Shinji Ikari se aferraba con fuerza a las blancas sábanas mientras escondía su rostro avergonzado de la vista de Rei Ayanami, sus orbes rojizos le observaban con indiferencia, sin ninguna expresión o sentimiento.

—¿De verdad tengo que volver a hacerlo? —cuestionó, con la voz temblorosa. El recuerdo de los últimos minutos dentro de la cabina vinieron a su mente como torbellino, taladrando su mente hasta producirle una leve y molesta migraña.

—Sí. Así es. —Rei afirmó observándole con acritud, como si realmente le importara muy poco lo que él quisiera. Sólo había una opción para ella, y ese era volver a su Eva.

No. No quería.

Simplemente no quería volver a sentir que cada parte de su cuerpo se derretía, mientras sólo quedaba un vacío indoloro en su estómago, al ser atravesado. No quería volver a sentir como cada uno de sus nervios se destrozaba mientras el dolor recorría todo su cuerpo. Y no quería, volver a perder la conciencia y sentir que se desintegraba en un vacío.

No quería. ¿Alguien podría culparlo por ello? ¿Por ser egoísta y no querer sufrir todo aquello...?

Pues al parecer sí, porque en silencio le culpaban, y él lo sabía.