Hey everyone! Aquí va mi primer fic! Soy muy, muy, muyyy novata en esto, así que por favor... No sean tan duros jejeje o sí, y así aprendo :)

Mi lenguaje no es de los mejores, pq la verdad, nunca había escrito nada antes, suelo leer, pero tampoco demasiado así que, perdonarme por la ambiguedad, poca expresividad, falta del uso de sinónimos, etc etc etc podáis identificar ;/

Espero que os guste! Si tenéis alguna idea que añadir o algo que os haya disgustado, hacérmelo saber ;) Gracias por leer! ^^


Era otoño en Arendelle, apenas se habían pasado unos meses de su hundimiento accidental en nieve y Elsa, la reina, aún seguía temerosa por lo ocurrido y por lo que su magia podría acarrear.

Como en los tres últimos meses, Arandelle se estaba ocupando de reparar los daños causados a los reinos vecinos por medio de comitivas que se celebraban allí mismo, en las que la reina les ofrecía donativos generosos y pedidos de disculpas en forma de larguísimos discursos. Todo eso con el propósito de que no vieran en el reino noruego, (o en su reina), una amenaza de nivel continental.

Todos los reinos marchaban de Arendelle satisfechos, aunque un poco temerosos, pero ninguno con la impresión de que su regente era de hecho, una amenaza política.

Ya casi acercándose el invierno, a finales de otoño, era la vez de la comitiva de Escocia y de Inglaterra atracar sus barcos en el "reino del hielo", (las visitas se hacían separadamente, por zonas, para evitar aglomeraciones en Arendelle).

Elsa se encontraba ya un poco exhausta de tener que estar recibiendo a la nobleza con sonrisas forzadas y haciendo el mismo largo discurso a cada cuatro días para gente de la nobleza que, ni siquiera la tomarían en serio, por más que quisieran demonstrar lo contrario.

Desde sus aposentos vio cómo arribaban las comitivas del Reino Unido. Respiró hondo e interiorizó –tranquilízate, no has de sentir…- Soltó un suspiro. -Son sólo unos días más…

El día comenzaba con una calurosa bienvenida por parte de los aldeanos de Arendelle en una fiesta en los alrededores del palacio, música, bailes, bebidas, comidas… Todo para que los reinos visitantes se sintieran a gusto, todo, incluso una paseata de sus majestades de Arandelle en carruaje recorriendo la zona para darse a conocer.

Fue en ese recorrido que, en medio de un patio un poco apartado de la multitud, escuchó unos gruñidos y gritos amenazadores, en seguida, el ruido espadas combatiendo. La reina quedó extrañada y ordenó al cochero acercarse al lugar de dónde provenían los acontecimientos.

Al llegar pudo notar una pequeña aglomeración de tres hombres armados, al parecer, por sus vestimentas, todos provenientes de la comitiva de Inglaterra, muy eufóricos e irritados; justos tras ellos, una melena rizada y rojiza se movía ágilmente de un lado a otro, esquivando golpes y devolviendo algunos.

-Ya basta!- Ordenó la reina bajándose del carruaje.-Quédate ahí, Anna.- Exclamó.

Todos quedaron petrificados tras escuchar la intensa voz de liderazgo que la misma poseía. – Puedo saber quién es el culpable de esta pequeña revuelta en medio a mi recepción de bienvenida?- Preguntó Elsa con la mayor calma e indiferencia que jamás habían oído.

Los guardias se miraron entre ellos y como si hubieran ensayado, apuntaron todos a la vez a la muchacha de la melena pelirroja. En ese momento, la figura de una mujer alta, delicada y bien presentada se acercaba con prisa al lugar de los hechos y se interponía entre la pelirroja y la reina.

-Quiera disculparme Majestad! Deje que me presente formalmente. Soy Elinor, reina del clan Dunbroch de Escocia. Y esta, es mi primogénita Mérida, princesa heredera al trono y mi acompañante en esta visita.- Elinor dio un pequeño codazo al brazo de Mérida para que ésta, se percatara y le hiciera una "mini" reverencia desganada y le dedicara una sonrisa torcida; al menos hizo eso.

