Catherine Wells vio a Andrew en su primer día de Universidad, al principio solo eran simples conocidos que asistían a algunas clases juntos, la causa de que ellos llegarán a ser algo más que amigos fue precisamente gracias a sus amigos. Eso era la única cosa que ellos tenían en común, sus amigos, en lo demás eran totalmente diferentes. Ella era una jovencita testaruda, inteligente, simpática, graciosa, y se relacionaba con todos los alumnos de aquella universidad, pero, sobre todo, en lo que más destacaba ella era en el amor que sentía por las artes. Podía pasarse horas pintando paisajes, en sus ratos libres que en los que el estudio no tenía cabida, además solía bailar y cantar en un bar de la ciudad de Akron. Él en cambio era una persona muy cerrada, engreído, narcisista y soberbio, pero al igual que Catherine, poseía una gran inteligencia que le hacía destacar en los estudios sobre todo en economía, que era a lo que tenía pensado dedicarse, aborrecía las artes, no le gustaba la idea de estar de pie con una paleta en la mano e intentar dibujar un paisaje pudiendo sacarle una foto y tenerla guardada sin tener que hacer ningún esfuerzo. La idea de cantar le ponía nervioso, él nunca había cantado, lo había hecho a los 7 años y por los nervios que tenia se desmayo en el escenario, ese trauma hizo que desechase la idea de cantar conforme iba creciendo. El baile le interesaba pero no era lo suyo, cada vez que intentaba bailar con una chica esta al final del baile quedaba coja por los pistones que solía dar Andrew.

Su primer acercamiento fue en la fiesta de su amiga Amanda, ella había hecho una fiesta y había invitado solo a pocas personas, ya que el apartamento en el que ella vivía solo tenía espacio para unas 10 personas, entra esas persona estaban Catherine y Andrew. Al principio ni se miraban cada uno habla con su amigo más cercano, pero conforme fue pasando el tiempo la gente se fue animando y los invitados empezaron a bailar menos ellos dos, que se habían sentado para verlos bailar, cruzaron un par de miradas y de vez en cuando se sonreían, era más por amabilidad que por entablar una amistad. A ella le vinieron ganas de ir al aseo, en gran parte la culpa la tenía el alcohol, se levanto rápidamente para ir al aseo. Los efectos del alcohol se empezaron a manifestar en ella cuando se tropezó y cayó de rodillas en el suelo.

-¿Estás bien? – Dijo Andrew ayudándola a levantarse – Creo que el alcohol se te ha subido muy rápido.

-Sí, pero con un poco de agua fría, se me pasará…

-Será mejor que bebas un poco de café. Si quieres te puedo acompañar a la cocina para que te hagas uno.

Antes de contestar Catherine miro a los lados y vio a sus amigos divirtiéndose y riendo a más no poder, ella sonrió y asintió. Fueron a la cocina y empezaron a buscar el café entre tantas botellas de licor que había allí.

-¡Lo encontré! – dijo Andrew con una gran bolsa de café.

Mientras Catherine se preparaba el café se fijo en Andrew que estaba sentado encima de la encimera observándola, ahí lo vio con más claridad, siempre lo veía, pero nunca se había fijado mucho en él, esta vez lo observo detenidamente. Le gustaba su pelo, oscuro y rizado, todos los chicos con los que ella había salido tenían ese prototipo de pelo, sus ojos penetrantes y oscuros le llamaron la atención, se preguntaba en que estaría pensando en aquel momento. Lo que no le gustaba era su forma de vestir…siempre que lo veía tenía alguna prenda negra, o iba totalmente vestido de negro, a ella ese color le parecía triste, le recordaba a la muerte y al vacio del que ella siempre trataba de huir.

