Los personajes son de SM, yo solo me divierto y hago cosas pervertidas con ellos :Z
Este fic, tiene contenido sexual si eres menor de edad y lo lees es bajo tu responsabilidad, cumplo con advertir.
Ahora, a leer n.n
¿Solo amigos?
Capítulo beteado por Kathy MP
Edward POV
-¿qué harías si tuvieras a tu frente al actor ese gay que te gusta?- pregunté mientras caminábamos del colegio a su casa. El sol encendía el pavimento y las pocas flores que había estaban lánguidas por el calor. Era mitad de octubre, uno de los meses más calurosos de la primavera.
Miró al frente mientras pensaba en una respuesta. Mordió su labio inferior con una sonrisa pervertida en el rostro cuando me miró. Le correspondí alzando las cejas de forma interrogativa.
-me lo violaría hasta que me supliqué que me detenga. Cuando esté en camilla, ahí lo dejaría- respondió volviendo a mirar al frente, con la misma sonrisa. Debo reconocer que su respuesta me dejó medio embobado en la fantasía. Su cabello castaño despedía deliciosos tonos rojizos al esplendoroso sol.
Creo que es una de las razones por las que amo la primavera.
-yo estoy hablando de algo serio, no de juego- repliqué dándole un ligero empujoncito. Disfrutando al máximo el toque que realicé a su piel desnuda. Sus facciones adquirieron esa chispa de enojo mezclado con incredulidad. Lo noté ya que sus labios se fruncieron, acentuando un pequeño hoyuelo junto a la comisura derecha de sus labios llenos. Bueno, sí, quizá si estoy algo un poquito obsesionado con ella.
-yo también por si no te diste cuenta, tarado- respondió devolviéndome el empujón con sus pequeñas manos, apenas logró hacerme trastabillar un poco, pero me hizo gracia el rostro enrojecido que tenía al notar que no consiguió lo que quería.
La falda corta de color verde y gris se movió sobre sus piernas largas, torneadas y firmes, dándome la sensación de flores afrodisíacas. Resopló un poco, aumentando mi buen estado anímico al cual me había inducido su inocente roce.
-no creo que seas capaz de hacer tal cosa, solo en su mente podrías- respondí empujándola otra vez, consiguiendo que su cuerpo entero se meciera. Me miró con el ceño fruncido, estaba a punto de tener una explosión de ira…podía leerlo en sus ojos chocolate.
-claro que sí, ¿en qué te basas para negarlo?- respondió mirándome a través de sus pestañas largas. No me empujó como esperaba.
-en que eres muy inocente, pura y un poco tonta, sin ofender- expliqué burlón. Vi sus ojos centellar lo juro, y supe entonces que la ira bullía en su interior. Por lo que sonreí más.
Lo empeoré.
Se tiró contra mí con todas las fuerzas y he de admitir que no son pocas. Consiguió lanzarme lejos. Llegando a estrellarme contra un enorme y pinchudo cactus.
-¡tengo espinas en el culo!- casi grité poniéndome de pie al instante. Ella se rió, se rió de mi desgracia hasta que se cansó mientras yo intentaba no aullar del dolor. Tenía que ser un macho que se respeta, y los machos no lloran ni se quejan, ni siquiera cuando tiene espinas en todos, TODOS lados. Me quedé sin mover ni un solo músculo, las puntas de la planta estaban muy enterradas en mi piel y dolía como la mierda.
-perdón- no estaba un ápice de arrepentida la muy desgraciada- yo te ayudaré lo juro- me dijo juntando ambas manos enfrente de su respingada nariz y labios sonrientes. Le hice burla, aunque luego cambié el gesto, ya que me tocó el brazo, penetrando más dentro de la dermis las espinas pequeñas
-n-no me toques, me duele- me quejé y retiró inmediatamente las manos de esa zona, primera vez en la vida que no quise un toque de su piel y me ofusqué por ello.
-no te tocaré, lo prometo, pero tenemos que llegar hasta mi casa, es la más cerca. Ya ahí te quito las espinas- hizo un gesto con las manos, formando una pistola mientras me guiñaba un ojo y hacía task con los labios. Tomó mi mochila y al inclinarse no pude evitar el mirarle los muslos, si bien la falda no era excesivamente corta… se podían ver algunas cosas. Desvié de inmediato la vista cuando se enderezó y comenzó a caminar.
