-¿Y? ¿Alguna duda? ¿No? Pues seguimos mañana a... ¿tercera hora,verdad?
-¡Si!- contestaron los alumnos de sexto de primaria del colegio Limon Star.
Segundos más tarde, sonó el timbre que indicaba el final de la clase y el inicio del recreo.
Un ensimismado Trunks salió tranquilamente por la puerta, en busca de su mejor amigo que, como todos los días, ya debía de estar esperándolo en la cafetería de la escuela. Para su sorpresa, descubrió al llegar que no solo Goten lo aguardaba, también Marron, la rubia hija de los amigos de su madre, se encontraba allí.
Aquello no debió sorprenderle pues, ese mismo año, la niña había empezado el colegio y al no conocer a nadie, los dos muchachos se vieron obligados a pasar gran parte de su tiempo con la chica, un verdadero engorro ya que a Marron le daba miedo volar y parecía sentir una desquiciante alergia a vivir aventuras.
Ambos niños habían tratado de evitarla incontables veces pero, sin importar dónde se escondieran, allí estaba ella, como una lapa que no se podían quitar de encima.
Y ahora, a mitad de curso, tanto Trunks como Goten estaban más que acostumbrados a su presencia. Es más, con el tiempo, los tres niños habían llegado a un beneficioso acuerdo; Marron los acompañaría en sus juegos y travesuras sin protestar ni chivarse a sus madres y a cambio, ellos le harían compañía.
- ¿Qué hay Trunks? ¿Qué tal las clases? - preguntó la indeseada.
Goten, que después de tantos años de amistad con Trunks conocía como a la palma de su mano a su colega, supo enseguida que algo no iba bien.
- ¿Qué ocurre? ¿Te pasó algo?
- No, nada importante - respondió el lindo muchacho de ojos azules. - Solo que... - su voz se apagó poco a poco y se mantuvo un buen rato callado.
- ¡¿Qué?- preguntaron los otros dos, ya impacientes.
- No creo que os lo deba decir, sois demasiado pequeños para hablar de este tema - afirmó Trunks, petulante.
- ¡Pero Trunks! ¡Solo soy un año más joven que tu! - protestó el moreno.
- Si, quizá, - concedió - pero Marron aún es muy pequeña para oirlo.
- ¡No es cierto! ¡Todo el mundo sabe que las mujeres somos mucho más maduras e inteligentes que los hombres, nada de lo que digas me sorprenderá! - exclamó indignada la aludida.
- ¿Quién te lo dijo?
- ¡Mi mamá! - respondió clavando una mirada desafiante en Goten.
- Bueno, ya vale - les apaciguó Trunks. Tras pensárselo un momento, decidió que no causaría ningún daño hablar del susodicho tema, por lo menos, mientras no ahondara demasiado en ello. - Vereis, estoy preocupado por que en clase estamos dando en sistema reproductivo.
- ¿Y qué es eso?
- ¿Lo vés Goten? El hecho de que seas mayor que yo no implica que sepas más - apuntilló Marron. - El sistema reproductivo es una máquina que permite que los papás y las mamás fabriquen bebés, ¿verdad Trunks?
- Eh... ¡algo asi! - confirmó el mayor.
- Pero, yo creía que eran las cigueñas las que traían los bebés - susurró un confundido Goten.
- ¡Ese es el problema chicos! - exclamó vehemente Trunks. - Nuestros padres nos han engañado. Todo ese cuento de que nos trae la cigueña es mentira y... - añadió mirando a Marron - tampoco es una máquina... aunque puede que en el caso de tu madre sea cierto.
- ¿Entonces qué es? - preguntó de nuevo un cada vez más turbado Goten.
- Bueno, respecto a eso, será mejor que lo descubrais en su momento - alegó el joven Briefs, sonrojándose al rememorar la lección de la clase pasada. - Basta con que penséis en lo que hacen lo dinosaurios de las montañas antes de poner huevos.
- ¡No es cierto! - protestó Marron - ¡Mis papás no me mentirían! Sobre todo mi mamá. Ella dice que no se deben contar mentiras y por eso me explicó que, en el pasado, antes de conocer a papi, ella era una mala persona... si confesó eso, ¿por qué iba a mentirme en cómo se fabrican los niños?
- Está bien, - aceptó Trunks, empecinado en abrirles los ojos a sus compañeros - hagamos una prueba entonces. Cada uno de nosotros le preguntará a sus padres cómo se hacen los niños. Así descubriremos si son o no, unos mentirosos, ¿de acuerdo? ¿Goten? ¿Marron?
- ¡Si! - aprobaron ambos.
Esa misma tarde, en Kame House, una decidida Marron se acercó a su padre y preguntó a bocajarro:
- ¡Papá! ¿Cómo se hacen los niños?
Krilin, que en ese momento se encontraba cambiando una de las bombillas de la cocina, perdió el equilibrio sobre la silla a la que estaba subido y cayó de cabeza al suelo.
Cuando se recuperó del tremendo golpe, se levantó con calma, se sacudió la ropa y, acto seguido, miró a su adorada hija con cara de poker.
-Verás Marron, creí que esto ya te lo había explicado tu madre... - farfulló el guerrero mientras se rascaba inocentemente la cabeza - jeje... pues verás... esto... los papás implantan una semillita en las mamás y...
