Ni Naruto, ni sus personajes me pertenecen. Son obra de Masashi Kishimoto.
A tres minutos de la muerte.
Respiras, aunque no lo quieras hacer más. A veces llegas a ese punto en el que la vida, de verdad, ya no tiene sentido. Solo quedas tú, quieras o no. Todos han muerto a manos de él. Aún queda Naruto, la última oportunidad, la única esperanza, porque, acéptalo, tú nunca podrías hacer nada contra él, el amor de tu vida. Y te odias, porque sigue siendo el amor de tu vida ¿Se puede odiar y amar al mismo tiempo? ¡Pues al parecer tú sí puedes! Y sabes que ese es el fin.
Tendrás que dar tu vida para darle tiempo a Naruto de recuperar su chakra. Y sientes que el aire se te escapa y una roca aplasta tu corazón, tratas de ser valiente frente a la muerte pero es inútil, nadie asimila la idea de dejar de vivir en un dos por tres, tienes tanto miedo que incluso comienzas a temblar.
Te levantas y ese insistente dolor en la rodilla izquierda no te deja en paz, ¿Estará tu pierna rota, seguirá en su lugar? Ya no te importa, tú estas manchada de sangre, alguna tuya, otra de algún amigo que trataste fallidamente de revivir... ¿pero quién quisiera estar vivo ahora? Miras con pesar los cadáveres a tu alrededor y la sangre que envuelve todo sin compasión, estas cansada, saliste al campo de batalla hace cinco horas y no has parado de curar a los ninjas heridos.
Él, en cambio, esta íntegro, con leves rasguños, caminando como la vez que dejo Konoha, engreído y odioso, rencoroso, frío y a estas alturas dudas que sea todavía un humano. Y le amas…
Llegas donde él y das el primer paso hacia tu muerte. Un golpe seco contra el suelo con el puño desnudo pues tus guantes han quedado quién sabe dónde, como de costumbre el suelo se parte en tantos pedazos que parece una lluvia de pesada grava. Tu puño arde y sangra un poco de los nudillos, porque contadas con la mano son las ocasiones en que golpeas así de fuerte sin tus guantes. Inútil.
Él, como niño en parque, esquivó cada pedacito de piedra y se posiciono frente a ti. No duraste en pelea ni un minuto. Que rabia sientes, se acumula toda en tu cara, tornando tus mejillas de un rojo intenso. Tiemblas levemente, eres una cobarde.
Te paraliza, esta frente ha ti, cerca, muy cerca, miras su pecho, pues claramente es más alto que tú. Tu respiración se empieza a terminar, por fin. Alza una de sus frías manos y la pone en tu cuello, pero no con delicadeza, estruja un poco la blanca piel que se amorata ante el rudo tacto, ejerce la fuerza necesaria solo para poder respirar lo necesario, pareciese que su mano esta cubierta de escarcha, tan fría que quema. Y un copo de nieve se atraviesa entre los dos, ¿está nevando? Sí. Blanca nieve cae en el sangriento campo de batalla y se mezcla con el carmín de la sangre, con la guerra se te a olvidado que es enero.
–Vas a morir, Sakura. –Habla sin ningún tipo de culpa.
–Así parece. Pero algún día iba a hacerlo ¿No, Sasuke-kun? –A pesar de todo ¿Le amas, le tienes afecto? ¡Tú si que estás loca!
Desenfunda la katana y el sonido metálico te pone alerta, haciendo que des un salto fallido intento de escapatoria, porque tu cuerpo te pide que huyas, que escapes, que corras lejos del peligro. El amor de tu vida es un peligro mortal que está a punto de llevarse tu miserable e inútil vida. La coloca en tu vientre sin titubear un poco, solo haciendo un poco de presión como para sentir la punta de la katana amenazando con cortarte las entrañas.
–...¿Algún último deseo?
–… –Piensas y no sabes que contestar, tal vez es la idea que el inhumano amor de tu vida te conceda "un último deseo" lo que te ha dejado sorprendida y sin palabras. Te apresuras a coordinar las palabras en tu boca antes de que se arrepienta y te mate de una vez, pero desear una última cosa te pone a pensar que cualquier cosa sería demasiado estúpida. No encuentras una buena última voluntad. –Tres minutos. Quiero hablarte por tres minutos.
El silencio inunda su alrededor y se palpa la incomodidad.
–Tres minutos. Empieza. –Respondió Sasuke fríamente.
–… Tres minutos te puedo llenar de mentiras, decirte que te sigo amando y que me marcho contigo aunque tú no quieras. Podría jurarte lealtad, ofrecerte mi vida, decir que cambiaría por ti. Pero no lo haré, porque en mis últimos tres minutos no quiero mentirte. Es difícil para mí creer que el compañero que un día me protegió, hoy quiere acabar con mi vida, y me es aun más difícil creer que yo de idiota le sigo queriendo.
Él no se ha movido ni un ápice, solo escucha o finge hacerlo. Duele ser ignorada hasta en los últimos momentos.
–Te extrañé por mucho, muchísimo tiempo al grado de sentir que la vida ya no tenia ningún sentido, daba tanta lástima y era... -soy- tan inútil que lo mejor sería morir, desaparecer ¡Que estúpida de trece años tiene esos pensamientos, solo yo! Entonces mis amigos intervinieron, me sacaron adelante, me mostraron que la vida no solo es entregarle amor a otro, la vida es sueños, lucha, felicidad, tristeza, amor, amistad... y los mataste, a cada uno de ellos... los... los mataste, pero lo que más me duele es que yo de idiota te sigo queriendo. ¿Dime alguna vez me quisiste?
