HOLA A TODOS!

Espero esta historia sea de su agrado. Yo se que que el 14 de febrero pasó hace unos días PERO no pude publicar antes por falta de tiempo... No obstante espero que puedan leer este fic y me hagan saber sus opiniones.

Saludos,


CAPITULO 1. Víspera de un día especial

-La prueba está por concluir, tienen 10 minutos antes de que suene la campana, jóvenes – se escuchó el eco de una voz fémina por toda el aula.

-¿¡10 minutos! ¡Rayos! Me hace falta más de la mitad del examen y yo sigo atorada en el mismo problema… "¿El número de soluciones que tiene una ecuación de 3er. Grado?...Mmm… serán ¿tres?, ¿dos?...Uuhhh… no.. no lo recuerdo – fruncía el seño una joven de cabellos negros a punto de romper el lápiz de sostenía por la presión que ejercían sus dedos en el.

-5 minutos jóvenes – sentenció nuevamente la voz.

-No no no no no… esto no puede ser… x4 – 3x2 + xy – 2=5…aahhh…la solución…

-¡Kagome-chan! ¡Kagome! Vamos, ¿recuerdas qué día es hoy? Te tenemos una sorpresa – gritaron al unísono 3 jovencitas que vestían el mismo uniforme mientras tomaban y tiraban de un brazo a la chica que estaba tratando de contestar el examen.

-Pero qué… ¿qué hacen? ¡Chicas tengo que terminar mi examen, me quedan menos de 2 minutos y yo…! - protestaba la joven tratando de zafarse del amarre para volver a su prueba, sin embargo de pronto se encontró en un terreno muy elevado, en donde a la distancia podía divisarse perfectamente una ciudad.

-¡Chi…chicas! ¿Do…dónde estamos? ¡¿Chicas? – preguntó angustiada cuando de pronto una luz brillante como el sol la cegó - ¡¿Chicas?

-Kagome… - escuchó su nombre en un susurro pero…. había algo familiar en esa voz…pertenecía a…

-¿Inu…yasha? – la luz cegadora se atenuó y pudo dilucidar la silueta de lo que parecía ser un hombre con unas orejas graciosas que coronaban su cabeza - …pero ¿qué haces aquí?- preguntó confundida. La figura del hombre se apresuró en su dirección y tomándola fuertemente de los brazos la acercó hacia el.

-Kagome…

-¿Inu…yasha? ¿Qué…qué te sucede? - tartamudeó la chica al reconocer aquellos ojos de color miel, los cuales se iban acercando cada vez más a los suyos.

-Kagome… -susurró una vez más aquella voz ronca a lo cual la chica no pudo emitir alguna otra palabra, puesto que el aliento del joven ahora se mezclaba con el de ella misma… - ¿En verdad el está…? – fue el último pensamiento que pudo razonar en su cabeza, pues su corazón latía furiosamente haciéndola perder la noción del tiempo y el espacio...dos centímetros. Un centímetro más... desde hacía mucho ansiaba tanto besar esos labios… no estaba segura de cuál era la razón del comportamiento inusual del individuo, pero ya no importaba pues por fin podría probar su boca…- sólo… hazlo

-BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

De pronto, el chico que estaba a punto de rozar sus labios con los suyos desapareció y entonces ella se sintió arrastrada por una fuerza extraña que la llevaba a un lugar lejano…muy lejano…

-BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

-¿Shi…po? – preguntó confundida con voz apenas audible… ahora entendía… aquél maravilloso momento al parecer había sido ¿un sueño?…un hermoso sueño (bueno tal vez sólo la parte del beso)…pero… ¿QUIÉN RAYOS FUE CAPAZ DE INTERRUMPIRLO?

-BUAAAAAAAA!

-¡Cállate enano!

-Inuyasha…

-Mm… - respondió el chico dirigiendo la mirada hacia donde se encontraba la recién despertada chica del futuro.

- ¡OSWARI! – gruñó la mujer. No era posible que el mismo sujeto que hace unos momentos le hacía sentir mariposas en el estómago ahora fuera el causante de semejante rabia.

-Qué demonios….¿POR QUÉ DIABLOS HICISTE ESO? – gruñó el joven con la cara aún estampada en la tierra.

