N/A: Hola a todos, antes de comenzar a leer este capítulo, que de ante mano agradezco a todos que lo hagan, les sugiero escuchar la canción "Black Velvet" (o Terciopelo negro en su traducción) de Alannah Myles, esta canción no me pertenece si no a ella con todos sus derechos reservados.

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Disfruten!

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Introducción

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El lugar estaba atestado de personas, bien sabido que por razones muy diferentes a la suya. El olor a whisky y a cigarrillo cubría el ambiente junto con una curiosa nube de humo que danzaba por las luces que jugaban con la caprichosa oscuridad, las mesas estaban completas, llevó su mirada hacia la barra, varias personas se aglomeraban para pedir algún trago, fue ahí cuando vio al dueño sonriéndole y ladeando su cabeza.

El bar de la calle 64 no era cualquier bar, era el lugar donde los sueños de muchos artistas se iniciaron, haber conseguido poder tocar y justamente un jueves, donde la concurrencia era masiva por el día indicado para dar rienda suelta a la música.

La música es el lenguaje del alma, eso le dijeron alguna vez, dudaba quién, pero no importa ya, acomodó su vestido negro, "demasiado ceñido" pensó para sí, pero luego recordó la ilusión de su amiga porque lo use, sonrió, tiró su cabello hacia atrás dejándolo caer como una cascada negra sobre su desnuda espalda, suspiró.

Era el momento de hacer lo suyo, golpeó con su dedo índice el micrófono haciendo que el ruido captara la atención de algunos tantos, las luces blancas, entonces, se dirigieron a escenario donde su frágil cuerpo tembló, su largo cabello negro brillaba y el contraste con su blanca piel la hacía ver mucho más hermosa, aclaró su garganta y fijó su mirada en algún punto perdido del público.

-Damas…. Damas y caballeros.- su garganta seca le dificultaba el trabajo.- Sólo espero que lo disfrute.- sí nunca fue buena para explicar emociones y ante la mirada de algunos ebrios, otros conquistadores, unos tantos en una aventura fuera de su casa, mirando también hacia otros lugares temiendo ser descubiertos, la música comenzó a sonar, sus compañeros sobre el escenario sonrieron complacidos ante sus palabras, después de todo la filosofía que compartían era única.

El compás sensual de la melodía hizo efecto, pues notó que muchos se movían a su ritmo, logró soltarse y mover su cuerpo serpenteando con experimentada sensualidad, cerró sus ojos, era mejor imaginarse las manos de su amante y así dar todo.

Y lo haría.

Mississippi in the middle of a dry spell
Jimmy Rogers on the Victrola up high
Mama's dancin' with baby on her shoulder
The sun is settin' like molasses in the sky
The boy could sing, knew how to move, everything
Always wanting more, he'd leave you longing for

Mississippi en el medio de un seco hechizo
Jimmy Rogers en la Victrola sonando
Mamá está bailando con el bebé en su hombro
El sol se está poniendo como la melaza en el cielo
El chico podía cantar, sabía cómo moverse, todo
Siempre queriendo más, el te dejaría deseándolo

Las palabras quemaban, hacían mella en ella, después de todo, de querer huir del pasado notó que él no quería soltarla, cada palabra, cada ronroneo pronunciado golpeaba en ella transportándola a algún momento de los últimos años cuando todo cambió, cuando supo que el dolor del alma repercute en todos los sentidos que uno pueda imaginarse.

Con ambas manos en el micrófono cerró sus ojos, se dejó llevar, sabía como hacer esto, solo debía lograr espantar esos demonios de su mente, aunque su dolor parecía que le daba a la canción el toque extra que la hacía diferente a cualquier intérprete.

"-Quiero hacerte el amor-

-Sí…."

Distaba bastante de esa niña temerosa, distaba de aquella adolescente soñadora que creía que el amor era la razón de nuestra existencia, sin embargo se sentía como la misma niña cohibida, hambrienta de experiencia, pequeña e insignificante, sólo una chica, un punto en el vasto mundo.

Black velvet and that little boy's smile
Black velvet with that slow southern style
A new religion that'll bring ya to your knees
Black velvet if you please

Terciopelo negro y esa sonrisa de niño pequeño
Terciopelo negro con ese lento estilo sureño
Una nueva religión que te pondrá de rodillas
Terciopelo negro por favor

Junto a ella el hombre de cabello platinado, el guitarrista principal sólo la observaba de reojo mientras le hacía el amor con sus dedos a su guitarra, todo en él era intenso, su manera de amar, de sentir, de vivir.

