Titulo:
El jefe y yo…
Sumary:
Todo ocurrió en la fiesta navideña de la empresa…
-Esta noche serás mi compañía Rukia…
¿Acaso estaba loco?
AU/Romance/ Humor?
Personajes:
Ichigo Kurosaki/Rukia Kuchiki
Bleach propiedad de Tite Kubo
Capítulo Primero:
Sintió el amargo sabor de la bilis sobre su garganta.
Ichigo Kurosaki arrojó bruscamente el informe del investigador privado sobre el escritorio de madera fina de caoba, haciendo que los papeles salieran volando y planearan hasta caer sobre la espesa alfombra. A través de la puerta abierta a sus espaldas oyó el zumbido del motor al ser arrancado el auto y alejarse de su casa en las lejanías. El amargo sabor de boca que tenía rivalizaba con la malevolencia de las acciones de su ex-esposa. Por si su insaciable afición a las fiestas y al juego no hubiera sido suficiente, ahora se había enterado que a los seis meses de matrimonio se había desecho de su bebe, ¡un bebe!, un hijo que recibiría con alegría, y a continuación se había dejado esterilizar.
Si no hubiera sido por un descuidado comentario de una de sus amigas en un reciente evento para recaudar fondos, no se habría enterado nunca. Un insignificante comentario bastó para que empezara a investigar hasta confirmar que había mentido sobre el aborto. La prueba de su traición estaba ahora esparcida por el suelo. La información le había costado un ojo de la cara, pero valía cada céntimo que gastó por ella. Había conseguido una copia de su ingreso a un clínica privada de hacía cuatro años; las facturas del anestesiólogo, cirujano, hospital, de los tramites de dicha hospitalización y esterilización, se encontraban el en informe regado. Y él había sido completamente ajeno a todo ello. ¿Y ahora quería más dinero? Se lo habría dado con tal de deshacerse de ella, hasta el momento en que recibió aquella información.
Había ido demasiado lejos.
El reloj de época dio la hora; eran las nueve de la mañana. Maldijo en un siseo. Por culpa del encuentro llegaría tarde al despacho, mucho más de lo esperado. Marco el número del despacho.
-Rukia, voy con retraso ¿Algún mensaje o problema?
-Nada urgente, he reprogramado su videoconferencia- la voz baja de su asistente personal fue como un calmante tras la locura de aquella mañana. Dio gracias porque aun podía confiar en algunas personas.
Ichigo se puso la chaqueta del traje se arregló la corbata e, ignorando el crujir del informe bajo sus pies, salió por la puerta hacia el auto que lo esperaba para llevarlo de su lujosa casa en las afueras de la ciudad de Tokio hasta el distrito financiero de la misma.
ºo0ºo0 I&R 0oº0oº
Si Rukia Kuchiki recibía otra flor de pascua envuelta en tela de cuadros iba a gritar, ¿Y qué si era temporada navideña?, ¡Sólo era Nochebuena! Era el mismo día de todos los años, ¿Por qué entonces sentía algo distinto ese año? Soledad. Parpadeo para ahuyentar estupideces, mientras dejaba sobre su escritorio la espantosa flor de obsequio de uno de sus compañeros laborales. Al menos sus compañeros habían sido discretos y educados al darle dicho presente.
Vamos puedes soportar
-La flor de pascua es preciosa, gracias por el presente- dijo al momento de agradecer que sus palabras sonaran bien, con el tono adecuado de entusiasmo.
-¿Nos vemos está noche en la fiesta?- preguntó de repente quien le había dado el regalo.
-Si allí estaré- confirmó.
Por supuesto que iría, alguien tenía que encargarse que la fiesta anual de la empresa transcurriera sin problemas. ¿Quién sería la encargada de apartar discretamente a los extremadamente ebrios metiéndolos a taxis para su llegada segura a casa? Además de solventar las roturas y manchas de vino. Por tercer año consecutivo ella se encargaría. Le encantaba su trabajo, y era más que buena desempeñándolo. Era la mejor. Y por ello había llegado a ser la asistente personal ejecutiva de Ichigo Kurosaki, el actual director del departamento legal de Kurosaki Enterprise.
