Bueno, como no podría ser de otra forma, acá estoy molestando otra vez, jejeje. Mil disculpas para la Dark Raxiel, que le había prometido no hacer un fic de este calibre hasta no hacer.... ese que te dije. También sé y soy conciente de que tengo mi pobre "Dejav" en proceso y tengo para subir uno de CCS pero bueno... no me miren a mi sino a todas esas cosas que me inspiran (véase OVAs y otros merchandising) que tengo en mi compu. Creo que a estas alturas ya no hay defensa que valga, no?
Espero, realmente que guste y que por lo menos, algunas de las cosas les hagan sonreír. ¿Un poquito de Ranma ½? Tal vez... yo creo que no y no se asusten, Saito no se va a convertir en lobo con el agua fría ..
Por cierto, quiero dedicarle este trabajito a Blanca Carolina Perez Quesada, una amiga estupenda que hice en la red a la cual admiro y quiero muchisimo.
Acá va!
Una chica (?) llamada Kenko.
Capítulo uno: Ella es mi prima, Kenko.
En un frío día de febrero, más precisamente en el último, había un gran tumulto en la Universidad de Tokio, debido a que tanto nuevos como viejos estudiantes se reunían anotarse en el nuevo año lectivo. Ya todos habían hecho una pre-inscripción así que solo pasaban para ver las clases y los horarios, o para hablar con los profesores por los masters y postgrados posibles. El tiempo frío, que para estas épocas debería haber menguado estaba terrible ese día, debido a un aguacero de última hora que agarró a varios estudiantes desprevenidos. La Universidad, también llamada por los lugareños "To-dai" estaba, pese a lo feo del tiempo rebosante de gente. Y como para que no lo esté! Muchos estudiantes habían realizado grandes esfuerzos estudiando y estudiando para rendir bien los exámenes de ingreso para estudiar allí. Había un pequeño porcentaje de estudiantes que viajaron desde otras prefecturas para poder asistir pero todo el esfuerzo era bien recibido por el reconocimiento del estudio.
Entre toda esa gente bien se podía pasar como cualquier "hijo de vecino" y él no era la excepción. Tras pasar el umbral de la gran entrada, admiró la multiplicidad de carteles que estaban en las paredes, indicando para que lugar había que dirigirse. Prestó atención a los bustos y otros folletos que estaban en una gran pizarra entre los cuales figuraba un colorido "bienvenidos" en varios idiomas. Fijó la vista en el indicador del Departamento de Letras y se encaminó hacia allí. Dejaba un pequeño rastro húmedo a su paso, que se escurría de su campera impermeable mojada y aún con la capucha puesta llamó a una puerta con un cartelito con letras negras. ¿Paraguas? No usaba, prefería sentir la lluvia sobre la ropa.
Tomando el pomo de la puerta y girándolo pidió permiso antes de entrar y se adentró en la oficina. Era algo vieja, con la mayor parte de sus muebles en madera con una división central que separaba una pequeña secretaría de la oficina principal. Los pisos, también de madera, crujieron un poco con sus pasos pero la señorita que tenía enfrente estaba muy ocupada en sus asuntos como para darse cuenta. Se escuchaba un leve tecleo en la oficina contigua y una silla que hacía ruidos de metal corroído. Se acercó al escritorio de la secretaria, una mujer de unos años más que él y, aclarándose la garganta llamó su atención que estaba fija en una computadora.
-disculpe, estaría el señor Tanaka?- dijo despacito y de forma amable. La mujer volteó para encontrarse con un encapuchado con ojos cristalinos. Le sonrió y le contestó –si, enseguida lo llamo. ¿usted ha concertado una cita con él?-
-oh, si seño..(miró el anillo reluciente en la mano de la chica)..ra. Yo llamé desde Kyoto hace un mes, más o menos para concertar esta entrevista-
-está bien. ¿Puedo saber porqué asunto?-
-si, por un postgrado en Literatura Clásica Japonesa, me dijeron que el podría ser mi profesor guía.-
-ahh! De acuerdo!, ya le digo- dijo esto mientras se levantaba de la silla, también de madera y le preguntó, justo antes de voltear y golpear la puerta en la oficina posterior. –disculpe, ¿su nombre?-
-Himura, Himura Kenshin-
-de acuerdo, Señor Himura, siéntese y espere por favor hasta que el doctor pueda atenderlo-
-muchas gracias- dijo él, destapándose una reluciente cabellera roja y mostrando ahora si sus ojos violetas acompañados de una amable sonrisa. Se sacó el camperón y lo dejó colgado en un perchero. Se sentó en un gran sillón de cuero y no pudo evitar sonreír cuando hizo el ruido tan típico cuando se terminó de apoyar. A veces, se sentía con al menos 10 años menos al reírse de tonterías como esas.
