The Reminiscence of one Doll:
Le colocó los ojos de color azul cielo, ya sin el brillo que debían poseer, el brillo que le arrebató cuando le arrancó la posibilidad de vivir. Peinó sus hermosos cabellos de plateados decidiéndose en dejarlos sueltos. Acarició la fría y pálida piel de cera. Se acercó con un vestido de novia que había bordado el mismo y le colocó unas hermosas zapatillas blancas con poco tacón. Pero aún le faltaba algo. Sonrió una vez le colocó el colgante con un granate.
La llevó a una enorme habitación de paredes de cristal y la depositó justamente en el centro. Su muñeca estaba terminada, la más bella de todas. Agarró sus manos con amor y le sonrió a la muñeca de plata.
Sin tener corazón, tal vez fuera imposible y antes de que ella pudiera notarlo, conoció el amor. Para ella, ya vuelta una muñeca sin vida, el amor era algo inalcanzable después de eso. Ella sostuvo aquel granate, el rojo de un artificial amor.
"Quisiera decirte cuanto yo te amo"
Al poco tiempo, él se había encariñado con una joven viva, él comenzó a amar a la chica de cabellos de oro. El soltó su mano y la muñeca de plata se cubrió de polvo. Con lágrimas que no podía derramar, ella lloró.
"Por favor, ámame solo una vez más"
La chica de oro podía hablar, podía reír, podía llorar. Ella no podía hacer nada.
La muñeca de plata se enteró del amor y más tarde del dolor. El amor era algo inalcanzable después de eso. Aquel profundo granate que ella aun sostenía no era más que una artificial escritura de lo que fue su amor.
"Quisiera que supieras el dolor que me causa ver que ella tiene toda tu atención"
"¿Por qué no puedo hablar? ¿Por qué no puedo llorar?"
¿Está bien que a una muñeca le causen dolor? ¿No es suficiente?
"A pesar de que ella no te mira, eso no cambiará tu actitud ¿cierto? No volverás a mirarme ni a tocarme…"
"Por lo menos en mis sueños, ambos nos volveremos a reunir para bailar bajo la luna, mi querido Kanato"