Un pitido procedente de la zona del ascensor al final del pasillo enmoquetado anunció la alta e imponente figura que avanzaba por el pasillo; haciendo que un grupo pequeño de mujeres corrieran hacía sus respectivos lugares de trabajo. Rukia tomó la flor de pascua de suntuosas hojas y la paso en la mesa supletoria de atrás de su escritorio, junto a las que le habían mandado del departamento financiero y las dos de seguridad y personal. Se mordió el labio inferior, ¿Cómo demonios iba a llevárselos en el autobús? ¿Acaso no pensaban en ese pequeño detalle sus compañeros?
-Buenos días Rukia- su voz sonora y profunda hizo que se le erizara el vello de la nuca. Desde el día en que la había entrevistado por el puesto de asistente, había experimentado la misma reacción inmediata, aunque le restaba importancia, había aprendido a ocultarla. Camuflaje andola a la perfección para ponerse en marcha en su trabajo con absoluta seriedad, enmascarando el leve brote de calor que se extendía por todo su cuerpo.
Ignoró todo aquello y apretó los dientes para continuación liberar la tensión que agarrotaba sus músculos, se dio la vuelta para mirarlo, segura de sí, afirmando con total seguridad que él jamás tendría el mismo efecto en todo sus sentidos.
-El señor Tanaka de la oficina en Okinawa ha llamado en relación a las negociaciones, parecía nervioso.
-Debe de estarlo- dijo sin desacelerar el paso- Ponlo al teléfono.
Por un momento Rukia inhalo la esencia fresca y cara de su colonia. Negó con la cabeza y levantó el auricular del teléfono para marcar el número y pasarle la llamada a Ichigo. Se levantó para cerrar las puertas de la oficina. Adsorbido en la conversación, el no presto atención a nada más.
ºo0ºo0 I&R 0oº0oº
Ichigo se encontraba recién divorciado de su esposa de alta sociedad, cuando Rukia empezó a trabajar para él, cualquier mujer era invisible a sus ojos. Ella simplemente era una máquina fiable. Segura que la llamada del señor Tanaka le tendría entretenido un buen rato, se dedicó a revisar por última vez los detalles de la fiesta navideña infantil y la de los empleados. Ese año se había superado a sí misma. Había transformado la cafetería en una impresionante gruta navideña, y a las seis y media Ichigo aparecería disfrazado de Santa Claus. Una sonrisa se dibujo en sus labios, al ver el traje rojo colgado del antiguo perchero de metal. El señor Isshin Kurosaki había insistido en que su hijo hiciera de Santa con la excusa que su artritis se lo ponía difícil, y que era importante que alguien de la familia lo encarnará. Naturalmente Ichigo había protestado hasta el cielo que no haría semejante ridiculez, pero una vez que su padre había tomado la decisión, no había vuelta de hoja, y menos aún por parte de su primogénito.
-Diablos- la profunda voz a su espalda hizo que girara la silla- ¿No esperas que me ponga eso?
-Creo que serás un Santa decente.
El disgusto era evidente en su expresión facial. Le dio una grabadora y un montón de papeles.
-Transcribe esto enseguida, y antes de hacerlo asegúrate que la sala de juntas esté libre y reúne a todo el equipo legal en media hora.
-¿Problemas?- preguntó cambiando mentalmente sus citas para dejarle el resto de la mañana libre, si quería convocar a todo el equipo jurídico, debía de tratarse de algo serio.
-Nada que no tenga solución, aunque llega en mal momento- dirigió una mirada con el ceño fruncido al traje- ¿Crees que…?
-No permitiré que escabulla- dijo sacudiendo la cabeza.
-No- Ichigo dejo salir un suspiro, se paso una mano por el cabello descolocando algunos mechones de su singular cabellera naranja.
