Capítulo 1 - Un Deseo
sofia the first no me pertenece.
La academia real tenía a su equipo del Derby Volador, los alumnos de entr años podían participar en la carrera de prueba.
En su tiempo Sofia, James y Hugo participaron terminando con Sofia y James como los integrantes del equipo mientras que Hugo terminó en tercero y el tercer jinete más rápido de toda la academia, sin embargo tuvo su oportunidad junto a Sofia para participar en el campeonato de la Corona Voladora, convirtiéndose en el tercer miembro del equipo.
En este tiempo Leah y su primo Andrew eran los dos miembros del equipo y ningún estudiante había ocupado el tercer puesto, ya que el tercer jinete que cruzó la meta mucho después de ellos, no era nada rápido y Sir Gillium quería alguien que fuera tan rápido como la hija de Sofia, que digna hija de sus padres tenía una velocidad y astucia grande para el equipo.
Pero había una estudiante en particular que deseaba estar en ese puesto pero que lamentablemente su padre no la dejaba practicar el deporte pero eso no le impedía soñar y tener la esperanza de algún día ser parte del equipo.
"¡Wow!, Andrew y Leah son cada vez más rápidos, ¿verdad Sol?" - comentó con entusiasmo una de las princesas a la hija de James y Vivian.
"Así es, ¡cómo quisiera estar allí con ellos!" - respondió emocionada mientras observaba la práctica del equipo.
"Pero tu papá no te deja participar, aunque no entiendo porque, si el rey James fue un integrante del equipo en su época" - preguntó otra princesa presente.
"Ni yo lo sé, solo me dice que no quiere que me haga daño pero a mí me encantaría poder surcar los cielos con un pegaso y competir junto a mis primos, por eso no abandono ese sueño" - comentó con una sonrisa dulce la pequeña princesa de Zumaria.
"Quisiera ser tan esperanzada y madura como tú Sol" - hablo la otra princesa.
"¡Muy bien equipo!, cada vez mejoramos más nuestras maniobras y velocidad, necesitamos practicar duro para la última carrera antes de la que sigue por la Corona Voladora" - indicó Sir Gillium recordando que hasta ahora solo Sofia y Hugo la habían conseguido.
"¿Quiénes serán nuestros contrincantes en la carrera por la corona Voladora Sir Gillium?" - preguntó Andrew al bajar de su caballo volador, Arthur.
"La academia de caballeritos, son los más rápidos de la liga, ganaron todos los años durante 100 años, excepto el año en el que en los padres de Leah compitieron" - comentó orgulloso.
"Es verdad, papá y mamá me lo contaron, el tío James no pudo competir porque se lesionó la muñeca" - mencionó la pequeña princesa de Enchancia haciendo memoria.
"Exacto, es por ello que confió en ustedes para vencer al equipo de los caballeritos, bueno, nos veremos mañana temprano para las prácticas antes de la carrera al día siguiente" - se despidió el entrenador con confianza.
"¡Si, Sir Gillium!" - hablaron alegres los dos niños.
Ambos fueron a las caballerizas para llevar a sus pegasos, Artemisa y Arthur, para comer algo después de una larga práctica.
"¡Chicos, estuvieron fantásticos!" - gritó emocionada Sol mientras entraba en el lugar.
"Gracias Sol, creí que ya estabas en tu casa, tus clases terminaron hace unas horas" - comentó la hija de Sofia y Hugo curiosidad.
"Si, pero no podía irme sabiendo que tenían práctica, además mi mamá me dio permiso de quedarme más tiempo para verlos" - les contó contenta.
"No sabes cuánto me encantaría que pudieras practicar con nosotros, se lo que te fascina este deporte" - mencionó Leah con algo de pena.
"Si, pero Sol no sabe nada del Derby Volador, aunque debo admitir que me intriga porque el tío James no te lo permite hacer Sol, era el segundo mejor jinete de la academia" - comentó Andrew a su prima.
"Creo que es porque mi papá no cree en mí, puede que no me tenga confianza" - respondió cabizbaja y triste la niña.
"No, no digas eso, tú papá te quiere mucho y confía en ti, debe ser algo más y Andrew yo sí creo que puede hacerlo así que no la molestes" - le regañó Leah a su primo.
"¡No le dije que no podía hacerlo, solo no quiero que se lastime!, us...ustedes son de mi familia y...no quisiera que algo malo les pasara, ok, ya lo dije" - se defendió el chico sonrojado y algo apenado por mostrar abiertamente que se preocupaba por su familia.