-PORQUE JUSTO CUANDO TE HABÍAS DECIDIDO A BE…a be… -sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso y comprendió que estaba hablando de más… el hanyou levantó la cabeza y la miró perplejo, sin pasar por desapercibido el furioso tono de las mejillas de la chica y el aroma del repentino nerviosismo que se apoderó de ella, el cual le impidió terminar la frase - Olvídalo…- y dicho esto se apresuró hacia el río que corría unos cuantos metros debajo de donde habían acampado.

-¿Qué demonios le sucede a esta mujer? – gruñó deshaciéndose por fin del hechizo.

-No lo se, pero te acaba de dar tu merecido por abusivo jiji – contestó burlonamente el zorrito y salió corriendo detrás de la chica para evitar ser nuevamente sujeto de abusos por parte del medio demonio.


Horas más tarde, un joven de sotana, una linda mujer que cargaba un bumeran de hueso, un niño con patitas de zorro y una linda gatita de dos colas caminaban rezagados intencionalmente de los mismos jóvenes que habían discutido en la mañana, lo cual de por si casi no era costumbre.

-¡Por favor Inuyasha! ¡Por favooor! ¡Por favor por favor por favor...POR FAVOR! – rogó angustiada la chica de cabello azabache detrás de él.

-¡No molestes! ¡Te he dicho que no! – Repitió el chico de las orejas de perro, con voz cansina y tajante sin detenerse - ¡No perderemos más tiempo por tus caprichos! – era el momento perfecto para vengarse por haberle hecho besar la tierra horas antes sin razón aparente.

- ¡¿Por mis caprichos? – Respondió exaltada apresurando su paso para alcanzarlo, comenzando a perder la paciencia - ¿¡CAPRICHOS! ¡¿ASÍ QUE POR MIS CAPRICHOS HEMOS CAMINADO POR SEMANAS SIN DESCANSO Y SIN TENER UNA BUENA COMIDA, O UN BAÑO DECENTE, EN BUSCA DE ALGUNA PISTA QUE NUNCA APARECE? – al decir esto último su voz subió un tono por lo que sus amigos auguraron que no saldría nada bueno de esta discusión y se limitaron a observar.

El hanyou enfurecido por lo que acababa de sugerir se volteó para encarar a la chica del futuro - ¿¡ASÍ QUE AHORA YO SOY EL CULPALBE DE QUE NO DUERMAS BAJO UN TECHO TODOS LOS DÍAS Y TENGAS LOS MANJARES PARA ALIMENTARTE O AGUAS TERMALES CADA VEZ QUE SE TE DE LA GANA ASEARTE! – la chica iba a refutar algo pero al ver la expresión enfadada de su compañero no pudo decir nada - ¡Si eso es lo que piensas deberías entonces pedirle a Miroku que siga estafando a gente inocente con tal de que se cumplan tus antojos! – se cruzó de brazos y dándole la espalda comenzó nuevamente su andar.

Kagome no quiso llevar más allá la discusión, pues en cierta manera se sintió culpable de lo que había dicho momentos atrás. Era verdad que Inuyasha era una persona muy terca y que la mayoría de las veces los obligaba a seguir en su búsqueda de los fragmentos, aún cuando se sintieran exhaustos, con tal de encontrar alguna pista que los llevara a Naraku. No obstante, también el chico hacía lo posible por encontrar siempre un lugar seguro para pasar la noche y se preocupaba por encontrar comida para todos ellos haciendo uso de sus agudos sentidos que le ayudaban a cazar con mayor facilidad. Y qué decir cuando encontraban aguas termales. Él siempre protegía la zona de bestias o pervertidos para que ella y Sango se bañaran con tranquilidad. Sintiéndose derrotada y culpable suspiró pesadamente reanudando su caminata.

-¿Qué fue lo que sucedió esta vez Kagome? – preguntó con preocupación Sango con Kirara en brazos segundos más tarde cuando la alcanzó en su paso. Miroku se adelantó para alcanzar al joven del haori rojo.

-¿Y ahora qué fue lo que te dijo el idiota de Inuyasha? – preguntó a su vez el pequeño zorrito mágico quien se encontraba trepado en el hombro de la exterminadora.

