"La lucha entre dios y lucifer, ha sido una lucha interminable desde la creación donde ambos han obtenido adeptos y files durante más de 2000 años, la humanidad solamente son pequeñas piezas de ajedrez de las cuales ambos disponen para cumplir sus ideales"
✟ pero esto apenas es el inicio ✟
Ciudad de Los Ángeles, California, 2:00 pm
Parecía ser un día cualquiera en aquella ciudad californiana, pero en los suburbios de dicha ciudad en las partes más pobres en uno de los pisos de un edificio casi en completo deterioro se escuchaban los gritos de una chica, gritos monstruosos que no parecían humanos en lo absoluto, era una chica de ascendencia latina quien estaba siendo sujetada por quienes podrían ser sus padres. Bufaba como un animal, los trataba de rasguñar y se le veían los ojos completamente dilatados, no sabían que hacer para poder mantenerla estable porque de unos días hasta ahora había manifestado ciertos cambios de actitud volviéndola hostil, ya no reconocía a nadie de su familia logrando preocupar a las familias vecinas que estaban residiendo en ese lugar.
Cabe mencionar que esa familia era 100% católica pensando en que había sufrido de algún tipo de posesión demoniaca porque hablaba en un dialecto sumamente extraño, los insultaba y reaccionaba de manera sumamente arisca ante la presencia de algún tipo de crucifijo siendo esto razón suficiente para que llamaran a un exorcista, pero en este caso no sería a uno cualquiera, llamarían a la exorcista y experta en ocultismo, Rin Hoshizora quien tenía demasiada experiencia en este tipo de situaciones, porque su trabajo esencial era devolver a los carroñeros y malditos al lugar que pertenecían: El infierno. Pero también había tenido sus encuentros nada amistosos con los arcángeles de dios especialmente con el Arcángel Eli que dicho sea de paso le vigilaba a sol y a sombra.
Otra cosa que se debería saber de esta exorcista es que ha estado infinidad de veces a punto de morir y en las garras de Maki la dueña del "parque de diversiones" infernal como ella misma le había bautizado, esperando solamente el momento indicado para llevarse el alma inpura de Rin a sus dominios. Finalmente había llegado al lugar en un auto esa chica acompañada de su ayudante y aprendiz Hanayo Koizumi.
Quédate en el auto Hanayo… — Dijo la peli naranja de ojos color verde limón saliendo de un Ford probe 1990 acomodándose la gabardina color beige en su ropa sacando un cigarrillo para encenderlo.
Si necesitas ayuda, aquí estoy — Resignada se quedaría en el auto la castaña ojivioleta mirando hacia los alrededores de ese pequeño suburbio pobre.
Subiendo unas caleras en espiral mientras varias personas estaban asustadas escuchando los gritos de desesperación de esa joven, murmuraban cosas que no alcanzaba a distinguir la exorcista hasta que finalmente llego a la puerta de ese pequeño hogar tocándola con la diestra abriéndola un hombre quien tenía una apariencia pobre y preocupada indicándole que le siguiera llevándola a una habitación donde solamente había una cama y un tocador. En la cama estaba esa joven vistiendo solamente una bata notándose en sus brazos y piernas muchas cicatrices como si se hubiera rasgado ella sola, removiéndose con desesperación mientras la madre trataba de sujetarla, sus ojos estaban casi poniéndose en blanco sacando baba por la boca, entonces la exorcista se acercó sacando una biblia de la bolsa de sus pantalones negros abriéndola de par en par además subiéndose a la cama mientras se arrodillaba hacia la pequeña quien al verla se alteraba aun peor de lo que estaba antes gruñendo y diciendo cosas en un idioma desconocido que solamente la otra chica conocía.
Si… Si… criatura de las sombras, ya se me la charada de siempre…. terminemos con esto ¿Quieres? — No se sentía intimidada para nada comenzando a recitar unas palabras mientras se persignaba con la mano libre — In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti , et divina gratia Dei remisi damnati in inferno anima mea—
Seguía recitando palabras en latín, un ritual de exorcismo, pero al parecer no daba resultado escuchando una risa siniestra de la pequeña quien se convulsionaba debajo de Rin sosteniéndola sus padres de brazos y piernas para que no se soltaran de los amarres que le habían puesto pensando que sería más que suficiente eso para sacarle ese demonio de su cuerpo pero no salía fijando su vista en un gran espejo que había en la habitación tomándolo, usaría unas sogas que encontraría sueltas para colgarlo usando como polea un pequeño candelabro que iluminaba la habitación. La familia observaba expectante lo que hacía dejándole espacio para fijar el espejo encima de ella volviendo a recitar unas palabras en latín.
