MALEVAL WEEK

DÍA UNO: ABRAZO

*Maléfica y ninguno de sus personajes me pertenece… lo cual es una desgracia.*

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Este fanfic es creado para la semana "Maleval" de Tumblr, que abarcará del 20 al 26 de julio, con diferentes temas por día. No creo que haya mucha gente publicando en español, me siento intimidada. Por eso lo subo en fanfiction que es mi casa :3

Disculpen las faltas que encuentren en el texto, posiblemente le pida a mi beta que me corrija.

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ADIÓS.

Todo era muy silencioso, tanto como se podría esperar en el alba.

El cementerio de los humanos, una extensa tierra llena de cruces y tierra removida. Contaminada con un hedor que los hombres no detectaban, pero que todos los seres unidos a la naturaleza relacionaban bien con la muerte.

Y esa era su razón para estar ahí: la muerte. Había llegado mucho antes de cualquier vestigio del día, estaba segura que ya eran un par de horas las que tenía de pie, sola frente a una fría tumba, una última morada.

Por alguna razón dentro de su pecho estaba instalado un nudo que no lograba desprenderse. Había ido ahí con la firme creencia que decir adiós le aliviaría de la carga llevada por tantos años, que finalmente cedería la tranquilidad con este abrupto corte.

Pero sentía más confusión. Sus emociones estaban encontradas, residían desde el odio hasta la nostalgia, sentía que estaba ante dos personas diferentes, el joven de sus recuerdos y el hombre de sus pesadillas.

No podía discernir entre el pasado y el presente. Había enfocado tanta fuerza en su venganza que no lograba entrever su futuro. Sus enormes alas recién recuperadas se crispaban ante sus pensamientos, sutiles movimientos que alertaban, sin desearlo, su decadente estado de ánimo y la confusión de sus pensamientos.

Justo cuando el primer suave rayo de luz acaricio su rostro, una segunda caricia se hizo presente en su cuerpo; este de inmediato se tensó ante la intrusión, la última persona que le había tocado de esa forma le había dejado mutilada. Pero aquella mano era suave y torpe. Buscaba controlar su fuerza mientras se cerraba sobre su hombro. Sus alas temblaron ante el roce de aquel brazo que atravesaba su espalda. Ella se encontraba tensa, asustada y confundida. Pero aquel brazo la sujetaba con una suave firmeza.

—Está bien señora —dijo suavemente aquella voz de su conciencia que le había acompañado en un largo viaje de casi dos décadas—. No es malo decir adiós.

Cinco palabras fueron suficientes para romperla. Cinco palabras, mientras el sol calentaba sus cuernos, el viento mecía su cabello y ella hundía su rostro en aquel duro pecho. Inhalo ferozmente de su aroma, mientras él la envolvía en sus brazos con fuerza y su cuerpo se deshizo en sus brazos aun cuando el acariciaba suavemente sus plumas. Ese sencillo acto se sentía tan bien, tan pleno, como si fueran dos piezas adecuadas que finalmente eran acopladas.

Entonces lloró. Lloró por aquel niño desgravado que lanzo su anillo para volver a tocar su mano, lloró por ese joven enamorado que le regalo su primer beso, lloró por ese hombre confundido que corto sus alas, lloró por ese adulto enloquecido que murió en sus manos. Lloró por su primer todo, lloró por el fin, por el corte, por el dolor, por la venganza. Lloró por los veinte años de odio y venganza. Lloró por los años de abandono. Y lloró por los bellos recuerdos de su infancia.

Y no pudo hacer más que aferrarse a ese cuerpo conocido y extraño, a ese olor tan inhumano que tranquilizaba su alma. No podía más que sujetar con más fuerza las telas negras, arañar la carne marcada y permitir que ese dolor fluyera para ser canalizado por su fiel sirviente, su único amigo y su tenaz compañero.

Lloró con tanta fuerza por aquel adiós, pero cuando levanto su mirada para perderse en esos afectivos ojos negros pertenecientes de aquel cuervo-hombre que acariciaba sus plumas y rascaba la base de sus cuernos, supo que decir adiós era dar la bienvenida a un nuevo hola.