"¡Awww!, eres tan dulce Andrew, ¡ven aquí!" - le dijo Leah siguiéndole para que darle un abrazo.
"¡No, no!" - corrió avergonzado por todo el establo.
"¡Vamos, sólo un abrazo a tu prima, linda y querida!" - respondió divertida la princesa de Enchancia al seguirlo con los brazos abiertos.
"¡No!" - gritó el chico escapando.
Sol sonreía y se divertía al ver a sus primos mayores correr y dar vueltas por todo el establo, le alegraba ver que cada día mejoraba la relación entre ellos, ya no se peleaban tanto y Andrew mostraba más afecto y cariño por Leah, aunque aún le daba algo de pena.
Volteo a ver a los pegasos de sus primos que al igual que ella reían ante las locuras de sus jinetes, en verdad que quería hacer el Derby Volador y correr junto a ellos pero su padre nunca se lo permitiría, sin embargo ella tenía un pequeño secreto que ni Leah sabía.
"¿Cómo te fue en la escuela cariño?" - le preguntó James a su hija mientras comían la cena en su castillo.
"Muy bien papi, saque excelente en el examen de matemáticas" - respondió alegre Sol.
"¡Esa es mi niña!, como regalo te daré lo que tú quieras, solo pídemelo mi princesa" - mencionó muy contento su padre.
"Bueno...hay algo que quisiera...pero no sé si estés dispuesto" - mencionó nerviosa y su madre la observo con atención.
"Lo que sea, pídemelo" - James quería premiar a su hija por todo su esfuerzo y empeño en la escuela.
"Bien yo... ¡quisiera tener un pegaso!" - gritó ilusionada.
Vivian se volteó a ver a James quien se había quedado congelado ante la petición de su pequeña, sabía que pediría eso, era uno de los más grandes sueños de Sol, desde que vio a sus primos volar en uno de esos caballos voladores quería hacerlo también pero su esposo siempre se había negado a ello y la verdad no sabía porque, si a James siempre le encanto ser parte del equipo de la escuela e incluso adoraba a su caballo Echo y daba unas vueltas con él casi todas las mañanas en los fines de semana, entendía su miedo a ver herida a su hija pero Sofia y Amber lo habían practicado cuando eran niñas al igual que ella, era algo muy confuso.
"Sol, ya hemos hablado sobres esto" - le decía James a su hija sin mirarla a los ojos.
"Pero papá, por favor, ya tengo 9, puedo hacerlo, además he sabido cuidar de Echo, por favor" - le rogó su niña.
"Lo siento, pero mi respuesta sigue siendo no hija y no se hable más del asunto" - le pidió como una orden.
"¡Lo que pasa es que tú no me quieres!" - gritó decepcionada y con lágrimas para levantarse de la mesa abruptamente y correr a su habitación.
James estaba asombrado, era la primera vez que su hija le había gritado o reprochado algo, por supuesto que la amaba pero había algo a lo que le tenía miedo que se relacionaba con ella y su deseo de practicar aquel deporte, un secreto que le dolía hasta estos días.
"Mejor voy a hablar con ella" - le dijo su esposa para levantarse e irse al cuarto de su hija.
En su cuarto Sol escondía su cara entre sus almohadas, heredó el cuarto de su mamá cuando era niña, madre e hija compartían el mismo gusto por la música.
Vivian tocó la puerta - "¡No quiero ver a nadie!" - escucho desde adentro – "hija, soy yo, mamá, por favor habré, no me gusta verte así"
Pasaron unos segundos y la puerta se abrió para que su hija se abrazara a sus piernas llorando.
"Mi niña, no llores, tu padre te quiere, es solo que tiene miedo de que hieras, hay que comprenderlo" - le dijo ya dentro de la habitación y ayudándola a cambiarse para dormir.
"Lo entiendo pero ya no soy una bebe, mis primos son niños como yo, sé que son mayores pero a su edad ya lo hacen y son parte del equipo de la escuela" - refutó su hija.
"Lo sé pero ellos ya habían entrenado con sus padres, tú nunca has montado un pegaso o un caballo" - le dijo su mamá buscando un punto en el que su hija se contentará con su esposo.
"Pero papá podría enseñarme" - le dijo como una idea a lo que se sentaba en la cama ya lista para dormir.
