La Guerrera
capitulo I
"Princesa Guerrera"
Una joven Ateniense luchaba con todas sus fuerzas en esta batalla, su espada brillaba con la luz del sol mientras era chocado contra la del enemigo hasta enterrarla en su cuerpo, no era una asesina, hacia lo posible para no dañarlos tanto y dejarlos con vida, solo se defendía de sus ataques, su escudo la protegía de sus peligrosas flechas, ella peleaba utilizando también sus manos en formas de puños, sus piernas que lanzaban patadas como su padre le había enseñado desde pequeña, a luchar como toda una guerrera.
— ¡Ganamos! –grito ella amenazando a un hombre con su espada si trataba de hacer algo.
Sus guerreros comenzaron a festejar levantando sus espadas y gritaban el nombre de su compañera "Athena"
Athena, era considerada la guerrera más fuerte de toda Grecia y era muy querida por los pueblerinos de Atenas, mas los pobres ya que gracias a ella, ni los ladrones se atrevían a robar ni asesinar, Atenas era la ciudad mas protegida.
Ella no era una joven normal, amaba la lucha, las batallas, los desafíos, todo eso lo llevaba en la sangre, su padre fue un general del ejercito de Atenas y protegió al Reino con su vida, había muerto hace unos años de una extraña enfermedad y le obsequio su preciada espada en su hecho de muerte, Athena amo a su padre, le había enseñado no solo a pelear sino valores, le había entregado cariño y sobre todo nunca dejo que le faltara nada.
Vestía usualmente como las demás guerreras, como Xenna a quien respetaba y algunas veces luchaba amistosamente con ella, a diferencia de ella Athena llevaba únicamente su espada y un pequeño escudo por detrás de su espalada, también tenia a una amiga rubia quien deseaba ser como ella, aprender sus tácticas, sus valor, esa joven se llamaba "Hinako" una Rusa que compartía el amor de la lucha y en sus aventuras, también tenia a su lado a un joven guerrero llamado "Sie" ella le había salvado la vida una vez cuando un oso trato de matarlo, ello lo hirió con su espada al animal y el guerrero en agradecimiento le entrego su vida protegiéndola de quien sea, aunque a veces para Athena el era irritable.
Una vez finalizada la batalla los guerreros galoparon en sus caballos triunfantes a su ciudad de Atenas y fueron recibidos con festejos por el pueblo, escuchando el nombre de su heroína "Athena" que ella les sonreía y levantaba su espada para saludarlos hasta que llegaron al palacio real donde el Rey Armando apareció acompañado de su flamante Reina Isaura con una sonrisa, las voces de los pueblerinos ceso.
Los guerreros bajaron de sus caballos y con respeto le hicieron una reverencia a su Rey.
—Sean Bienvenidos mis queridos guerreros, gracias a su valor y su fuerza nuestro pequeño Reino esta a salvo. –anuncio el Rey y los gritos de los pueblerinos se volvieron a escuchar pero solo por un momento. —Athena Magno, hija de un gran servidor del Reino de Atenas "El General Alexander Magno" acércate a tu Rey.
Athena obedeció y se acerco a su Rey teniéndolo frente a frente inclino su cabeza con respeto.
—Arrodíllate. –le ordeno el tomando una espada dorada que le alcanzo su esposa. Athena nuevamente obedeció, sabia que se trataría de una coronación por su deber en el trono, había hecho muchas cosas, como salvar el reino numerosamente del imperio enemigo y ayudaba en entrenar a los guerreros, el Rey siempre la estimo y la respeto. — Gracias a tu valor, a tu heroísmo, a tu compromiso con la corona defendiste a tu Rey y al pueblo del enemigo. –le decía mientras colocaba la punta de la espada sobre sus hombros y terminando en su cabeza. — Yo el Rey Armando III te proclamo en este momento Princesa Guerrera.
Anuncio y una lluvia de gritos de festejos de escucho por todo el pueblo aclamando a su Heroína y los guerreros a su compañera. Athena se encontraba muy satisfecha después de todo sus esfuerzos y devoción al fin fueron recompensados, miro agradecida a su Rey levantándose y retirándose con una leve inclinación. Los festejos duraron unos días, había fiestas por todas partes y sus amigos insistían en llevarla a festejar pero ella se negó, se fue al cementerio a visitar a su padre, se acerco a su tumba y toco su cruz.
—Si estuvieras vivo, de seguro estarías muy orgulloso de mí. –susurro ella. —Para todos soy la Princesa Guerrera... –rio amargamente. —es mejor que ser una diosa encarnecida ¿No crees?
Recordó.
— ¡PADRE! – se expreso tomándolo para que no se callera al suelo, pero el se veía muy mal ya que se le dificultaba respirar…
—Mi niña guerrera…. mi fin ha llegado…
—No papa… no me dejes. –se quebró a llorar mientras lo acariciaba. —No me dejes...
—Athena… mi Princesa guerrera... tu eres diferente, una estrella que pertenece a otro reino... otro cielo...
— ¡¿De que hablas, papa?!
—Papa.. –susurro el con emoción. —Mi niña, lamento decirte que no soy tu padre... el amor que le tienes a las batallas no vienen de mi sino de ti.
—No es cierto ¡Tu eres mi padre! –exclamo con bronca y desilusión.
