patriarca del clan, poco o nada le importaba.
-¿Sigue pensando que Neji sigue en la empresa?- Preguntó el mayordomo Ko a la angustiada muchacha que no paraba de hojear documentos.
-No puedo decirle nada. No ahora que esta tan delicado de salud. Si se entera que mi hermano también ha dejado de ir a la empresa las cosas podrían empeorar mucho más- Dijo la ojiperla mientras sentía como unos horribles escalofríos subían por su espina dorsal. Hinata Hyuga no era una chica que mentía. De hecho, no era capaz de engañar a nadie, pero las cosas no daban para más.
Luego de una horrible discusión entre padre e hijo, Neji se había marchado, sin dejar rastro. Nadie sabía de su paradero ni como contactar con él. Hiashi de la impresión había sufrido un colapso que prácticamente lo tenía en silla de ruedas, aunque el doctor aseguraba que era temporal. Pero para no empeorar más las cosas Hinata había asegurado a su padre que Neji seguía haciéndose cargo de la empresa.
-Usted necesita descansar- Aseguró el hombre mirándola con cierta angustia.
Hinata lo miró y sonrió agradecida. -Lo haré, pero luego de que mi padre esté bien y pueda tomar las riendas del negocio otra vez...¡Por fin!- Dijo festejando al encontrar los documentos que buscaba en el despacho de su padre y hermano.
-Ko, volveré tarde de la empresa. Dile a mi padre que estaré por la universidad o lo que tu creas más conveniente- dijo mientras salía apresurada de la casa.
En la empresa todos estaban al tanto de lo ocurrido. Y también de que Hinata estaba tratando de hacer todo lo posible por controlar la situación, por lo que la ayudaban en todo lo que podían.
-¡Hinata, tienes que autorizar la exportación a China!- Le había recordado Shikamaru Nara, quien era la ayuda que más agradecía la ojiperla. Sabía prácticamente todo. No por nada era la mano derecha de Neji.
-¿Cómo hago eso?- dijo mirándolo perpleja.
-Bastará que con que llames a los proveedores y que des tu visto bueno con la excusa de que Neji no puede comunicarse en estos momentos- Informó el hombre.
-¡Gracias, lo haré ahora mismo!
-¡Ha llegado una carta desde Corea!... Hace unos meses Neji había escrito a un Magnate Japones que vivía en Seúl, tal vez sea la respuesta a su carta- Dijo extendiendole la carta a la joven.
-¡Ya veo!- dijo esta mientras lo tomaba y lo abría enseguida. Shikamaru abandonó el lugar sin decir nada más.
Estimado Señor Hyuga.
Ya había descartado su carta ya que no me interesaba en lo absoluto volver a Japón. No obstante, recuerdo haber escuchado muy buenos elogios de mi padre hacia su familia por lo que me he estado planteando la idea de hacer negocios con usted y por supuesto con su respetable padre.
Aprovecharía además el viaje para darme un merecido descanso. Tendríamos tiempo de sobra para llegar a un acuerdo. Por lo que acepto su invitación.
Nos vemos el 21 de abril. Sé cómo llegar a su oficina.
ATT: Sasuke Uchiha
Hinata salió corriendo en busca de Shikamaru... ¿Quién era Sasuke Uchiha?
La respuesta de Shikamaru no fue en lo absoluto consoladora.
-El Clan Uchiha es uno de los más poderosos de Japón. Supongo que él debe ser el hijo menor del matrimonio. Escuché que es un magnate de mucha influencia en Seúl. Abandonó a su familia al no soportar el hecho de ser la sombra de su hermano Itachi y creó su propia empresa. Lo consideran un genio en finanzas.
-¿Qué haremos? Si viaja a Japón para nada podría ser nuestra ruina- dijo Hinata escandalizada. Uno de los motivos por el cual Neji y Hiashi habían peleado había sido por las bajas ventas en los últimos años, que estaba causando catastróficas pérdidas financieras. Hiashi le echaba toda la culpa a su primogénito por ser el presidente y el encargado de la empresa.
-No encuentro ninguna solución salvo encontrar a Neji- Respondió Shikamaru en un tono más serio que él habitual- O decirle la verdad a tu padre y que él haga el trato con Uchiha. Sea lo que sea, debemos hacerlo en dos dias.
-Hinata se llevó las manos en la cabeza exasperada. ¿Qué podría hacer? ¡No podía decirle nada a su padre porque temía por su salud...
-¡Niisan, ¿Dónde estás?!- dijo para sí misma al borde de las lágrimas.
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No podía conciliar el sueño... Seguía inútilmente pensando en que hacer. Estaba frustrada y triste. Desde que Neji se había ido todo era horrible. Él era el único en su familia que la quería, pero la había abandonado sin decirle siquiera una palabra. Y ella estaba furiosa con él, pero no paraba de extrañarlo. Estaba todo el día con el nudo en la garganta sin poder desahogarse con nadie. Porque ni amigos tenía.
Miró la foto que tenía de ellos juntos. Una foto de hacía años en donde ella, con tan solo 2 años era sostenida en brazos por su hermano mayor.
-¡Es como si me estuviera sosteniendo a mí mismo!- había dicho Neji alguna vez... y es que todos decían que se parecían muchísimo, solo a excepción del cabello castaño que tenía su hermano. Incluso cuando él era adolescente llevaba el cabello igual de largo que Hinata. Solo tuvo que cortárselo cuando se hizo cargo de la empresa.
Y si...
