Disclaimer: Todos los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Mitsurō Kubo.

Advertencia: Yaoi. Universo Alternativo.


Attention catchers

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I

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No podía considerarlo su mejor día, de hecho, las pocas horas que tenía laborando dejaban bastante que desear para su cansado cuerpo y su afectada mente; y recordar que aún tenía un par de entrevistas y tres sesiones fotográficas pendientes, difícilmente podrían ayudar al ánimo de Victor Nikiforov, la estrella rusa más admirada del modelaje profesional.

Inesperadamente para algunos, su fama se casi hizo inmediata desde los 14 años. Inició apareciendo ocasionalmente en anuncios de bajo presupuesto, pero en cuanto la agencia dirigida por el magnate Yacov puso sus ojos en él, Victor pasó a ser la cara más reconocida y amada en el país, lo cual para un adolescente podría resultar magnífico, sin embargo, después de años de estar en el negocio y al tener sobre sus hombros la atención del mundo entero, el dueño de esos ojos enigmáticos y sonrisa de ensueño estaba muy distante de considerarse afortunado por continuar en el mismo lugar.

Tras la última portada exitosa y la participación en la Semana de la Moda de París, sus 25 años comenzaban a cobrarle la factura. Motivo por el que decidió escabullirse y tomar un respiro en uno de los corredores alejados del staff y de la prensa que siempre lo asediaba. Veinte minutos parecían suficientes para que sus pies dejaran de punzar y sus párpados pudieran permanecer unidos sin ser interrumpidos.

En cuanto sintió que la vida no se le iría en un suspiro, abrió los ojos y se reacomodó el fleco en la frente, claro, el estilo no podía perderse tan fácil. Encontró la motivación suficiente para encararse con el mundo y caminó por un pasillo que parecía abandonado. Al doblar a la izquierda, se percató de una sala entreabierta y distinguió algunas personas dentro; la curiosidad fue más fuerte y tuvo que asomarse ligeramente procurando no molestar a las personas dentro.

Parecía tratarse de un casting pequeño, muy poca gente podía verse y un par de personas evaluaban a unos ansiosos participantes. Una sonrisa se instaló en su cara, recordó el tiempo pasado en que arrasaba en ese tipo de eventos.

Observó la participación de algunos jóvenes y, según su opinión, uno de ellos había tenido un desempeño excelente pero otros dejaban mucho que desear. Casi convencido de regresar, llegó el turno de un chico de apariencia tierna, casi como un adolescente, quien se enfrentó a los jueces y realizó las poses y movimientos que le pidieron, sin embargo, su actitud no lograba convencerlos; al igual que a otros, le dieron las gracias y prometieron comunicarse con la típica sonrisa de "jamás volverás a vernos". El chico bajó del escenario y se reunió con los demás concursantes mientras Victor permanecía petrificado, perdido en la vista que el tímido aspirante a modelo le regalaba, una que difícilmente podría olvidar.

Sin tomar en cuenta la noción del tiempo, la estrella permaneció en el mismo lugar hasta que su teléfono comenzó a emitir un sonido curioso, el destinado para su manager. La voz iracunda de Yakov exigiéndole que regresara a trabajar casi resultaba lastimosa para el oído de Victor, mientras la atención de las personas aún presentes comenzaba a sumarse a los susurros de alguien que lo reconoció.

De pronto, todos en la sala sabían que Nikiforov en persona se encontraba ahí, presenciando un casting de bajo presupuesto y sin realce; sin embargo, antes de que alguien lograra acercarse, la figura del modelo había desaparecido, dejando un halo de incertidumbre y un agitado corazón dentro de Yuri Katsuki, uno de los tantos aspirantes de idolatraban al ruso.

— ¿No crees que sería increíble conocer a Victor?

Se escuchó la pregunta al aire, muchas voces respondieron afirmativamente y otras con nerviosismo aseguraron que no podrían moverse si lo tuvieran enfrente.

Yuri, por su parte, no podía salir de su ensoñación, esa en la que se veía con Victor frente a la cámara o desfilando lado a lado en una pasarela; eso era lo único que lo había impulsado a entrar al mundo del modelaje a pesar de saberse débil de mente, tímido frente a las personas y con nula experiencia en el ámbito.

Sin embargo, considerando que los últimos castings no se podrían clasificar como exitosos, ver su sueño hecho realidad parecía más lejano cada vez. Además no podía olvidar su edad pues, aunque le costara aceptarlo, sabía que tener 21 años y estar compitiendo con adolescentes sonaba un tanto ridículo. Una vez más, el desgano se instaló en sus hombros mientras uno de los jueces anunciaba que la persona elegida sería notificada en los próximos días.