"-Desequilibras mi vida… con tu locura….-"

Diamante sonrió de lado, no había nada en el mundo que le gustara más que oírla cantar.

Up in Memphis the music's like a heatwave
White lightening, bound to drive you wild
Mama's baby's in the heart of every school girl
"Love me tender" leaves 'em cryin' in the aisle
The way he moved, it was a sin, so sweet and true
Always wanting more, he'd leave you longing for

En Memphis la música es como una ola de calor
Relámpago blanco, límite para volverte salvaje
El bebé de mamá en el corazón de cada chica de la escuela
"Ámame tiernamente" las deja llorando en el pasillo
La manera en la que él se movía, era un pecado, tan dulce y verdadero
Siempre queriendo más, el te dejaría deseándolo.

El bajo sonaba con especial fuerza esa noche, y es que Zafiro sabía que sería especial, el reencuentro esperado, el saberla junto a él, tener a sus amigos, todo volvía a ser como debía, con lo bueno y malo.

"- Me destrozaste el corazón y eso no te lo perdonaré jamás"

Y ese momento volvió a su mente como una ráfaga de viento, esas que golpean duro.

Black velvet and that little boy's smile
Black velvet with that slow southern style
A new religion that'll bring ya to your knees
Black velvet if you please

Terciopelo negro y esa sonrisa de niño pequeño
Terciopelo negro con ese lento estilo sureño
Una nueva religión que pondrá de rodillas
Terciopelo negro si tu por favor

En la batería, el hombre de gran altura, cabello marrón largo atado en una coleta baja y ojos azules sonreía a cada golpe, Kouta experimentaba un placer que ninguno entendería, porque él nació para esto.

"- El que dice que sentirse miserable no sirve de nada, jamás escribió un buen blues"

Hoy era la noche en que desplegarían su talento, largos años les llevó encontrarse hasta allí y nada en el mundo haría de esa noche no fuera especial.

Every word of every song that he sang was for you
In a flash he was gone, it happened so soon, what could you do?

Cada palabra de cada canción que él cantó era para ti
En un flash él se había ido, sucedió tan pronto ¿Qué podrías Hacer?

Detrás del escenario una hermosa mujer de cabello castaño y hermosos ojos verdes disfruta de la música, en sus manos llevaba las toallas y botellas de agua que sabría sus amigos necesitarían, al escuchar la última estrofa no pudo evitar sonreír y con ello recordar.

"- Adoro tu sonrisa, es lo mejor que tienes ¿lo sabías?"

Y el amor es curioso.

Black velvet and that little boy's smile
Black velvet with that slow southern style
A new religion that'll bring ya to your knees
Black velvet if you please

Terciopelo negro y esa sonrisa de niño pequeño
Terciopelo negro con ese lento estilo sureño
Una nueva religión que pondrá de rodillas
Terciopelo negro si tu por favor

Desde una de las mesas una mirada azul no dejaba de quemar a la chica que interpretaba tan bella canción, le sorprendió encontrarla allí, una mezcla de sentimientos hicieron que en su boca un sabor amargo lo invadiera, sus manos sudaban y sus dedos se volvieron torpes, por esa niña, no, por esa mujer.

"- Alguien me dijo que el odio es el sentimiento más cercado al amor, y eso es lo más cerca que nosotros estaremos a ese sentimiento. -"

Esa frase vino a él casi al instante en que la reconoció, ¿cómo no hacerlo? No era cualquier persona, ella significaba todo, o al menos en algún momento así fue.

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Terciopelo Negro

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La lluvia caía copiosamente sobre las calles, apenas se podía ver de una esquina a otra, la joven de largo cabello azabache caminaba con prisa tratando de llegar a destino lo más rápido posible, la lluvia la sorprendió sin siquiera un abrigo adecuado, ni hablar de un paraguas, aunque realmente no sentía el frio, solo el golpeteo de su corazón. Solo una vez se sintió tan desesperada y asustada, el día que su madre había muerto. Todo ocurrió demasiado rápido, una llamada, y su vida se desmoronó, tomó unas pocas pertenencias, y así salió a la carretera, conduciendo 4 horas sin parar, solo deteniéndose a cargar gasolina. Sacudió su cabeza, y maldijo el tener que aparcar su auto tan lejos, divisó la entrada e ingresó sin aminorar el paso.