Hinata negó con la cabeza tratando de quitarse aquella absurda idea. Pero no lo logró. De hecho, cayó en un sueño profundo vencida por el cansancio, pero aquella idea no se le borró de la cabeza.
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-¡Tengo que encontrar un trabajo pronto! Mis cosméticos no se pagarán solos- fanfarroneaba una rubia mientras buscaba desesperada en una pagína de internet.
-¡Ino déjate de estupideces! Necesito fotocopias de estos documentos lo antes posible- Dijo un fastidiado Shikamaru a su atolondrada secretaria que lo miraba de forma asesina.
-Ninguna estupidez, tú también deberías hacer lo mismo ¡Estúpido Neji! Por su culpa nos quedaremos sin trabajo. No puedo creer que alguna vez me haya resultado atractivo- se quejó, pero se quedó de piedra al verlo entrar por la puerta principal.
-¡Nejiii!- dijo mientras sonreía de oreja a oreja- ¡Sabía que volverías!
Shikamaru se giró rápidamente al oír aquello. Pero pronto supo que no era él. Era mucho más pequeño que el verdadero Neji, y las facciones mucho más finas que las de él.
-¿Hinata?-susurro. E Ino abrió los ojos como platos. ¿Cómo podría ser? No era muy cercana a Neji, pero por unos momentos había jurado que era él quien se encontraba delante de ella.
-¡Ni lo pienses!- Dijo Shikamaru negando categóricamente con la cabeza.
La muchacha frente a él se quitó el sobrero y su largo cabello azulado se dejó ver finalmente- No se me ocurre algo mejor- dijo casi como en un susurro.
-Eres muy pequeña para hacerte pasar por él. Y tus...p... ash que fastidio. Dijo mientras se sonrojaba insinuando sus pechos.
Y era verdad. Aunque en esos momentos Hinata llevaba un traje lo suficientemente holgada, sus atributos femeninos seguían saltando a la vista.
Ino no necesitó que se lo explicaran para que entendiera la situación.
-Yo puedo ayudarla- dijo ofreciéndose inesperadamente.
-¿Tú?- dijo Shikamaru en tono burlón- ¿En qué? ¿Cerraras el trato con Uchiha?
-¡¿Eres idiota?!- Respondió la chica fastidiada- Puedo ayudarla a que se parezca más a Neji... soy buena con el maquillaje- dijo sonriento autosuficiente.
-¡Esto no se arregla con maquillaje Ino!- Bramó el castaño.
-Si, si se puede y te lo voy a demostrar.
-¿También puedes con su altura? ¿Su voz? ¿Su carácter? ¡Maldita sea esto no es un juego! - dijo perdiendo la compostura- ¡Neji es un imbécil, jamás pensé que lo llegaría a odiar tanto!- exclamó. Dio una patada a una butaca que se encontraba cerca y se fue rascándose la cabeza de manera exagerada.
Hinata lo observaba con impotencia mientras apretaba el sombrero que tenía en manos. ¡Ya no sabía que hacer!
Una suave mano se posó sobre las suyas. Se sorprendió tanto que dio un pequeño brinco.
-¡Puedes hacerlo!- dijo Ino consolándola- ¡Podemos hacerlo entre todos!- dijo mientras amagaba un puño en señal de lucha.
Hinata sonrió. Eso era lo que necesitaba en esos momentos. Apoyo. Y por fin lo estaba teniendo.
Su vuelo a Japón estaba siendo más tranquilo de lo que pensaba. Tal vez era él el del problema. Había pospuesto tanto su regreso que estaba expectante a aterrizar por fin a la ciudad que lo vio nacer. Y al que pensó que nunca volvería.
10 años habían pasado relativamente rápido. Él había cambiado demasiado, pero a sus ojos Tokio lucía igual. Sonrió para sí mismo. Estaba ansioso.
No tardó en encontrar un taxi que lo llevaría a su hotel. Antes de encontrarse con su tal vez, futuro socio. Tenía que darse una merecida ducha.
Al cabo de dos horas ya estaba pisando la empresa que ansiaba fuera pronto suya.
-Busco a Hyuga- dijo sin siquiera saludar. No era su estilo. Él no era de los que se andaban con rodeos. El venía a lo que venía directo y sin anestesia. Sin tapujos ni distracciones.
Todos los trabajadores con los que se había cruzado en el camino parecían temerle, y eso le gustaba. Tal vez, eran conscientes de que con él allí, todo corría peligro.
-Puede pasar- Dijo el hombre castaño que lo guio hasta la puerta. Había algo que no terminaba de gustarle, pero no le dio mucha importancia.
Abrió la puerta de la oficina, y la primera impresión le gustó. Era una oficina estilo despacho. Rústico, con muchos muebles antiguos, pero exquisitamente seleccionados. Se imaginó sentado detrás de aquel imponente escritorio caoba y solo en ese momento reparó en el que suponía era Neji Hyuga.
-¡Señor Uchiha, es un placer tenerlo con nosotros!- ¿Qué clase de broma absurda era aquella? Su voz sonaba como el de un niño de 14 años en plena edad del pavo con cambios hormonales. Pero lo peor fue cuando se levantó de su sillón. Era ridículamente bajo. ¡Era imposible! Había seguido muchos de los proyectos de Neji Hyuga, lo había visto en revistas empresariales y hasta en los noticieros, y definitivamente lucía más alto. No cabía duda en que la televisión engañaba, y vaya manera. Sonrió irónicamente.
Neji Hyuga se acercó a él y le tendió la mano. Y de pronto todo cobró sentido. Esa persona que tenía frente a él, era una mujer.
