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Bueno este mini fic está muy dulce, no puedo evitarlo con el Kagehina. Son tan lindos! Espero que les guste.
Y a ti Hinata como te gustan los besos? Preguntó curioso Nishinoya.
Yo….
El pelinaranja hizo una pausa era una pregunta difícil pero estaba decidido a contestarla.
Un pequeño flash back pasó por su cabeza trayendo con él varios recuerdos.
Antes del partido
No es como si escogieran un lugar para aquello pero el rey de alguna manera siempre se las arreglaba para llevarlo a un lugar, donde nadie los encontraría.
Hinata estaba tenso, no por la situación sino porque estaban a minutos de tener un partido.
Kageyama tomó suavemente su nuca y lo acercó para besarlo, la carnada cedió ante el contacto. Su respiración se volvió tranquila y todos sus nervios se desvanecieron al sentir algo cálido adentrarse en su boca. El armador lo besaba lento y profundo, arrancándole las dudas y el aliento. A medida que pasaban los segundos el beso se volvía más intenso y las pausas más cortas.
Las piernas de Shouyo se relajaron tanto que temía desfallecer en cualquier momento. Sin embargo no tenía miedo de caer en absoluto, estar entre los brazos de su pelinegro le brindaba tanta seguridad que incluso si se algo pasaba sabía que su compañero impediría su caída.
Tobio muy a su pesar decidió separarse de su pequeño novio, necesitaban volver con el equipo y terminar de prepararse.
¿Qué tal ahora?
La voz del armador sonó tan suave a sus oídos.
Vamos a ganar! – respondió confiado y sereno.
Gracias Kageyama
El pelinegro nunca sabría cuánto le tranquilizaba sus besos, el pelinaranja sentía tanto amor en ellos, que sus nervios de hacer una mala jugada desaparecían porque sabía que Kageyama estaría ahí para apoyarlo, y que si fallaba el pelinegro lo perdonaría. Y más aún, lo quería.
Se sentía un poco mal por desear no tener un partido para poder quedarse más tiempo así con Kageyama.
Y también lo odiaba al mismo tiempo por desplazar el voleibol un milímetro más bajo en su corazón.
Los de buenos días
Se levantaba más temprano de lo que acostumbraba, pero todo valía la pena si era para ver a Hinata antes que nadie.
Hinata dejaba su bicicleta en la escuela y después se dirigía al gimnasio, sin embargo no por entrenamiento matutino. Sino para ver a su armador favorito.
-Buenos días- decía un poco avergonzado, de alguna manera Kageyama siempre le ponía nervioso.
- Buenos días, Shoyou- y justo después de responder se acercó al pelinaranja para besarlo ligeramente, no era un beso intenso, era un beso dedicado y extrañamente tierno viniendo de Kageyama. Más hacía inmensamente feliz a Shouyo, que se sentía listo para empezar el día. Y por supuesto le alegraba la mañana al amargado número 10 que por más que intentaba disimular su alegría una pequeña sonrisa se colaba en los labios.
Los de despedida
A él no le importaba si alguien los veía, incluso podría besarlo frente a su madre, pero la pequeña carnada era muy cortado en público.
Así que casi siempre se ofrecía para cerrar el gimnasio y Hinata amablemente lo acompañaba.
Después de asegurarse que no había nadie cerca, tomó con delicadeza el rostro moreno de su compañero y atrapó sus labios, los reclamos del pequeño iban desapareciendo mientras lentamente se entregaba al beso cada vez más complacido.
Se besaban con lentitud disfrutando de las sensaciones que los estremecían, y contando una por una las miles de mariposas que recorrían sus estómagos. Era como estar en un sueño, el suelo se desmoronaba y la superficie a sus pies se volvía más blanda, su cuerpo se relajaba a tal punto que su mente solo se concentraba en seguir uniendo sus bocas con anhelo. Kageyama no quería separarse nunca, quería estar siempre pegado a esos labios que lo acariciaban con tanto cariño.
Para Hinata no era distinto, Tobio era un maldito rey que besaba tan bien que siempre lo dejaba deseando más. Como si fuera un cuervo que no tenía alas y Kageyama lo hacía volar con cada beso.
Al final era Shoyou el que no quería separarse, pero el sol estaba a punto de esconderse, y no debía llegar muy tarde a casa o preocuparía a sus padres.
Un último beso como despedida, que se volvió interminable.
Hasta que el celular del pelinaranja los interrumpió.
Cerró con rabia el celular. Un mensaje de la compañía telefónica le ofrecía quien sabe qué diablos y en esos momentos no estaba dispuesto a averiguarlo.
Una pequeña arruga dividía sus cejas e inconscientemente infló sus mejillas en una mueca de molestia. Hinata era endiabladamente adorable, Kageyama lo había pensado unas mil veces y aún lo seguía pensando. Sus mejillas estaban sonrosadas y su nariz expulsaba el aire con fuerza como una pequeña bestia liberando un aura salvaje e indiscutiblemente sexy.
Una imagen demasiado tentadora para el pobre pelinegro que debía dejarlo partir. Lo besó por última vez, le revolvió el pelo con cariño y dejó que se marchara.
Hasta mañana, Hinata
Adiós, Kageyama
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Bueno lo dejaré hasta aquí porque quiero saber que les parece? ¿Bueno, malo? ¿Horrible? ¿Muy dulce?
Mi idea es hacerlo de unos tres capítulos no estoy acostumbrada a escribir fics tan largos.
Ojalá les haya gustado, nos vemos en la próxima actualización.
Agradezco cada review