-Disculpe señorita.- dijo a la mujer vestida de blanco del otro lado del escritorio, sonando demasiado educada para la prisa que llevaba.- estoy buscando a Matsuzawa Nobu, soy Rei Hino, su nieta…- hablaba con prisa la hermosa joven que escasamente superaba los 18 años.

-Srita Hino, la esperábamos- dijo con tranquilidad la mujer de anteojos grandes y redondeados. –Él se encuentra bien, está descansado en la habitación 807.- informó con una sonrisa que la pelinegra no se detuvo a ver ya que continuó su camino hacia el cuarto indicado.

Sus piernas se detuvieron ante la puerta con el número 807 en ella, suspiró y giró el picaporte con suavidad, el cuarto permanecía a media luz, las cortinas estaban abiertas dejando entrar la escasa luz solar fuera, mientras las gotas de lluvia golpeaban el vidrio recorriéndolo en su largo, junto a la gran ventana unos sillones de color verde, recorrió con su mirada violeta el lugar, divisó la mesa donde en ella había un florero de color celeste con flores dentro, orquídeas, y por fin su mirada se posó en el hombre recostado en la amplia cama de sabanas blancas. Parecía dormido, su respiración era pareja, su semblante era muy bueno, incluso sus regordetas mejillas estaban rosadas, barba crecida asomaba en su rostro moreno.

Se acercó a él sin hacer ruido, no sin antes quitarse su abrigo rojo que aún goteaba y tomó asiento junto a la cama en la fría silla de madera, tomando una de las manos del anciano que descansaba, posó sus finos dedos acariciando la amplia frente, que parecía extenderse, ya que su redondeaba cabeza calva era como la continuación.

Sonrió más tranquila sintiendo como su corazón tomaba un ritmo normal, todo sucedió muy rápido, la llamada informándole que su abuelo había tenido una fuerte caída, que se encontraba internado, ella era su único familiar directo y no dudó en dejar todo en la ciudad para encontrarse con el único hombre en su vida que le interesaba. Sin embargo, ahora que estaba más tranquila, tuvo tiempo para asimilar donde se encontraba, en aquél pueblo, ese que la vio nacer, ese que le dio la espalda en cuando su madre falleció y del que huyó para no volver jamás, sin embargo allí estaba.

-Rei...- oyó su nombre y divisó como los ojos del anciano se abrían y una mueca parecida a una sonrisa asomaba en su rostro. –mi hermosa y linda Rei….-

-Abuelo, hola abuelo.- lo saludó no pudiendo evitar que las lágrimas se acumulen en sus hermosos ojos, hacia mucho que no lloraba, pero ese hombre allí simbolizaba todo para ella, convirtiéndose en su debilidad. –me asusté mucho abuelo…-

-Niña mía, solo fue mi vieja cadera, se rompió ¿puedes creerlo?- informó divertido.

-Abuelo debes tener más cuidado, ¿cómo pasó?- quiso saber aunque no muy bien para qué, ya que lo importantes es que Nobu estuviera bien y lo más importante, a su lado. Vio como el hombre se encogía de hombros y una sonrisa divertida asomaba en su rostro.

-Estaba bailando con esa muchacha y me resbalé.- explicó con naturalidad.

-¿Bailando?- interrogó levantando su ceja, provocando que la sonora risa de Nobu inundara el lugar.

-Sí, en la subasta de solteros del pueblo, la agradable señorita me compró por mucho dinero y justo bailando me tropecé...- la pelinegra negó con su cabeza no pudiendo evitar contener una risita, es que su viejo abuelo no cambiaría más. –Al menos eso hizo que pueda verte Rei, pasó mucho desde la última vez.- dijo en tono sereno, tratando de ocultar el reproche. –si yo no acudo a la ciudad a verte, tú no viene por aquí niña mía.-

-Lo sé, es solo que… estuve con trabajo y además… bueno…- se tropezaba con sus palabras, evitando la mirada de su abuelo.