Una jovencita, de no más de 17 años aparentemente corría como loca bajo la tenue lluvia en Tokyo. Su larga y prolija trenza se meneaba con sus movimientos. Pese a estar con un impermeable buena parte de sus pantalones y la que dejaba al descubierto su campera también estaba algo húmeda haciendo que el celeste de su remera se tornara casi azul. Ya adentro y tratando de recuperar el aliento buscó con la vista y, hasta donde le permitía su baja estatura, a alguien que pueda orientarla. Necesitaba saber sus horarios, profesores y aulas y en esa multitud parecía que no fuera a encontrarlo nunca. Mientras recorría el concurrido salón principal alcanzó a ver el anuncio de "1 año de Artes" y con una gran sonrisa buscó su nombre en la grilla para averiguar sus datos. Sacando de su mojada mochila (que gracias a Dios era de una especie de tela plástica) un cuadernito y una lapicera buscó con la vista su nombre entre el montón. Como no podía encontrarlo por una cuestión muy sencilla (con más de 200 kanjis parecidos, chiquitos y pegados... ¿alguien puede hacer una buena búsqueda?)se empezó a ayudar con la lapicera, haciendo de señalador. Mientras pasaba se chocó con otra lapicera y miró a su dueño. Una chica la estaba mirando también y le sonreía. Casi como un susurro le pidió disculpas y siguió en lo suyo. Nuestra chica de trenza larga la miró un ratito. Pelo larguísimo en una cola de caballo alta y de un color negro azulino, un poco más alta que ella y con unos grandes ojos azules profundos detrás de unos lentes de marco negro fino con vidrios rectangulares. También notó que si no fuera por ese choque jamás se habría percatado de su presencia ya que estaba totalmente vestida de negro y bien parecía venir de un velorio. No le quedaba mal pero la confundía con el resto, un buen camuflaje. En cambio ella de celeste y jeans azules claros... casi una antítesis. Vio que la chica se encontró y anotaba sus horarios. Ya prestando atención también se buscó a ella misma y, al encontrarse entre la maraña de ideogramas anotó sus clases. La chica la miró de nuevo, ahora al parecer queriendo entablar una conversación.
-hola-dijo suavemente y miró donde apuntaba la lapicera de su receptora- Makimachi-san, parece que estamos en los mismos cursos-
-ah! Hola!-dijo ella, sonriendo. Parecía una adolescente de 14 años poniéndose nerviosa al hablar con extraños. –parece que si, ¿no es cierto? Disculpa, pero si vamos a ser compañeras llámame por mi nombre, Misao- dijo terminando sus anotaciones y tendiéndole la mano. La otra se la apretó en un gesto cordial.
-bueno, Misao-san, un gusto conocerte. Me llamo Kamiya Kaoru y espero que nos llevemos bien- completó con una sonrisa. Misao estaba contenta, tanto que la habían asustado sobre Tokyo. La chica esta, Kaoru, parecía de lo más amable y no concordaba con el montón de mitos que le habían dicho de la gente de la gran ciudad. Tenía también bastante gracia para hablar así que pensó que seguro vendría de una buena familia. Kaoru mientras la miraba divertida porque se había quedado con la mano de ella agarrada mientras pensaba en vaya a saber que cosa.
