Disclaimer: Inazuma Eleven no me pertenece, de lo contrario Aki y Endou estarían casados ¡Arriba el EndoAki!
Lo único que es de mi propiedad es la trama de la historia y esta Hina (OC).
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Nombres
Prologo
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-¡Esto es tu culpa Mamoru-baka!- grito furiosa la jovencita, mientras le daba un fuerte coscorrón en la cabeza a un castaño.
-¡Pe-pero yo no empecé!- chillo el muchacho de 16 años, mientras se sobaba la zona afectada por el golpe.
-Por primera vez en mi vida admitiré que Hina tiene razón- dijo Natsumi, mientras tomaba asiento en uno de los tantos pupitres sucios de la sala de castigos.
-Vamos, que todos participamos en esto, así que no le echen toda la culpa al pobre de Endou- intercedió un joven alto y pelirrosa de casi 18 años de nombre Josuuke Tsunami.
-Te equivocas, yo no hice nada y aun así me enviaron con ustedes- gruño el delantero estrella del equipo de futbol del Bachillerato Tecnológico de Inazuma, Shuuya Goenji.
-De nada sirve protestar, ahora solo nos toca esperar a que llegue Akito-sensei para que nos diga cual será nuestro castigo- la dulce y calmada voz de Aki detuvo la pequeña discusión que sus cinco compañeros de club estaban formando.
-Aki tiene razón chicos- concedió Yuuto, mientras recibía el apoyo de Kazemaru, Fubuki, Fuyukka y Tobitaka por medio de un asentimiento de cabeza.
Un silencio inundo el salón de clases que los profesores habían asignado para aquellos casos en los que los alumnos tuvieran un comportamiento incorrecto, que era precisamente lo que todos esos adolescentes habían hecho, pero dos de ellos no se arrepentían, aunque no lo mostraran, después de todo había valido la pena.
-Otto-san va a matarme- susurro Natsumi, mientras intentaba quitar los restos de comida de su largo cabello castaño.
-Hai, a mi igual- reconoció la joven Kudou, mientras copiaba la acción de su compañera.
-¿Extrañas ser la hija del director, Natsu-baka?- pregunto burlonamente Hina, mientras sus ojos verdes resplandecían con malicia.
-Chicas, onegai, no empiecen a pelear de nuevo- pidió Aki, las peleas entre esas dos era el pan de cada día, pero a pesar de ello ambas se llevaban muy bien.
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Mujeres, ¿Quién las entiende?
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-¿Akito-sensei siempre tarda tanto en llegar?- cuestiono Yuuto al chico que anteriormente llevaba un mohicano, ya que cuando entraron al bachillerato decidió dejarse crecer el cabello.
-¿Por qué me preguntas a mi Kidou-kun?- la fingida inocencia que había utilizado en su voz había sido mas que notoria, hasta Endou lo había notado.
-Porque de todos los que estamos aquí tú eres el que viene mas seguido a este lugar- recalco Kazemaru lo que era obvio.
-Hace mucho que ya no venia, ya había olvidado el asqueroso olor de este lugar.
-Akito-sensei siempre tarde en llegar, primero se esta ligando a Sawako-sensei y luego se acuerda de nosotros- contesto Hina, ya que junto con Akio ella también era cliente frecuente del aula de castigos, ya que ambos hacían sus travesuras juntos.
-¿Sawako-sensei y Akito-sensei juntos?- pregunto un incrédulo e inocente Shirou.
-Es mas que obvio que los dos sienten atracción uno por el otro- hablo por primera vez Tobitaka, que se encontraba mirando por la ventana tratando de ocultar su incomodidad de estar ahí, después de todo, sus días de maleante ya habían pasado, el tiempo lo había hecho madurar.
-Pfff, moriré de aburrimiento antes que el idiota de Akito-sensei llegue- declaro Hina, mientras balanceaba sus pies y jugaba con sus cortos mechones de cabellera color miel.
-¿Nee, y creen que el castigo que nos de sea muy duro?- cuestiono el ojimarrón de la banda naranja.
-Depende, si él y Sawako-sensei tuvieron sexo duro y rudo, no nos dejara hacer nada, pero si la oxigenada aquella lo mando a freír espárragos, prepárense para escribir 20 hojas de "Debo portarme bien".