-No digas nada Rei, no hace falta.- la interrumpió sonriéndole.- Solo espero que te quedes un tiempo, hay ciertas cosas que quiero dejar listas y ya que estas aquí eso será bueno.-

-¿Cosas?-

-Ya sabes Rei propiedades, negocios, por más que comiences a decir que hay tiempo para ello, yo quiero dejar todo listo y sin más en cuanto salga de aquí nos reuniremos con Keitaro para solucionar todo.- dijo haciendo referencia al abogado familiar.

-Ay abuelito, en serio no quiero que nos preocupemos por eso ahora, solo quiero que te pongas bien.-

-Lo estoy mi niña, y es por ello que quiero encargarme de eso, pero dime ¿Cómo estás tú? Estas cada vez más hermosa mi linda Rei, ¿cómo va ese trabajo tuyo?-

-Bien abuelo, hice nuevas campañas para ropa deportiva, me dejó bastante dinero, pude pagar gran parte del alquiler, ya tengo cubierto unos meses.- dijo sonriendo.

-No sé por qué no haces uso del dinero que está depositado en tu cuenta querida, te pertenece….-

-Abuelito, lo guardo en caso de emergencia, pero estoy bien, además es muy satisfactorio lograrlo por mi.- continuó hablando mientras que por la tierna mirada de su abuelo pasaban miles de pensamientos.

Su nieta, su única nieta, descendencia de su única hija, Risa, tan parecidas en tantos aspectos, estaba junto a él al fin, lamentó que tendría que ser bajo esas circunstancias, aunque hacia mucho se había resignado a que su nieta no querría volver a ese lugar, dejando a su abuelo allí haciéndose cargo del templo, como siempre fue. Rei seguía hablando y contando las novedades mientras él solo deseaba que todo saliera bien para ella, su vida nunca fue fácil y presentía que ésta visita no sería como otras y varias cosas le esperaban a su adorable nieta, pero tenía fe, siempre con fe.

-En fin, así que aquí estoy.- finalizó poniéndose de pie mientras servía un vaso con agua fresca.

-¿Ya hablaste con Makoto, querida?- preguntó el anciano mientras su nieta sostenía su cabeza para darle de beber.

-No abuelo, apenas llegué y vine a toda prisa, pero la llamaré en un rato, ahora tú descansa que yo estaré aquí.- dijo con una sonrisa, cosa que su abuelo no compartió.

-Claro que no, tú irás a la casa a descansar, no te quiero aquí.- habló con tono enojado.

-Abuelo no me iré.- se negó rotundamente.

-Rei, no seas caprichosa niña, además las lindas enfermeras cuidan de tu viejo abuelo.- comenzó a hablar mientras la chica ponía sus ojos en blanco, pero no puedo terminar de replicar a su nieta cuando un hombre de gran altura de mediana edad, cabello cano y ojos oscuros se adentró al cuarto, vestía una bata blanca y varios bolígrafos en ella.

-Buenas tardes.- saludó con una sonrisa amable.

-Doctor Fujitawa- respondió el anciano repitiendo el gesto.

-¿Cómo esta Sr. Matsuzawa? Veo que está bien acompañado hoy.- dijo divertido mientras saluda a la joven con una inclinación de su cabeza.- al parecer se recupera muy rápido.-

-Te lo dije, y ya no me trates de usted me hacen sentir viejo.- dijo mientras el hombre se acercó a la pelinegra.

-Mucho gusto doctor, mi nombre es Rei Hino, soy nieta…- decía mientras extendía su mano.

-Lo sé Srita Hino.- la interrumpió estrechando la mano de la joven.- Nobu nos ha hablado mucho de usted.-

-¿No es una hermosura esta niña o qué?- soltó divertido el anciano ante el sonrojo de la aludida.

-Ciertamente es bellísima Nobu.- sonrió el médico con amabilidad para luego dirigirse hacia la sonrojada pelinegra.

El galeno se encargó de explicar la situación del anciano, dejando mucho más tranquila a Rei, la cuestión es que el hombre permanecería internado unas semanas más para cerciorarse que todo estaba bien, siendo además este el objeto del deseo de todo el pabellón de geriatría dejándolo muy feliz. Luego de varios intentos infructuosos de la joven lograron que esta fuera a descansar a su viejo hogar, el templo.