Me quedé un minuto embotado en el bamboleo de sus caderas y trasero, sin que ella lo quisiera era una bomba de sensualidad y esa bomba ya me había explotado hace mucho.
En silencio, y mi caminata estúpida como pingüino obeso logramos llegar hasta su casa.
La conocía bien. Isabella era mi amiga desde hace bastante, quizá desde los 9 años, pero no fue hasta que entramos en la secundaria que me di cuenta de que no solo la quiero como mi amiga. Lo cierto es que no le he dicho lo que siento por ella por la simple y típica razón de que temo a que se aleje de mi lado. Como amigo, puedo abrazarla y estar con ella cuando quiera.
-ven, vamos a mi habitación, mi mamá llega al rato y Charlie en la tarde- anunció después de ir hasta la cocina por un vaso de jugo, seguí el trayecto hasta su boca hasta cuando alejó otra vez el utensilio de vidrio.
-¿me quieres llevar a tu habitación Bella? Que chica más pillina y golosa eres- murmuré alzando las cejas de arriba abajo. Rodó los ojos y dejó el vaso
-bueno, si no quieres que te quite las espinas… y oye, no soy ninguna chica pillina y golosa, que te quede claro- me apuntó con su dedo y me jaló de la mano. Me mordí el labio para no gemir por la repentina punzada de dolor que me causó.
Solté el aire contenido en cuanto me dejó en el umbral de su puerta.
Se metió de lleno al baño y al poco tiempo salió con unas pinzas y un moño en lo alto de la cabeza.
-¿te quedarás ahí por siempre o qué?- preguntó poniendo los brazos en jarras sobre su cadera. Negué levemente con la cabeza y me instó a entrar en la pieza de paredes de color rosa pálido y alfombra gris. Se dio vueltas alrededor de mi cuerpo en medio de esa habitación, produciéndome un indeseado sudor viscoso en las manos, sin embargo me quedé sin mover un solo pelo, conteniendo la respiración y mis latidos acelerados ante su inspección.
Tragué con cuidado, tratando de no hacer ruido, me sentía como una jodida presa y a Bella como una cazadora asechándome con su achocolatada mirada.
-quítate la ropa- casi ordenó e iba a obedecerle sin chistar, hasta que recordé que yo no podía desvestirme frente a Isabella… solo porque la moral no me lo permitía he de agregar.
-¿qué qué?- pregunté un tanto más alto que lo normal. Y ella se movió hasta quedar frente a mí. Tragué ruidosamente.
-no seas marica, no será la primera vez que te vea en ropa interior, piensa que es casi lo mismo que un traje de baño. No pensarás que te quitaré las espinas clavadas en la piel por encima de la ropa ¿verdad? Dime que no eres tan estúpido- finalizó con una sonrisita sexy, que hizo que olvidara que me había llamado estúpido ¡ni mi nombre recordaba!
-eeh… sí, creo que tienes razón- dije aclarándome la garganta, tratando de parecer sereno. Pero no hice ningún movimiento y ella me apremió con la mirada y cejas.
Fijé mi atención en la ventana enorme que había justo frente a mí
-¿podrías cerrar las cortinas por favor?- pregunté señalándola con el dedo. Miró por sobre su hombro y aproveché de entretener un poco la vista. Observé fugazmente su cuello su… ¡a quién engaño! ¡Solo le miré las tetas!
-hombre po- murmuró mientras caminaba meciendo sus caderas y el culo hasta llegar a la ventana y correr las cortinas- y aún así dicen que nosotras somos las complicadas- regañó- ya, ¿ahora si puedes?- su paciencia de por sí era poca y el hecho de que me diera un ataque de pudor no le complacía demasiado.
Asentí con la cabeza, sintiendo que poco a poco iba ruborizándome ante lo que haría en breve. Por suerte la habitación quedaba relativamente a oscuras al correr las cortinas.
Tragué duro e intenté desabotonar los botones de mi camisa blanca y quitarme la corbata, pero por cada leve movimiento que hiciera, sentía las espinas clavarse más profundo, haciéndome querer gemir.