-Es un honor altezas.- contestó Elsa. –Pero por favor le ruego tenga controlada a su hija mientras dure su estancia en mi reino. No quiero señales de violencia durante las recepciones.- Hizo una reverencia protocolaria y como entre dientes les ofreció su "mejor" sonrisa, por así decirlo, volviendo a su carruaje con la elegancia y el porte dignos de una reina.

-Cómo se atrev..! – Intentó replicar Mérida antes de que su madre le tapara la boca con la mano. Elsa sólo miró de reojo y soltó un suspiro de desaprobación.

-Mamá no es justo! Esos tipos fueron unos mal educados! Les pregunté si te habían visto y ni siquiera se dignaron a mirarme a la cara!- Dijo Mérida justo después de que marchara el carruaje de la reina. – Hija mía, son guardias reales de Inglaterra, no pueden siquiera moverse sin el permiso de sus majestades… Dónde estás con la cabeza cuando te doy clases sobre nuestros reinos vecinos!?- Dijo Elionor indignada. Mérida sólo pasó los ojos por lo alto y se cruzó de brazos.

Al llegar la tarde/noche, todos estaban reunidos en el salón de conferencias del castillo, embadurnándose de las buenas costumbres, la importancia política y las fuertes alianzas que tenía Arendelle con los demás reinos de Europa del norte, en el típico y largo discurso que Elsa debería pronunciar a los visitantes.

Para su desgracia, la comitiva de Escocia se había sentado en las segunda y tercera fila, dónde las patadas de la princesa hacia el asiento delante de ella, los exagerados suspiros, y los ruidos de una lija raspando las puntas de sus flechas, no pasaron desapercibidos por Elsa; la cual ya estaba bastante molesta por tener que hacer ese estúpido discurso.

Un bostezo largo procedente de la princesa fue la gota que colmó el vaso… De repente una brisa helada llenó la sala. Empezó a formarse una ligera ventisca alrededor de la reina, que detuvo su discurso y dijo seriamente –perdonen la interrupción. – Consiguió clamarse un poco haciendo lo posible para que la ventisca desapareciera y no asustara a los presentes. -Los que no estén de acuerdo con mis palabras o no estén interesados en escucharlas, siéntanse libres para abandonar este aposento.-

Elinor sin sospechar volteó hacia su hija y levantó una ceja con la mirada encogida. Ésta, siquiera había dado cuenta a lo último que había dicho la reina, por lo tanto no sabía el porqué de la expresión de la madre. –Siéntate bien Mérida e intenta por lo menos hacer cara de quien está prestando atención!- Dijo muy seria. –Esto es una estupidez! Para qué tengo yo que perder el tiempo aquí?- Balbuceaba la princesa de Escocia mientras se agachaba en el sillón y se cruzaba de brazos.

-Me repito. A los que no estén a gusto, no causarán ninguna molestia si deciden retirarse.- Esta vez, Elsa habló mirando directamente a la princesa, y la misma se percató que la "directa", iba por ella. –Muy bien! – Dijo a media voz. –Te esperaré fuera en el salón principal, mamá.-

Así mismo, se levantó y se retiró del recinto. Elinor quedó blanca como un guante y sólo consiguió articular una sonrisa nerviosa hacia la regente de Arendelle.

Para sorpresa de Elsa, Anna salió justo de tras de Mérida, por los bajines, escondiéndose entre los asientos y sin llamar mucho la atención. Elsa alzó los ojos sobre su hermana y ésta ni siquiera se detuvo a mirarle. Contuvo el aliento, cerró los ojos y contó hasta cinco pausadamente.

Al rato de acabar su discurso, todos los invitados se dirigieron al salón principal, donde les esperaba más comida, bebida, música y baile. Elsa fue, después de saludar formalmente a los demás regentes, en busca de su hermana para regañarle como era debido por haber salido a mitad de un discurso. Para su disgusto, la vio comiendo dulces como una niña pequeña al lado de nada más y nada menos, la prepotente princesa de Dunbroch. Ambas habían entablado una pequeña conversación sobre postres y aventuras mientras se hinchaban de panecillos y gofres con chocolate.