Andrew veía como las manos de Catherine se movían delicadamente moviendo la pequeña cucharilla que disolvía el café en el agua. Vio su cara la cual ella aparto violentamente volviendo a concentrarse en el café, él sabía que ella lo estaba observando pero no le importaba. Sus labios, eran rojizos y suaves, él no había tenido el placer de probarlos, pero veía que ella siempre se ponía un bálsamo para protegerlos, y le funcionaba, se veía el efecto sobre sus labios. Cada vez que Andrew veía los labios de Catherine él se humedecía los suyos, su cuerpo le preparaba para besarla pero él no daba el paso. Su pelo era capaz de dejar ciego a cualquier persona de lo brillante que era, parecía un ángel caído del cielo con su gran melena rubia y su piel pálida. A Andrew no le gustaban las rubias, las consideraba tontas pero ella despertaba algo en él que le hacía ignorar la naturaleza de su pelo. Sus ojos verdes oscuros le hacía olvidar su vida, y le hacía ser mejor persona con una mirada de ella Andrew era capaz de olvidarse de su vida y ser feliz por un momento. Catherine llevaba puesto un vestido verde, y como accesorio tenia pulseras de muchos colores en cada mano, definitivamente a Catherine le gustaba la alegría.

-¿Por qué me miras tanto? – dijo Catherine parando de remover el café

-¿Yo? ¡Pero si tú eras la que me estaba mirando!

-Nos mirábamos los dos – dijo ello sonrojada – Vamos a algunas clases juntos desde hace dos años y no hemos hablado hasta hora.

-Sí, yo siempre te veía pero solo de vista, tampoco me interesaba hablarte…

-Que amable – Andrew hecho una pequeña carcajada – A mí tampoco me interesaba hablarte, así que el sentimiento es mutuo.

-Pero ahora si me gustaría hablar más contigo. ¿Y a ti?

-También, pero ahora no puedo porque me temo que si sigo hablando más contigo al final acabaré vomitando, no es contra ti, es el alcohol que me está pasando factura – Catherine se encerró en el baño y Andrew termino de prepararle el café que ella estaba haciendo.

Cuando Catherine salió vio el café listo en la mesa dio una sonrisa a Andrew y se bebió el café a sorbos sin parar de mirarle y sonreírle. Justo cuando Andrew iba a decirle algo sonó su
móvil, el se fue de la cocina dejándola sola. Ella se sintió vacía, Andrew le hacía compañía, aunque él no dijera nada sentía que él la llenaba, cuando lo vio entrar sintió una gran sensación.

-Lo siento, mi familia me necesita, tengo que irme –Andrew le extendió su mano – Ha sido un gusto hablar contigo.

-Si quieres podemos repetirlo, mañana a la hora de la comida…podemos ir a la cafetería y comer juntos.

-¿Solos o acompañados?

-Solos, seguramente nuestros amigos se sentaran en la hierba a comer.

-Pues te veré mañana en la cafetería.


-Catherine, ven con nosotros a comer en la hierba. – dijo Mónica llevando su plato de comida en las manos.

-No gracias, esta vez iré a la cafetería.

-Qué raro, Andrew tampoco vendrá porque va a ir a la cafetería – todo el grupito de amigos miraron directamente a Catherine.

-¿Qué? – Los nervios empezaban a aflorar en ella - ¿Va algo mal?

-Catherine, si querías estar a solas con Andrew solo tenias que decirlo, nosotros somos vuestros amigos, y os dejaremos privacidad para que os conozcáis, ya era hora, nunca hablabais, creo que esto es el comienzo de algo – dijo Miriam.

-A Catherine le gusta Andrew – dijo una chica pelirroja poniendo voz de niña.

-¡Callaos! Esto no es el comienzo de nada, solo vamos a hablar…

-Bueno, sea como sea, nosotros nos vamos para que puedas esperar tranquila a Andrew….

-No es lo que creéis, no seáis malpensados.

-Luego, nos cuentas qué tal te ha ido, los chicos interrogaran a Andrew y nosotras a ti… - dijo Shelley.


-Perdón por la tardanza – dijo Andrew sentándose en el asiento frio que le estaba esperando desde hace media hora – El profesor nos entretuvo y no pude escaparme.

-No te preocupes, me entretuve viendo el menú de la cafetería.

-¿Has pedido algo?

-Una ensalada.

-Genial, yo también pediré lo mismo, no tengo mucha hambre. Y dime, ¿Ya te encuentras mejor?

-Sí, solo me hacía falta una ducha y dormir, la verdad me siento mejor. Gracias por haber estado cuidándome ayer.

