Desastre a la orden

Era navidad, y se encontraban juntos un grupo de amigos que hace tiempo no se veía, aunque cabe decir que no todo transcurrió tranquilamente, algunos se encontraban alborotados y discutiendo, como era de esperarse en amigos de la infancia.

— ¿Cómo esta todo chicos?— preguntó la única chica presente para calmar el ambiente.

— E-esta deliciosa la comida Konan.— alago forzosamente Hidan sudando frio, al igual que todos los demas lo secundaron con un asentimiento de cabeza.

— Mentira.— susurro bajo Kakuzu para no ser oído, no quería ser el primero al que le dieran muerte en navidad por molestar a Konan.

Todos pasaban la comida con esfuerzo, era obvio que ya todos sabían que regalarle a su amiga para navidad... unas clases de cocina.

— Vale, pidamos pizza.— se rindió finalmente Deidara, causando una expresión de alivio en sus amigos que estuvierón de acuerdo.

— Tocara que alguno de nosotros vaya por las ellas. No estan haciendo entregas ahora.– aviso Zetsu.

— Yo voy.— se ofreció Deidara haciendo que algunos se mirarán entre si dudando.

— Te acompaño.— comento Itachi, ya que sabía el por qué de las miradas de sus amigos, Deidara fácilmente podría distraerse con lo que sea.

Ambos subieron al auto del rubio y emprendieron camino en completo silencio, hasta que llegarón por fin a la pizzería. Al entrar notaron que había bastante actividad allí a pesar de la fecha que era, lo cual les sorprendió un poco.

Estuvierón esperando para recibir sus órdenes pero alrededor de media hora más todavia no tenían noticias. Cuando preguntaron por sus pedidos algo enojados les dijerón que solo tenían a una persona en la cocina, por eso estaban tardando más de lo debido.

— Sígueme.— dijo en un susurro Deidara después de un rato, adentrandose al interior de la cocina del establecimiento.

— ¿Qué haces?— preguntó confundido Itachi, y como respuesta solo obtuvo una sonrisa divertida de su amigo.

No entendía que planeaba su amigo, pero algo le decía que no sería nada bueno, de eso podía estar seguro. Deidara se acercó a lo que parecía el lugar de trabajo de varias personas pero por alguna razón que desconocía estaba completamente solo. Sin entender aún nada de lo que pasaba, Itachi vio como su amigo tomaba una masa que estaba en la mesa y comenzó a jugar con ella.

— Deidara, deja de jugar con eso y mejor vámonos.— hablo el azabache.

Y así como comenzó todo, termino también. Ambos sin darse cuenta se dejarón llevar por un juego, en donde ambos eran los cocineros y terminarón cubiertos de harina, tomate y quien sabe que era esa cosa verde que tenían en la cabeza. Sus risas se escucharon después de un rato divertidos, pero terminarón siendo sacados del lugar. No les importó nada de lo que sucedió, pero luego vinierón a sus cabezas la imagen de unos amigos muy enojados que los estaban esperando aún, así que mejor decidierón seguir con su cena navideña ellos dos en otra parte.