In luce ego praecipio tibi sepium— El espejo comenzaba a manifestar unas pequeñas gritas viéndose como la figura de un carroñero estaba apareciendo mientras golpeaba el espejo desde adentro, la peli naranja repetía la misma frase una y otra vez, siendo este un hechizo de confinamiento.
El demonio tenía un aspecto sumamente atroz, era delgado y muy pequeño, su nariz estaba desfigurada, poseía garras con pequeños colmillos en media mandíbula ya que no tenía media cabeza pudiendo ser visible su masa cerebral o lo que quedaba de ella al menos pero al final su hechizo había resultado ya que estaba sin posibilidad de salir, tomando el espejo el en sus manos lo se acercaría al balcón de la habitación para lanzarlo a la calle causando que en el impacto este se hiciera pedazos desapareciendo la imagen de esa criatura al esparcirse los cristales en la acera. Mientras tanto la joven comenzaba a volver en si empezando a llorar mientras sus padres más aliviados la abrazaban tratando de tranquilizarla. El trabajo había terminado por lo que ella salió del lugar sin decir nada más, no trabajaba por algún tipo de pago en efecto… lo hacía simplemente porque esa era la única forma en la cual podría evitar que tanto dios y lucifer usaran a personas inocentes como conejillos de indias en su maldito juego infantil. Tranquilamente bajaría por las escaleras acercándose al auto donde la esperaba Hanayo abriendo la puerta para sentarse en el asiento del copiloto fumando su cigarrillo inhalando y sacando humo de este arrancando el auto su compañera para retirarse del lugar.
Al poco rato notaba el gesto disgustado en Rin, Hanayo quien trataría de sacarle conversación sobre eso esperando que no le diera la vuelta como muchas veces lo ha hecho.
¿Está todo bien Rin? — Viéndola de reojo fumar mientras conducía.
No entiendo una cosa, Hanayo…. algo no me está cuadrando…. — Su voz era seca y algo molesta.
¿Pudiste hacer el exorcismo, la joven está bien no? — Inquirió la castaña mientras giraban en una avenida.
Si… pero ese demonio… no era un carroñero común…. era uno de alto rango, algo muy malo deben planear ahí abajo para que estén emergiendo estos tipos de seres en el mundo terrenal — Inhalando profundamente el cigarrillo acabándoselo, la exorcista exhalo inmediatamente el humo pensando en algo.
¿Quieres investigar sobre eso? — Fueron las palabras de la menor quien miraba el club de quien se llamaba "Mama Nozomi", un lugar en el que seres sobrenaturales podían coexistir bajo sus reglas ya que ella una chica peli morada de ojos esmeraldas era una gran hechicera antigua que mantenía una faceta sumamente neutral, buscando un balance entre ambos lados.
Seguramente ella puede saber algo… aunque dudo que quiera ayudarnos…. — respiraba de manera pesada mientras se dirigían a dicho lugar.
Horas después en el Centro Medico San Vicente
Corriendo las 8 de la noche, en el centro médico todo estaba silencioso, algún médico terminaba de hacer sus visitas del día para dejar paso a los que tomarían el turno nocturno habiendo pocas enfermeras transitando por los pasillos del lugar, pero había una habitación en la cual extrañamente la puerta estaba entreabierta donde estaba hospitalizada una chica de cabellos lacios color gris y mirada color miel su nombre Kotori Minami pero el cuarto en ese momento estaba totalmente vacío, entonces ¿Dónde estaba ella? la respuesta a esa pregunta era demasiado simple. Camino por los pasillos sin que se dieran cuenta ningún paciente o personal médico estando descalza y vestida con una simple bata que usaban las personas hospitalizadas llegando a lo más alto del hospital caminando por la azotea dirigiéndose hacia el borde deteniéndose en el mismo estando erguida sin perder el equilibrio. Quitándose la pequeña pulsera la cual indicaba quien era, el cuarto en el que estaba incluso la hora de entrada al hospital, pasando algunos segundos con la mirada inmersa hacia la gran ciudad de Los Angeles que brillaba con las luces de los carros, de los grandes edificios con espectaculares y con las luces del alumbrado público sonriendo de medio labio para extender sus brazos a los costados impulsándose hacia adelante cayendo en picada velozmente hacia el suelo.
