Hola de nuevo... para quien me pidio la secuela... y para quien no... aqui esta... besos...

Saludos y besos a mis hermanas... les amo...

Disclaimer: nada me pertenece, todo es de JK... solo la historia y algunos personajes son mios...

Vivan los Sly...

Enjoy...

PREFACIO

"Sectumsempra"

Abre los ojos tan grandemente que parecen salírsele de las cuencas. Las finas cejas oscuras se pierden entre el flequillo del mismo tono, mientras una "o" se forma en su perfecta y sonrosada boca. Su cerebro aun no ha terminado de asimilar el hecho de que el hechizo impacto sobre su cuerpo y su magia natural ni siquiera se hizo presente.

De pronto, viene el dolor.

Se mira el pecho, justo donde debe encontrarse el corazón, y ve con espanto la mancha rojiza que se hace cada vez mas grande conforme la sangre se abre paso a través de la herida. El liquido brota entonces de sus brazos, piernas, cuello, rostro. Se desliza conforme a la gravedad manchando el fino vestido color arena, contrastando con el ligero tono dorado que adquirió su piel durante sus últimas vacaciones en la Riviera Francesa.

Las piernas le tiemblan y cae de rodillas al suelo, las palabras atoradas en su garganta. A lo lejos, escucha el llanto y los gritos de Theo, quien le llama aterrado. Su mirada confusa se clava en el tierno semblante de su hijo. Frente a ella, su asesino la mira impasible desde arriba, con los ojos duros, frios, muertos.

La risa histérica resuena a lo largo y ancho del callejón, mandando escalofríos por todo su cuerpo. Mientras cae cuan larga es al suelo, se siente increíblemente estúpida por no haber tenido la precaucion de no salir sola a la calle. Tal vez fue que se confió al saberse una bruja poderosa, tal vez porque no creyo que alguien fuera tan estúpido para hacerle daño a una de las heroínas del Mundo Mágico, o porque nadie querría meterse con uno de los pilares de la dinastía Malfoy-Black. Porque pensó que al ser la casi hermana del Salvador del Mundo Mágico la haría inmune.

O tal vez fue al revés, se dijo, mientras la sangre se agolpaba en su boca, dejándole el horrible rastro metálico impregnado en ella, rastro que le produjo terribles náuseas, contenidas apenas a base de férrea voluntad.

Pero sí fue tan estúpida, piensa, porque no pudo esperar veinte minutos a que Draco, Clarisse o el propio Harry terminaran con sus ocupaciones para acompañarla a Diagon Alley a recoger las túnicas para el bautizo del pequeño James, y los diminutos bebes encantados que había encargado para recuerdos con motivo del mencionado bautizo. Pero es que no todos los días se convertía en la madrina del primogenito del Salvador, su sobrino por parte de madre y padre. Y el arranque de suficiencia le había salido caro.

La visión comenzó a fallarle, los ojos empañándose con el velo de la muerte. El aire de sus pulmones fue escaseando, produciéndole un dolor intenso al tratar de aspirar. Sintió el cuerpo adormecerse, tal vez debido a la perdida de sangre, y nuevamente un escalofrio le sacudió por entera.

"¿Este va a ser mi fin?", pensó.

"¿Voy a morir de esta manera tan tonta y vil?"

"¿Yo, la descendiente directa de Merlin, la mujer mas poderosa del mundo mágico, la autora intelectual y casi material de la muerte del mago oscuro mas terrorífico de todos los tiempos, voy a morir asi?"

Un forcejeo a su costado le impidió seguir con su diatriba. Enfoco con dificultad la vista, y cuando el cerebro registro a su hijo en brazos de su homicida, la sangre que aun conservaba dentro de su cuerpo se congelo. Trato de ponerse en pie, pero al hacerlo, sintió como si mil cuchillos se clavaran en su piel. La sangre salió con mas fuerza, mientras caía nuevamente desmadejada al suelo.

-Lo siento tanto, mi Lady, usted podría haber sido la mejor mortífaga de todos los tiempos…-movio la cabeza negativamente- pero tenia que aliarse con el idiota de Potter…-

-¡Sue… Suéltalo…!-

-¿Soltarlo? Es nuestra oportunidad de estar en el poder nuevamente. Imaginese por un momento que seria para nosotros tener a nuestro favor a uno de los magos mas poderosos del Mundo Mágico… y no hablemos de Potter… No. Este pequeñito-dijo, mostrándole el cuerpecito desmayado entre sus brazos- va a ser el próximo Señor Oscuro, y nosotros nos vamos a encargar de eso…-

-¡No!-

-Lo siento… o tal vez no…-con una carcajada se desapareció.

-¡No! Theo…-

Quiso incorporarse pero una patada en las costillas la hizo caer nuevamente.

-Te dije que mas te valia alejarte de Theodore pero no me hiciste caso… siempre tienes que conseguir lo que quieres… me quitaste a Theodore, te casaste con el y tuviste a sus hijos…- la tomo del cabello y acerco su cara ensangrentada hasta la de ella- por tu culpa murió, y no contenta con eso, tiempo después vas y te casas con Draco… eres una zorra…-la solto contra el suelo con fuerza-pero ya vas a tener tu castigo… y tu castigo será que tu hijo será el nuevo Lord Oscuro, y esta vez, ni Potter podrá impedirlo…-

-No… por favor…-

La mujer había comenzado a dar unos pasos pero al escucharla se detuvo.

-Ahorrate las suplicas, perra, nunca volveran a ver al engendro. No sabes las ganas que tengo de ver la cara que va a poner el estupido de Potter cuando te vea... O la de Draco... Su querida heroina muerta... Destripada como una res...- solto una escalofriante carcajada, le dio una nueva patada en las costillas y se desaparecio.