Se acercó tempestuosa y se dirigió a Anna sin ni siquiera mirar a Mérida. –Crees que está bien lo que has hecho ahí dentro?- En ese mismo instante Anna perdió su apetito. –Me has dejado en evidencia frente a dos comitivas visitantes Anna! Cómo quieres que me gane su respeto y alianza si ni siquiera mi hermana menor es capaz de quedarse a escuchar un pedido de disculpas!? Un pedido de disculpas, por los dioses! Y la gente lo agradece marchándose!-

-Eh, eh… "la gente" tiene nombre. Me llamo Mérida, creo que ya fuimos formalmente presentadas. Se inquietó la pelirroja. -Princesa – dijo Elsa en tono bajo y tranquilo. –No creo que usted haga parte de esta conversación, así que por favor, no vuelva a intervenir.- La heredera casi no podía creer tamaña arrogancia que la reina desprendía hacia ella e indignada soltó un estallido con la boca. –Tsss…

-Algún problema princesa?- Retrucó Elsa más molesta aún. Nunca había conocido a nadie que se interpusiera ante ella con tanta facilidad y falta de, miedo?

-Ninguno su majestad! Es sólo que, no le regañe tanto a su hermana. No debe pedirle mucho! Al fin y al cabo es muy joven, estas cosas bien sabes que aburren y…-

-Princesa! -Corrigió Elsa. –Anna es la princesa de Arendelle, heredera al trono si yo no estuviera en condiciones, así que pienso que tanto ella como usted, deberían prepararse formalmente para ocupar sus respectivos puestos reales; por lo que sé, tú eres la sucesora de tu madre al trono. Deberías estar mejor preparada. – Soltó con arrogancia.

"Tú"? Desde cuando la reina había perdido el protocolo hacia un noble? Probablemente en el mismo momento que olvidó hacer amainar la ventisca que giraba a su alrededor. Ambas princesas se movieron un poco para evitar el frio de la ventisca, entonces Elsa se dio cuenta de lo que estaba haciendo e intentó calmarse.

-Tranquila hermana.- Dijo Anna en tono suave. –Perdóname por mi comportamiento, estaba hambrienta y como vi que la princesa de Dunbroch se retiraba, pensé que no haría ningún mal adelantándome a comer algo.- Recalcó. La reina la miró con dulzura, era imposible enfadarse con Anna por más de cinco minutos. Luego echó una mirada de desaprobación hacia Mérida y dijo sin pudor –Está bien, no te preocupes. La charla estaba durando. Sin embargo, no me gustaría que te juntaras con este tipo de personas. Son mala influencia para ti cariño…-

"Este tipo de personas"? Con qué la estaba comparando Elsa? Y, con quién creía que estaba hablando?

-Disculpe majestad…- Dijo sonando sarcástica la pelirroja. –Creo que no ha entendido bien, que soy la heredera al trono de Escocia, al mando de cuatro ejércitos cuatro veces más potentes que el suyo. –Reprochó la princesa orgullosa. –No le conviene llevarse mal conmigo. Además, insultar a sus visitantes cuanto a su educación, es falta de la misma. A mi madre no le haría mucha gracia escucharle decir que ella me ha mal educado.-

-A mí nadie me dicta lo que me conviene o no, princesa, y menos estando en MI reino. Pero gracias por su advertencia. A propósito, disculpame por lo que dije sobre su educación. Está muy claro que su madre es una mujer honorable. El problema es que algunos hijos no consiguen seguirles el ejemplo a sus padres. Vamos Anna! -

Y se retiró antes de Mérida poder reaccionar, jalando a Anna del brazo mientras ésta, se volteaba hacia Mérida y le dedicaba una sonrisa y un adiós con la palma de la mano.


Bueeeno, qué os ha parecido? Muy poquito aún para comentar no? Esto es sólo el principio de una laaarga historia ;)

Gracias por leer! =]