— CAMILLE, LEVÁNTATE RAPIDO. LLEGAREMOS TARDE AL KINGS CROSS —gritó la madre de Camille desde la cocina.

Camille abrió los ojos, emocionada. Muy pronto iría a empezar su primer curso de Hogwarts. Saltó de la cama y bajó a toda prisa las escaleras.

— ¡Ya es el día! —canturreaba emocionada mientras se sentaba en el comedor.

—Te hice panqueques para el desayuno, hija —Dijo su madre dejando un plato de panqueques en forma de pajaritos— Wingardium Leviosa.

Los panqueques empezaron a flotar y Camille se divertía atrapándolos con el tenedor. Camille Lassarre, de once años, había recibido su carta de admisión hacía unas semanas atrás. Hace cuatro días había ido con su madre al Callejón Diagon para comprar todo lo que pudiera necesitar en su primer curso. Camille iba terminando el último pájaro cuando entró Penny Lassarre al comedor, con su misma cara amargada de siempre.

— Hola, mamá —dijo la chica.

— Hola cariño —sonrió la madre, mirándola.

Penny ya tenía puesta su túnica de Hogwarts. Estaba cursando tercer año y era de Ravenclaw. Miró a Camille con desprecio y preguntó.

— ¿Dónde está mi desayuno?

— Espera un momento.

La señora Lassarre sacó los panqueques de la olla y los dejó en el plato que posteriormente le entregó a Penny. Penny se sentó dos sillas al lado de Camille. Camille abrió la boca para decir "hola" pero ella, bruscamente la interrumpió con un eructo.

Cuando Camille terminó el desayuno, fue al baño y se lavó los dientes. Luego, salió al pasillo para subir las escaleras en camino a su dormitorio. Al llegar, se ocupó en revisar si sus cosas estaban en orden. Naturalmente, no era así. Túnica en la cama, la lechuza marrón de Camille quejándose, El Libro Reglamentario de Hechizos tirado en el suelo y su varita en la cama. Camille había ido a Ollivanders a comprar su varita y la que compró fue una con pluma de fénix, de treinta y cuatro centímetros. Camille organizó todo y leyó un poco de Mil Hierbas y hongos mágicos. Momentos después, Camille se puso su túnica y bajó con su baúl lleno de todos sus materiales y con la jaula de la lechuza, llamada Argos. Penny estaba lista también. Ambas estaban esperando a la señora Lassarre para que las llevara al Kings Cross. La señora Lassarre bajó las escaleras y llegó a la sala en donde estaban sentadas las hermanas.

— Vamos, vamos. Llegaremos tarde —exclamó tratando de ocultar las lágrimas.

Después de asegurarse de tener todo en sus baúles salieron al pasillo del edificio de apartamentos y la Sra. Lassarre cerró la puerta con llave. Bajaron hasta el despacho y salieron por la puerta principal del edificio. Al llegar al estacionamiento, Camille le echó una rápida mirada al edificio y luego entró al auto.