—que mas quisiera yo mi niña... fuiste un milagro del cielo–susurro. —Sucedió cuando volvía a mi pueblo, a mi hogar en mi caballo... ese día se desato una gran tormenta llena de relámpagos y truenos como si una guerra se estaba llevando a cabo en el cielo... y un rayo cayo cerca de mi haciendo que mi caballo se asustara y saliera disparado dejándome caer en mi inconciencia escuche tu llanto cerca de mi... justo en donde ese rayo había caído, te mire, era la niña mas hermosa que había visto... te tome en mis brazos calmándote y al ver tu brazo, me quede sin habla, tienes una marca..."El símbolo de los dioses del olimpo" la luz de los rayos me ayudaron a ver que no solo ese rayo te trajo a ti sino esta espada y ese escudo que tienes...
—No... –susurro ella, se negaba saber su identidad.
—Eres la Diosa Atenea...
— ¡NO!
—hija..
—yo soy Athena Magno, no una diosa. –respondió con rencor y dolor a la vez.
Ahora lo entendía todo... esos sueños en otros lugares, a Zeus cuando la proclamo diosa de la guerra y sabiduría, cuando conoció por primera vez a Heracles, el la llamo hermana y la abrazo como también ese afán de ayudar a Perseo y sentirlo como un hermano, muchos que habían visto a la diosa Atenea la confundían, tanto se parecían... un grito de dolor de su padre la hizo salir de sus pensamientos...
—No reniegues de tu sangre Athena... tu posees un poder único. –dijo sus ultimas palabras para luego cerrar los ojos.
— ¡NOOOOO! ¡PAPAAAAAAAAA!
Grito llena de dolor mientras lo abrazaba hecha un mar de lágrimas, una gran tormenta se propago esa noche, solo la luna era testigo de su sufrimiento y la veía llorar como nunca.
Una lagrima viajo sobre la mejilla de Athena al recordar ese acontecimiento, el dolor aun seguía muy vivo dentro de ella. Sintió un leve viento y una mano en su hombro, se dio vuelta de inmediato... era la misma Metis frente de ella, no se mostro temerosa, ya la había visitado algunas veces. La diosa vestía de blanco, era muy hermosa y muy parecida a ella.
— ¿Qué quieres? –le cuestiono ella.
—A felicitarte... ahora eres la Princesa Guerrera de Atenas, es muy poco conformarte solo con eso... sabes que tienes un lugar en el olimpo como Diosa. –le recordó Metis.
—No lo quiero, soy una guerrera humana. –aclaro con molestia.
— ¿Por qué odias a los dioses Athena? Tú eres una diosa, mi hija.
—No odio a los dioses, odio que me confundan con uno de ustedes, yo estoy muy bien asi, no necesito nada de usted. –la esquivo para irse.
—Amas a este mundo ¿No es asi?
Athena paro en seco y la miro seria.
—No se meta con mi pueblo...
—No pensaba hacerlo ¿Quien crees que soy? ¿Orochi? –cuestiono ofendida.
— ¿Orochi?
—No quieres saber que realmente paso la noche que Alexander te encontró... –Athena abrió un poco sus ojos.
—Prosigue. –dijo con interés.
—Orochi es un dios inmortal que nació de esta tierra misma, el traiciono a su dios, se apropio de todo el olimpo... tu padre Zeus quiso detenerlo pero no lo logro, fue asesinado por el y trato de hacer lo mismo contigo pero afortunadamente tu lograste escapar... gracias al rayo de Zeus ahora estas aquí. –quiso acercarse a ella pero Athena retrocedió desconfiada. —el clan de Orochi te esta buscando Athena y quiere apropiarse de este mundo también... lo intento hace unos años pero afortunadamente tres guerreros unieron sus fuerzas y lo han sellado... gracias a ellos el Olimpo se ha liberado también pero... he tenido una visión.
— ¿Qué clase de visión?
—La tierra y el Olimpo están en peligro nuevamente... Orochi resucitara.
—Lo que me dices es algo muy serio. –se preocupo. —Un dios quiere destruir la tierra.
—Exactamente a la humanidad... los repugna porque viven en la tierra y lo contaminan... los odia hija tienes que ir a la ciudad de Osaka y buscar a los clanes que sellaron a Orochi... junto con ellos podrás derrotarlo.
— ¿Osaka?
—Queda en Japón. –Athena abrió un poco sus ojos, ese país quedaba muy lejos. —Hazlo hija, ve y encuéntralos.
Y como si nada la diosa desapareció como reflejo dejando a Athena muy confundida, sin saber que hacer... tenia un mal presentimiento debía hacerle caso e ir a Japón.
Al otro día arreglo todo para prender el largo viaje, ya se había despedido del Rey y de algunos soldados que la despidieron con tristeza, tomo su caballo y coloco las ultimas cosas para marcharse cuando escucho...
— ¿Piensas irte sin nosotros? –le cuestiono con una sonrisa Sie junto a Hinako ambos también tenían todo listo.
—Ustedes no van a ir conmigo. –negó ella. —Es un viaje muy largo y... tal ves peligroso.
—No nos importa, iremos contigo quieras o no. –le aseguro la rubia subiéndose a su caballo.
—No dejare que te vayas sola Athena... además yo también se el camino–le recordó el guerrero Chino subiéndose también a su caballo, Athena bufo en desacuerdo.
—Bien, hagan lo que quieran. –dijo ella subiéndose también a su caballo.
— ¿Y que destino es nuestra nueva aventura, Athena? –le pregunto Hinako.
—Japón. –contesto Athena.
— ¡JAPON! -exclamo Hinako.
—Si es un viaje largo. –termino diciendo Kensou y los tres comenzaron a galopar.
Espero que les hayan gustado, es mi primera historia sean amables ^ .^
Además que AMO la mitología griega y Atenea es mi diosa griega favorita.