-a ver, déjame ayudarte- dijo Bella antes de acercarse a mí, y comenzar a desabotonar mi camisa. Su aliento rebotaba en mi cuello y el aroma de su cabello impactaba directo en mi nariz, llevándome a mi lugar feliz, enviando cientos de descargas eléctricas por mi cuerpo y eso que ni siquiera estaba tocándome. No dije nada mientras realizó esa acción- estira los brazos, eso, lentamente- pidió y obedecí lo mejor que pude, aguantándome el dolor. Se aproximó tanto, que casi podía sentir rozar su pecho con el mío.
Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fue a buscar un camarada. Dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña…
Comencé a cantar en mi mente para distraerme y sacar imágenes obscenas de mi cabeza, lo que menos necesitaba en este momento era que mi parte masculina despertara en una situación inoportuna.
Bella se salió de su posición cerca de mi cuello, de fácil acceso para mis labios y se fue hasta mi espalda. Y me dediqué a mirar la colección de estrellas luminosas que tenía en su techo.
Me estremecí sin quererlo cuando un escalofrío me atravesó el cuerpo, al sentir sus dedos tibios en mi espalda. Empecé otra vez con mi canción distractora, cantándola con más afán intentando desviar la línea de mis pensamientos morbosos.
-¿quieres desnudarme Bella?- pregunté burlón, produciendo que ella bufara
-ya quisieras, solo intento ayudar así que no empieces, mira que me dan los monos y no te ayudo en ninguna tontera- replicó con su habitual humor ácido y que simplemente me encantaba, me reí de buena gana- ahora, quédate quieto- ordenó y volvió a estar frente a mí. Pero estaba vez sus manos bajaron hasta el cinturón negro y comenzó a quitármelo con cuidado. Tuve que gritar la puta canción en mi cabeza para no responder ante eso y tuve que hacerme pedazos las cuerdas vocales cuando me desabrochó el botón y bajó el cierre del pantalón gris. Hice acopio de todo mi autocontrol para no ceder y la canción ayudó, un poco. Yo la miraba mientras hacía todo eso, pero ella no a mí y creí percibir algo de nervios y un adorable rubor en sus mejillas. Era exquisita.
En el instante en el que me hallé casi solo en bóxer, decidí hacer el resto yo, no iba a soportar que me quitara los pantalones, estaba seguro. Entonces, ella habló y yo me distraje intentando no pensar en el hecho de que Bella me estaba viendo semi desnudo. Se fue hacia atrás, poniéndome nervioso.
-estás lleno de espinas mi estimado Edward, acuéstate en la cama- volvió a ordenarme mientras reseguía mi espalda, hasta lo más bajo de ella sin llegar al trasero
Dios mío ayúdame…
Obedecí tragando saliva con dificultad.
Me recosté boca abajo con las manos a cada lado de mi cara, mirando hacia la cabecera donde había posters de ese tipo gay que le gustaba a Isabella y esperé a que ella dijera algo más.
-estira los brazos, Edward- su voz era suave y dulce, aunque había cierto matiz de orden en su petición que parecía gentil. De todas maneras hice caso y me quedé muy quieto
Comenzó a pasar los dedos en mis piernas, buscando las espinas supongo. Sin embargo para mis hormonas y cuerpo era algo muy diferente. Para ellos era una incitación y mis órganos, pero para uno en especial querían responder ante ese toque.
Cinco elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña como veían que resistía fueron a buscar un camarada, seis elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña, como veían que resistía fueron a buscar un camarada, siete…
Cantaba atropelladamente, ese era mi bajón en momentos críticos, porque recordaba a mi profesora de básica, toda gorda y en una minifalda y top que no dejaba demasiado a la imaginación. Era simplemente asqueroso recordar ese día en las alianzas cuando bailó One more time al estilo Britney Spears, claro que mucho más… iugh.
Me interrumpí cuando terminó de retirar todas las espinas en mis piernas, depositándolas en una vasija de cerámica que tintineaba al chocar con las pinzas y se puso entre ellas, para continuar con… mi trasero.