Sin duda no es de aquí, pensó Kaoru un rato después de ver como miraba su reciente compañera el centro de la ciudad. Se pusieron de acuerdo para ir a comprar un par de cosas que seguro necesitarían, como cuadernos, hojas para los dibujos, etc. Kaoru, tratando de comenzar una conversación con su acompañante habló del clima, de la ciudad, de la gente, de todo un poco pero de nada en particular. Sin poderlo evitar la más alta de las dos preguntó – tu no eres de Tokyo, ¿no es cierto?-. Misao, un poco sorprendida, asintió con la cabeza, después de todo si bien Tokyo era una urbe gigantesca y abrumadora no era tan distinta de su tierra natal. – Si, soy de Kyoto, vine a realizar mis estudios aquí porque dicen que la To-dai es la mejor de todas...-
- Bueno- dijo Kaoru cortándola –en algunas cosas es la mejor, pero en otras no lo es tanto. Por suerte nuestras asignaturas tienen buena fama y reputación-
- Si, es cierto- contestó la otra. -¿alguno de tus compañeros de la preparatoria está también estudiando aquí?-
Las facciones de la otra chica se pusieron rígidas por un instante para estar de nuevo relajadas en segundos – Ahh, no, toda la gente que me importa está estudiando lejos pero no me siento sola de todas formas- terminó con una sonrisa. Misao no pudo evitar pensar en como haría esa chica para estar bien lidiando con esa clase de soledad ya que ella se moriría sin tener a sus amigos cerca. De hecho, ese era uno de los motivos por los cuales había dudado seriamente de mudarse a Tokyo a pesar de que su futuro como artista era muy prometedor. – Pero dime, Misao-san, tu no has venido sola, no? No puedo imaginarte como una persona que lleve bien estar sin gente alrededor, no sé por qué, jeje- agregó Kaoru.
- Ah! No! He venido con unos familiares que no me dejaban venir sola de ninguna forma. Son tan sobre protectores a veces pero al mismo tiempo no puedo imaginarme sin ellos, menos sin el abuelo-
- A mi me pasa lo mismo con mi padre, sabes? Pero a veces es bastante molesto cuando se pone todo conservador y paranoico-
- Bueno, Kaoru, así son los padres después de todo... jajaja, mi abuelo es justo igual que tu papá-
- Si, tienes razón- Dijo Kaoru sin poder evitar reírse un poco. Por lo poco que había hablado con la chica era divertida, sería excelente tenerla por amiga en su carrera, como para no sentirse tan sola. Y parecía que Misao pensaba lo mismo porque la miraba simpática, todavía entre risitas. Después de comprar un par de cosas fueron a comer algo donde pasó algo bastante extraño. Si bien Misao notaba que Kaoru recibía una cantidad notable de miradas de los chicos que pasaba era rara la actitud de la chica ante ellas. Mientras ella se ruborizaba terriblemente Kaoru demostraba un fastidio increíble. Tal vez eran así los chicos de Tokyo, pensó, y ella siendo residente ya estaba acostumbrada a esta clase de demostraciones.
Cuando Misao dijo que se iba para su casa porque tenía cosas que hacer Kaoru la acompañó a tomarse un taxi. En eso, un muchacho bastante apuesto le ofreció el taxi que iba a tomarse para que Misao lo pudiese usar. La aludida no hizo menos que sonreír y agradecer pero en cuanto pudo darse cuenta, como una estatua de piedra estaba Kaoru sentada a su lado, con una furia de mil demonios matando al chico con la mirada.
Obviamente que Misao se asustó y pensó que su nueva amiga estaba completamente loca.
Con un hilo de voz le preguntó que se trataba todo eso, esa reacción tan imprevista. Con una mirada fulminante le contestó seria –no confío en los hombres y no me agradan en absoluto -. Después de escuchar al taxista tragar saliva de una forma bastante abrupta y ahora con un leve tembleque en las manos la cabeza de Misao empezó a carburar. Bueno, pensó, tal vez es feminista o algo por el estilo, con toda esta nueva movida de la liberación femenina en Japón.
Pero algo era muy cierto: para ser sus primeras horas entablando una conversación con alguien de Tokyo, esta había sido muy interesante y ya escucharía que pensaría su familia al respecto. Después de todo, tal vez si su hermana tenía razón y toda la gente de Tokyo estaba bien loca.