–… –Sus fríos ojos ni te miraron.
–Sí, lo imaginé. Me quedan dos minutos y te quiero preguntar ¿Te arrepientes? ¿Has pensado como hubiera sido tu vida si no te hubieras ido?
–…Cada día me lo pregunto. Pero el hubiera, Sakura, no existe.
–¿Sabes? Me has intentado matar más de una ocasión ¡Ah, pero que estúpida!... pero esta es la primera vez que lo siento de verdad, de verdad tengo miedo de la muerte. Por primera vez tus palabras duelen y me aterrorizan como no tienes idea, me siento como esta nieve a nuestro alrededor frágil y tú eres como sal que me desintegra, y quema, como quema. No sé qué deshace mi corazón tus palabras o tal vez sea el hecho de tu gélido e incomodo contacto ¿Tú que crees Sasuke-kun?
–Tal vez ambos. –Tan cortante, hasta en tus ultimas palabras.
–Me queda solo un minuto, y aunque tu katana aun no me atraviesa tú, por tu simple presencia, me lastimas más. Alguna vez creí que lo que sentía por ti era obsesión pero me doy cuenta que ocupas más lugar en mi corazón de lo imaginado si a pesar de todo lo que me has hecho, yo de estúpida te sigo queriendo. ¡Sal de mi corazón Sasuke-kun! ¡Ya no te quiero en el! –Desesperas, y las lágrimas corren por tus mejillas te estás acabando en lágrimas. –Solo un minuto, resta un minuto de mi vida y lo desperdiciaré haciendo la estupidez mas grande.
Con fuerzas de quién sabe dónde cubres con tu mano la diestra con la que él empuña su katana. Se pone a la defensiva y te voltea a ver tal vez pensando en que tratarás de defenderte, pero notas como alza un poco las cejas al notar lo que realmente haces. Empieza a quemar, tal vez no más que sus palabras, ni su presencia, sus actos o su mirada... pero quema, el filo que se encaja en tu estómago te da nauseas y un horrible dolor que jamás habías experimentado, gritas tan lamentablemente que hasta a tú te das vergüenza.
Sangre brota de tu vientre y empujas más la espada dentro de ti, gimiendo un poco, alterada y temblorosa, pero no te detienes hasta estar pecho contra pecho, con su mano sosteniendo el mango de la espada y la tuya ejerciendo presión. Te mira sorprendido, solo un poco, pues tu misma te has perforado, el otro extremo de la larga espada sale por tu espalda y el poco aliento que te queda choca en su pecho.
–Nunca dejaste de ser molesta ¿Verdad? –Quita su mano de tu cuello.
–Para ti, nunca. –Sonríes irónicamente y sientes que todo da vueltas. –Tres minutos, mis últimos tres minutos los desperdicie en ti, patán. –Te siente mareada, nada bien. –Sasuke-kun tal vez no te importa… pero… te perdono…hazme un favor y muérete... te espero en la-la otra vida... yo... te-te amo. –Las piernas ya no te sirven. Flaqueas y crees que caerás pero él te sostiene por la cintura.
–Molestia. Sigues tan estúpida como te recordaba...
Toma tu mentón y por primera vez lo ves a esos ojos rojos que tanto te asustan, pero se tornan negros, como cuando te enamoraste de él, se acerca a ti y te besa.
Tal vez, un beso de el en tu lecho de muerte, no fue lo que esperabas, pero lo hace delicadamente, por un minuto crees que se ha vuelto humano, que no hizo tales atrocidades, y tu de estúpida le quieres.
Sus labios no queman como sus manos, son cálidos. Una punzada te anuncia la hora, te separas de él, ves su boca; está llena de sangre y te das cuenta que es la tuya. Lo miras a los ojos, él desentierra su espada. Y de un de repente, te deja caer. Chocas contra el rocoso piso y un ruido insoportable inunda tus oídos, todo se nubla y sientes que la cabeza te estallará en cualquier segundo, no sabes qué duele más, la herida, tus piernas o tu corazón. Se marcha sin mirar atrás, lo pierdes en el horizonte y cierras los ojos.
Después de unos minutos de agonía parece que todo se ha ido. Es como si un gran vacío te hubiera absorbido, ¿Es eso la muerte? Sí. Aunque él te haya robado la vida, junto con tu primer beso, tu de estúpida aun en la muerte… le amas.
¿Quién diría que el mejor momento de tu vida fue a tres minutos de tu muerte?
.
.
.
Fin.
Bien, siendo las 3:45 de la mañana, hora del centro de México, y padeciendo de un severo insomnio me he puesto a revisar mis viejos Fanfics y me he dado cuenta del desastre gramatical y ortográfico que era (¿soy?), así que me puse a corregir éste, mi primer bebé, aunque no aseguro que la ortografía sea la mejor. Una historia muy sangrienta si es que así lo quieren ver, pero lo que trataba de redactar era (en ese entonces) la crueldad de Sasuke, que aún así parece volverse humano con Sakura (?), aunque antes yo creía que sí acabaría por matarla, pero ahora con los raros cambios en el manga, ya no sé que rumbo lleva esto.
Agradezco a las tres personas que comentaron mi primer trabajo a pesar del desastre. Espero, me regalen algún comentario y... bueno ya, adiós.