Las lagrimas corrieron con mas fuerza por su rostro. Empezo a toser cuando la sangre comenzo a inundar sus pulmones, aunque un grueso hilo del rojizo liquido continuaba deslizandose por la comisura de sus labios, manchando los pristinos dientes dentro de la boca. Un frio de muerte, identico al rastro helador que dejaba un Dementor, cruzo su cuerpo de pies a cabeza. Los miembros comenzaron a pesarle, mientras luchaba con todas sus fuerzas para no caer en la inconsciencia, alzo lentamente su mano derecha, tratando de concentrarse.

-Expecto ... Expecto... Patro...num-susurro.

Una ligera niebla plateada salio de la punta de sus dedos, pero asi como llego, se fue, sin ni siquiera parecerse un poco al hermoso Fenix. Comprendio que estaba perdida, y la desesperanza le hizo derramar mas lagrimas.

Se tendio cuan larga era a esperar su muerte. Si al menos estuviera en un callejon concurrido... Pero no, ellos la habian arrastrado consigo a uno de los oscuros porticos semiderruidos del Callejon Knockturn. Sonrio tristemente al comprender su suerte. Su cadaver tasajeado y desangrado seria encontrado tendido sobre la suciedad de un oscuro callejon...

¡Ay dulce Merlin!

¡Sus hijos! ¿Que pasaria con ellos?

¿Como le diria a Harry quien se habia llevado a su Theo?

Un nuevo acceso de tos le acometio, haciendole soltar un chorro de sangre...

¡Eso es!

Se movio lo mas que pudo hasta quedar de costado, sorprendiendose por el charco sanguinolento que ya se habia formado bajo su cuerpo. Con un dedo tembloroso y las ultimas fuerzas que le quedaban, trato de dibujar en el suelo el nombre de su asesino.

Solamente alcanzo a marcar varias letras, dibujadas lo mejor posible entre el amasijo de sangre y tierra. Con el ultimo suspiro quiso pensar en sus hijos, en Draco, en sus padres, en sus amigos, o en Theodore, pero solamente a su mente vino la imagen de un chico de cabellos oscuros alborotados como un nido de pajaros, de increiblemente hermosos ojos verdes.

-Harry...-

Y entonces expiro...

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Un escalofrio le recorrio el cuerpo. Se paro en seco, deteniendose en medio del atrio del Ministerio, ante la confusa mirada de Hermione y la atenta de las decenas de magos que no dejaban de observarles y señalarles sin disimulo. La sangre se le congelo en las venas, mientras una espantosa frialdad le recorria el pecho. Comenzo a jadear, sintiendo como el oxigeno le escaseaba en los pulmones.

Dio un paso y trastabillo, cayendo de rodillas al suelo, ante los jadeos ahogados de la gente que lo veia. Hermione, a su lado, se acerco alarmada, tratando de auxiliarle. Sus palabras preocupadas se perdieron entre el zumbido que resono insistentemente en sus oidos. Se llevo la mano al pecho, sintiendo como se le agarrotaba el cuerpo.

La frialdad en su cuerpo comenzó a extenderse por cada centímetro de su piel, mientras la bilis subia desde su esófago hasta la garganta, ahogándole. Las arcadas le sucedieron, pero solo un hilillo de amarga y amarilla bilis salió de su boca. El oxigeno se atasco horriblemente en sus pulmones, mientras sus miembros comenzaban a entumecerse a una velocidad alarmante.

Un dolor agudo se instalo en su cabeza, mientras los ojos se le empañaban, impidiéndole ver con claridad, aunque llevaba puestas las gafas. Entonces la comprensión se abrió paso por su mente con fuerza avasallante.

Altair.

-No…-jadeo.

El vinculo sanguíneo ardio en sus venas con fuerza, haciéndole estremecer nuevamente. Los ojos comenzaron a lagrimearle, y los espasmos en sus piernas le hicieron caer definitivamente al suelo cuan largo era. La oscuridad comenzó a cernirse sobre el, tratando de tragárselo por completo. Lucho con todas sus fuerzas contra esta, sabiendo que si permitia que la inconsciencia le ganara, la perdería definitivamente. Parpadeo furiosamente, tratando de aclarar su vista, y con movimientos tambaleantes, apoyado en Hermione, finalmente consiguió ponerse en pie, sacudiendo su cabeza para terminar de espabilarse.

La voz de Hermione se oía muy lejana, y el solamente conseguía observar la manera en que sus rosados labios se movían, tal vez preguntando sobre su estado, pero eso no le importaba en lo mas minimo. Cerrando los ojos durante un momento, y concentrándose para no escindirse, se desapareció del ministerio, ante la estupefacta mirada de las decenas de personas que lo observaban atentamente, dejando a la chica completamente helada y por demás confundida.

Se apareció en un callejón oscuro, reconociéndolo en el acto. Ni siquiera se paro a pensar en el hecho de haberse aparecido sin conocer el destino, el vinculo se había encargado de eso. Camino varios pasos cuando la vio, tirada en el suelo, completamente inerte. La saliva se atoro en su boca cuando la vio en medio de un charco de sangre, con el rostro y el cuerpo destrozado por la maldición. No tuvo que pensar mucho sobre la misma, pues el recuerdo de un cuerpo pálido, cubierto de cortes y lleno de sangre le asalto a la mente.

Corrió hasta ella, buscando el pulso sobre su garganta. Aullo al cielo cuando no lo encontró. La alzo con cuidado, tratando de no lastimarla mas, y con un seco "Crack" se desapareció hacia San Mungo.

Dejando detrás de el, un charco de sangre embarrada, y varias letras dibujadas con sangre y lodo:

"Theo…"

"Lest…"

"Green…"


Bueno, por hoy es todo... nos vemos en el proximo...

Besos