Cerré los ojos e intenté pasar saliva con cuidado y sin emitir sonidos, claro está que no lo logré
Silbó por lo bajo
-estás en buena forma Eddie- y se rió, solo pude ruborizarme como un imbécil
-que no me llames así Mujer- le repliqué cuando encontré la voz, así me distraía de sus manos sobre mis nalgas, se sentía tan jodidamente bien que tuve que morderme el labio para no gemir… las puñeteras espinas me importaban un carajo en este momento.
Siguió riéndose en el instante que comenzó a retirar las puntas clavadas en mi trasero con las pinzas, iniciando otra vez el sonido sordo y a la vez estridente en medio del silencio de la cerámica y el metal al encontrarse.
Iba como en el vigésimo o trigésimo elefante cuando habló otra vez. Sus manos eran increíbles, me hacían sentir cosas… cosas que no estaban bien en el plano de amigos.
-ya, terminé con esto- y sin ningún tipo de pudor me dio una nalgada. Abrí los ojos sorprendido y mordí la almohada reteniendo el gemido. Eso me había sobrepasado por mucho y por un instante estuve a punto de girarme y comerme a Bella a besos salvajes. Como consecuencia empecé a cantar de nueva cuenta desde el inicio la canción de los elefantes ya que mi breve ensoñación me había hecho perder el hilo de la cuenta.
Y volví a hacerlo cuando se encaramó sobre mi trasero, apoyando el suyo ahí. Haciéndome cosquillas con la tela de su falda de colegio aunque eso era lo que menos me hacía. Estaba casi explotando de deseo, echando humito por las orejas como una jodida tetera de lo caliente que estaba en ese instante. ¿Por qué tenía que torturarme de esa manera? Otra vez, como un perro en celo mordí la puta almohada.
-no te muevas- exigió con voz firme, mientras reseguía los músculos de la espalda. Pero es que ella tenía la culpa, estaba excitándome y no sabría decir si lo hacía sin querer o adrede, como fuera, no importaba la causa, si no el efecto y pronto ese efecto se iba a convertir en un problema visible.
-pero es que… auch- me quejé cuando quitó varias espinas de un solo tirón, me moví un poco, solo un poco y ella me nalgueó otra vez. Me quedé perplejo y sin pensar ni hilar ideas que fuesen coherentes en lo absoluto… ¿Bella… Bella acaba de castigarme… a mí?
- te dije que no te movieras- se defendió simplemente, encogiéndose de hombros cuando la miré con los ojos y boca abierta. Para después respirar con dificultad…
Vamos, cosa entre mis piernas que se está poniendo tiesa como una tabla, un poco más no te vendría nada mal… ¡estúpido órgano!
Me hallaba en serios aprietos y no, no solo me refiero a que esté hablando con mi miembro, si no que estaba realmente molestándome. Aunque si reflexiono un poco acerca de esa parte del cuerpo humano del hombre, tiene casi una vida propia, a pesar de que responde a estímulos que envía el cerebro… se niega a acatar las órdenes que yo, como ser pensante y se supone tiene el control le da de no reaccionar y miren, ¡lo hace! Tiene una puta vida propia el muy imbécil y hace lo que se le viene en gana…
Al sentir los dedos de Bella ascender lentamente desde la baja espalda hasta casi llegar a mi cuello, noté recién y solo entonces que acababa de analizar ideas acerca de… mi pene, soy un patético de mierda.
Las manos de la chica, a penas rozaban mi piel y eso solo me hacía anhelar más su contacto, dejándome al filo de la complacencia sin embargo insatisfecho. Estoy seguro de que su objetivo era acabar conmigo.
Sin que diese del todo la orden, me alcé un poco de la cama, buscando el tacto cálido de sus palmas y me arrepentí casi al instante, sabía que había hecho mal en moverme
Y no me equivoqué.
