El despertador sonó y me desperté de mi siesta. Hoy comenzaría otro aburrido día de trabajo, como siempre. Cogí mi uniforme y mi ropa interior y fui a darme una ducha rápida. Antes de entrar en la ducha puse mi iPod en el altavoz para escuchar música mientras me duchaba. Era algo que siempre hacia, me relajaba. Entré en la ducha. Mientras me duchaba podía oir gritos pero no me enteraba de lo que estaba pasando.

¡DANI! ¡DANI! - Gritaba Kay, mi compañera de piso.

Cuando conseguí escuchar lo que decía salí de la ducha y me puse mi albornoz morado. Paré la música y fui hacia ella.

Eh, ¿Por qué gritas? ¿Qué te pasa? - Pregunté bastante confundida.

Kay estaba sentada en el sofá y tenía mi ordenador en sus rodillas.

¡Eres lesbiana! -Gritó.

Permanecí quieta, en silencio. Nunca le conté a Kay que era lesbiana ya que cuando hice la entrevista para ser su compañera de piso hizo un comentario bastante homófobo. Normalmente apagaba mi ordenador para que no pudiera ver las fotos que tenía con mi ex pero lo olvidé.

-¡Fuera de aquí! - Volvió a gritar mientras levantaba el ordenador, parecía que iba a tirarlo pero lo dejo en el sofá.

-¿Querías violarme, no? ¿Te gusto? - Preguntó a gritos.

-Nunca me gustaría alguien como tú, eres odiosa. -Respondí susurrando.

Aun así ella se enteró de lo que dije y cogío y mi guitarra acústica y la rompió dándome un golpe en la espalda con ella. La ignoré y me fui a mi habitación llorando. No tenía muchas cosas así que cogí una mochila y metí mi ropa y el portatil. Después miré el reloj, llegaba tarde. Me vestí con el uniforme y salí del piso dando un portazo.

¡Hasta nunca! - Le grité.

Pensé en coger un taxi pero no tenía dinero, todo mi sueldo se lo daba a Kay para el piso y la comida así que no tenía nada. Fui corriendo hacia Spotlight Diner, el restaurante en el que trabajaba. Cuando llegué, solo 5 minutos tarde me sorprendí, ya no estaba sóla con los otros camareros, había una chica nueva, morena y muy delgaba. La miré sonriendo durante unos segundos pero rápidamente fui a soltar la maleta en la cocina y a hablar con mi jefe.

Sr Gunther, yo... lo siento. -Le susurré mirándo hacia abajo.

¡Vamos, venga, a trabajar! -Suspiró- No pasa nada, es la primera vez que llegas tarde, eres buena camarera. - Me dijo mientras miraba como cocinaban. Cuando me miró a mi se dio cuenta de que no llevaba la guitarra.

Danielle, ¿Dónde está tu guitarra? -Preguntó.

Está rota... -Le dije mientras se me saltaron las lágrimas.

Esperé su respuesta pero no dijo nada así que decidí ir a atender a las mesas de mi zona, llorando en silencio. Solo estaban 2 mesas ocupadas de mi zona y en una de ellas estaba la chica nueva tomando nota de sus pedidos. Los chicos de la otra mesa ya estaban comiendo. Seguí a la chica nueva disimulandamente hasta que entregó el papel con el pedido en la cocina, como todas las mesas estaban servidas permaneció de pie esperando que hicieran la comida de esa mesa para llevarla. Me acerqué a ella, aún llorando.

-Ehm, hola... -Le dije mientras miraba el cartel con su nombre que tenía cerca de su pecho izquierdo. Lo miré durante un rato ya que al tenía la mirada algo borrosa porque estaba llorando.

¿Me estás mirando las tetas o qué? - Dijo antes de que pudiera leer su nombre.

Al escucharla levanté la cabeza y la miré a los ojos. Me puse muy nerviosa, tenía miedo de perder también mi trabajo solo por ser lesbiana.

-Solo quería saber si han cambiado las zonas, tú estabas atentiendo a gente de mi zona y me resultó extraño.

La chica asintió. Cuando me miró se dio cuenta de que estaba llorando.