Saliendo del hospital la lluvia la sorprendió nuevamente caminó a su auto, sin embargo esta vez no tuvo prisa. Poco a poco se acostumbró a que el agua cayera por sobre su cuerpo, su ropa estaba totalmente empapada y se pegaba a su cuerpo dejando apreciar sus curvas femeninas ya notorias, suspiró, la última vez que estuvo en su pueblo natal era solo una niñita.

Iba sumida en sus pensamientos mirando sus zapatos color negro siendo salpicados por el agua que ella misma provocaba se esparza al pisar los charcos cuando al fin llegó a su deportivo gris plata.

El camino al templo, que sabía de memoria, lo hizo en silencio, no encendió el estéreo, solo el sonido del agua cayendo, pasó por el centro obligadamente, todo estaba igual, la gran cafetería donde su "hermanita" Makoto trabajaba ahora, hizo nota mental la llamaría ni bien llegara al templo, hacía meses que no se veían, desde la última visita de Makoto a la ciudad por un congreso de gastronomía.

Estacionó a un lado de su viejo hogar, la lluvia había parado y aprovechó para bajar sus maletas, no pensaba quedarse demasiado, así que solo llevó poca ropa. Subió las escalinatas con algo de dificultad, la falta de práctica se hizo notoria.

El camino a su viejo cuarto lo hizo por inercia, todo estaba tal cual ella lo había dejado, solo que más limpio, sonrió para sí, sí que podía ser desordenada cuando quería. Se dio una ducha caliente y se puso su pijama blanca compuesta de un pantaloncillo corto y una gran blusa, atada en su espalda dejando la mitad de ella al descubierto, ató su cabello en una trenza de lado y se dirigió a la cocina dispuesta a prepararse un caldo, pero ruidos provenientes de ella la alertaron, ahogando un grito se puso alerta.

-Un ladrón.- pensó maldiciendo el no haberse ido a un hotel, caminó sigilosamente tomando un tazón de cerámica de un mueble para defensa personal, no sin antes insultar a su suerte, ¿un tazón?

Las luces en la cocina se encendieron de pronto y la pelinegra se adentró gritando mientras sacudía el tazón en el aire.

-Ayyy no- oyó una voz.

-Malnacidooooo.- gritó deteniéndose en seco para acostumbrar su vista a la luz. -¿Mako?- parada frente a ella en posición de defensa, se encontraba una hermosa pelicastaña que llevaba su largo cabello atado en una coleta alta y de hermosos ojos verdes totalmente dilatados por el susto.

-Rei, ¡amiga!- gritó la chica abalanzándose sobre la pelinegra que la estrechó en sus brazos.

-Ay, Mako, creí que era un ladrón amiga.- dijo devolviendo el abrazo a su amiga.

-¿Ladrón? No, solo somos Diamante y yo, es que vinimos a buscar ropa a tu abuelo y además a sacar del refrigerador lo que puede arruinarse.- informó sonriente. –No sabía que estabas aquí.-

Una tercera persona se unió a las jovencitas, un hombre de altura de cabello platinado y ojos azules.

-¿Rei?- la llamó sorprendido.-¡Cómo has crecido!- soltó a manera de saludo mientras avanzaba a ella y la rodeaba con sus brazos.- Mírate nomás, estas casi tan alta como mi hermanita.-

-Nunca seré tan alta como Makoto, Dante.- informó sonriente, aunque casi asfixiándose por el fuerte abrazo del peliplata, mientras Makoto ahogaba una risita.

-Ya hermano, la estás ahogando, además yo también quiero abrazarla.- se quejó la ojiverde cediendo al fin a la petición de ambas mujeres, una que se lo dijo libremente, la otra por simplemente ponerse morada.

Los tres jóvenes se quedaron justo en la cocina, mientras Makoto preparaba algo que comer, Rei y Diamante estaban sentados en la mesa.

-No puedo creer todo lo que me contó Mako, ¿así que modelo? No puedo creerlo, digo siempre fuiste hermosa, pero… no sé es extraño.- dijo no sabiendo muy bien como terminar la frase.

-No va conmigo lo sé, pero me sirve para pagar mis estudios Dante, ¿cómo va el negocio? Supe por Mako que expandiste el catálogo.-

-Sí, comencé a hacer muebles algo modernos, creo que me aventuré bastante, pero al menos la línea clásica continua, esa que me enseñó papá, ya sabes que un viejo carpintero le trasmite todo a sus hijos, en este caso a mí, y mamá sus dotes de cocina a Mako.- finalizó con una sonrisa.