Su mano se estrelló en mi trasero otra vez, y me contuve de retorcerme. El sonido que hizo fue estridente, y he de reconocer que dolió un poco pero la caricia que le dio a mi espalda lo compensó, entregándome una mezcla explosiva, placer y dolor a la vez. Se sentía jodidamente bien
-no te muevas- repitió en mi oído y me fue imposible no gemir quedito, al sentir que me jalaba suavemente el cabello y pegaba sus senos a mi espalda. Otra vez más que me diera una nalgada y no respondía de mis actos. Estaba en el puñetero límite del autocontrol
Intenté quedarme quieto mientras proseguía por mi brazo, repitiendo la acción de apenas rozarme, incitarme y alejarse, para después quitar las espinas, de las cuales ya me había olvidado. Mis vellos se erizaban, mi piel quemaba y sabía que lo único que deseaba era otra descarga de su pequeña mano en mi trasero para tener la excusa perfecta.
Por suerte, recordar la canción mata pasiones sirvió de mucho y logré no retorcerme en la cama ante sus movimientos.
-tienes más lunares en este brazo que en el otro- murmuró mientras centraba su atención en el brazo izquierdo de mi cuerpo. Su voz tenía un matiz diferente y el timbre especial resintió en todo mi cuerpo, pero en especial en una que ya me estaba matando lentamente.
-soy anormal, ya lo sabes- respondí a duras penas, con mi voz enronquecida, anhelaba restregar mi cadera en la cama para aliviar ese molesto dolor o quizá enterrarme entre las pier…
Un Eddiecito se retorcía sobre la puta cama de una chica, como veía que Bella quería, ¡pop! Se metió de un empujoncito…
¡Por la santísima mierda! ¡Así no funciona la maldita canción!
-falta poquito, ya casi termino- dijo con voz suave, continuando con su tortura, y entonces, se movió solo un poco, quizá un milímetro sobre mi trasero, ejerciendo presión sobre mi estimulado eje arrancándome un gemido y una sacudida involuntaria. Cerré los ojos con fuerza, esperando el impacto que llegó solo un segundo después de mi movimiento y ya no lo resistí. Me volteé rápidamente y la sostuve por los brazos, sentándome con ella entre mis piernas, muy sorprendida he de añadir, pero me importó un reverendo carajo, me encontraba bajo comandos de mi segunda cabeza, y esa, solo quería una cosa, más que quererla la necesitaba. Y eso era, Bella.
-lo siento, pero no puedo más- alcancé a murmurar antes de atacar sus entreabiertos labios. Desasiéndome sobre la suave y cálida textura que siempre quise probar.
Moví mi boca ansiosa, hambrienta sobre la suya. Chocando sus labios casi con rudeza y gimiendo cuando introduje solo la punta de mi lengua en esa cavidad dulce y caliente.
-Bésame, Bésame, por favor Bésame- supliqué con una de mis manos enreda en su cabello castaño, más liso y manejable que cualquier tela fina que haya tocado, y la otra anclada bajo su barbilla. Ella estaba aturdida, pero no me iba a vencer. Por lo que seguí besando sus labios, provocándola con mi lengua. Y lo conseguí, después de unos segundos.
-no, no te vayas…- protestó cuando comenzaba a retirar el músculo que llenaba mi boca de la suya. Me atrajo hacia su rostro, reteniendo mi lengua entre sus labios hirviendo. Me encendí al mil por ciento y ya no intenté detenerme. A la mierda la moral
Ciñó amabas manos en mi cuello, disputando el control sobre el otro. Correspondí a su petición, encontrándonos en una lucha salvaje, jamás había besado de esta manera, nunca había pasado de un piquito pero me hallaba más que complacido de experimentarlo ahora.
La recosté en la cama y me puse sobre ella, colocando ambas manos en el colchón. Me despegué de sus labios, para besar su mejilla, su mandíbula y posteriormente el cuello. Mientras ella movía su cabeza intentando encontrar mis labios otra vez.
Coloqué mi mano entre su cuello y cabeza, inmovilizándola para poderla besar como yo quería
-Edward, por favor- rogó cuando no complací en besarla en la boca. Tenía otro objetivo en mente. Solté su barbilla y ella me acarició ansiosa la espalda a la vez que yo desabrochaba su blusa blanca, pero los botones no cedían y yo, paciencia ya no tenía.