Kenshin había vuelto hecho una sopa de la universidad para encontrarse con su tío mirando la televisión muriéndose de risa.
Literalmente.
El tipo ya estaba grande para andar haciéndose esa clase de fiesta mirando dibujitos graciosos. A ver si le daba un paro de solo reírse. Igualmente, toda esa apariencia de viejo débil era solo eso, una apariencia. Si los ponían a pelearse a trompadas limpias seguro que el mayor saldría limpito de golpes y él con varias costillas rotas. Aún así las ordenes de su padre fueron bastante claras: "Cuida al viejo y a la chica". Era un fastidio ser el mayor responsable de los tres. Visto y considerando que iba a ser la "mam" del trío que la suerte había formado fue a hacer algunas tareas domesticas, luego de poder acomodarse mejor en lo que sería por los siguientes dos años aproximadamente su habitación. Bah, de poder acumular el montón de libros y poco equipaje que había traído.
Pero todo sea por el estudio, después de todo, pocas veces se viene recomendado y graduado con honores de la Universidad de Kyoto.
Como sea, tenía que empezar a acomodarse antes de que llegue su prima y lo vuelva loco hablando y hablando sin parar. O sea, a veces era divertido pero hoy no estaba del mejor de los humores. Primero, se había empapado y no estaba muy abrigado, por consiguiente se moría de frío. Segundo: el profesor que tenía que ver, si bien parecía un buen tipo y mejor profesional no tenía mucho tiempo para la entrevista teniendo en cuenta el comienzo del año lectivo y montañas de trabajo que hacer. Y tercero, como frutilla del postre, un muchacho lo confundió por una chica y lo tuvo toda una calle diciendo promesas de amor eterno bajo la lluvia.
Hasta que se cansó y le pegó tal grito que no dejó duda de su hombría.
Lo bueno es que después de ordenarse en su nuevo habitáculo se iba a dar un rico baño con agua caliente y eso le sacaría parte de su mal humor. Por suerte el clima se estaba despejando así que cuando vuelva ella la iba a agarrar de esa trenza larga y le iba a obligar sutilmente que lo acompañe al mercado. Todo, por supuesto, después de su tan merecido baño.
Al rato, cuando estaba casi terminando de bañarse se escuchó la puerta de entrada, seguida de un "ya estoy en casaaaaa" de la voz inconfundiblemente infantil de su prima Misao. A lo que le siguió una sobre actuación de su tío de "abuelito preocupado" que terminó en un indefinido ruido a roto y golpes.
Hay cosas que nunca cambian. Vamos a ver si en el transcurso de esto seguimos pensando lo mismo.
Después de deshacerse de su abuelo Misao empezó a llamar a grito pelado a su primo, ya que se moría de ganas de contarle que había conocido a una chica en la facultad que era compañera suya y que era algo... especial. Especial de una forma que aún no podía calificarla. Como al quinto grito se escuchó por detrás de su propia voz una voz tranquila que no podía no ser otra que la de su primito. Aprovechando que el iba a tardar al menos unos cinco minutos más usó el tiempo a favor para poder cambiarse y ponerse algo seco y calentito. Y de paso, buscaba algo para entretenerse que no fuese una televisión porque los ojos ya le iban a quedar cuadrados de tanto mirar el aparato. No encontrando nada mejor agarró un mazo de cartas que tenía a mano y se fue para el comedor. Después pasó por la cocina a preparar un poco de té y ver con que excusa podía hacer que Kenshin de una buena vez se pusiera a jugar con ella porque por lo que sabía el era bastante bueno para los juegos de azar y siempre es divertido el desafío.
Cuando el se reunió con el resto de los habitantes de la casa, todavía con la cabeza húmeda se sintió un poco intimidado con la mirada siniestra de Misao. Definitivamente esto no estaba bien, porque esa cara significaba que una gran petición venía aparejada. Y como bien inteligente que era, hizo algo totalmente fuera de carácter y quiso correr de ahí tan rápido que ni se le viera el polvo.
