Aviso: me he cambiado el nombre de Ariadi Potter a The Story Writer Fairy (TSWF).

Aclaración: Harry Potter y el Misterio del Príncipe no ha ocurrido y algunos personajes siguen vivos. Este fic está basado en la película Una Cenicienta Moderna, aunque no será un calco de la peli (un poco a mi manera y un poco al estilo Hary Potter ;-). Obviamente, puede resultar un poco OOC, pero no es mi intención, así que haré lo posible para mantener a los personajes con sus propias maneras de ser.

Resumen: La guerra mágica se acerca y Hermione ha perdido a los dos seres que más quería en el mundo. Lo único que le queda para recordarlos es el cuento de La Cenicienta y un sabio refrán. El nuevo método de comunicación mágico y un baile serán suficientes para hacer este año en Hogwarts mucho más interesante...¿Será capaz de aguantar hasta el final?

Disclaimer: todo lo que reconozcan es propiedad de J. K. Rowling (T·T) o de la película Una Cenicienta Moderna y su respectiva compañía cinematográfica (no sé cual es ¬¬).

CAPÍTULO 1: ¡FUEGO!

En un sitio oscuro y difícil de identificar, se daba una conversación entre el mago más malvado de todos los tiempos y uno de sus más fieles sirvientes:

-Acércate, Bellatrix -siseó la aguda voz de un hombre oculto entre las sombras-. ¿Cómo va el…pequeño proyecto?

-Como la seda, mi lord -dijo la mujer de gruesos párpados y ojos oscuros-. No hay casi protección en la casa, así que no será difícil. Está todo preparado y ahora sólo hay que esperar.

-Excelente -dijo mirando al vacío, pensativo.

-Señor…si me permite una pregunta… ¿qué tiene que ver esto con Harry Potter?

-Digamos que es sólo una amenaza…y a la vez nos deshacemos un poco más de la mugre que habita en el país -replicó con un gesto de asco.

-¿Cómo se supone que eso es una amenaza? -preguntó con un tono que indicaba que había abusado de la confianza-. Quiero decir… -intentó corregirse.

-¿Dudas de mis planes? -dijo el Señor Oscuro con un temblor de rabia, haciendo que Bellatrix se estremeciera.

-No, mi señor, por supuesto que no… pero es que ni siquiera va a…

-No me interesa matar a la chica… por ahora -la interrumpió, como si hubiera leído el pensamiento de la mujer-. Sólo quiero que tanto la estúpida esa como el joven Potter sufran y sepan de lo que soy capaz. Lo conozco muy bien, lo invadirá la culpabilidad.

-Sí, mi señor -dijo Bellatrix Lestrange agachando la cabeza sin atreverse a volver a replicar.

-Muy bien. Vete y dile a tu cuñado que pase. Quiero comentar un par de cosas con él.

-¿Es sobre Dr…? -pero se paró antes de terminar la pregunta y salió rápidamente. Su señor le había lanzado una mirada terrorífica que decía a las claras "te he dicho que te vayas".

Cinco minutos después, una figura alta cubierta con una capa negra entró en la estancia.

-¿Quería verme, señor? -dijo la voz sin su habitual tono de arrogancia.

-Sí, Lucius. Dime, ¿cómo le va a tu hijo? -y sonrió malvadamente al ver la cara de miedo de su segundo al mando, una sonrisa que hizo que un escalofrío sacudiera la espalda del mismísimo Señor Malfoy.


Hermione Granger tenía su cara completamente hundida en un gran tomo polvoriento en cuya portada se leía "¿Existen las brujas? Un estudio del Doctor Steven del S. XVIII" y casi no se podía distinguir su alborotado y despeinado pelo castaño y mucho menos sus grandes ojos marrones, aunque su naturaleza de sabelotodo y chica inteligente se hacía más que evidente al observar la gran cantidad de gruesos libros que la rodeaban. Parecía encontrarse en su salsa. De pronto un estruendo hizo que levantara la cabeza y mirara a su derecha; la pila de libros en precario equilibrio que tenía a su lado se había caído al fin. Parecía que la bibliotecaria también lo había oído porque dijo de mal humor:

-Faltan cinco minutos para cerrar, niña, así que mejor recoge y vete. No me hagas echarte como la última vez.

-No se preocupe -le contestó educadamente.

Cerró el libro que había estado leyendo, sacó su varita y murmuró algo entre dientes. Ya era mayor de edad en el mundo mágico, así que podía devolver los libros a sus estanterías sin esfuerzo alguno, siempre procurando no ser vista, claro. Cuando terminó, cogió tres libros que quedaban encima de la mesa y se acercó al mostrador:

-Quiero llevarme estos -dijo poniéndolos al alcance de la señora de pelo canoso que la miraba algo sulfurada.

-¿Me permites el carné de socia? -preguntó con voz falsamente dulce.

