AVISO: Todo lo reconocible pertenece a J.K. Rowling, el resto es mío.

DISCLAIMER: Este fic participa en el reto anual "Long Story 6.0" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.


~N/A: Ehm, sí, esto es un nuevo fic. No me matéis. Se trata de una idea que llevo tiempo masticando, pero a la que nunca me he atrevido a dar forma, pero el reto de La Noble y Ancestral etc. me ha dado el empujoncito que necesitaba para empezar a escribir. A continuación os explico en qué consistirá.

Características:

1. Dramione, cómo no. Esta vez ambientado en Hogwarts, algo que hace tiempo que no hago. Es un post-guerra en el que algunos alumnos vuelven a Hogwarts a terminar sus estudios, entre ellos nuestra pareja favorita. El romance se dará de forma lenta y tortuosa, como debe ser entre dos personas que se odian y que están traumatizadas por lo que pasó en los años anteriores.

2. Drama, cómo no otra vez. Sería imposible hacer algo cómico después de lo que pasó en la guerra y mi objetivo es centrarme en lo que sienten los protagonistas cuando deben volver a la vida normal. Además, ya sabéis que es mi género favorito. Aun así, no pretendo haceros sufrir más de lo necesario.

3. Habrá varias parejas secundarias (Neville x Luna, Dean x Seamus, Harry x Ginny), pero no creo que me centre en ellas más de lo necesario. También les daré protagonismo a grandes personajes olvidados en mis fics, como son las Greengrass.

4. Puede que este fic os recuerde a Anathema de mi querida AliciaBlackM, pero prometo que será pura coincidencia, ya que solo leí un par de capítulos de ese fic y no sería tan miserable de plagiar a mi esposa. Pero como ya sabéis, al final todos los argumentos se repiten de alguna forma.

5. El fic estará dividido en doce capítulos (prólogo + 10 capítulos + epílogo). Cada uno de los capítulos principales narrará los sucesos de un mes, correspondiéndose así con el curso escolar (de septiembre a junio). Por tanto, actualizaré una vez al mes (excepto en septiembre, que habrá un capítulo hoy y otro cuando haya escrito todo lo que pasa en este mes).

6. Los capítulos serán largos, pero el número máximo de palabras permitido para que el fic no quede descalificado en el reto es 80k, así que no será un fic extremadamente largo. Si el prólogo tiene 1'2k y el epílogo será más o menos de la misma longitud, cada cap intermedio tendrá unas 7k. Not bad, aunque más largos que lo que yo suelo escribir normalmente para un fic. Espero no aburriros.

Nº de palabras: 1256.


Yo me enamoré de tu oscuridad; tú, de mis demonios. Éramos el infierno perfecto.


El infierno perfecto


I. Prólogo

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Despacho del Ministro de Magia, 25 de julio (Minerva McGonagall)

―¿Estás segura de esto, Minerva?

Kingsley Shacklebolt paseaba por la habitación con las manos a la espalda y el ceño fruncido. Apenas llevaba dos meses en el cargo y ya parecía cansado, envejecido. Era comprensible: ocupar el cargo de Ministro después de la guerra no era tarea fácil.

―¿Y qué opciones tenemos si no? No podemos poner a los niños a hablar sobre la guerra dos meses después de que hayamos enterrado a nuestros muertos. Muchos participaron directa o indirectamente; la mayoría ya habrá tenido bastante de Voldemort para toda una vida. No, no podemos hacer eso. ―Minerva clavó sus ojos verdes en el Ministro y antiguo alumno ―. Pero tenemos una alternativa. Solo necesito que lo apruebes ―dijo.

Kingsley se sentó en su silla, enfrente de la nueva Directora de Hogwarts. Se llevó dos dedos al puente de la nariz.

―La verdad es que me parece buena idea ―admitió―, pero tengo que consultarlo con Tony (1).

Minerva esbozó una pequeña sonrisa, pero seguía llena de dudas. Esperaba sinceramente que su plan saliera bien; ahora, solo tenía que encontrar al indicado.

―¿Has mandado ya las cartas? ―preguntó Shacklebolt.

La profesora suspiró.

―Sí, pero, desgraciadamente, no creo que vengan todos. También les mandé una carta a todos los alumnos de séptimo del año pasado invitándoles a reemprender sus estudios, aunque Harry Potter y Ron Weasley, según tengo entendido, quieren entrar en la Academia de Aurores.

Kingsley sonrió con orgullo.

―Cierto. De hecho, ya han sido admitidos.

―Serán excelentes aurores, estoy segura. ―Teniendo en cuenta todo lo que habían pasado, los chicos estaban más que cualificados―. De momento, solo han confirmado su asistencia Daphne Greengrass, Dean Thomas, Seamus Finnigan, Neville Longbottom, Hannah Abbott, las Patil y… Draco Malfoy.

―¿Nadie más? Qué pocos ―se lamentó el hombre.

―No es que pueda culparlos: han pasado por mucho. De todas formas, tengo confianza de que vuelva alguno más. Tal vez Hermione Granger, cuando regrese de Australia, decida retomar sus estudios.

―Sí ―convino Kingsley―. Sería un desperdicio de talento. Esa chica tiene futuro. ―El silencio se instaló entre los dos, sumiéndolos en sus cavilaciones―. ¿Crees que habrá problemas porque alguien de Slytherin vuelva a Hogwarts? ―dijo Kingsley de repente.

Minerva se quedó pensando.

―La familia Greengrass se hizo a un lado durante la guerra, para bien o para mal. Si bien no rechazaron los ideales de pureza de sangre, tampoco se posicionaron con Voldemort; nadie puede recriminarles eso. ―La mujer apretó los labios―. Pero no son ellas por quienes tenemos que preocuparnos.

Kingsley asintió.