Rukia volvió a sonreír. Todo aquel asunto de Santa había prácticamente descolocado a su jefe, un hombre que sabía enfrentarse a batallones de abogados de innumerables partes por acuerdos legales. Jamás se hubiera imaginado que la idea de tener una procesión de niños haciendo fila para sentarse sobre sus rodillas pudiera causar tal nerviosismo en él. ¿Pero quién era ella para juzgarle? Odiaba esa época del año, la alegría de las fiestas servía para recordarle el abandono que sufrió de niña. Por eso a diferencia de sus semejantes había detenido su reloj. No tendría hijos. Saber qué había asegurado la diversión de sus compañeros en la fiesta de la noche, le bastaba para mantenerse a flote en medio de sus recuerdos abatidos sobre todo en las vacaciones, hasta poder enterrar la cabeza de nuevo en el trabajo y olvidarse de todo aquello. Suspiró de nuevo concentrándose en la tarea que tenía en mano.
ºo0ºo0 I&R 0oº0oº
Cuando el payaso al que había contratado hizo de nuevo el ridículo resonaron las risas por toda la cafetería, Rukia echó un vistazo a su reloj; quedaban cinco minutos para la aparición de Santa. Ya debería de estar allí.
Quizá tenga problemas con el traje.
Caminó hacía su asistente Kiyone, una joven enigmática y casi recién graduada, pero con visos de convertirse en una gran asistente con el tiempo.
-Si no estoy de vuelta en cinco minutos, hazle seña al payaso para que siga un poco más.
En el ascensor Rukia revisó el plan para la velada. Todo debía de transcurrir como reloj. Empezó a sentir cierta irritación, por mucho que simpatizara con la desgana de Ichigo para hacer de Santa. Si había decidido zafarse de la situación le diría un par de cosas a la cara, así fuera su jefe. No tendría escape de ello. Recorrió la distancia entre el ascensor y la oficina en tiempo record, llamó a la puerta con los nudillos antes de abrir y entrar como una ráfaga. Pero se quedo paralizada, y tuvo que tragarse las palabras de enojo que se formaron en su mente por el camino. Ichigo Kurosaki estaba de pie a medio vestir; los pantalones rojo vivo del traje apenas se ajustaban a sus caderas, y parecían amenazar con bajarse si movía un solo músculo.
Guao.
Pensó recorriendo la mirada en aquel pecho al desnudo. Era increíble lo que un traje podía ocultar bajo sus tejidos, tratando por esforzarse en mirarle a los ojos, y esperando que el ligero brote de calor que sintió no fuera visible en su rostro. Subió su mirada e inhalo un suspiro tratando de regularse ¿A que había venido?
-Cinco minutos.
-Ya lo sé, el maldito traje es demasiado grande, ayúdame a rellenarlo, supongo a que esperan por un Santa regordete.
-Me imagino que sí- respondió recogiendo varios cojines del sofá- ¿Servirán?
-Yo creo que sí- respondió metiendo las manos en los pantalones para abrirlos- Los sostengo y tú los rellenas.
Rukia se quedó quieta observándolo.
-¿Qué esperas? No se van a rellenar solos.
-Supongo que esto es a lo qué se refería al decir en el contrato con ocasionalmente otras funciones según exigencias- terminó por decir para ocultar los recientes nervios y parecer normal ante la situación. Ichigo sólo atinó a soltar una carcajada.
-Sí supongo, aunque no creo que recursos humanos estuviera pensando en algo como esto.
Rukia le miró con una sonrisa y se forzó por no mirar abajo. Metió meticulosamente el primer cojín entre su abdomen y la seda roja.
-No pasa nada, no muerdo- en son de burla.
Estupendo…se estaba mofando de ella. Tomó otro de los cojines dispuesta a demostrarle que no estaba nerviosa ante él. Lo metió apresuradamente rozando sin querer con los dedos la fina línea de piel de su enmarcado abdomen que iba desde el ombligo hacia abajo. Al hacerlo oyó detenerse su respiración y apartó la mano de prisa ¿Qué había sido eso? Sintiendo su piel de gallina.
-Eso debería bastar.
-Necesito más.
¿Más? Sí todavía le ardía la mano del fugaz roce con su piel. Mordiéndose el labio inferior encajó otro cojín en el pantalón, rogando por qué no sucediera de nuevo aquel roce mortal. Le dio una suave palmadita al montículo acolchado, alcanzó la chaqueta roja y se la tendió. Perimiéndole admirar brevemente su espalda y hombros anchos, quedándose pasmada por el juego de músculos contraerse al ponerse la prenda y ceñírsela a la cintura. Él agarró el gorro y la barba de su escritorio poniéndoselos apresuradamente antes de volverse a mirar a Rukia.
