El tesoro más preciado

Por Nochedeinvierno13


Disclaimer: Todo el universo de Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.

Este fic participa en el primer mini reto de "El Torneo de los Tres Magos" del Foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Personaje: Hepzibah Smith.


Soy una mujer inteligente y astuta, por esa razón es que conseguí hacerme con objetos de valor para la comunidad mágica. Decenas de personas arribaban a mi propiedad con tal de observarlos con sus propios ojos y, los más osados, se atrevían a ofrecen cuantiosas sumas de galeones para obtenerlos.

El viejo Burke fue uno de ellos.

Testarudo y persistente como ningún otro. Durante años, tuve que soportar que me importunara con sus visitas y su charlatanería sin sentido. Y una y otra vez fue rechazado, ya que yo no estaba dispuesta a negociar el precio de muchos años de esfuerzo y dedicación para conformar mi tesoro.

Pero, por supuesto, el viejo Burke no se dio por vencido y sacó un truco del sombrero.

Un día, apareció un muchacho elegante de mirada penetrante y palabras que endulzaron mis oídos. Tom Riddle, dijo llamarse. Y ese nombre se grabó en mi mente desde ese instante, junto a la imagen de su sonrisa galante. ¿Para qué negarlo? Ese muchacho pintaba como la solución a uno de mis grandes problemas: la virginidad que no conseguí perder en mi juventud.

¿Se sorprenden por el hecho de que una dama tan hermosa pueda seguir conservando su cualidad más preciada?

Nací en una época donde ser doncella es el mayor tesoro que se puede poseer, y yo esperé pacientemente a mi príncipe azul. Pero ni príncipe azul, ni príncipe verde, tampoco rojo. Por lo que puse las cartas sobre la mesa y le propuse un trato a Tom Riddle. Un trato en el que ambos obtendríamos un beneficio.

Él tendría la copa de Helga y el relicario de Slytherin, y yo sabría lo qué se siente tener un hombre deslizándose en mi interior.

Para mi desagradable suerte, el muchacho no quiso cumplir su parte del trato. Se hizo con mis tesoros, me asesinó y encima tuvo la desfachatez de culpar a mi querida elfina… Vale, quizás no tan querida porque ella me advirtió que Tom Riddle no era el muchacho indicado para hacerse con mi virginidad.

«Ama, tiene los brazos muy debiluchos —fueron sus sabias palabras— y no podrá tener el honor de soportar todo su volumen corporal.»

¡Esa es la respuesta!

Mi hermoso Tom no quiso asesinarme realmente. Lo que necesitaba era un poco más de tiempo para ejercitar sus brazos y piernas y así poder lidiar con mi talante. Por eso me envío a este lado, quiere que lo espere para poder perdernos juntos por el sendero de la inherente lujuria.

No puedo perder más tiempo extendiéndome en este monólogo. Tengo que ir a empolvar mis mejillas fantasmagóricas y elegir el mejor atuendo fantasmal. Mi asunto pendiente por fin va a concretarse.