Con una cicatriz más en el corazón, Yuri se retiró pensando que, quizá, debía desistir del modelaje y tomar otro camino. Una vez más pensaría en su futuro incierto.

En otro extremo del edificio, la mente de Victor seguía instalada en aquella sala que debió abandonar no por voluntad propia, los gritos sin sentido de Yakov se perdían con el aire y súbitamente una curiosa idea, como casi todas las que cruzaban la mente del ruso, hizo un gran eco, él sabía perfectamente que no iba a poder estar en paz hasta que la realizara.

— ¡Yakov, ayúdame a localizar a los que hicieron el casting de allá abajo!

— ¡¿De qué diablos hablas?!

La desencajada expresión del manager sólo divirtió al modelo, quien estaba seguro de que una vez que no estuviera enojado, lo apoyaría con su solicitud.

Una ligera esperanza se adentró en Victor, una que tardaría bastante en desaparecer.

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Los tortuosos días que conformaron los siguientes seis meses no hicieron más que mellar el ánimo del modelo ruso, quien cada vez estaba más cansado de la banalidad y exigencias sin sentido del mundo en que estaba inserto.

Su presencia en las múltiples fiestas y reuniones con gente vacía, como a él le gustaba llamarla, que no hacía más que lamerle las suelas de los zapatos y exigirle aún más trabajo, comenzaba a agotarlo realmente. Estaba perfectamente al tanto de que las relaciones sociales poseen extrema importancia en su negocio, sin embargo, las mismas caras aburridas de siempre no lograban más que animarlo a cambiar de aires.

Aunado a eso, en tantos días no había logrado ni una pista de aquel chico. Logró encontrar a los organizadores del casting, sin embargo, ellos alegaban que no poseían los datos de los aspirantes porque se había tratado de una convocatoria de libre acceso. Solamente a uno de ellos le pareció recordar que el chico de los lentes se llamaba Uri o Muri o algo así, el hombre no pudo darle más información pero le comentó que en realidad no lo consideraba un mal modelo pero que no destacaba porque parecía estar encerrado en una coraza, una que jamás le iba a permitir desarrollarse en ese mundo.

Un nombre recordado a medias no resultaba de mucha ayuda, ciertamente, pero al menos era un punto de partida.

Las ojeras cada vez más evidentes y el decaimiento en el rendimiento laboral no pasaron desapercibidos para nadie. Su cuerpo le exigía un descanso y no tuvo otra opción que tomarlo, sobre todo considerando la no muy amistosa amenaza de Yakov de no aparecerse en ningún estudio o foro en los próximos dos meses.

Sin embargo, una persona acostumbrada a trabajar y terminar agotado día a día, no pudo pasar más de dos tardes en su apartamento sin pensar que la vida se le iría observando a las aves desde la ventana. Ni siquiera los tontos comentarios de su amigo Georgie lograban alegrarlo y eso resultaba realmente preocupante.

Esa tarde no lo pensó más de dos segundos, tomó las pertenencias necesarias e inició un camino sin rumbo a la búsqueda de una aventura o algo que lo sacara del letargo en que se sentía sumido y, sobre todo, de la aplastante soledad en que lo sumergía a cada minuto.

El atardecer de la ciudad a lo largo de la calle principal, las siluetas de los desconocidos que parecían observarlo y una incertidumbre creciente lo acompañaron a lo largo de su paseo. Y se detuvieron cuando, casi sin querer, un cartel con la leyenda "audiciones para Matsuei" atrajo su atención hacia un pequeño local, parecido a esos donde se realizan conciertos clandestinos. Instintivamente bajó los cinco escalones que le permitirían adentrarse en el establecimiento.

Pensó en recordar los viejos tiempos y un suspiro se escapó de sus labios cuando reconoció la situación: alrededor de 15 chicos y chicas se encontraban anotándose en la lista para ingresar, al parecer era una cuestión completamente amateur por lo inexpertos que resultaban los aspirantes y la desorganización general. Se determinó a dar una ojeada sin olvidar esconderse de los ojos curiosos.

Varias personas pasaron por el escenario para tomar un platillo desconocido para Victor pero que, al parecer, el cliente intentaba convencer que era lo más delicioso del mundo. "Katsudon" resultaba un nombre curioso pero fácil de recordar, por lo que le parecía increíble que varios de los aspirantes ni siquiera lograran pronunciarlo bien. El ruso no sabía si reír o llorar por la falta de esfuerzo percibido en los más jóvenes, nuevamente se sintió viejo al pensar de esa forma pero no podía evitar ese sentimiento creciente.

— ¡Yuri Katsuki!

