—¿Sintió alguna vez cómo su mundo se torna de un color tan oscuro...que ya no es capaz de volver a la normalidad? Opaco, gris, sin vida, uhn.

Recuerdo haberle hecho esa pregunta a mi Danna, en una de las tantas clases de arte en la que discutíamos sobre el verdadero sentido del mismo. Efímero, eterno, efímero, eterno... Ni siquiera sé en lo que estaba pensando cuando se lo pregunté, pero su expresión me lo dijo todo.

—Lo siento. —Me había disculpado, sonriendo de forma nerviosa—. No sé lo que digo, la verdad, uhn.

El tema quedó en el olvido, cada uno siguió con sus cosas y los días pasaron; sin embargo, yo tenía el mismo pensamiento. ¿Alguna vez alguien había sentido cómo el amor se perdía? El fuego, la chispa, como deseen llamarle.

¿Alguna vez captaron el preciso instante en el que el amor de su vida, comenzaba a cambiar? Sus respuestas ya no eran las mismas, su sonrisa estaba cambiada, su mirada diferente...su atención en otra parte.

Siempre fui una persona con pensamientos oscuros, tal vez sea porque no me valoro tanto como debería; mas estoy seguro de lo que pasó en esos momentos, y lo peor de todo, es que tenía razón.

Uchiha Obito: la persona de la cual caí perdidamente enamorado. Pasaron tres meses, y mi alma va destruyéndose cada vez más. De los dos, el que más amaba era él, se notaba en cada muestra de cariño, en cada detalle de su ser. A veces me pregunto, ¿Se habrá cansado? ¿Hice algo mal? Porque a la final, el único que pareció haber amado más, fui yo.

Supongo que ahora es feliz, pude llegar a enterarme que tiene nueva novia: Nohara Rin. La verdad, le deseo lo mejor, no es su culpa haber dejado de amarme, ni tampoco el que yo haya quedado amando solo...hasta ahora, y por siempre. Estoy seguro.

—Es feo esto, u-uhn —murmuré, deslizándome lentamente por la pared de mi habitación hasta quedar sentado en el suelo, a un lado de mi cama. Podía sentir mi rostro caliente, y algunas lágrimas bajar por mis mejillas. Tres malditos meses, y la agonía era la misma—. N-no me gusta...sentir esto... —Volví a murmurar, sollozando de forma ahogada. No podía olvidar sus besos, no podía olvidar sus caricias, su voz, su sonrisa.

¿Alguna vez sintieron como su mundo se tornaba de un color tan oscuro...que ya no sería capaz de volver a la normalidad?

El mío ya estaba destrozado...