Él era un hombre frío con el que se acostaba desde hace más de un año, con el que apenas había conversado en todo ese tiempo… después de todo… solo estaban ahí por el sexo, no para socializar, no para conocerse, mucho menos para amar.


AMANTES

CAPÍTULO 1

Tomó las llaves de su casa y su bolso, se miró en espejo de la entrada, su cabello celeste alborotado contrastaba con aquel vestido negro que se ajustaba perfectamente a su silueta, se sentía sensual, poderosa y glamorosa. Subió a su automóvil y condujo por las calles de la ciudad, recorrió aquel camino que ya conocía de memoria hasta estacionarse en una calle poco transitada a unas calles de su destino.

Nuevamente había llegado al bar de ese lujoso y privado hotel, ese sitio de donde ya se había convertido en una clienta frecuente, entró al reciento robando la atención de más de un hombre y siendo objeto de envidia de algunas mujeres, siendo alagada por ellos mientras era juzgada por ellas, no le importó, ¿ellos que sabían de ella? nada, ellos no la conocían… tomó asiento junto a la barra como las veces anteriores y pidió un whisky al barman como tantas veces lo había hecho ya en el pasado.

El hombre sin decir más acató la orden y obedeció el pedido de aquella mujer, era bella sin duda, y ella era consciente de ello, ya no perdió su tiempo preguntándole que hacia ahí, hace unos meses que había dejado de aconsejarla que se marchara de ahí, que aquello era incorrecto y ninguno de ellos se merecía aquello… pero todas esas veces ella se limitó a escuchar e ignorar sus consejos.

Le sirvió el whisky y se retiró al otro extremo de la barra, sabía lo que sucedería a continuación y no estaba dispuesto a verla equivocarse de nuevo.

La mujer observó el vaso entre sus manos, tomó su contenido de un sorbo y después paseó su vista por el recinto.

Le miró y lo encontró al otro lado del bar.

Ahí estaba, como cada noche.

Ese hombre de tez bronceada y de ojos oscuros como la noche, mirándola con deseo y lujuria como cada vez que se encontraban.

Lo recorrió con la mirada, examino sus zapatos negros recién lustrados y ese traje negro a medida que realzaban y marcaban cada uno de sus talentos, dotes y cualidades, sin lugar era capaz de despertar el deseo de cualquier mujer.

No necesitaban palabras para comunicarse, en un mutuo y silencioso acuerdo salieron del bar, cruzaron la recepción del hotel tomando el elevador. Subieron en silencio hasta el último piso para posteriormente entrar en la última habitación del lujoso complejo.

Apenas entraron sintió aquellos labios devorarle, ese par de manos recorrer su cuerpo de nueva cuenta y ese olor embriagarle una vez más.

Nuevamente Goku había partido a un nuevo torneo, y ella volvía a buscar refugio en los brazos de aquel hombre.

Otra vez, volvía a engañar a aquel alegre e ingenuo hombre que hace algún tiempo le había conquistado.

La desnudó mientras la besaba, el sabor a fresa le invadió mientras se mezclaba con el propio de tabaco y alcohol, debido a ese hombre aquel pequeño fruto de color rojo se había convertido en su preferido.

Entre besos y caricias la condujo hasta la cama esquivando cada mueble de la recámara, para después recostarla sobre de esta y posicionarse sobre el cuerpo de la joven.

Los labios de aquel hombre abandonaron los femeninos para recorrer el cuerpo de la misma, mientras sus manos se encargaban de separar aquellas largas y blancas piernas preparándola para lo que venía a continuación, humedeciéndola para que fuera capaz de recibirlo una vez más…

Entró nuevamente en ella, un escalofrió recorrió su cuerpo, mientras sentía a aquel hombre moverse en su interior.

Era un Dios

Le hacía perder los estribos, cada vez le obligaba a colocarse en una postura nueva que le brindaba un gusto inexplicable.

Ese hombre le había provocado diversos orgasmos, uno seguido del otro hasta sentir su cuerpo desfallecer, dudaba que alguien más en la historia de la humanidad y el sexo fuera capaz de experimentar semejante placer o lograr provocarlo como él lo hacía, era un doctor en la materia.

