El Plan

La tranquilidad reinaba en la ciudad. Los criminales no salían de sus escondites porque sabían qué sería de ellos si lo hacían.

Los titanes mantenían un riguroso control sobre la seguridad de la ciudad.

Eran las seis de la tarde cuando recibieron una alerta sobre un asalto en una joyería.

Inmediatamente los cinco titanes salieron en dirección al lugar del crimen.

Al llegar, vieron a un tipo custodiando la entrada principal armado con una pistola. Ni bien los vio, empezó a disparar, pero las balas eran detenidas por el campo protector de Raven.

Como vio que no podía hacer nada, lanzó su arma al suelo y comenzó a gritar para alertar a sus compañeros pero fue silenciado por un puñetazo de Cyborg.

Del interior del edificio salieron dos hombres, uno de ellos portaba un revólver y el otro que llevaba un maletín era Richard, un conocido criminal de la ciudad.

Robin se acercó rápidamente pero Richard lo alejó con un golpe de su maletín y extrajo velozmente una granada de su bolsillo.

Mientras sonaban los disparos, Richard lanzó la granada exclamando:

-¡Mueran!-

Pero el explosivo llegó hasta la vereda frontal y cayó cerca de un joven que se había echado al suelo cuando sonaron los disparos.

Al ver eso, Raven capturó al objeto con su poder y explotó sin dañar a nadie.

Mientras, el pistolero era abatido por Starfire cuando éste se disponía a recargar.

En ese momento llegó la policía y, al verse rodeado, Richard se rindió.

Robin se acercó y le quitó el maletín.

-Mala suerte, Richard.-Dijo Robin mientras les devolvía las joyas a sus propietarios.

Cuando Raven estaba por acercarse a los demás fue abordada por el joven al que le salvó la vida.

-Gracias.-Dijo con cierto aire de timidez

Raven le sonrió levemente porque no sabía qué decirle. Él también sonrió y se marchó en dirección opuesta.

Y mientras, Richard era esposado por los oficiales y metido en el camión de la policía.

-Ustedes son la mayor mierda que tuve la desgracia de conocer.-Expresó Richard mirando a los titanes.

-De ti pensamos lo mismo.-Contestó Chico Bestia.

Las puertas del camión se cerraron con los delincuentes dentro y el vehículo se alejó.

-¡Bien!-Exclamó Robin juntando las manos.

-¡Vamos a festejar!-Propuso Cyborg.

Así, los amigos fueron a la famosa pizzería a comer y luego regresaron a la Torre.

Aún era temprano, por lo que Cyborg y Chico Bestia se fueron a jugar con los videojuegos en tanto que Starfire se dirigía a su habitación.

-¿Qué vas a hacer?-Le preguntó Robin a Raven.

-No sé, leeré algún libro quizás. ¿Y tú?-

-Voy a investigar acerca de la Academia Hive porque me inquieta su prolongado silencio.-Respondió Robin mientras se iba a su habitación.

Raven se quedó en la sala sin hacer nada. Al rato entró Starfire con su alegría de siempre, dirigiéndose al refrigerador para beber mostaza.

De pronto la risa de Cyborg llenó la habitación.

-Te volví a ganar. Viejo, mejor retírate de esto porque no sirves.-Dijo Cyborg con una sonrisa de oreja a oreja.

Chico Bestia se enojó y se fue murmurando maldiciones.

Raven estaba sentada, mirando todo desde la mesa.

-Ahora lo que lo terminaría de hundir sería que le ganes tú.-Aseguró Cyborg mirando a Raven.

Raven sonrió, pero no dijo nada.

Como dos horas después, Robin salió de su habitación y en el pasillo se encontró a Cyborg.

-¿Qué haces, Cyborg?-Interrogó Robin.

-Nada.-Contestó el titán.

-Bueno... ¿Raven está en la sala?-

-No, se fue arriba.-Respondió Cyborg señalando el techo.

Después de despedirse de él, Robin fue hacia la terraza donde hacía un frío estremecedor. Allí la vio a la luz de la luna, mirando hacia el oscuro horizonte.

-¿Qué haces?-Preguntó Robin tan repentinamente que su amiga se sobresaltó.

-Pensaba en la ciudad. Como cambió desde que nos hicimos respetar.-Contestó Raven sin mirarlo.

-Si tienes algún problema o pasa algo... ya sabes.-Le dijo Robin seriamente.

-Estoy bien.-Fueron las palabras de Raven.

Robin no dijo nada, y el silencio se apoderó de la situación. Minutos después, Robin quiso romperlo justo cuando una suave brisa movió los cabellos y las capas en medio de la oscuridad.

-Quiero felicitarte, por tu heroicidad al salvar a ese muchacho.-

-No fue algo heroico, solamente controlé la explosión de la granada.-Replicó Raven.

-Pero al hacerlo salvaste una vida. La granada no estaba cerca tuyo, por lo tanto pudiste dejarla estallar, pero decidiste proteger a los civiles.-Explicó Robin.

-Es mi trabajo, lo hago todos los días.-

Al recibir esa respuesta Robin pensó que ella no quería ser molestada. Pero antes de irse le dijo:

-Ya es tarde, y quizás mañana haya cosas que hacer.-

Robin se fue y ella se quedó sola. Luego, lentamente, se dio vuelta y caminó hacia su habitación preparándose para el próximo día.

Continuará...