A/N: ¡Hola! Entonces, yo escribí eso hace un tiempo, y el original es en inglés, y yo hablo español, pero no iba a traducirlo, pero esa chica muy, muy adorable llamada Lady Kid me pidió para traducirlo. ¿Cómo no? Ella ha traducido esa fic para mi e lo está haciendo con mis otras fics también. Querida, ¡muchas gracias por todo el trabajo que estás haciendo! Estoy muy muy lisonjeada de verdad. Y a todos, espero que les guste.

"El verdadero héroe es siempre un héroe por error, él sueña con ser un honesto cobarde como todos los demás."

(Umberto Eco)

Él estaba asustado. Estaba tan asustado en estos pocos días.

No lo verías si lo mirabas.

Si lo mirabas verías a un perfecto caballero de brillante armadura. Un héroe fuerte y valiente, que sabía exactamente lo que estaba haciendo, y que había salvado al mundo como un trabajo de medio tiempo. Pensarías que es valiente, envidiarías sus habilidades y desearías poder ser tan valiente como él. No te darías cuenta de nada.

Pero yo... Lo conozco mejor que eso.

Estaba confundido, estaba cansado, y estaba sufriendo. Se saltaba las horas de sueño, no comía lo suficiente, y apenas podía mantenerse de pie. Estaba devanándose los sesos para solucionar nuestros problemas y para hacer aquellas cosas que todos nosotros estábamos demasiado asustados para hacer. Pero él también tenía miedo. Estaba muerto de miedo.

Pero el no lo diría. No se atrevería a hacerlo. Él sabía que en el momento en el que se descubriese, el momento en el que alguien viese a través de su fachada... Él, nuestro héroe, nuestro niño de la profecía; el que nos conduce a la batalla y lucha con nosotros en esta guerra maldita... El momento en el que su máscara de valentía se agriete...

Nuestras ya mutiladas fuerzas, caerían para siempre. Perderían la fe. Las personas que luchaban para volver a estar de pie, dejarían de intentarlo. Los sanadores declarados se superarían tratando de sanar. Las defensas dejarían de defender. La resistencia no resistiría ni un segundo más.

Así que él no lo admitió. A pesar de que yo pudiera verlo. A pesar de que él sabía que yo lo sabía. El oraba que nadie más lo supiera y fingía que yo no sabía. Él no lo admitiría ni siquiera estando bajo tortura.

Él temblaba de la cabeza a los pies, pálido como un fantasma; pero aún así me sonría y me prometía que no tenía miedo de nada.