-Eres un idiota Akio-chan- carcajeo Hina aventándole una bola de papel.
Los demás no le encontraron mucha gracia al comentario del ojiverde, era normal que solo la rubia lo hubiera celebrado, ya que ambos jóvenes tenían la misma torcida y bizarra forma de pensar, y cuando estaban juntos eran peor que todas las pestes habidas y por haber.
-Jóvenes, por favor tomen asiento y guar…- el hombre pelinegro de aproximadamente 30 años de edad guardo silencio al ver que casi medio club de futbol se encontraba en la habitación.
-¿Aquí es el salón de detención?- murmuro incrédulo mientras cerraba la puerta por la que había entrado.
Solo recibió un apagado y desganado "Hai" por parte de los muchachos.
-Me sorprende que estén aquí, no lo digo por ustedes señorita Hina, señor Fudou, lo digo por los demás, podrían explicarme ¿Por qué los enviaron aquí?
-Nos acusaron de haber iniciado la guerra de comida que se dio en la cafetería, sensei- respondió Natsumi, notablemente avergonzada de estar involucrada en tan infantil acción.
-¡Pero nosotros no fuimos, los que empezaron fueron los del club de beisbol!- grito Mamoru, alegando la defensa de su versión de la historia.
-Eso no importa ya señor Endou, no estamos aquí para discutir quien fue el causante del desastre fenomenal que hay en la cafetería. Por lo pronto estaremos dos horas aquí, les informo que no pueden sacar ningún aparato electrónico, pueden realizar las tareas de otras materia, pero queda absolutamente prohibido el iniciar una platica con otro compañero, ¿Entendieron?
-Hai.
-Correcto- y saco de su portafolios un pequeño librito, el cual fingía leer, pero en realidad estaba observando a sus alumnos.
En la banca de enfrente se encontraba la correcta y disciplinada Natsumi Raimon, a un lado de la castaña estaba otra alumna ejemplar, Kudou Fuyukka; detrás de estas dos los tranquilos y cálidos ojos de la chica Kino recibieron a los de su profesor, y junto a esta se posicionaba un chico de lentes azules y rastas recogidas en media cola de caballo. A un lado de la mesa del estratega de rastas, estaban sentados el jugador mas rápido del equipo de balón pie, y el pacifico y tierno Shirou Fubuki. El rictus aburrido y molesto del peliblanco era imponente, lo bueno que la cabeza de Kidou lo tapaba y no lo dejaba ver del todo, a Hina si la podía ver, ya que la chica Kino no era tan alta. Los jóvenes mayores de todos esos chiquillos problemáticos estaban acomodados a un lado de la mesa de la chica rubia y Goenji, y para cerrar ese extraño y extravagante grupo, atrás de Tsunami y Tobitaka, estaban sentados el entusiasta capitán Endou Mamoru y el indomable rompecorazones Akio Fudou.
-¿Sucede algo, señorita Hina?- pregunto el profesor, al ver que esta le guiñaba un ojo al otro ojiverde, ambos lucían miradas cómplices.
-Nada, Akito-sensei.
Mamoru sintió un escalofrió recorrerle la espina dorsal al ver la torcida sonrisa que ponía el castaño que estaba a su lado, luego vio como Fudou sacaba disimuladamente su celular de la bolsa de su pantalón y empezaba a teclear un mensaje debajo de la mesa, no pudo ver que es lo que mandaba, pero cuando guardo el aparato y le guiño a Hina, tuvo un presentimiento de que iban a tener más problemas.
Aun podía recordar aquella vez en la que Fudou, Kogure, Rika e Hina habían formado equipo para un juego de globos de pintura. El resultado fue un desastre. No para ellos, si no para los que jugaron en su contra, todos –incluyéndolo- habían acabado más coloridos que un arcoíris. Y es que esa combinación era más peligrosa que una bomba atómica: la energía y facilidad para hacer bromas de Kogure, el entusiasmo y la locura de Rika, y para sellar con broche de oro, la torcida mente de Fudou e Hina. Ese día aprendieron que nunca debían meterse con ese infernal cuarteto.