Tomé ambos extremos y los tiré con fuerza, produciendo que los botones saltaran lejos y así, poder abrir la blusa y dejarme la visión libre de su sostén azul eléctrico
-mi blusa- gimió mirándome. Su mirada estaba cargada del mismo deseo que yo sentía, la vista oscurecida y la respiración agitada. Le sonreí traviesamente antes de bajar la cabeza hasta su pecho
-me encanta este color- murmuré antes de comenzar a dar lametazos en todo el sector que quedaba disponible. Ella retorció su cuerpo, desde las piernas hasta la espalda por la cama, mientras gemía mi nombre.
Su sabor era simplemente delicioso y quería verla de una jodida vez sin esa estorbosa prenda.
La alcé solo un poco, lo suficiente para colar mis manos detrás de su espalda y quitarle la blusa, además de desabrocharle el brasier.
Sin embargo antes de que pudiera siquiera observarla, me jaló de los cabellos, hasta que quedé a la altura de sus labios, los cuales me devoró sin contemplaciones y yo… pues bueno yo solo le correspondí con el mismo fuego. Me ardía la piel, me ardía el corazón acelerado y el cuerpo se consumía por la pasión de forma rápida.
-hm Edward, adoro tus labios- gimió sobre ellos, y me mordió. Gemí de placer y dolor a la vez, esta chica en serio iba a matarme.
-me vengaré, juro que lo haré- le advertí dándole un corto beso, y en medio de su protesta descendí lamiendo por su cuello. Suspiró retorciéndose cuando volví a mi anterior posición.
Sus tetas no eran ni grandes ni pequeñas, solo el tamaño perfecto para mis manos y Dios sabe cuánto deseé apretarlas entre ellas, pero tuve que contenerme porque quizá sería muy brusco
A cambio, respiré hondo y dejé pequeños besos por toda la región, mientras daba sutiles caricias con mis manos. La piel de esa zona de su cuerpo era extremadamente suave, tibia y dulce.
No pude contener más mis ansias de lamerla y así lo hice, sintiendo un infinito placer al hacerlo. Me detuve en un pecho con mi lengua y el otro lo acaricié del mismo modo pero con mi mano.
Hice círculos sobre la aureola, antes de centrarme directamente en la cresta sobresaliente y sonrosada. Ganándome unos muy sugerentes gemidos
Y por fin, succioné el pezón en sí, degustándolo y pasando mi dedo sobre el otro, estimulándola, incitándola. Tenía los ojos cerrados y las manos firmemente presionadas sobre mi cabeza, apretándome a ella…
Como si pensara en dejarla…
-Oh Edward, sí…- gimió más o menos alto, estimulándome, haciéndome sin querer envestir suavemente mis caderas contra las suyas. Ambos gemimos cuando me encontré con su intimidad húmeda, incluso sobre la tela de las bragas podía sentirla.
Mordí ligeramente el pezón y Bella se agitó contra mí
-¡Mierda Edward!- pegó un gritito cuando volví a hacerlo, ahora con un poco más de fuerza. Sus ojos se apretaban cada vez más y su respiración era proporcional a esto.
Repetí la misma acción entre mis dedos, y luego cambié de roles, cuando sus cumbres se volvieron más oscuras y erectas. Este era mi nuevo hobby y lo mejor, era ver a Isabella gemir mientras le daba las caricias.
Presioné la punta y ella se retorció, arqueándose contra mí y ofreciéndome su cuerpo, ofrecimiento que no rechacé.
Cubrí ambas tetas con mis manos y las amasé casi con rudeza sin ser demasiado brusco.
-¡Maldición Edward, Maldición!- gritó con fuerza y yo sonreí satisfecho. Y entonces, cuando volví a mi juego inicial. Ella gimió y luego gritó con fuerza, arqueándose hasta lo indecible, con sus labios entreabiertos y los ojos cerrados, en una mueca netamente incitante y erótica. Para después quedarse sin fuerzas sobre la cama, con sus respiraciones y latidos agitados. Me alcé sobre los codos para verla abrir sus ojos y que me sonriera.
Me besó con pasión y paseé mi mano por todo su cuerpo, hasta llegar a su falda, la cual desabroché lentamente sin prisas, aunque bueno, no correrme con mi mano y cuerpo pegado al suyo era bastante difícil, había descubierto un punto hipersensible de Bella, tenía los senos muy excitables y pensaba usar eso a mi favor.