Oye, lo siento. ¿Lloras por lo que te dije? Ser lesbiana no es malo, yo sigo con vida. - Dijo riendo, creo que intentando animarme.

Solo intentaba leer tu nombre pero mis lágrimas no me dejaban -Reí leve- Soy Danielle, Dani. Encantada.

Oh, ¿Así que no eres lesbiana, rubia? -Suspiró después de preguntarme- Yo soy Santana, baby.

Cuando escuché su pregunta temblé levemente, su presencia me ponía bastante nerviosa así que me fui a atender otras mesas. Miré el reloj del restaurante, eran las 22:00.

En una hora comenzará mi actuación y ella me escuchará, pensé.

No me había dado cuenta pero el restaurante estaba lleno. Atendí todas las mesas lo más rápido que pude pero cuando terminé quedaban 5 minutos para que comenzara mi actuación y no había podido ver a Santana de nuevo. Me dieron un micrófono y me senté en la barra.

Hola, soy Danielle. Normalmente canto con mi guitarra pero hoy no la tengo aquí así que cantaré a capella. Esta canción la compuse hace unos meses, cuando llegué aquí. -Suspiré- Espero que os guste.

''Skies are crying, I am watching,

Catching teardrops in my hands.

Only silence, as it's ending, like we never had a chance.

Do you have to make me feel like there's nothing left of me? ''

Cantaba mirándo al suelo todo el tiempo, con las lágrimas saltadas. Hice una pausa antes de cantar el estribillo y escuché unos leves aplausos. Levanté la cabeza y busqué con la mirada a la persona que aplaudia, era Santana.

''You can take everything I have,

You can break everything I am.

Like I'm made of glass,

Like I'm made of paper.

Go on and try to tear me down,

I will be rising from the ground. ''

Comencé a llorar, en silencio. Sentía que no estaba transmitiendo nada ya que en mi vida eso no era así. Todos me miraban preocupados, otros se burlaban de mi. Paré de llorar y sequé mis lagrimas rápidamente con mis manos.

''Like a skyscraper, like a skyscraper.''

Me levanté y solté el micrófono ya apagado. Lo siento, no puedo continuar. -Dije mirando el suelo.

Escuchaba aplausos pero no entendía por qué lo hacian. Cuando todos volvieron a comer alguien me sorprendío abrazándome por detrás. Rápidamente me soltó.

Rubi.. quiero decir, Dani. ¿Estás bien? -Preguntó Santana.

Antes de responderle ella ya se había ido. No entendía porque actuaba así conmigo, pero me gustaba lo que hacía y su forma de mirar. Realmente ella me estaba animando. Pasaron las horas, ya no había nadie en el restaurante, ni siquiera nuestro jefe. Solo estabamos los camareros. Todos comenzaron a irse, yo me quedé ordenandolo todo. Pensaba que estaba sola pero escuché un ruido. Miré y vi a Santana, se le había caido un vaso. Ya había ordenado todo. La miré de lejos sonriendo, ella estaba algo sonrojada. Me acerqué y la ayude.

-¿Por qué no estás en casa? -Preguntó Santana.

Prefiero no responder eso. -Susurré mientras me encogía de hombros.

Santana miró el reloj, después me miró, todavía sonrojada.

Dani, me voy ya. ¿Vamos juntas? -Suspiró. Permanecío quieta y en silencio, supongo que esperaba mi respuesta pero no le dije nada.

¿Que chica va a querer volver conmigo? Estúpidas heteros. -Susurró.

Fui detrás de Santana y agarré su brazo.

¿Sabes? Puede que sea estúpida pero dudo que sea hetero. -Rei leve, intentando animarla.- No vuelvo contigo porque me gusta ver el amanecer desde aquí mientras toco la guitarra. ¿Quieres quedarte conmigo?

Sí, por supuesto. Nunca, nunca he visto el amanecer desde aquí. -Susurró.

Nos sentamos en uno de los sofás cerca de la ventana. No podía evitar parar de mirarla mientras sonreía. No entendía porque pero cuando estaba a mi lado olvidaba que no tenía un lugar para ir y por eso me quedaba aquí.