Historia basada en la serie producida por la ABC; Castle. - Creador: Andrew Marlowe. - Obra registrada en .com (SafeCreative; 1104100021459).

Prólogo

Kate llevaba noches sin pegar ojo. La muerte de su madre volvía a tenerla atormentada. No dejaba de pensar en el hijo de perra que la había asesinado y en los que habían obligado a éste a hacerlo. ¿Quienes eran? ¿Qué querían? ¿Por qué lo hicieron? Preguntas que se repetía continuamente cuándo recordaba lo apunto que estuvo de saber la respuesta.

Un disparo. Dos. Este inoportuno disparo lo cambió todo. Por él todo volvía a estar igual que meses atrás. Ese suceso la hundió a un pozo opaco dónde solo estaba ella y ese caso.

Pasaron días. Apenas llego a la semana y decidió volver a hacer su vida. Lo intento todo. Se reincorporo al trabajo, - el caso de una chica de catorce años le hizo retroceder los pasos que había ganado hasta ese momento. - Probó de evadirse, no pensar, recurrió a la lectura - algo que años atrás había dado su fruto - , pero resultó inútil. También se puso en manos de especialistas, lo que acabo siendo la peor elección de todas; no terminó nada bien.

En ese momento, su móvil empezó a vibrar.

A aquellas horas sólo podía ser una persona. La misma a quien necesitaba y a su vez con quien había decidido romper cualquier lazo que les estuviera uniendo hasta ese momento. Ella había decidido cortar la relación.

- Supuse que estarías despierta.

- ¿Que quieres?

- Ya lo sabes... Hablar.

Kate cerró los ojos mientras mantenía el auricular del móvil a la altura de su oído. Esa misma llamada iba repitiéndose día tras día y siempre con las mismas preguntas, las mismas repuestas. Nunca las que él quería oír.

"Esto no puede seguir..." - pensó Beckett.

- ¿Por qué...? - intentó hablar de nuevo – Olvídame. - dijo finalmente, intentando sonar sincera.

- No puedo.

- Entonces... ¡Comprate un perro! ¿Alexis quería uno, no es así? O...

- ¿O...?

Por unos instantes se hizo el silencio a ambos lados de la linea. Él esperaba la respuesta de ella, y ella... A Kate ya se le habían terminado las escusas. Ya no sentía fuerzas para seguir dándole largas. Sus sentimientos iban más allá de lo que tenía dictado en su cabeza. A pesar de eso, su orgullo no podía perdonarle.

Hasta ese día, Beckett había oído como su corazón se hacia añicos en tres ocasiones. La primera hacía mas de diez años, al atravesar la cinta amarilla y ver el cuerpo de su madre descansando en el asfalto cubierto por una tela blanca. La segunda, meses anteriores cuándo creía estar apunto de llegar a quienes habían ordenado a Connan la muerte de su madre, y por último la tercera. De esta hacía sólo trece días.

Estaban tan cerca de aquellos hombres... De no ser por él todo habría sido más fácil. Tan sólo diez minutos más y habría conseguido el nombre del cuarto miembro. - pensó mientras seguía el silencio en ambas líneas.

Kate se sentía feliz por haber conseguido atrapar dos de los cinco cómplices de esa secta, pero también sentía rabia. Y por ese motivo, aunque él lo hubiera echo para no perderla, ella no podía perdonar su inoportunismo. Aquel día el nombre Castle y la persona a la cual pertenecía, había muerto para ella.

Unas pequeñas lagrimas rozaron tímidas sus mejillas.

- Adiós Richard. - su voz sonó ahogada.

Kate colgó sin dar tiempo a que él dijera algo. Y aunque lo hubiera querido su incomprensión a lo que acababa de oír no se lo permitía.

¿Desde cuándo le llamaba por su nombre?

Sólo había una persona a quién él había oído llamarlo Richard - desde siempre -; su madre. Su Nikki Heat siempre le llamaba Castle, incluso estando juntos..., juntos. Nunca antes lo había echo por su nombre. Nunca... Hasta ahora.

¿Qué había cambiado?