Disclaimer: Nada de esto es mío, todo de JK y de los chicos de la WB. No gano nada con esto salvo mera satisfacción.

Dissipo

Capítulo I

Comenzar es lo más difícil se dijo mentalmente mientras removía la avena con la cuchara.

La cuchara era ligera, echa de algún material barato, no como los cubiertos de su casa, de plata maciza, pesados, grabados con detalles vegetales que los elfos debían lustrar varias veces al día pues las ranuras se llenaban de polvo con facilidad.

Se metió la primera cucharada de avena en la boca, y con disgusto la pasó por la garganta. Iba ya por la quinta cuando Lucius le tocó el hombro indicándole que el tiempo de desayunar ya había acabado.

"Vamos, nos toca Encantamientos".

Narcissa se levantó de la mesa agradecida con Lucius por haber llegado justo en el momento indicado. Merlín, es probable que solo ella supiera lo desagradable que es desayunar ese gigantesco y asqueroso tazón de avena frente a todo el gran comedor.

Desde hace un par de años era novia de Lucius y ya sentía como si toda su vida hubiera ocupado ese rol. Parte de ello era sentarse a su lado en todas las comidas, ocupando el primer plano de la mesa de Slytherin y siendo el ojo de todas las miradas.

Y como novia de Lucius, en el comedor siempre debía comer animadamente, estar impecable y arreglada, reírse de los chistes malos de Rookwood, y burlarse de cualquiera que no fuera estrictamente rico o sangre pura, para alegrarse a sí misma y al resto de los Slytherins.

Nada de eso era nuevo para ella y todo lo hacía con gusto: era como ser actriz de la obra de su propia vida. Excepto una cosa.

Lo único que le costaba era lo que por naturaleza cualquiera hace en la mesa: comer. Pero por Lucius pasaba ese trago amargo.

Desde el día que lo conoció se sintió atraída por el. Es verdad que era muy apuesto, adinerado y sangre limpia: era su tipo, definitivamente. Pero aquello era algo máse, eran lazos que se habían forjado y la unían a él.

Con Lucius ella sentía que pertenecía a algo. Lucius no era suyo y ella tampoco era de él, al menos eso creía. Eran ellos juntos quienes pertenecían a algo superior. Era algo muy simple a sus ojos, pero difícil de explicar.

Complacerlo la hacía sentir bien. Se besaban un par de veces a la semana y en una ocasión muy especial dejaría que le manoseara un poco las piernas.

Le gustaba que Lucius fuera tan atrayente, que todas las chicas de Hogwarts vacilaran al verlo y que la imagen de Lucius siempre estuviera atada a la suya. Lucius y Narcissa, claro…

"La próxima semana iremos a una reunión especial, en Hogsmeade" le dijo Lucius mientras subían las escaleras.

"¿Quién la organiza?" preguntó Narcissa con curiosidad.

"Octave Gropius, el tío de Rodolphus. Imagino que lo conoces…" contestó

"Claro" Los Gropius eran una antigua familia de sangre limpia, y aunque no estaba segura de conocer a Octave en particular, teniendo el apellido lo más seguro es que fuese alguien de su entorno

"Es algo importante. Octave es aprendiz del Lord y tiene algunas teorías interesantes que mostrarnos" Lucius le dedicó una media sonrisa mientras subían las escaleras. Por supuesto, ella sabía. Desde un par de años atrás, un Lord se había vuelto popular entre círculos de magos. En las fiestas y reuniones podía escucharlo, cuando se acercaba a los círculos de adultos y oía los aires de sus conversaciones.

Pureza de sangre, no más magos y brujas amigos de repugnantes muggles, un gran limpieza para librar al mundo de todas los sangresucia. Buenas ideas, pensó Narcissa, pero muy difíciles si no imposibles con tantos traidores a la sangre deseosos compartir su mundo con los muggles.

En casa su padre hablaba de esta nueva filosofía y su madre asentía apoyándolo; varias veces había entrado en la conversación pero la política era algo que le interesaba muy poco así que dejaba a Bellatrix y a sus padres sumidos en la discusión mientras ella iba a su cuarto a entretenerse con cualquier otra cosa.

"El Señor Oscuro…un privilegio" En realidad estaba pensando que túnica debería vestir para semejante ocasión. Aunque el Lord no asistiera en persona iría varios de sus aprendices y si algo había aprendido Narcissa era que a todo el mundo debía dejarle claro quién era, y eso es algo que se observa claramente por el modo en el que luces. Así que para la reunión ella estaría encantadora, ya lo había decidido.

Un grupo de brujas se acercó por el pasillo y ella instintivamente deslizó su pequeña mano entre la de de Lucius, y se sintió bien. Miró con desdén al grupillo de brujas que no se preocupó por disimular su curiosidad hacia ellos. Esbozó una sonrisa seca, de esas en las que no participan los ojos. Ellas no entendían como se sentía tener a alguien a tu lado, alguien a quién asistir, alguien que te necesita y a quien necesitas. Ellas no entendían que pasaba entre Lucius y Narcissa.

"¿Qué, pasa algo?" preguntó Lucius con desinterés al notar la pequeña mano resguardada entre su palma.

"No pasa nada" contestó, sin saber que era la pura verdad.

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Qué tal, gente? Críticas y comentarios son apreciados, eh!

Un próspero Año Nuevo a todos