El llamado para el siguiente aspirante sacó a Victor de sus pensamientos y el golpe de realidad llegó antes de que pudiera prepararse. Frente a él, sobre el escenario, se hallaba el chico de lentes y actitud tímida que, pronunciando perfectamente todos los platillos que el cliente mencionaba, se desenvolvía de una forma muy diferente a la ocasión anterior que pudo observarlo. Los entrevistadores y el cliente, al parecer el dueño del restaurante, quedaron encantados con el chico y, en cuanto todos los aspirantes terminaron su participación, de inmediato anunciaron que era el ganador. Lo cual, obviamente, sorprendió a todos los presentes y los comentarios negativos no se hicieron esperar.

— Tenía que ganar, es japonés.

— Claro que sabe pronunciar esas cosas extrañas…

— ¡Esto es un fraude!

Fueron algunas de las palabras que se escucharon entre los aspirantes que acaban de ser descartados. La evidente sorpresa por ser seleccionado y las críticas que volaban por todos lados comenzaron a afectar a Yuri, quien intentaba mantener la compostura, sin embargo, los organizadores del evento se percataron de que debían intervenir antes de que la situación se descontrolara.

— No ganó por su nacionalidad. Lo hizo por su esfuerzo y determinación, algo que ustedes, jóvenes a los que no les gusta cansarse demasiado, evidentemente no tienen.

Las cortantes palabras se escucharon desde el fondo de la sala. A medida que el emisor se acercaba al escenario, las expresiones sorprendidas de los presentes no dejaron de divertir al ruso que enamoró a todos con una sonrisa cuando, finalmente, las luces permitieron admirar su rostro.

— ¡¿Victor Nikiforov?!

Se escuchó al unísono mientras múltiples expresiones se hacían presentes. Sin salir del asombro, de pronto Yuri se vio frente al ídolo mundial que le sostenía las manos como si de una posesión preciosa se tratara.

— ¡¿Nani?!

Una típica expresión japonesa fue lo único que el cerebro del chico logró elaborar al tiempo que la sensación de su alma escapándose se hacía más fuerte.

— Tienes el talento pero es necesario pulirlo. No te preocupes, yo me encargaré de eso. Tú sólo ponte en mis manos.

Por alguna razón que Yuri no terminaba de comprender, Victor estaba tan cerca que podía sentir su respiración golpeando su enrojecido rostro.

— ¿Cómo es posible que te intereses en ese tipo sin gracia?

Cuestionó sin ningún tipo de delicadeza un chico con enormes aires de grandeza de nombre Michele, sin embargo, de la misma forma como irrumpió abruptamente fue ignorado por Victor, quien ya se encontraba conversando con los organizadores del evento y no soltaba a Yuri del brazo.

No necesitó transcurrir más tiempo para que los aspirantes se percataran de que no tenían nada que hacer en ese lugar, por lo que pronto se quedaron solos los emocionados organizadores y los modelos. Victor, sin dudar se comprometió a realizar el anuncio junto a Yuri y se autoproclamó su "entrenador", lo cual hubiera sido la mejor primicia para los medios que no se encontraban presentes.

Cuando finalmente se quedaron a solas, Yuri pudo emitir las primeras palabras después del cúmulo de emociones recién experimentadas.

— ¿Qué significó eso?

Preguntó el chico logrando zafarse de los brazos del ruso.

— Esto debe ser una broma.

Jaló sus cabellos en un intento desesperado por regresar a la realidad, pues él aseguraba que se encontraba en un extraño sueño.

— ¿Cómo que qué significa esto? ¡Es obvio, Yuri! ¡Tú y yo trabajaremos para que todo ese potencial que guardas sea visto, para que todos reconozcan tu talento y vean lo que vales!

La voz de Victor se alzó tanto que por un instante el japonés se sintió intimidado y se percató de que, efectivamente, no estaban soñando.

— ¿Cuál talento? Ese es el primer concurso que gano en años. Debí quedarme en casa y ayudar en el negocio familiar…

— ¿De qué hablas? Tú puedes llegar muy lejos y yo te voy a ayudar en ello.

El ruso guiñó un ojo y el japonés no pudo oponer resistencia, se dejó llevar como si flotara hasta que se percató de que estaba perfectamente instalado en una sala por completo desconocida y una voz le ofrecía un café o una cerveza, lo que fuera de su preferencia.

Sus facciones se desencajaron al reconocer el lugar que sólo había visto en una revista y que identificaba perfectamente como el apartamento de la estrella Victor Nikiforov.

— ¿Qué pasa, Yuri?

Un preocupado modelo se arrodilló frente a él y no pudo más que sonrojarse. Sin darse cuenta, uno de sus sueños, el más pequeño, se había vuelto realidad.

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¡Hola!

Es mi primera incursión en Yuri! on Ice y me estoy arriesgando con un long fic, espero que les agrade. Recibo todos sus comentarios con gusto y espero nos leamos en la próxima actualización.

Bye!