―Creía que los Malfoy preferirían desaparecer de la escena pública durante un tiempo.

Después de la Batalla de Hogwarts, todos los Mortífagos habían sido juzgados. La mayoría de las familias habían acabado con algún miembro en Azkaban; no se había salvado nadie: ni los Parkinson, ni los Nott, ni los Goyle… Nadie, excepto los Malfoy. Harry Potter, el gran héroe de guerra, se había personificado en el juicio de esta familia para testificar en su favor. Así, los Malfoy se habían salvado de la condena y solamente habían tenido que pagar una multa astronómicamente alta. Pero, ¿qué era eso para una de las familias más ricas de Inglaterra?

No, su riqueza e integridad física no se habían visto afectadas, pero sufrían algo mucho peor para alguien que vivía de las apariencias: el ostracismo social.

―Me temo mucho que el joven Malfoy pagará las consecuencias de los intentos de sus padres por aparentar que no ha pasado nada. ―Se levantó―. En fin, querido, espero tu respuesta. Cuanto antes, mejor. Tengo que organizar el nuevo curso.

Kingsley se adelantó y le abrió la puerta.

―La semana que viene habrá una asamblea. Me encargaré de que sea el primer asunto del día.

Minerva asintió.

―Gracias, señor Ministro.


Nº31 de Castle Road, Cork (Irlanda), 13 de agosto (Minerva McGonagall)

Minerva McGonagall evaluó con ojo crítico al hombre que tenía delante. No era nadie destacable: cuarenta y tantos años, alto, delgado, con pelo y ojos oscuros. Pero no era su aspecto lo que se había tenido en cuenta a la hora de elegirlo precisamente a él, era su inteligencia lo que necesitaba. O más concretamente, sus títulos: graduado en Historia y en Psicología. Christopher Howland era perfecto para lo que la directora de Hogwarts tenía en mente.

Y mientras ella callaba y lo analizaba, el hombre digería todo lo que aquella extraña mujer le había contado. La verdad era que Minerva no podía culparlo si decidía salir huyendo y se había sorprendido gratamente cuando no se había desmayado al verla hacer magia delante de él.

―A ver si lo he entendido ―el hombre se quitó las gafas de pasta y las dejó encima de la mesa de su despacho―: hay gente como usted, gente que hace… magia ―pronunció la palabra «magia» con cierta reticencia― y viven entre nosotros, los… ¿Cómo decía que nos llaman?

―Muggles ―respondió Minerva con paciencia.

―Eso, muggles. Tienen sus propias leyes, su sistema de divisas, escuelas… ―Aunque el lenguaje corporal del hombre permanecía estático, Minerva podía percibir el brillo de emoción en los ojos propio de un investigador―. Y ahora quiere que trabaje para usted en…

―Hogwarts ―le recordó―. Usted mejor que nadie sabe el shock que supone que dos culturas completamente diferentes entren en contacto ―explicó―, por lo que su incorporación, en caso de aceptar, sería un hecho sin precedentes. Lamentablemente, no podemos dejar que divulgue nada de lo que vea o haga ―señaló. El hombre pareció ligeramente decepcionado, pero no protestó―. Y, si no acepta, tendremos que borrar cualquier recuerdo de este encuentro. Incluso en caso de que mi idea salga bien, en algún momento tendremos que someterlo a un proceso que garantice su absoluta confidencialidad. ―Minerva lo miró por encima de las gafas―. Comprenderé que no quiera aceptar.

Los ojos marrones del hombre la miraron con decisión.

―Dígame: ¿por qué yo?

Minerva sonrió.

―Si le soy sincera, no fue mi primera elección, pero asistí a su conferencia sobre las consecuencias de la Guerra Fría en los países eslavos…

―No recuerdo haberla visto ―intervino él.

―Por supuesto que no ―respondió ella con una ligera sonrisa―. Al ver con qué pasión daba su charla, supe que usted sería el adecuado para el puesto. Pero antes de que responda, quiero que sepa que le he contado lo que pasó, pero no hemos hablado de quiénes estuvieron implicados. Si acepta el puesto de profesor de Estudios Muggles, se enfrentará a alumnos que acaban de salir de una guerra y que, en muchos casos, saben poco o nada de su mundo. El reto es doble por su parte: tiene que ser paciente y tener tacto, mucho tacto con ellos. ―Minerva se irguió ligeramente en su silla y miró al hombre con gravedad―. Bien, ¿qué me dice?

Christopher Howland lo había tenido claro desde que había visto a aquella mujer mover objetos en el aire delante de sus ojos, pero al oírla decir aquello, supo que necesitaba hacer aquello.

Se acercó a la directora de Hogwarts y alargó una mano.

―No la decepcionaré.

―Eso espero, querido ―respondió ella antes de estrechar su mano.

―Solamente tengo que hablar con mi universidad y…

―No hace falta ―interrumpió la mujer―, ahora mismo el decano de la Universidad de Cork está recibiendo una carta con su solicitud para tomarse un año sabático.

―¿Cómo sabía que aceptaría? ―preguntó él con sorpresa.

Minerva McGonagall esbozó una sonrisa misteriosa.

―Cuando se es profesora tantos años como yo, una aprende a juzgar a las personas. Y muy pocas veces me equivoco.


(1) Tony Blair, Primer Ministro (muggle) de Reino Unido desde 1997 hasta 2007.


~N/A: El prólogo es cortito porque no quiero empezar ya a saco con la historia. Si no habéis adivinado ya mi intención, os cuento qué pretendo introduciendo a este OC: Christopher actuará de psicólogo y profesor, mezclando los dos trabajos para ayudar a los alumnos a gestionar sus sentimientos respecto a la guerra. No puedo contar mucho más, pero espero que os guste lo que leéis :) N/A~

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MrsDarfoy