Pasando algunos segundos para que el impacto de su cuerpo contra un auto estacionado abajo estremeciera el silencio de los alrededores e interior del hospital, soltándose la alarma de ese vehículo muriendo al instante con tan violento golpe contra el metal acercándose trasuntes y personal médico que estaba cerca para observar a la peli gris tirada en el techo del vehículo saliéndole sangre por la nariz y la boca. Instintivamente la dirección general del hospital llamo a la policía para que fuera a investigar qué había sucedido, pero entre los agentes de la policía se encontraba una chica peli azul y mirada ámbar llamada Umi Sonoda quien estaba en el área de criminología forense que al momento que recibió la noticia salió disparada de la estación de policía hacia el lugar a toda prisa, temiendo que fuera Kotori la que había muerto porque sabía perfectamente que ella sufría de problemas psicológicos dada su enfermedad terminal además de que decía que se sentía atormentada porque veía a monstruos y demonios, que era un don que siempre que le había dejado severos traumas mentales. Al llegar al lugar del incidente se encontró con muchas patrullas rodeando la zona como a varios agentes recogiendo evidencias, su corazón se volcó estrepitosamente al ver un cuerpo cubierto en una manta, saliendo de la patrulla correría en dirección al lugar, pero en su camino 2 agentes la detuvieron al verla a punto de colapsar.
¡Suéltenme! Debo… debo verificar… que no se a ella ¡Suéltenme con un demonio! — Forcejeaba contra esos agentes que no la soltaban porque sabían que eso no lo soportaría ella, ver a la persona más importante en su vida muerta.
Agente Sonoda…. no tiene que hacer esto… por favor váyase a casa… es todo por hoy… — un agente de cabello castaño intentaba hacerla persistir de acercarse al cuerpo.
Umi…. te lo pido como compañero y como persona, no te mortifiques más con esto…. ella… ella…. — No pudo terminar lo que iba a decir porque con una fuerza realmente extrema se zafo de amarre corriendo hacia donde estaban los demás forenses de la policía aterrados de que ella descubriría la fatal realidad.
Con pánico la peli azul se acercó al cuerpo cubierto con una manta, tomando el borde la misma respirando e hiperventilando por la boca agitada, sintiendo un nudo que le cerraba la garganta invadiéndola una sensación de desasosiego y una profunda angustia pero era hora o única, en su mente se concentraba la idea de aceptar lo que tuviera que presenciar, no se iba a derrumbar sin importar si fuera ella o no, que erróneo pensamiento porque al momento de destapar el cuerpo, observar con horror que era su querido pajarito, esa chica de voz canturreante y alegre, con la cual habida convivido durante su infancia, con la cual había compartido mucho e incluso soportado que muchas veces por su "don" o "desgracia" tuviera que calmar su psicosis, inclusive en los momentos más críticos en sus vidas estuvieron la una para la otra pero ahora estaba muerta ante sus ojos, su cabello estaba opaco, sus ojos carecían de vida así como su piel. Prácticamente su mundo se había derrumbado en ese momento colapsando todo signo de valor y fortaleza en ella soltando un llanto desgarrador tomando entre sus brazos ese frio cuerpo acurrucándolo en sus brazos que con desesperación acaricio sus cabellos.
Varios agentes intentaron acercarse, pero el jefe del are de criminología les pidió que no lo hicieran, debía desahogarse ella sola… debía despedirse de aquella chica quien significo mucho en su vida, tenía que decirle adiós, aunque le doliera en lo más profundo de su alma.
Kotori… porque te fuiste…. ¿Cómo es que paso esto?... no pudiste suicidarte… mi pequeño pajarito… no puedo aceptarlo… me niego a hacerlo…. —
Fueron sus únicas palabras mientras se aferraba al cuerpo muerto de su tesoro más preciado el cual ya no tendría más, ya no podría oírla sonrier, reír, no podría disfrutar de su compañía de sus bromas que la hacía sonrojarse, no la volvería a ver, produciéndole esto una punzada en lo más profundo de su corazón que ahora estaba hecho pedazos.
Continuara….
Nota del autor: Pues aquí les traigo otra historia de las mías, no será gore ni de terror eso si se los aseguro jajaja habrá acción y mucho toque misterioso, esotérico entre otras cosas ¿amor y ships? si habrá aun no lo sé, pero si llega el momento no serán los habituales. *Inserte la frase "herejía"*, bueno sin mas que decir por el momento me despido no olviden dejar review, darle follow o favorito a esta historia, nos vemos