Bajé la prenda e introduje de inmediato mi mano en su piel suave al tacto, fruncí el ceño pero cuando comprendí, solo conseguí excitarme más, si es que era posible.
-Edward…- gimió en el instante que comencé a acariciar esa zona íntima con cuidado, de a poco empecé a tocarla solo por encima, provocando que alzara las caderas tratando de encontrarse con mi mano, lo cual no le permití porque me retiré. Bella me miró con la cara descompuesta en dos partes, suplica y enojo, me reí
-te dije que me vengaría…- la besé porque su cara fue de suplica total y me rendí en parte ante ella, consentí en adentrarme un poco más, paseé mis dedos más profundamente, entre sus labios íntimos hasta la parte empapada, caliente y resbaladiza. Gimió arqueándose contra mis labios y cuerpo. Ascendí con mí otra mano a su seno, con el cual jugué a mi antojo, recibiendo como pago muchos gemidos y maldiciones- te gustó nalguearme ¿eh?- alejé mi mano y ella protestó besándome y retorciéndose en busca de fricción, parecía una gatita caliente e impaciente.
-Edward por favor, te lo suplico… por favor- introduje mi lengua en su boca y mi dedo en esa cavidad, con cuidado, solo metiendo la punta a modo tentativo y ella pegó un gritito, además de que también jalé de su pezón endurecido.- Oh por Dios bendito…- exclamó cuando de poco en poco, terminé de meter todo mi dedo en su hendidura ardorosa y mojada. Movió sus caderas en círculos, y luego alzándolas- más, por favor dame más- gimió y mordí su labio, esa petición era una de las tantas que había escuchado de su boca en mis fantasías y ahora, era real… mierda ¡es real!
Tuve que controlarme para no correrme en ese minuto, por el contrario inhalé aire y canté mi canción mental, a la par que con mi pulgar frotaba su capullo de placer, introduciendo otro dedo ahí dentro. Estaba tan mojada que se producía un sonido al entrar y salir de su cuerpo.
-aah, Edward, tus manos, Dios…- hundió su cabeza en las almohadas y yo aproveché de lamer su cuello, sin detener la función de ninguna de mis manos.
-debería dejarte con las ganas ¿sabes?- dije buscando un punto dentro de sus paredes interiores que sabía existía
-¡no! ¡No por favor no!- casi me lloró y solo pude continuar con mi búsqueda, pero sentí que comenzaba a contraerse, claro indicio de que su orgasmo se acercaba raudo
- no te corras aún, aún no Bella- pedí, sin embargo ella parecía perdida en sus pensamientos, retorciéndose y apretando las mantas entre sus dedos. – espera solo un poco más- supliqué sacando la mano de su pecho y llevándola a su cara con los cabellos pegados por el sudor hasta mi altura, quería verla cuando terminara. Proseguí con mi ritmo, bombeando en su interior, palpando en la pared frontal con el índice. Sé que tiene que estar por aquí, tiene que estar…
-¡Aah! ¡Maldita sea! No puedo, Edward… yo, aah, no… pu-puedo- balbuceó arqueándose mucho, gritando. Justo ahí era el punto de su máximo placer y lo estaba estimulando con todas las ganas
-solo déjate ir, vamos Bella, ahora córrete, vamos amor… córrete para mí- dije dándole besos en los labios, no obstante, ella estaba ya volando en otro cielo, completamente ida.
-¡Edwaaaard!- gritó demasiado fuerte y explotó. Mis dedos fueron apretados de forma endemoniadamente exquisita y la presión fue tal que salí de su cuerpo. Pero me abrí paso y volví por más, alargando los remanentes de su orgasmo, llevándolo un poco más, hasta que un segundo grito seguido de una explosión me hizo sentir satisfecho.
Abandoné su entrada y ascendí hasta su rostro sudado, su pecho desnudo subía y bajaba a un ritmo desigual.