-Tus padres siempre fueron muy cariñosos con ustedes.- reflexionó con nostalgia recordando viejos momentos, que sin duda parecían muy lejanos.

-Sí, no puedo creer cómo pasa el tiempo, hace ya tres años que fallecieron, todo pasó muy rápido.- acotó la pelicastaña mientras traía a la mesa unos bocadillos para degustar, mientras ambos jóvenes pensaban en sus palabras.

-Lamento no haber estado aquí….- titubeó la pelinegra con pena, y es que justamente para esa fecha ella se encontraba internada por una descompensación menor, pero aún así no pudiendo asistir al funeral de los padres de sus amigos a quienes ella llamaba cariñosamente tíos. Sintió la tibia mano de Makoto sobre la de ella y alzó su mirada para encontrase con dos esmeraldas que la miraban llenas de ternura.

–Siempre estuviste aquí.- dijo deleitándola con una de sus mejores sonrisas al tiempo que Dante asentía. –Ya hablemos de otra cosa…- cambió de tema, mientras Rei se acomodaba en su silla.

-¿Cómo está Andrew?- rompió el hielo la pelinegra justo para darle una mirada cómplice a su amiga que se sonrojaba ligeramente, mientras el peliplata miraba el plato.

-Pues bien, ya sabes con su cafetería, Makoto está trabajando ahí ahora. Se pondrá tan feliz de verte Rei, ustedes dos siempre serán nuestras niñas consentidas.- al escuchar lo ultimo la ojiverde no pudo evitar sentirse incómoda, más sin embargo ahí estaba su amiga para salvar el momento.

-Ocho años no nos hace nenas, tenemos 19 años y ustedes 27… tampoco es para tanto.- sopló la joven modelo con aires de superioridad haciendo reír a los presentes. –Ya mañana iré a saludarlo.-

-¿Cuánto tiempo nos deleitarás con tu presencia?- interrogó el Diamante mientras ayudaba a su hermana con los últimos platos.

-Supongo que hasta el abuelo pueda salir del hospital, y pueda encargarme de dejar a alguien a tiempo completo aquí para que pueda cuidarlo.- explicaba deseando que no sea demasiado el tiempo que su abuelo pase internado.

-Es genial tenerte por aquí amiga, hay tanto que hablar, siento no haber escrito es solo que con esto del trabajo, mis cursos, cuidar a Dante.- enumeraba la cocinera ante el puchero del hombre.

-Claro no te quejas cuando tienes que ayudar al malhumorado mecánico con la limpieza.- exclamó divertido el peliplata notando que su frase no fue la más acertada por la manifiesta incomodidad en los rostros de las jóvenes.-Acaso… ¿dije algo malo?- balbuceó algo confundido.

-No hay problema.- dijo la amatista con serenidad en su voz, mientras su amiga acudía al rescate.

-No sabes quién se operó amiga, se hizo las bubis y la nariz.- soltó Makoto divertida.

-Ayy chisme de mujeres, son intolerantes.- se quejó el muchacho mientras las chicas reían y platicaban de vanidades, así hasta entrada la noche.

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La mañana siguiente la sorprendió gratamente, no había rastros de la lluvia del día anterior, el cielo se extendía celeste imponente. Se levantó entre vuelta y vuelta y decidió cambiarse, se puso una linda falda de mezclilla azul oscura que le llegaba hasta sus rodillas, una blusa manga tres cuartos gris que se ajustaba a su pecho y unas botas cortas de color negro, con muy poco tacón, dejó su cabello suelto y lo colocó de costado. Iría a visitar a su abuelo al hospital, pero primero quería pasar por el centro del pueblo para comprar algunos dulces y llevárselo de contrabando.

Subió a su deportivo y se dirigió al centro, no le tomó mucho encontrar la tienda, ya que era la única que conocía, por fortuna parecía que ella había cambiando mucho ya que nadie pareció reconocerla. Se apresuró a acercase a su auto distraída mientras buscaba las llaves en su bolso, no prestaba atención al camino, chocando de repente con algo.