"Si, pero el que no lo haga no quiere decir que no te quiere, dale tiempo, hablaré con él para tratar de convencerlo pero no te prometo nada, ¿de acuerdo?" - intento su madre.
"Si, gracias mamá" - sonrío agradecida.
"Bien, ahora a dormir, hasta mañana" - la arropó y le dio un beso en la frente para salir apagando la luz.
"No" - refutó James a su esposa ya en su habitación.
"Pero James, ya tiene 9, podrías enseñarle, en verdad quiere hacerlo" - siguió insistiendo.
"No Vi, no pienso dejar que ella lo haga, no quiero perder a mi única hija" - de nuevo se negó su esposo.
Vivian suspiró ante la negativa de su esposo - "Bueno, si sigues así, vas a perderla" - le dijo con una seriedad de ultratumba que dejó a su esposo mirándola con angustia. Sin decir nada más se levanto para comenzar a prepararse para ir a la cama, mientras James suspiraba con tristeza y se culpaba de lastimar el corazón de su pequeña.
Una hora después el castillo entero estaba en silencio ya que todos estaban durmiendo, ¿o no?
Sol abrió la puerta con cuidado y al fijarse que no hubiera nadie cerca salió camino al patio.
Llevaba puesta su capucha roja para el frío que la cubría y sigilosamente se movió cuidando que nadie la viera entrar a las caballerizas. Cerró la puerta y entró en el establo de Echo el pegaso de su papa, quien la recibió con un feliz relinchido.
"Hola Echo, ¿listo para otra carrera?" - le preguntó acariciando el rostro del caballo. Echo relincho feliz y acariciando con su hocico el rostro de la hija de su dueño - "Perfecto, vamos"
De nuevo salió con Echo cuidando que nadie la viera y al ver que estaba lejos del castillo se montó en él y salieron volando.
Así es, Sol, salía varias noches a escondidas hasta las caballerizas para montar a Echo y hacer Derby Volador, había aprendido sola y el caballo cuidaba de la hija de James como si fuera suya.
Duró tres horas volando y al regresar le dio agua al pegaso para agradecerle su cuidado y que la ayudara a aprender para luego regresar a su habitación y colocarse la piyama e ir a dormir, le entristecía no poder decirle a su padre que ya sabía Derby Volador y hacer carreras con él como Leah hacía con su tío Hugo, pero por ahora no podía decírselo o le prohibiría salir del castillo.
"¿Iremos a visitar a los tíos James y Vivian mamá?" - preguntaba una Leah muy emocionada a su mamá esa mañana en el desayuno.
"Si, iremos a almorzar y pasaremos la tarde con ellos, seguro querrás ver a Sol" - respondió Sofia con una sonrisa complacida de que a su hija le encantará la idea.
"¡Por supuesto, ya no puedo esperar para el domingo de la semana que viene!" Comentó muy alegre su pequeña.
"Si, porque ustedes sólo quieren jugar juegos de niñas y me obligan a ser parte de ellos" - mencionó Darien ante el recuerdo de la fiesta de té en la que Sol y su hermana lo obligaron a jugar.
"Y estas son las ocasiones en las que quisiera tener una hermana" - mencionó la oji verde oscuro.
"¡Oye!, mamá" - llamo Darien a su madre sintiéndose ofendido.
"Ya, ya, sabes que tu hermana no lo dice enserio" - les calmo su madre - "Y mejor apúrense que ya deben subir al carruaje para ir a la escuela"
Los niños desayunaron rápido y se despidieron de sus padres para subir al vehículo volador, por lo que Sofia observó a su esposo que parecía tener una cara de molestia.
"Hugo, ¿qué sucede?" - le preguntó.
"No, es que...querida, tal vez sea mejor que me quede en el castillo esta vez" - mencionó refunfuñando.
"¿Te refieres a lo de ir a pasar la tarde en Zumaria?" - preguntó ella con una sonrisa y rodando los ojos dado a que ya conocía la respuesta.
"Es que, tu hermano se la pasa molestándome, me recuerda constantemente lo mucho que detesta y que nunca le ha gustado que me casara contigo" - destacó molesto.
Su esposa mantuvo su sonrisa y tomó su mano entre las suyas.
"Te entiendo pero enserio debemos ir, primero es para que nuestros hijos y sus primos tengas más tiempo en familia y segundo Vivian me pidió que lo hiciera porque está preocupada por Sol y James" - mencionó con preocupación.