-¿Qué tal?
Rukia pestañó intentando buscar las palabras para describirlo, desde luego no sé parecía a los Santas de los centro comerciales, sin duda alguna. A pesar del relleno de la cintura y la ridícula barba afelpada que ocultaba las líneas de su mandíbula. Contuvo la risa.
-Has olvidado las cejas- consiguió articular finalmente en su tono habitual.
-Me niego a ponerme esas cosas, ¡parecen orugas!- terminó por decir con el ceño fruncido lanzando dagas con la mirada al par de cejas blancas.
-Póntelas, no es una sugerencia.
-Matare al viejo- dijo maldiciéndolo por lo bajo.
Rukia tomó el par de ¨orugas¨ y las despegó del papel protector, pegándoselas sobre los ojos. Él inclinó la cabeza para estar más a su nivel. Rukia era notablemente más bajita que él. Pudiendo quedar frente a frente, notó que sus labios estaban a la misma altura. Bastaba un leve empujoncito para que sé toparan y dieran inicio a un beso. No fue la única en notar aquél suceso. Quedando en completo silencio se dedicó a su tarea de colocar las cejas fijamente. Dado por terminada la tarea se alejó de él viendo como se erguía por completo y bufaba con desgana.
-Listo.
-Qué más da, vamos.
En el camino ninguno se dirigió la palabra, en completo mutismo Ichigo miraba a su asistente quién se paró de pronto haciendo que reaccionara lo más rápido que pudiera para no estamparse con ella.
-Espera aquí- fueron las palabras de Rukia mientras se colocaba frente a su jefe- Primero tengo que anunciarlo- terminó por decir divertida observando cómo se acomodaba el chistoso gorro sobre sus anaranjados cabellos y miraba con recelo hacia la puerta de la cafetería- Todo saldrá bien- a modo de aliento- Sólo no espantes a los presentes- completó riéndose por lo bajo.
-No te burles de la desgracia ajena.
-Oh, nunca lo haría.
-Ajá ¿Te quedas?
-En realidad tengo que ocuparme de otras cosas.
-Te quedas y punto- dictaminó Ichigo. Dando por hecho su petición. Se adelantó hacía la puerta de la cafetería con gesto de caballerosidad esperó a que Rukia tomara la iniciativa y se adentrara antes que él al recinto inundado de niños. Las risas y la ansiedad resonaban por todo el pasillo. Resinándose Rukia exhaló quedito. Sintiendo en ese momento ganas de apalearlo.
N/A: Traigo esta historia desde lo más profundo de mi atareada mente. Esperando les agrade, no obstante aclaro que los personajes tendrán a desviarse hacia Ooc, no es de mi completo agrado pero la trama de esta historia lo requiere. Es la primera vez que escribo/publico un fic sobre este Manga/Anime, en especial de esta pareja. Sólo pido una cosa ante todo: Sean pacientes conmigo :)
Añado que está basado en una novela que leí hace mucho tiempo, no recuerdo con claridad los detalles, la leí solo dos veces así que unas cosas se escaparan de mi mente y las reemplazare con algo que se me ocurra =P
-Parece que no estás disfrutando- dijo de pronto Ichigo tras sus espaldas, exaltando a su asistente de sus recuerdos.
-Solo estaba repasando los pendientes de la noche.
-¿Segura?
-¿Por qué la duda?
-No lo parecieras, llevo tres años trabajando contigo y se reconocer cuando tienes en la cabeza un pendiente.
-No se dé que habla, solo me cercioro que todo vaya de acuerdo a lo planeado.
-Tan propio de ti- se paro frente a ella-Bien ya he terminado con todo- señalo hacia donde estaba la pila de regalos que ahora estaba completamente vacía.
-Buen trabajo Ichigo
-Lo mismo debo decirte Rukia, ha sido un estupendo trabajo el que has hecho, por eso he pensado mucho en relevarte.
-¿Qué dices?- parpadeo confundida.
Hasta el próximo capítulo:)