Lo bueno del asunto –para la fortuna y salud mental de todos- es que Rika se había ido a estudiar a Estados Unidos, por lo que ya no la veían muy seguido, y Kogure aun cursaba su último año de secundaria, por lo cual solo tenían que soportar las maldades de Hina y Fudou.
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¡Pero con eso era suficiente!, ¡Kami, estos chicos están locos!
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¡RING!
-¿No había dicho que no se pueden sacar aparatos electrónicos?- pensó Tsunami, fulminando con la mirada a su profesor, mientras este leía cómodamente un mensaje que le había llegado.
-Chicos, tengo que salir por un momento, no hagan nada malo mientras yo no este y no salgan del aula- hablo el maestro mientras una sonrisa estúpida surcaba en su rostro y salía prácticamente corriendo, sin esperar una respuesta de sus alumnos.
-¡Chócalas, Akio-chan!- chillo felizmente Hina, mientras golpeaba sus palmas con las de Fudou.
-Baka, te he dicho que no me digas así- bufo molesto el joven- A ti siempre se te ocurren apodos extraños.
-¿Qué fue lo que hicieron para que Akito-sensei saliera corriendo como poseso?- pregunto escéptico el estratega principal del equipo.
-¿Qué te hace creer que nosotros tuvimos que ver en eso Kidou-kun?- respondió burlonamente con otra pregunta.
-Están festejando.
-Tenemos nuestras mañas y nuestros contactos, créeme no querrás enterarte Yuu-baka- contesto la jovencita ojiverde con una sonrisa torcida.
-A veces dan miedo- murmuro el originario de Hokkaido.
-Siempre dan miedo- corrigió la primogénita Raimon.
Esto solo hizo crecer el ego y la mueca torcida de labios que ambos problemáticos tenían.
-Oigan…- llamo Endou al resto, que inusualmente de había quedado callado- ¿en que se basan nuestros padres para elegir nuestros nombres?
Una gotita se deslizo por la cabeza de todos, habían creído que era algo más serio.
-¿A q-qué te refieres exactamente Mamoru-kun?- cuestiono nerviosa Fuyukka.
-Si, ¿en que se basaron nuestros papás para elegir nuestros nombres? Debieron haber tenido una razón muy fuerte para elegir el nombre que nos pusieron.
-Pues en la cultura asiática es muy importante el significado del nombre, ya que normalmente se asocia con la personalidad del individuo- dijo sabiamente Yuuto.
-Eso no tiene nada que ver, simplemente eligieron un nombre y ya- hablo Shuuya.
-Se, simplemente un buen día oscuro y nublado tu madre dijo, se llamara Shuuya porque lo mas seguro es que su carácter sea como este día- Hina se dirigió sarcásticamente hacia Goenji, este la fulmino con la mirada.
-Yo supongo que si debe de haber una fuerte razón por la que tenemos este nombre- musito tranquilamente Kazemaru.
-¿Pero cual es esa razón?- volvió a insistir Endou.
-Eso depende de cada padre, Endou-kun.
-Si, pero… ¿Por qué?- el joven portero era mas terco que una mula, y era obvio que no desistiría hasta encontrar una respuesta que satisficiera su duda.
Todos ya venían venir las insistentes preguntas del ojimarrón, y lo peor de es que tenían dos malditas y larguísimas horas junto a él, o hasta que a sus estúpido profesor se le ocurriera volver, y Akio e Hina sabían que eso no iba a pasar, no al menos dentro de unas eternas cuatro horas más.
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¡Hola señor Jaqueca!
¿Alguien trae una jodida aspirina? Me va a explotar la cabeza.
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-Lo digo enserio, debe de haber un buen motivo por el cual tenemos nuestros nombres, pero ¿Cuál es?
-Mamoru-baka, cierra la bocota.
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¿En que se basan nuestros padres para elegir nuestros nombres?
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Este es un nuevo proyecto que se me vino a la mente y me dije ¿Por qué no?
Mi idea consiste en ver las circunstancias por las cuales los papás eligieron el nombre de sus hijos, y para eso necesito saber el significado de sus nombres, pero sinceramente no me los se todos, así que si alguien pudiera ayudarme diciéndome el significado de algunos, se lo agradeceré enormemente.
En fin.
Gracias por leer :3
(Si es que alguien esta leyendo esto ¬¬)
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