La chica se lo dio y, cuando terminó con los trámites, se despidieron brevemente. Una vez que estuvo segura de que nadie la veía, volvió a usar su varita para hacer los libros menos pesados. Normalmente los deberes del colegio requerían enormes tomos, y más si se trataba de un trabajo de verano sobre Historia de la Magia.

Volvió caminando, pues no vivía lejos. Las calles estaban desiertas, hacía calor y, a pesar de que estaban en horario de verano, a las nueve de la noche de aquel día ya era noche cerrada.

Mientras hacía el camino hacia su casa, Hermione pensaba sobre su vida y sus amigos. Ya no eran niños y ya casi habían dejado de ser adolescentes y sabían que tendrían que enfrentarse a los peligros de derrotar a Voldemort en un futuro no muy lejano. Desde luego, ser amiga del famoso Harry Potter, el niño-que-vivió, entrañaba muchos peligros, peligros que su otro amigo, Ronald Weasley, y ella estaban dispuestos a correr, y no le importaba si Harry quería enfrentarse a todo solo para proteger a sus seres queridos. No pertenecían a la Casa del valiente y leal Godric Gryffindor por nada. La cada vez más cercana guerra le preocupaba muy a menudo, pero procuraba no pensar en ello porque, llegado el momento, ya tendría tiempo de hacerlo.

Hacían apenas dos semanas que habían empezado las vacaciones de verano y ya tenía ganas de volver al colegio. Nada era tan divertido y fascinante como el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Hermione era la sabelotodo y rata de biblioteca oficial de colegio y tenía las notas más altas de todo el colegio en años. También era hija de muggles, gente no mágica, o, cómo la llamaban despectivamente algunos magos que la creían inferior por su condición, sangre sucia.

Divisó su casa a lo lejos. Al igual que todas las viviendas vecinas, era de dos pisos, de color crema y con un pequeño jardín en la entrada. Las ventanas y persianas estaban abiertas y se veía una extraña luz titilante a través de ellas. Cuando se acercó más notó un fuerte olor a humo y se dio cuenta, con un terrible vuelco del corazón, de que eran las llamas de un terrible incendio.

Hermione se quedó estática por el shock, dejando caer los libros al suelo con un estruendo, pero un resplandor en el cielo la hizo reaccionar. Ahí estaba, claramente visible y justo encima de su casa: la Marca Tenebrosa, la serpiente y la calavera. ¡Sus padres estaban ahí dentro!

-No… no… por favor… -susurró y sacó la varita del bolsillo de su chaqueta-. ¡Expecto patronus! -gritó, acordándose de mandar un mensaje a la Orden del Fénix antes de meterse en la boca del lobo. La nutria plateada salió de su varita y puso rumbo al cuartel general. Les habían enseñado a usar los patronus en sexto año y ella era una de las pocas personas que había conseguido dominarlo completamente.

Llegó corriendo a la puerta y vio, sin sorprenderse, que la cerradura no estaba forzada, a pesar de que fue capaz de abrirla con un simple empujón. El brillante fuego de la entrada y una oleada de calor la recibió.

-¡Aguamenti!- gritó blandiendo la varita, y un chorro de agua emanó de la punta. Se fue haciendo camino a través de la casa en llamas-. ¡MAMÁ, PAPÁ! -llamó a voz en grito.

Buscó desesperadamente a sus padres hasta que los encontró y quedó paralizada de nuevo ante su visión. Ambos yacían en el suelo de la sala de estar con una expresión de miedo en el rostro, la boca y los ojos bien abiertos. A Hermione no le hizo falta acercarse para saber que sus padres habían sido asesinados por la peor maldición de todas. Avada Kedavra.

Sin saber bien lo que hacía, y olvidándose de mantener la mente fría, soltó la varita y corrió a arrodillarse junto a sus padres. Cogió la mano derecha de su madre y la izquierda de su padre mientras gruesas lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Estaba tan absorta que no se dio cuenta de que el fuego la rodeaba poco a poco ni de que el humo empezaba a hacerse más denso hasta que notó que si no podía ni ver ni respirar bien no era sólo culpa del llanto y las lágrimas. Fue entonces cuando quiso recuperar el control de la situación, pero lo único que le dio tiempo a hacer fue alargar la mano sin fuerzas ni oxígeno suficiente para coger una varita que se encontraba a un metro de distancia antes de que todo se volviera negro y perdiera la conciencia.


Primeramente, este es el primer capítulo del primer fanfic que escribo en toda mi vida, así que no espero que todo sean alabanzas, pero ya saben que es mejor decir las cosas amablemente, tanto si son buenas como malas (sobre todo esta última)…así que ya saben…¡¡Reviews^·^!!

Para quién haya visto la peli, ya se que no se parece mucho…todavía ;-), aunque he decidido que no habrá madrastra ni hermanastras. ¡¡Así que paciencia =D!!

Tampoco se exactamente a dónde llegaré con el fic, pero espero que sea al final y también poder actualizar a menudo.

¡¡¡Muxas gracias adelantadas a todo el que lo lea!!!

(L)Kisses&Hugs(L) *+*+*+Ariadi Potter*+*+*+