No parecía cansarse, siempre tenía técnicas nuevas, simplemente aquel empresario de cabellos negros indomables era un científico en el sexo, y esa mujer de ojos azules era su conejillo de indias que le permitía probar y experimentar cualquier alocada idea que cruzará por su cabeza.

Dejaba que experimentara con su cuerpo, que lo levantase, besará, mordiera, le tirase, le volteara, de izquierda a derecha, arriba o abajo, adelante y atrás, era prácticamente una marioneta para ese hombre de cabellos negros y ojos oscuros.

Pero, aquello no era todo, no solamente iba cada noche que se encontraba sola a aquel bar en busca de sexo, sino también de esas caricias cariñosas y delicadas que proseguían después de alcanzar el orgasmo.

Cuando el acto sexual daba por concluido, a aquel hombre le quedaban energías para levantar su delicado y frágil cuerpo, hasta llevarla a la regadera y lavarla a profundidad.

Ella amaba como lograba nivelar a la perfección la temperatura del agua, como aquel líquido caía sobre ambos cuerpos mientras él le besaba el cuello.

En más de una ocasión estuvo a punto de caer sobre las baldosas, pero aquel hombre le sostenía fuertemente de la cintura, enjabonada sus manos y recorría su cuerpo, haciendo espuma sobre su piel, entonces llegaba a la intimidad de la mujer e introducía un par de sus dígitos, los movía en su interior hasta que la menor terminaba limpia de su semilla, volvía a abrir la llave de la regadera y nuevamente eran cubiertos por el agua, hasta que sus cuerpos terminaban completamente impecables.

Entonces por segunda vez en la noche la cargaba y entraban juntos en la bañera, duraban ahí un rato, mimándose, tocándose pero sin llegar a más, ya antes habían saciado su sed lujuria y hambre de deseo.

Era en esos momentos, era que la joven de cabello exótico y de ojos celestes se cuestionaba ¿qué era lo que hacía?

En un principio pensó que solo iba a buscar a aquel hombre cuando su pareja se marchaba a algún torneo, solo por placer sexual, después se transformó en atracción física, pero ahora… ¿no había nada más?

Para que hacerse la tonta, no le quedaba, no a ella una reconocida científica y mujer importante en el mundo de la tecnología, ya no era solo por sexo o atracción, ahora comenzaba a cuestionarse sobre sus sentimientos hacia su pareja, hacia Goku, aquel hombre que ella había jurado amar y respetar…

¿Lo seguía amando?

No

Esa era la respuesta, es por eso que cada que tenía oportunidad buscaba a ese hombre de lacios cabellos negros alborotados y bronceada.

Ahora le amaba a el

Estaba enamorada de Vegeta Ouji, de aquel hombre que prácticamente era un desconocido para ella.

Aquel que conoció en un bar durante una borrachera, aquel con el que se acostó estando escasa de sus sentidos y comprometida con otro hombre.

Que estúpida, se había enamorado de su amante.

La cuestión ahora era…

¿Él le amaba?

No

Él era un hombre frío con el que se acostaba desde hace más de un año, con el que apenas había conversado en todo ese tiempo… después de todo… solo estaban ahí por el sexo, no para socializar, no para conocerse, mucho menos para amar.

Ella era una mujer casada que engañaba a su esposo con un desconocido que solamente la buscaba para satisfacer sus deseos carnales.

Esa era la realidad que tanto le costaba entender

Esa era la verdad de su vida.

Él era su dicha y su desdicha.

Y ella era la dicha y la desdicha de su esposo.


Muchas gracias si han llegado hasta aquí

Bueno, esta es una idea que decidí sacarla de mi cabeza y escribirla.

La idea central de esta historia es el engaño de Bulma hacía su esposo con un hombre que se muestra indiferente a ella menos durante aquellos fugases momentos.

Sin decir más les dejo este primer capítulo, espero actualizar pronto y que les haya gustado, sin más me despido.

Bye bye, besos :)

Review?

Adelante, me gustaría saber que opinan y como les gustaría que esto se desarrollará, asi como consejos :)