-De nada. Ayer yo llegue tarde a mi apartamento, casi no pude dormir, pero hoy me levante por ti, recordé que hoy tenía una cita con una gran chica. – Catherine se sonrojo y se mordió el labio, automáticamente Andrew se humedeció los labios preparándose para besarla pero sabía que él no sería capaz de hacerlo.

-¿Esto es una cita?

-No, nuestra primera cita debe ser especial… esto lo dejaremos como la cita para nuestra preparación de la primera cita – Catherine rio y esto hizo que Andrew también lo hiciera, sus amigos tenían razón, algo estaba empezando a florecer entre ellos.

Habían pasado varias semanas desde su "cita" en la cafetería, era de noche y acababan de salir del cine. Andrew acompaño a Catherine a su apartamento.

-Ha sido una noche agradable.

-Sí, me he divertido mucho contigo, lástima que esta noche se acabe.

-Esta es nuestra primera cita, en las otras te lo pasaras mejor, me asegurare de que en cada cita te lo pases bien.

-¿Y han tenido que pasar dos años para que nos conociésemos mejor? Todo hubiese sido diferente si hubiéramos hablado desde el principio.

-Si, a lo mejor ahora llevaríamos dos años de noviazgo

Catherine sonrió y se humedeció los labios, él hizo lo mismo, él rodeo su cintura y la acerco a él quedando cerca, muy cerca.

-Quisiera besarte – dijo mirándola a los labios – Moriría por besarte.

-hazlo, hazlo, yo deseo besarte desde aquel día en la fiesta.

-Yo también – Los dos se besaron con dulzura y pasión a la vez, no sabía cuánto tiempo habían estando besándose pero a ellos le parecía que hubiesen pasado segundos en vez de minutos – Me gustan tus labios – dijo Andrew riendo.

-¿Quieres subir a mi apartamento?

-Está bien – Andrew la cogió de la mano y subieron juntos.

-Tengo ganas de que veas mi apartamento.

-¿Esta allí Mónica?
-Me dijo que hoy saldría.

Apenas abrir la puerta del apartamento Andrew y Catherine vieron a todos sus amigos sentados y con una ceja levantada mirándoles….

-Ya era hora, hemos estado toda la noche esperando a que vinierais – dijo Mike levantándose.


5 años después….

-Pongan esa cuna aquí– dijo Catherine señalando al suelo – Pero con cuidado – los dos hombres fornidos que cargaban con aquel gran objeto lo dejaron con cuidado en el suelo – Bien, aquí está perfecto.

-¿Te gusta la casa cariño? – dijo Andrew besando la mejilla de Catherine.

-Es preciosa, sobre todo este lugar, será perfecto para cuando nazca nuestro hijo.

-Ya solo falta 1 mes para que venga al mundo – Andrew acaricio la barriga abultada de Catherine – Tu mamá y yo te estamos esperando.

-¡Me siento muy feliz! – dijo Catherine sonriendo.

-¿Por qué?

-Porque…estoy casada con el hombre más maravilloso del mundo, tengo una casa perfecta y porque espero un hijo tuyo.

-Será nuestro primer hijo.

-Yo quiero tener otros dos más.

-¿2 más?

-Sí, sobre todo si son contigo.

- Pues si mi reina quiere dos hijos más – Andrew cogió la mano de Catherine – tendrá dos hijos – beso su mano.

-Bienvenido al mundo Aarón – dijo Andrew agitando la mano del recién nacido – Tu mamá y yo te vamos a querer muchísimo.

-Así que eras tú el que tantas patadas me daba – dijo Catherine sonriendo dulcemente al niño que tenía entre sus brazos – Tu nacimiento ha durado muchas horas pero ha valido la pena.

-Ahora si somos una familia…tú, yo y Aarón.

-Seremos tan felices…


4 años después….

-¿Adivina qué? – dijo Catherine sentándose al lado de su hijo Aarón.

-¿Qué, mamá?

-Dentro de unos 7 meses tendrás un hermanito o hermanita – el niño dejo caer sus juguetes en el suelo - ¿Qué pasa? ¿No te alegra la notica?

-No quiero un hermanito o hermanita.

