Era un lunes por la tarde caracterizado por el típico calor sofocante murcoano. Maceta volvía cansada del turno de tarde en el hospital.
-Hola, ¿qué hay de cena?
-Pizza hawaiana. -respondió Seriéfila.
-¿Otra vez? Qué pesada, siempre lo mismo. -dijo mientras ponía una mueca.
-Esta discusión otra vez no, por favor.
-Bueno, oc.
Empiezan a cenar, en un silencio incómodo. Maceta estaba cansada y de mal humor y Seriéfila no quería empeorarlo. Pero Seriéfila se había pasado la tarde sola, viendo series, y quería algo de compañía.
-¡Uy! -exclamó Seriéfila.
-¿Acabas de meter un trozo de pizza en el agujero de mi traje de enfermera?
-Mmm… no. –contestó mientras babeaba.
-¡Deja de mirarme el entreteto!
-Lo siento, es que pizza hawaiana.
-No estoy de humor.
Seriéfila tuvo que tomar medidas drásticas. Le plantó la muñeca delante de Maceta y esta se quedó embobada. Tras varios segundos mirándolas fijamente cogió su muñeca y lamió las venas.
-Mmm venas. -susurró Maceta.
Cogió a Seriéfila por el cuello y la besó con rabia.
-Mmm piña. –susurró esta vez Seriéfila al romper el beso para respirar.- Vamos a la cama.
-No, a la ducha.
-Pero si estamos en Murcoa aquí no hay agua.
-Es verdad pues… -cogió a Seriéfila, la levantó, la giró y la empotró contra la mesa.
-ME ESTÁS METIENDO PIZZA POR EL CULO. –gritó.
-LO SIENTO, YO SÓLO QUIERO METERTE OTRAS COSAS.
Seriéfila sonrió y empezó a despasarle el uniforme de enfermera. Maceta mientras le mordisqueaba y lamía las venas del cuello.
-Espera. –se separó un poco Maceta.- ¿Puedo pedirte algo?
-El qué. –se asustó un poco Seriéfila.
-Igual no quieres…
-…
-Déjame ponerte una vía. –dijo entusiasmada.
-¿Qué? Venas…
-Sí, sí, venas… -respondió mientras babeaba.
-Bueno vale.
-¡Bien!
Maceta le puso la vía mientras emitía sonidos de placer.
-Me estoy poniendo DEMASIADO cachonda.
-Bien, ahora FÓLLAME. –exclamó Seriéfila.
Maceta empezó a desnudar a Seriéfila mientras besaba todas las venas que encontraba. Se entretuvo otra vez con las del cuello, las tenía hinchadas, mientras le metía la mano bajo los pantalones y comprobaba lo húmeda que estaba.
-Mmm podrías acabar con la sequía de Murcoa.
-Sigue tocándome así y acabo hasta con la de Valencia.
Maceta siguió acariciándole las venas interiores hasta que Seriéfila alcanzó el orgasmo.
-¡HAIL HYDRA! –gritó.
Maceta la miró sonriendo.
-Has estado meravenosa.
-Lo sé. –dijo saosfecha.
-Ven que te lo voy a comer todo.
-Vale. –contestó con una sonrisa pícara.
Seriéfila se giró y esta vez ella empotró a Maceta. Empezó a lamer los restos de pizza que tenía por las tetsa mientras frotaba su muslo en la entrepierna de Maceta.
-¿Te gusta esto?
-You're damn right. –dijo Maceta suavemente.
Seriéfila se puso a descender por la barriga, lamiendo y mordisqueando. Cogió un trozo de pizza y lo aplastó en el abdomen de Maceta.
-¿QUÉ HACES?
-Tú me has puesto una vía no me seas mojigata ahora.
-Pero… bueno vale.
Siguió lamiendo los restos de pizza. Algunos trozitos cayeron dentro de sus braguitas. Se las quitó y continuó comiendo. Lamiendo su clítoris con el sabor a pizza hawaiana en la boca. Cogió un poco de piña y la pasó por sus partes mientras seguía lamiendo y disfrutando el sabor de Maceta mezclado con el de la pizza.
Maceta no paraba de mover locamente las caderas en la cara de Seriéfila hasta que se corrió mientras gritaba:
-¡ACHOOOO!
Seriéfila se levantó y la besó para que Maceta se probase y esta susurró:
-Podemos cenar pizza siempre que quieras.
