Cuentan que en el tiempo en que Zeus tomó el poder y el mando de los demás dioses, le otorgó cuerpo y poderes a cuatro espíritus para proteger los elementos y, a causa del consejo de su hija Atenea, los convirtió en deidades.

El primer espíritu en nacer fue el del viento quien adoptó la forma de una hermosa mujer de cabellos dorados y ojos celeste. A pesar de parecer joven, era bastante sabia. Su temperamento se podía y, puede describirse en ocasiones como un tornado cuando se enoja, aunque al estar calmada es mas bien una brisa.

El segundo en nacer fue un hombre de cabellos negros, aunque por obra del destino "nació" ciego, aunque eso no le impedía en lo mas mínimo ver a través de su elemento: la tierra.

El espíritu del agua adoptó la forma de un pequeño niño de cabellos celestes y con unos ojos de un color azul profundo. Es caprichoso en ocasiones, como el flujo de un río, pero tranquilo a la vez.

Finalmente, el último elemento en tomar apariencia humana fue el fuego. Adoptó la forma de una mujer al igual que el viento, pero con la diferencia de que mientras la diosa de viento era tranquila casi siempre, la diosa de fuego era apasionada. Demostraba claramente su origen, no solo en sus cabellos pelirrojos y en su mirada de fuego... Sino también en su carácter.

Pasó mucho tiempo desde que los elementos obtuvieran sus propias deidades, quienes al principio no tuvieron mayores problemas. A excepción de elegir sus propios nombres. Pero fue tan solo un pequeño tiempo... Puesto que pronto se decidieron: la deidad del viento empezó a llamarse Akanai. La del fuego, Vayu; El agua, Gigs y finalmente, la tierra, Koth. Ellos cuatro gobernaron en cierta forma los elementos. Pero la tranquilidad de sus vidas no duró mucho tiempo.

A causa de las rebeliones de los dioses contra Zeus, al principio de su reinado, se provocó el nacimiento de una nueva diosa llamada La Muerte. Como había nacido del odio, de la sangre derramada y del sentimiento de venganza... Ella empezó a provocar demasiadas muertes entre los mortales, pero no muertes comunes.. Estas eran devastadoras. Los humanos se peleaban entre ellos sin razón alguna, siempre enfurecidos por aquella deidad que por haber nacido de un sentimiento tan corrupto como es el odio... No sabía cual era su verdadero lugar... Era por ello que detestaba todo. Detestaba a los mortales, detestaba a los dioses... Pero más que nada, detestaba su propia existencia.

Cuando aquellas deidades de los elementos se enteraron a causa de sus propios protegidos lo que estaba ocurriendo, se ofendieron.

Aquella nueva diosa estaba corrompiendo sus preciados elementos. Pero se entristecieron al ver que no podían tomar el asunto... Atenea y Diana al notar como estos espíritus se daban por vencidos aún antes de luchar, les aconsejaron que fueran a hablar con su padre. Así lo hicieron.

Pero amarga fue la sorpresa al ver como el Padre de los dioses tenía dificultad con sus hermanos, quienes no querían aceptar los lugares que se les había encargado proteger. Hades detestaba el inframundo; y Poseidón decía que él debía gobernar los cielos. Nuevamente la esperanza los había abandonado.. Pero Hermes, famoso por su inteligencia volvió a aconsejarles diciéndoles que pidieran permiso para encargarse por ellos mismos.

Una vez más aceptaron el consejo, y nuevamente la esperanza volvió a inundarlos... Zeus les había dado el permiso de encargarse de aquella deidad que tanta pena les causaba... Además, él tampoco estaba muy contento, pero no podía desatender sus asuntos.

Las cuatro deidades de los elementos se reunieron en los dominios de Koth, uno de los pocos lugares que aun no habían sido afectado por aquella diosa vengativa. Sabían que no tenían la fuerza suficiente como para enfrentarse a su enemiga, por lo que dedicaron un tiempo para saber qué o quién tendría la fuerza.

El viento exploraba en cierta forma los susurros y pensamientos en voz alta que pronunciaban algunos mortales.

El agua era la encargada de ver quien estaba libre de maldad y de ambición.

El fuego veía la valentía y la tierra la bondad de los mortales.

Pasó el tiempo durante el cual la diosa prácticamente se había hecho invencible. Los mortales la apodaron: Diosa de Muerte, porque por donde quiera que aparecía, solo dejaba desolación, guerra, muerte, soledad...

Pero finalmente los espíritus encontraron la forma de derrotarla. Un mortal que había sido entrenado para caballero, había convivido con algunos semidioses, incluso había viajado con algunos. Era una mujer que reunía todo lo que se necesitaba para vencer. Ya que la victoria podía ser obtenida por aquel que lograra ser todo lo contrario a lo que ella era. Es decir: bondad, humildad, y demás. Pero lo mas importante: sin ningún sentimiento en común con aquella deidad. La joven aceptó el deber. Su familia había muerto en una guerra.

La batalla fue dura, y agotadora. Pero al final... La mujer falleció. Había perdido según la deidad y como precio por esa derrota.. Se quedaría con su alma.

Pero Zeus intervino. A su lado estaba otra nueva deidad: había nacido de la esperanza de los mortales, de las lagrimas vertidas, no del odio. El Padre de los dioses estaba ofendido por la muerte de aquella joven, al parecer ella le rendía culto siempre. Incluso antes de la batalla, le había hechos sacrificios pidiéndole que le brindara la fuerza necesaria para afrontar tanto la derrota como la victoria.

La deidad de muerte se estremeció ante la presencia del tronante Zeus. Pero su sorpresa fue mayor al observar que su tridente (pues ese era su símbolo) se quebró en dos partes para que luego aquellas partes se rompieran en varios fragmentos mas... Era orgullosa, pero sabía reconocer su derrota.

Los espíritus de los elementos pidieron permiso para castigar a la muerte por todo el dolor que causo, y les fue concedido su deseo.

No se sabe que sucedió con ella.. Pero cuenta una vieja leyenda que cuando una aldea es destruida, y solo sobrevive una pequeña niña... La infanta es aquella diosa de muerte que había renacido como mortal. La aldea siempre era destruida para evitar que su mente fuera contaminada en cierta forma, pero la niña siempre quedaba a cargo de uno de los elementos: el viento.

También cuenta la leyenda, que desde aquella batalla... Algunas mujeres que se pierden en los bosques aseguran haber visto un campamento en donde viven y entrenan unas amazonas... Pero que no viven en los árboles como aquellas que conoció Hércules... Sino que viven en cabañas y en el medio del campamento existen cuatro templos... Aunque claro... Nadie cree esto puesto que aquellas mujeres que cuentan siempre son mayores y han pasado una noche entera en el bosque. Seguramente, es un cuento...

Ahora bien.. ¿Estás dispuesto a creer en esta leyenda y en las palabras de esta anciana? No te precipites en responder... Piénsalo... Tal vez, tu futuro depende de ello.