Escuchaba el latido de su propio corazón dentro de sus oídos cubiertos por el agua de la cámara de control del Eva. Sus pulmones obtenían el oxígeno, pero aún se sentía incómodo, mantenía la boca cerrada como si eso lo fuera a mantener a salvo de ahogarse. Escuchaba las instrucciones, pero, aún así desconfiaba, cedió, al no poder contener más el aire, y se sintió asfixiado por los primeros cinco segundos antes de que su respiración se normalizara.

Tum... tum... sintió el latido de su corazón sincronizarse con el robot. Como si fuesen dos personas en un mismo cuerpo, como si respirara, como si estuviera vivo. Y no se sintió solo. El pánico primerizo pasó dejando paso a la estupefacción. Se sentía... completo.

—¡Shinji-kun! ¡Shinji-kun! —La voz de la comandante hizo que sus ojos se abrieran perezosamente—. ¡¿Acaso no irás al colegio?!

Ante los insistentes gritos de la mujer, se puso de pie aún adormitado.

—¡Voy...! —gritó incapaz de moverse, pero satisfecho de que se hubiera callado. Sólo deseaba volver a la cama, y desear, que su realidad fuera como sus sueños. Que realmente lograra esa sincronización con Eva, y no el desastre que era ahora.