-No le digas así Shippo – lo reprendió cariñosamente – Sucedió lo mismo de siempre…Inuyasha no quiere dejarme marchar a mi casa – explicó la muchacha a sus amigos encogiéndose de hombros con desgano.

-¿Pero por qué? Cuándo te ausentas lo haces poco tiempo y siempre nos traes de esas cosas que nos gustan, como esa comida del futuro – dijo inocentemente el niño.

-Pues…

-A mi parecer a Inuyasha no le gusta que te marches porque siente que de algún modo estamos perdiendo el tiempo en la búsqueda de los fragmentos. Sin embargo, debe entender que parte de tu vida se encuentra en el futuro de donde vienes y que tienes asuntos que atender allá, además de que ahí se encuentra tu familia y amigos – sentenció con sabiduría la exterminadora.

Los tres acompañantes continuaron caminando en silencio, sin embargo la chica de cabellos azabaches continuaba con la cabeza gacha, analizando las palabras de su amiga; le causaba tristeza creer que Inuyasha no le gustaba que se fuera sólo porque perdían tiempo en busca de Naraku.

- Pero dime, ¿tienes que presentar eso que llamas exámenes? ¿Es por eso que necesitas regresar? – abordó nuevamente Sango.

-Eeh? No… esta vez no es eso… - respondió la chica saliendo de su ensimismamiento – en realidad, quería ver a mi familia y a mis amigos ya que se acerca una fecha especial… y también yo… - interrumpió sus palabras puesto que un color rosado comenzaba asomarse en sus mejillas. Su amiga lo notó perfectamente así que decidió cuestionarla un poco más.

-¿A qué te refieres con una fecha especial?- preguntó curiosa.

-Pues verás… en el tiempo de donde vengo se festeja el 14 de febrero, el cual se conoce como el día de San Valentín – comenzó a explicar la joven a sus amigos quienes la escuchaban atentos pues todo lo referente al tiempo de la sacedortisa del futuro les parecía extremadamente interesante - …bueno, en realidad esta costumbre nació en otra región diferente a la nuestra pero en los últimos años se ha estado adoptando también en Tokio…así se le llama a esta región en mi tiempo… – trató de explicarse mejor debido a que sus amigos mostraban algo de confusión en su mirada.

-¿Pero quién es ese tal Valentín?- preguntó el kitsune.

-Mmm…verás…San Valentín era una especie de monje que en tiempos de guerra desafió al emperador de su propia región, quien había prohibido el matrimonio entre las personas. Así, este monje unía en secreto a aquellos jóvenes enamorados que pedían su ayuda.

-¿Pero por qué estaba prohibida la unión entre las parejas? – cuestionó Sango con interés. A unos cuántos metros de donde se encontraban las chicas y el joven zorro, un par de orejas blancas se movían curiosas hacia su dirección sin pasar desapercibida aquella conversación.

-Porque el emperador creía que los hombres sin compromisos o ataduras, en este caso el matrimonio, eran mejores soldados pues así podían concentrarse sólo en la guerra – explicó la chica. Le gustaba mucho dar a conocer a sus amigos todas esas historias que por ser de una época bastante antigua no conocían. Era de cierta manera como compartir algo de su propio mundo, el cuál se encontraba a 500 años de ese momento.

- ¿Y qué sucedió con ese personaje? – cuestionó nuevamente el zorrito pues su naturaleza de infante lo hacía bastante curioso.

- Mmm… tristemente San Valentín fue mandado ejecutar un 14 de febrero por el emperador debido a que desobedeció su mandato; sin embargo debido a sus nobles obras fue bien conocido por toda la región. Es por esto que ese día se le conoce como el Día de San Valentín o día de los Enamorados; pero también en algunos lugares se le conoce como el Día del Amor y la Amistad, así que también se festejan los lazos de amistad que se tienen con tus seres queridos - concluyó con una dulce sonrisa.

-Es una historia algo triste pero muy romántica – le dijo su amiga de cabellos castaños – Ya veo, entonces querías regresar a tu casa para celebrar este día con tus seres queridos ¿verdad Kagome?