-¿Por qué? Tu papa está muy contento con la noticia, ¿Por qué tu no? – dijo Catherine acariciando dulcemente la frente del niño rubio que se encontraba enfrente de ella.

-Porque tengo miedo….

-¿De qué?

-Tengo miedo de que él bebe se convierta en vuestro favorito, no quiero que a él lo queráis más que a mí.

-Oh, mi niño – Catherine cogió al niño de la mano y lo sentó en sus piernas – Eso nunca va a pasar, ni tu padre ni yo vamos a hacer distinciones entre tú y el futuro bebe que viene en camino.

-¿Pero y si el bebe es más guapo, inteligente y bueno que yo?

-Aún así, los dos seréis igual de buenos para mi, os querré a los dos por igual.

-¿Me lo prometes mamá?

-Claro cariño, pero solo si tú me prometes que querrás mucho a tu hermanito.

-Lo intentaré – el niño abrazó con todas sus fuerzas a su madre, y esta le respondió de igual manera.

-Aarón, no me abraces con tanta fuerza que aplastaras al bebé – dijo Catherine riendo.


-Mira hijo, esta es la habitación de tu hermanito, ¿te gusta? – dijo Andrew abriendo la puerta de la habitación.

-Si es muy bonita – Aarón se paseo por la habitación y vio toda cantidad de juguetes y ropa para el bebé – Tiene muchos juguetes, incluso más que yo.

-No te pongas celoso.

-Pero es verdad…. Además su ropa es mucho más bonita que la mía.

-Tienes más juguetes porque la mayoría de los juguetes eran tuyos, pero como ya no eres un bebe ahora serán de tu hermano, y nosotros también le hemos comparado más juguetes pero la mayoría de ellos son tuyos.

-Pues si son míos deberían estar en mi habitación y no en la del niño. – Aarón se puso a recoger todos los juguetes que estaban esparcidos en la habitación – Todo esto es mío

-¡Basta Aarón! Ahora son de tu hermano. Tu ya no eres un bebe para estar jugando con ellos. – Andrew cogió la mano del niño y se lo llevo de la habitación.


-¿Y cómo se va a llamar el bebe? – dijo Aarón poniendo su oído en la barriga de su madre. – No se oye nada.

-Como es niño se va a llamar Jesse, no se oye nada porque él no puede hacer ruido.

-Su nombre es más bonito que el mío.

-Aarón no empieces otra vez con tus celos…

-Yo quiero llamarme Jesse no Aarón.

-Tu nombre es igual de bonito.

-Pero… - Aarón sintió un pequeño empujón sobre su mano, que la tenía apoyada en la abultada barriga de su madre – Me ha dado una patada.

-Ves, tu hermano te ha dado una patada para que dejes de ser tan celoso…espero que cuando él nazca no te pelees con él y le quieras mucho.

-Me ha dado una patada, ¿Cómo ha podido hacer eso?

-Es normal, tú cuando estabas en mi barriga también hacías eso, y lo hacías constantemente.

-Jesse – dijo Aarón hablando a la barriga de su madre – Espero que no me des patadas cuando salgas de la barriga de mamá, te querré mucho hermanito.


-¡Empuje Señora , empuje! – dijo el médico intentado ver la cabeza del niño que estaba por venir al mundo.

-Vamos, cariño, tú puedes, lo estás haciendo bien.

-¡Un empujón más! ¡Ya le veo la cabeza!

-Cariño, es moreno, su pelo es moreno.

-Se va a parecer a ti… - Dijo Catherine agotada por el esfuerzo que estaba haciendo.

-¡Ya está, es un niño! – el médico mostro el bebe a los padres – Tiene unos buenos pulmones, llora con una gran fuerza, de seguro que de mayor será cantante – los padres rieron.

-Míralo – dijo Catherine teniendo a su hijo entre sus brazos – Se parece mucho a ti.

-Sí, solo que ha sacado tus hermosos ojos, son verdes.

-Es tan diferente a Aarón, él es rubio y Jesse es moreno, Aarón tiene los ojos oscuros y Jesse los tiene claros.

-Espero que Aarón reciba con gran alegría a su hermano.

-Bienvenido al mundo Jesse – dijeron los padres mirando orgullosamente al bebe que había nacido.