-eso…eso fue increíble…- susurró mientras la besaba otra vez dulcemente, aunque ardía por introducirme dentro de ella… explotar en su interior…
-tú lo eres- volví a besarla y Bella me abrazó con sus brazos, atrayéndome hacia ella y su pecho. Gemí al hacer contacto esa parte de nuestras anatomías. Yo iba a estallar en cualquier momento, podría hacerlo con tan solo recordar la mueca de Bella al recibir su orgasmo.
Sus manos bajaron rápidamente por mi espalda, mi trasero y luego a mi bóxer, jalándolo hacia abajo, a lo cual colaboré con gusto. Ella no decía nada, solo me besaba y me propuse llevarla hasta el extremo otra vez. Por lo que comencé a estimular sus senos, haciendo círculos suaves y rudos sobre ellos. Cuando lo conseguí, bajé con mi otra mano a su entrada.
Gemimos al hacer contacto mi miembro ultra excitado y su centro empapado. Estaba más que lista para recibirme, de eso me hallaba seguro…y justo cuando iba a posicionarme ella se levantó y corrió al baño.
Me quedé ahí, perplejo y más atontado que nunca sobre la cama. Solo y con una erección horrible pero más que eso, confundido como puto imbécil.
Recogí mi bóxer y mi pantalón y me los puse antes de acercarme a la puerta del baño cerrada.
-¿Bella? ¿Bella? ¿Estás bien cariño?- pregunté dándole leves toquecitos a la madera.
-¡no! ¡No estoy bien maldita sea!- abrió la puerta y apareció con una bata en el umbral de la misma, con el cabello hecho un desastre y con los ojos llenos de lágrimas
-¿Qué sucede? ¿Te hice daño?- la sostuve por ambos brazos y ella negó mientras se sorbía la nariz y miraba el piso
-no, Edward, no me has hecho daño… es solo que tú, eres mi amigo… estás cosas no suceden entre amigos- explicó mirándome directo a los ojos y todo grado de excitación o pasión que pude haber sentido se esfumó. Ahora, solo me sentí fatal, horrible. Solo somos amigos, esto no significa que algo haya cambiado entre nosotros.
-oh… ya, ya comprendo, no te preocupes, todo… está bien- le sonreí tratando de no demostrar lo mal que me sentía y cabizbajo comencé a recoger mi ropa dispersa en la habitación.
-lo siento de veras Edward… yo, no debí dejar que las cosas llegaran tan lejos- se disculpó, pero no era lo que yo quería escuchar, ¿cómo fui tan estúpido? Quise reírme de mí mismo, por ser tan ciego.
-no te preocupes, supongo que nos veremos el lunes, gracias y adiós Isabella- no la miré antes de cerrar la puerta de su habitación.
Corrí escaleras abajo y salí de la misma forma con mi mochila colgando de un hombro.
La tarde ya había acaecido y las flores se escondían bajo sus pétalos cuando me dispuse a pensar.
Había estado reflexionando acerca de todo y solo me quedaba una agria sensación en el pecho.
Golpeé el árbol que estaba cerca de mi brazo y luego me reí sin ganas, mientras admiraba entre mis dedos una linda y aromática flor
¡Soy un imbécil! Yo creo que me merezco un premio al hombre más patético sobre la faz de la tierra.
Solamente se calentó conmigo, y no es que le recriminé nada… yo, solo creí… que las cosas podrían haber dado un giro…
Pero me equivoqué.
Aunque… quizá no, observé con más atención el brote delicado en mi mano y se me ocurrió…
Tal vez Bella solo era como una flor, al ver que la oscuridad o algo que la asusta se acerca… se esconde en sus capas…como las flores lo hacen entre sus pétalos al oscurecer.
Sonreí, yo, conseguiría que Bella Swan me quisiera como yo la quiero a ella, como que me llamo Edward Cullen que conseguiré ser el sol que abra sus pétalos…
Hola Hola!
aquí estoy nuevamente dando jugo con otra historia xd, es un mini fic y espero que ojalá les guste aunque sea un poquito. En conclusión, creo que me terminaré haciendo adicta a los lemmons :$
en fin, me encantaría saber lo que opinan de la historia y subiré lo más pronto que pueda el siguiente capítulo
dejando de dar la lata, les digo
muchas pero muchas gracias por leer!
un abrazote enorme y nos leemos prontito
chau chau ;)