- ¡Jajaja! ¡Menudas idioteces le estás contando a tu hija! - interrumpió entre carcajadas el más viejo de la casa, que se había quedado a escuchar la explicación de su pupilo a la comprometida pregunta de su "nieta". - ¿No te dá verguenza? Yo que sepa, siempre traté estos temas contigo de una forma natural y nunca pasó nada.
- ¡Maestro Roshi! ¡Ni se le ocurra meterse en esto! Es algo entre padre e hija - el corazón de Krilin se congeló de horror. Si dejaba que el maestro le explicase a su pequeña qué era el sexo y sus consecuencias, seguro que quedaría traumatizada para el resto de sus días.
- Bueno, - claudicó el viejo con las manos en alto en gesto de resignación - tu sabrás lo que haces. Si no me necesitas, me iré a tomar el sol con tu mujer un rato - dijo el pervertido desapareciendo por la puerta.
- Bufff... - el padre pudo, al fín, respirar tranquilo. Por un instante, creyó verse pagándole a su retoño un psicólogo para borrar las barbaridades dichas por el maestro de su inocente y pura cabecita.
Al girarse para retomar su incongruente discurso, se dió cuenta, con estupor, que Marron ya lo estaba allí. La niña se había esfumado.
Bien, pensó el antiguo guerrero Z, quizá se había ido a preguntarle a A-18.
Estupendo, se alegraba de quitarse semejante peso de encima.
- ¿Que cómo se hacen los niños? Pues, no estoy seguro, Goten... - Goku no sabía qué le debía responder a su hijo menor.
Él, como buen padre, estaba dispuesto a contarle la verdad, pero, tenía el presentimiento de que si trataba de ser sincero, Chichi le clavaría una estaca en el corazón, antes de descuartizarlo en miles de cachitos, y finalmente se lo daría a los dinosaurios de desayuno.
Sinceramente, no entendía por qué tanto secretismo con el sexo, pero debía respetar las ideas de su amada esposa. Asi pues, decidió relatarle la misma historia que, en su día, le había dicho a Gohan.
- Ya sabes que tu madre se ocupa de todo, Goten, pero, me parece que hay que mandarle una carta al rey de las cigueñas pidiéndole, por favor, que te envíe un bebé y nueve meses más tarde, te lo traen a casa.
¡Trunks tenía razón! , recapacitó Goten, le estaban mintiendo.
Se lo podía esperar de su madre y de su hermano mayor, pero nunca de su padre ¡él siempre contaba la verdad!. Profundamente desilusionado, Goten sonrió a su padre fingiendo credulidad y, en seguida, se dió la vuelta para dirigirse a la Corporación Cápsula y hablar con su amigo.
En casa de Trunks las cosas no iban mejor, hacía ya un cuarto de hora que había planteado la embarazosa questión y Bulma seguía inventándose historias para esclarecer la duda del pequeño.
Según la atractiva científica, los niños nacían en las coles y las niñas en las lechugas... ¿De verdad era tan dificil decirle la verdad? ¡Pero si ya tenía 11 años!
Aburrido, Trunks dijo a su querida y mentirosa mamá que ya lo había entendido y que al estar tan cansado prefería irse a la cama sin cenar.
- ¿Sin cenar? Trunks hijo, ¿Te encuentras bien? - Tras años de convivencia, Bulma sabía que un sayan (o semisayan) saltándose una comida era sinónimo de muerte o letal enfermedad .
- Claro mami, no te preocupes.
Bulma observó a su hijito encaminarse cabizbajo a su habitación.
- No sé por qué le mientes al mocoso. Tarde o temprano lo descubrirá, ya sea por alguno de sus amigos o por sus propios medios - terció sonriendo el sayan de sangre pura que tenía por pareja.
- ¡Pues por eso, Vegeta! Todavía es un niño, no necesita saber esas cosas.
- ¡Ah! ¿Entonces prefieres que lo decubra cuando deje embarazada a alguna terrícola y se convierta en padre siendo apenas un adolescente? - preguntó el hombre con recochineo.
- ¡Vete a la mierda!- exclamó Bulma al quedarse sin una excusa plausible. Después salió de habitación muy enfadada, con el eco de las diabólicas carcajadas de su esposo persiguiéndola.
Mientras toda la Corporación Cápsula (dueños y sirvientes incluidos) dormía, Trunks salió al encuentro de sus dos compinches.
Unos minutos antes, había recibido la llamada de Goten para comunicarle que se encontrarían a medianoche en el parque situado frente a su hogar.
Con mucho sigilo y cuidado para que su padre no pudiese rastrear su ki, el joven Briefs salió de la mansión sin ser descubierto.
Previamente, había tenido que entrar en la habitación de sus padres para buscar el radar del dragón que Bulma guardaba en la mesilla de noche, por suerte, Vegeta dormía profundamente abrazado a su esposa, moviéndose solo para respirar. Y menos mal, porque estaba seguro de que, en circunstancias normales, su gruñón padre lo habría expulsado de la habitación de una patada en el trasero.
Aún nervioso, Trunks agilizó su marcha. Sudaba solo con pensar que alguien lo pillase en su pequeña travesura.
No habían pasado ni cinco minutos cuando, finalmente, pudo distinguir los kis de sus amigos.
- ¿Y bien? ¿Todo listo? - preguntó.
- ¡Listo! - respondieron Goten y Marron.
- ¡Pues que dé comienzo nuestro plan de venganza!