-Bueno… sí quería regresar pero más bien porque tenía en mente comprar algunas cosas para compartirlas con ustedes – contestó con sinceridad y algo de melancolía. El que Inuyasha nunca le diera oportunidad de explicarle las cosas la hacía sentirse triste a pesar de que no era la primera ocasión que sucedía.

Continuaron caminando unos minutos más en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. El joven de cabellos plateados de pronto cesó su andar al llegar a un claro rodeado por árboles altos, indicándoles que pasarían ahí la noche, puesto que el sol comenzaba a ponerse. Sin decir nada más, se alejó saltando entre los árboles para dar un recorrido por los alrededores como era su costumbre, en busca de algún peligro que pudiera desatarse mientras ellos descansaran.

-Señoritas, ¿iré en busca de algunos leños para encender algo de fuego? – avisó el monje internándose en el bosque. Shippo lo siguió, dejando a las dos mujeres en el claro, quienes exhaustas se sentaron en la hierba para descansar las piernas.

-¿Sabes? La historia que nos contaste realmente me ha parecido hermosa y creo que no deberías de perderte una fecha así de especial solamente por complacer a Inuyasha – sentenció su amiga seriamente. La chica de los cabellos negros la miró sorprendida.

-¿Tu… crees? – dudó la mujer pues pensaba en lo lindo que sería celebrar un día como ese junto su amado hanyou.

-La verdad es que no estaría nada mal regresar a la aldea de la anciana Kaede y descansar un poco. También me gustaría viajar a mi propia aldea ya que necesito reponer parte de mis instrumentos de pelea como veneno y esas cosas y también quisiera visitar las tumbas de mi padre y de mis compañeros.

-Eso estaría bien pero… no va a ser fácil convencer a Inuyasha – dijo con pesar la miko.

-No necesitamos convencerlo – le dijo con seguridad la exterminadora de demonios – Kirara puede llevarte al pozo y para cuando llegues Inuyasha apenas se dará cuenta… entonces tendremos que regresar a la aldea para esperarte y… - al parecer la exterminadora tenía todo fríamente calculado para sorpresa de la chica del futuro, quién ante tal plan no pudo más que sonreír puesto que eso significaba que podría regresar a su tiempo y ¿Por qué no? con su huída le cobraría a Inuyasha todas aquellas veces que amablemente le había pedido permiso para marcharse y el groseramente se lo había prohibido.

Y así sin pensarlo dos veces, Kagome montó a Kirara quien a toda velocidad se elevó por el cielo dejando atrás a su dueña con una sonrisa de complicidad en la cara.

Después de varios minutos, el monje y el zorrito aparecieron con varios leños y frutillas que encontraron en el camino y los depositaron en el centro de lo que sería la fogata, el cual había sido preparado ya con piedras por la taijiya.

-¿Y Kagome? – preguntó el kitsune a la mujer, quien tardó un poco en responder.

- Se fue a su época, Kirara la llevó al pozo…-

-¡¿QUÉ? – se escuchó el grito de un medio demonio y en menos de lo que dura un parpadeo este se encontraba enfrente de la castaña con su típica pose de rendición de cuentas - ¡¿Y POR QUÉ RAYOS NO LA DETUVISTE?.

-POR QUE NI TU NI YO SOMOS NADIE PARA PROHIBIRLE A KAGOME QUE REGRESE A SU CASA INUYASHA – refutó la chica propinándole una mirada que tanto a él como a Miroku les causaba bastante miedo, por lo que el chico bestia no tuvo otra opción que cruzarse de brazos y darle la espalda en señal de enfado e inconformidad.

- Bueno, entonces debido a los hechos acontecidos regresaremos a la aldea de la anciana Kaede, a menos que quieras que continuemos con la búsqueda sin esperar a la señorita Kagome ¿Inuyasha? – sentenció el monje con la intención de poner fin a la discusión, a lo que el susodicho solo bufó un -¡Keh!- como única respuesta.

-Bien, aclarado el asunto dispongamos de comer nuestros sagrados alimentos y dormir un poco para partir mañana hacia la aldea.


Muy lejos de aquél lugar y en un futuro no muy cercano, una chica de cabellos negros saludaba emocionada a la familia que desde hace mucho tiempo no veía, dando mentalmente las gracias a su amiga del Sengoku por su maravillosa idea.