MI PEOR PESADILLA
N/A: Hola a todos queridos lectores, ya he regresado después de un descanso. Ahora traigo una nueva historia sasusaku, pero más enfocado en el Borusara y muy, pero muy papá Sasuke jeje… es inspirada en una clásica película llamada con el mismo nombre, la cual la recomiendo muchísimo. Cuando la vi dije: Esto tiene que hacerse en versión Naruto y qué mejor que poner a Papá Sasuke en acción, es la primera vez que no la hago en AU y Sasuke tiene un poco de OOC, jeje. Espero la disfruten…
Palabras en cursiva, son POVs de personaje, en este caso, Sasuke.
-Creí que una boda era un asunto simple. Los dos se ven, se enamoran, él le compra un anillo, ella compra un vestido… los dos dicen acepto… Y no es cierto. Eso es una parte, la boda es un asunto del todo diferente. Y lo sé, acabo de pasar por una… no la mía, esa ya la viví hace años atrás con mi amada molestia, hablo de la de mi hija: Sarada Uchiha… o mejor dicho, ¿Sarada Uzumaki? Ya ni sé con cuál se quedará. Seré sincero, cuando compré esta casa hace diecisiete años costó menos que el evento en que mi hija, mi orgullo Sarada Uchiha, se convirtió en Sarada Uzumaki. De todos los ninjas de Konoha tuvo que fijarse en ese mini dobe. Según me dijeron, algún día revisaría el pasado con un gran cariño y nostalgia… ¡Hmp! Eso espero. Los que son padres lo entenderán. Tienen una niñita, una adorable nena que los quiere y los mira de un modo que jamás hubieran imaginado… no he olvidado cómo su pequeña manita cabía aquí dentro de la mía… cómo le gustaba sentarse en las piernas e inclinar su cabeza en mi pecho… decía que yo era su héroe. Luego llegó el día, según me dijo su madre, en que quiso lanzar sus primeros shurikens justo como mi hermano Itachi lo hacía, la cual, obviamente como todo un prodigio Uchiha lo logró. Incluso llegó el día en que quiso empezar a usar tacones en sus sandalias o usar ligero maquillaje sugerido por su amiga Chouchou; a partir de ese momento era un constante estado de pánico. La angustia de que saliera con los chicos incorrectos de la clase que sólo quieren una cosa… ustedes entienden qué es esa cosa, porque es la misma que querían a esa edad. ¡Tsk! Luego, ya era grande y dejé de angustiarme de que conociera al chico incorrecto, y luego me angustiaba de que conociera al correcto. Y ese, era el mayor temor de todos porque…tsk… porque entonces se iría. Y antes de notarlo ya estoy sentado solo en una enorme casa vacía con arroz en la ropa pensando qué pasó con mi vida. Hace sólo seis meses que eso sucedió aquí… hace sólo seis meses… llegó la tormenta.
Sarada fue a una misión a Suna junto con su famoso equipo siete, ya saben, su sensei Konohamaru y sus compañeros Mitsuki y ese mini dobe de Boruto. Bueno, pues recuerdo que estaba muy preocupado. Sarada nunca había ido tan lejos de casa, ya que con los tiempos de paz no era muy necesario realizar misiones fuera de Konoha. ¡Hmp! No podía esperar en ver a mi niña. Siempre he sido un padre dedicado, ya saben, llamar para ver si llegará tarde, dar toques de queda y decir que no corran con kunais, ya saben, lo normal que un padre hace por sus hijos, soy padre, las preocupaciones vienen incluidas.
Salí temprano de la oficina del usuratonkachi, es decir, Naruto, ya que iría a la puerta de Konoha para esperar la llegada de Sarada. Había llegado a casa, que por cierto después de que Sakura había destruido la última, decidimos construir una digna de nosotros, y eso fue cuando Sarada ya tenía trece años y cuando al fin después de tantos años de ausencia Naruto decidió que ya era tiempo de disfrutar a mi familia… y hablando de eso, nos llegó una grata sorpresa: nuestro hijo *Daisuke. Adoro esta casa, he compartido tantas memorias a lado de mis hijos aquí, ya que empecé a disfrutar a mi familia como nunca, para así reponer todos los años de ausencia en la vida de mi hija. Es una gran casa y nunca quiero mudarme. Pero lo que más me gusta de esta casa, son las voces que oigo al cruzar la puerta.
-¡Tadaima!
-¡Okaeri, Sasuke-kun!- respondió una hermosa pelirrosa dándole un beso de recibimiento.