"¿Preocupada?" - tal vez no soportaba a James pero Vivian era su amiga y Sol era su sobrina además de ser una gran amiga de su hija, le tenía mucho aprecio y cariño a la pequeña.
"Si, Sol quiere más que nunca hacer Derby Volador pero James se muestra recio a permitírselo y esto hace que la situación entre ellos se vuelva algo tensa, por eso pensó que Leah y tu podrían ayudarles" - mencionó con una gran sonrisa.
"¡¿Yo?!" - preguntó sin poder creer lo que escuchaba.
"Por favor, ambos tienen una hija, comprendes lo que es preocuparse por ella, Leah animará a Sol y tú podrías darle consejos a mi hermano" - le pidió aún sonriente ante la duda de su marido - "Por favor mi amor"
"Sofia, no lo sé yo..." - iba a negarse pero su mujer sonrío con astucia y beso su mejilla para luego bajar a su cuello sonrojándose y al final reclamar sus labios en un beso lleno de pación y amor que no pudo evitar corresponder y al separarse suspiro feliz y más enamorado que nunca de ella.
Se abrazo al pecho de su esposo contenta y feliz, con las mejillas sonrojadas - "Te prometo que si lo haces tendremos un día solo tú y yo, ¿sí?"
"Sabes que no me puedo negar a tus besos" - le reprochó pero ella siguió con aquella cara feliz - "Esta bien, veré qué puedo hacer pero no te prometo que lo haga cambiar de opinión"
"¡Gracias, mi amor!" - gritó contenta para luego darle otro beso apasionado.
Sofia sabía que su esposo no podía negarse a sus encantos, debía darle las gracias a Amber por darle la idea y es que a ella nunca se le hubiera ocurrido por eso de la timidez, pues no solo lo hacía para convencerlo sino también para estar con él, lo amaba mucho y sabía que a pesar de no llevarse bien con James, Hugo se preocupaba por las personas y estaría dispuesto a ayudar a los padres de su sobrina, al igual que ella le gustaba ver feliz a todos y por si fuera poco su guapo marido sí que comprendía a su hermano, algunas veces Hugo no estaba muy seguro de dejar a Leah practicar el Derby Voaldor siendo una niña, no porque no creyera en su capacidad sino que no quería verla herida, por eso sabía que podía convencerlo y añoraba ese día para ellos dos solos.
"¿Sabes?, me encanta que te pongas así" - mencionó el joven rey tomándola por sorpresa con una de sus sonrisas confiadas.
Le sonrió de vuelta y volvió a besarlo, mientras algunos de los sirvientes los veían desde la puerta.
"Son tan lindos" - mencionó con ilusión una de las mucamas.
"Eso es amor verdadero" - comentó otra igual.
"La reina Sofia tiene tanta suerte, con ese esposo tan bello y guapo y unos hijos hermosos y adorables, es tan lindo verlos tan enamorados uno del otro todos los días" - mencionó otra y es que para todo el personal del castillo, la vida de sus jefes era como una novela que vivían a diario y les hacía desear tener un amor como el de ellos.
"Entiendo que estén felices por los reyes pero es hora de trabajar, deben recoger los platos del desayuno y comenzar a limpiar el castillo" - expresó comprensivo pero neutral Baileywick, si los entendía pero como mayordomo que era debía asegurarse de que el horario se haga al pie de la letra y la servidumbre también lo sabía, no por nada habían compartido tantos años de trabajo con él.
Las chicas se asustaron de manera graciosa y se disculparon con él para luego ponerse a trabajar y cuando el hombre se hubo ido los ojos de Violet lo siguieron con atención y se quedaron fijos por donde se fue.
Marcy se dio cuenta y le dio un codazo a su amiga para luego darle una sonrisa jocosa - "¿Mirando a tu amor imposible?"
"¡Marcy!" - le regañó aireada y revisando que nadie las escuchara - "¿Cómo se te ocurre?, el Sr. Baileywick es un hombre serio"
"Aja, y tú llevas años enamorada de él, ya dile lo que sientes o ¿estarás todo la vida sin decírselo?" – le pregunto su amiga.
"No lo sé, creo que él siente algo por la madre de la Srta. Ruby" - mencionó al recordar verlos hablar con ameno y como si se conocieran desde siempre.
"Vamos, no te rindas, quizás solo sean amigos" - le animó la joven.