-tsk, tsk, Himura, de nosotros no te escapas, no sabes todo lo que tengo que contarte!!- anunció una intimidante mujercita que lo tenía mortalmente agarrado del cuello de la remera.
Bueno, tal vez huir no era la forma más inteligente de escapar de ella. Visto que no tenía otra opción se sentó en la mesa y se puso a jugar a las cartas mientras reticentemente escuchaba su relato (como si tuviese muchas alternativas). De repente una descripción lo sacó de ese estado de tozudez y empezó a escuchar a Misao con más atención.
- Pero, no te imaginas, realmente me asusté con su reacción. Ella es una chica preciosa y no debería ser tan... como decirlo... "defensiva" con los chicos, después de todo había varios notablemente interesados en ella-
- Bueno, Misao-chan, tal vez ella tenga novio- dijo calmadamente Okina, el abuelo de ella y su infame tío. –después de todo, siendo como dijiste que es seguro tiene a alguien-
- Tock, tock, tierra al abuelo- contestó ella con sarcasmo - ¿acaso no dejé claro que ella me dijo, fuerte y claro que no confiaba y, ciertamente no le agradaban en lo más mínimo los hombres?. Pero no pude notar algo así como lesbianismo, si es lo que estás pensando, noté algo como un profundo rencor, o algo parecido- dijo Misao mientras cambiaba sus cartas y lucía pensativa.
Aunque realmente el pensativo era el pelirrojo. Antes que nada, remarquemos que si bien Misao reconocía que había chicas lindas en el mundo nunca decían que eran preciosas, además de su hermana mayor, Karen, que la veía como un modelo a seguir en algunos aspectos. Así que la chica de la que hablaban, una tal Kaoru si mal no recordaba, debía ser bonita, bastante. En segundo lugar, debe ser una chica educada por la forma respetuosa en la cual se refería Misao de ella. Y por último esa extraña actitud... si, definitivamente esa chica era todo menos lesbiana. Tal vez una gran herida en el pasado o algo parecido. O simplemente nunca se había enamorado, o un montón de cosas...
Y sin darse cuenta, perdió el juego por perderse en sus pensamientos.
Con una risa malévola Misao mostró su mano ganadora y el se quedó con la boca abierta, después de todo al principio del juego habían hablando de prendas o algo por el estilo. Bueno, al menos una cosa mala más no le hacía más daño al día. La frase dice "que le hace una raya más al tigre?", no es cierto?. Solo esperaba que esto no fuera ni doloroso ni cruel. La muchachita, como si fuera lo más natural del mundo se puso en grupo con su abuelo por unos segundos para pensar la prenda perfecta por haber prestado tan poca atención. Volviéndose los dos a enfrentar al pelirrojo, que para ese entonces con todo ese misterio ya estaba teniendo un leve tic en el ojo izquierdo de los nervios, dijeron en una voz extrañamente pausada.
- Kenshin, tu prenda es dar un paseo con Misao por el centro- dijo Okina
Él suspiró aliviado y trató de levantarse hasta que una mano fuerte lo sujetó del hombro.
- Pero disfrazado de mujer-
Unos pájaros trémulos salieron volando de un árbol cercano ante un grito salvaje varonil que decía: ¡¿QUÉ?!
Kaoru iba tan metida en sus propias ideas que cuando estaba en el centro se olvidó de comprar unos carboncillos que se le hacían indispensables para poder practicar unos sombreados, así que no le quedó más remedio que salir de nuevo a la calle e ir de nuevo a la librería. Una vez que llegó a su objetivo, compró lo que necesitaba y estaba saliendo de nuevo a la calle para irse derecho a su casa, cuando una trenza larga moviéndose le llamó la atención y buscó con la mirada.