-Y dónde está mi hija.
-A… está desempacando… llegó fabulosa, está fabulosa, diferente y… oye, está ansiosa por verte.
-Diferente, cómo que diferente.
-Bueno, ella…
-¡Hola, papá!- dijo alegremente un niño pelirrosa (sí, quise que fuera su cabello de ese color xD) de ojos color verde de unos diez años.
-¡Hola!
-Mira lo que me trajo Sarada, un shuriken de Suna.
-Pero ni se te ocurra usarlo en la sala jovencito- decía Sakura.
-Sí, mamá. Iré a practicar en el jardín- decía mientras salía al patio.
-Ese niño, no me sorprenderá que salga igual que prodigioso como su padre- decía sonriendo Sakura.
-¡Hmp! Obvio, es un Uchiha. En fin… cómo que diferente.
-Ay, Sasuke, jeje.
Justo en ese momento, Sarada apareció bajando de las escaleras. Llevaba puesto un vestido negro, sencillo, pero bonito. Iba muy arreglada y sin duda el pasar de los años favorecieron en esta ninja, pues ahora tenía el cabello a media cintura, con flequillo de lado y a pesar de seguir usando lentes, sus ojos eran aún más hermosos y de su cuerpo, ni hablar, esas curvas que poseía eran de infarto, algo que sin duda había heredado de su madre.
-¡Hola, papá!- dijo ella mostrando una sonrisa.
-¡Sarada!- y al decir eso, ella se bajó por el barandal deslizándose hasta topar con su padre.
-Ya tenía muchas ganas de verte, papá.
-Entonces deberías irte más seguido para recibirme así.
-Jajaja.
-En fin, vaya, veo que tienes algo diferente… como si tuvieras una luz interior.
-Siento una luz interior. Suna es…
-¿Calurosa?
-¡Papá!
-Bueno, eso es lo que he visto.
-De seguro te quedaste en los viejos tiempos. Ahora es diferente, la tecnología igual ya está allá y, sin duda, es una ciudad muy romántica.
-¿Romántica? ¡Tsk! No digas tonterías hija, lo único romántico de ahí es el símbolo de amor que tiene el Kazekage Gaara.
-¡Sasuke!- le reprendió su esposa.
-Bueno, bueno, ya. En fin… eh, ¿estás usando perfume?
-Sí… fue un obsequio de Matsuri, la esposa del Kazekage.
-Vienes muy diferente, hija. Casi no te reconocí- decía Sakura.- Ven, la cena está en la estufa. Cielo, ¿quieres venir?- dijo la pelirrosa mientras se iba con su hija a la cocina.
…..
Rato después la familia Uchiha estaba cenando en el comedor. Sasuke empezaba a decir cosas que irían a hacer como familia, Dasiuke estaba emocionado, pero Sarada se empezaba a notar un poco preocupada, cosa que no pasó desapercibida por sus padres.
-Sarada, no quieres ir a hacer todas estas actividades con nosotros- preguntaba serio su padre.
-No, no es eso.
-¿Entonces? ¿Te ocurre algo?- preguntaba Sakura.
-No… bueno, sí, jeje. Así es mamá.
-¡Oh!
-Es difícil decirle a los padres… en especial si son mis padres. ¿Qué hago?
-Hija, sólo dilo, qué te pasa.
-¡Sí!- decía su Daisuke.
-Bien… lo haré. Sucedió algo con Boruto en Suna.
-¡¿Qué?! Ese mini dobe lo voy a castrar y…
-¡Noooo! Papá, jaja, cálmate, no pasó nada de eso- decía nerviosa la pelinegre.
-Entonces explícate- decía Sasuke con un tono de molesto.
-Bueno, je… lo que trataba de decir es que… pues, ustedes saben, Boruto y yo ya teníamos tiempo saliendo, y… pues nos gustamos, nos queremos, nos conocemos desde que éramos niños lo cual es curioso porque siempre nos estábamos peleando y…
-Sarada al grano.
-Bien… ¡uff! Mamá, papá, hermano… ¡me voy a casar! ¡Estoy comprometida con Boruto Uzumaki!- decía Sarada con gran entusiasmo haciendo que su madre se pusiera igual que ella y su hermano sólo le sonriera, pero Sasuke, bueno, él pudiera decirse que en esos momentos tenía una cara de pocos amigos e inconscientemente había activado su sharingan. Eso significaba una cosa: Boruto Uzumaki debía morir.