Cayó al suelo violentamente, golpeó sus muslos con la fría acera haciéndola sentir un escalofrío, levantó lentamente la vista para encontrarse con su atacante que resultó tener la sonrisa más sexy, el hombre de cabello rubio e intensos ojos medianoche extendió su mano para ayudar a la joven a levantarse.

-Discúlpeme Señorita, venía muy distraído, ¿se hizo usted daño?- interrogó galante con destellos de preocupación en su voz, fue cuando se encontró con su rostro.

La joven de ojos amatistas solo negó con su cabeza mientras sonreía débilmente.

-Yo la conozco.- dijo el hombre confundido. –De algún lugar.…- balbuceaba confuso.

-Andrew si intentas coquetear olvídalo, no eres mi tipo.- soltó la pelinegra divertida, logrando desconcertar unos instantes al hombre frente a ella, para luego comenzar a reír.

-¡Rei!- exclamó feliz mientras la atraía hacia él. –No puedo creerlo, ¡estás aquí! Makoto me lo dijo esta mañana, pero no creí cruzarme contigo tan pronto.- dijo sonriente mientras libraba de su agarre a la chica.

-Es un gusto verte Andy.- sincera la joven que sonreirá.- Hoy iba a pasar por la cafetería, a la vuelta del hospital.-

-Oh, eso me recuerda ¿cómo está el abuelo?- interrogó llamándolo como la mayoría del pueblo hacia.

-Está bien, solo fue un susto, ya sabes cómo es él, con tal de bailar con una jovencita sacrifica su cadera- explicó cruzando sus brazos sobre su pecho.

-Lo sé.- dijo sonriendo de lado, mientras la miraba fijo.

-¿Qué tengo?- interrogó la chica incómoda, repasando si había cubierto bien sus ojeras.

-Nada, es que de verdad cambiaste mucho Rei.- dijo mientras reía tontamente y llevaba una mano tras su cabeza. –Estás hecha una señorita, antes eras… bueno una nena flacucha. – soltó.

-Tomaré eso como un halago Andrew.- dijo levantando una ceja.

-Lo es, bueno Rei debo irme ahora, es que llego tarde al banco, además Kun me está esperando, se molesta si no llego a tiempo.- informó sin dejar de sonreír.

-Salúdalo de mi parte.- finalizó la pelinegra comprendiendo su apuro.

-Lo haré nena, nos vemos más tarde, cariños a tu abuelo.- y así el rubio se despidió.

-Demasiados encuentros para menos de 24 horas en este lugar….- dijo para sí mientras se subía a su auto, rogando para no cruzarse con él.

Época actual

Las últimas estrofas lo sacaron de su ensueño, estaba de nuevo en aquella mesa, en aquél bar, lejos de ella, lejos de quien era él en ese entonces, solo él y la música.

Black velvet and that little boy's smile

Black velvet with that slow southern style

A new religion that'll bring ya to your knees

Black velvet if you please

Terciopelo negro y esa sonrisa de niño pequeño
Terciopelo negro con ese lento estilo sureño
Una nueva religión que pondrá de rodillas
Terciopelo negro si tu por favor

If you please, if you please, if you please

Por favor, Por favor, Por favor

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N/A: Aquí está la primer entrega de este ambicioso proyecto que espero sea de su agrado. Ciertamente la pareja que escogí como protagonista es algo extraña, pero también una que me gusta mucho, poco a poco conoceremos a todos los personajes que son bastantes, adelanto que todas las chicas estarán en el fic, pero pido paciencia. Desde ya muchas gracias por abrir este capítulo.

Les dejo un gran abrazo y las notas especiales de mi gran amiga Madeimoselle Rousseau que ha sido de gran ayuda en este proyecto.

Hola queridos lectores... aquí esta Made dándoles la bienvenida al nuevo fanfic de mi querida Nick Rivers. Les gustara, así que no se pierdan ningún capitulo, habrá mucho romance, drama y erotismo (como a Made le gusta), galanes sexies y sudados, mucha intriga y pasión. No se pierdan ningún capitulo, que yo que he leído todo por adelantado (muéranse de envidia) les aseguro que esta Historia esta buena, buenísima y muy cachonda.

Y tu mí querida Nicky... ¿Con que Mako trabajando en cafetería eh?... Eso suena a la vida personal de Made... pero cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... ¿o no?

Saludos

Nick Rivers