Por más grande que sea la ciudad, pensó, evidentemente estoy destinada a cruzarme con esta chica. Cuando se estaba acercando notó que Misao no estaba sola sino que una persona extranjera la acompañaba. Bueno, una mujer extranjera, para ser más precisa. La chica pelirroja, que se veía sencillamente aterrada y muy incómoda, no dejaba de morderse el labio inferior y caminaba como si fuese un robot. Bastante divertido, si me dejan agregar. Sin saber si acercarse o no tentó a su suerte y dio un paso en dirección de su conocida, llamándola ligeramente por su nombre. La aludida, con un giro rápido, la vio y prácticamente corrió hacia ella llevándose a la extranjera casi flameando. Kaoru tuvo que hacer un gran esfuerzo para suprimir la risa porque la imagen no era para menos. Una vez que Misao estuvo enfrente de ella le dijo –bueno, parece que nos encontramos otra vez, ¿no, Misao-san?-
- Ah, Kaoru, que agradable sorpresa! No pensaba encontrarte por aquí- contestó un poco incómoda, sintiendo lo poco feliz que se sentía su avergonzadisimo primo.
Primo!!!
Primo. Varón. Hombre, parafraseando a Kaoru "no me agradan en absoluto"
Rápido, Misao, se repetía fervientemente, piensa en algo rápido.
Kaoru la miraba curiosa desde sus anteojos, con una media sonrisa. Kenshin, con ese gesto, tuvo que suprimir un saltito. Dios, pensó, la chica esta Kaoru realmente es preciosa. Y el vestido de mujer... que fastidio.
Un momento, esta podía ser una oportunidad única e irrepetible y le iba a sacar todo el provecho mientras pudiese. Porque al ver a la chica que tenía enfrente y como todo buen hombre que se jactaba que era, no podía dejarla sola con su trauma. Además del hecho de que se moría por conocerla. Misao, mientras tanto, pasaba unos extraños tres minutos de silencio y Kaoru se reía quedito de la escena. -¿acaso no nos vas a presentar, Misao-san?- dijo suavecito la chica de la cola de caballo alta, mirando directamente en los ojos violetas del acompañante de la desesperada Misao.
Dejando MUY buena parte de su orgullo de lado, y con la voz más femenina que pudo hacer en ese momento Kenshin dijo –pero, Misao-chan, ¡cómo no vas a presentarme a tu amiga!-
Tratando de no hacer tan notorio la forma voraz en que sus ojos se agrandaron de la impresión Misao trató de pensar en que decir mientras hablaba al mismo tiempo –ah! Si, por supuesto!! Er.. ella es mi... prima!! Ella vino conmigo de Kyoto para hacer un posgrado en...-
-Letras- contestó amablemente Kenshin, mientras sentía como un calor inusual producto de su vergüenza lo estaba sofocando.
-ah, si, Letras. Bueno, eso es, como mi primo-
UPS. Bueno, un detallito más, uno menos, que importaba.
- Ah, es un placer, mi nombre es Kamiya Kaoru, un placer conocerte...- dijo, mientras tendía su mano en un gesto de cortesía. Ok, ahora si Kenshin se quedó helado, no había pensado en el nombre.
- Ken...-
- Kenko!!!, Kenko Himura!- prácticamente grito Misao – Kenko Himura, mi prima-
Kaoru se rió de la reacción de su amiga, era una chica tan efusiva! –Entonces, Himura-san, espero que nos llevemos bien- terminó guiñando el ojo.
Y con esta frase final Kenshin estaba absolutamente seguro que no descansaría hasta ayudar a esta chica adorable que tenía enfrente, aunque el orgullo de hombre se le fuera al caño por eso.
Continuará.
Notas de Kirara26: Bueno, esto se me ocurrió una vez y es una idea que tenía en la cabeza, que me parecía muy divertida pero no sabía como "introducirla" por acá. Además de que tenía miedo de que ya haya algo por el estilo. Igualmente, vamos a ver que respuesta trae de los lectores. Este capítulo tan corto para mis estándares es una especie de tester. Si obtiene buenos resultados, se actualiza más rápido, sino... bueno, cuando haya tiempo. Por cierto, infinidad de gracias a mi beta que me señaló varias cosas interesantes, gracias Blanca!
Ahh!!! Lo de To-dai (los/as que vieron alguna vez Love Hina saben de lo que hablo) es una abreviatura de Tokyo Daigaku (Universidad de Tokyo)
Besotes y que la disfruten.
Nos vemos!!
Kirara26.
