Aquí os dejo con mi nuevo fic. Espero que os guste este primer capítulo.
Avisos: Este fic esta como M porque puede contener lemon, el capítulo que lo tenga daré el aviso.
Personajes de Iginio Straffi.
Capítulo I
En una mañana de primavera, desde una ventana de un enorme chalet color vainilla, se veía una figura femenina andando de un lado para otro. Se encontraba en una habitación con paredes de color crema que reflejaban tranquilidad y elegancia, una cama enorme desecha con sábanas blancas con estampados de rosas, un enorme espejo con marcos plateados y un armario empotrado de madera pálida.
La mujer que habitaba el dormitorio, tenía un largo cabello rubio, unos ojos grandes color avellana y una piel suave y de color canela clara que iba aún con un camisón corto blanco. Andaba de un lugar para otro un poco inquieta.
La puerta del dormitorio se escuchó como un quejido, dejando ver un perro de raza labrador color crema que se subió encima de la cama revuelta. La mujer vio al animal desde el gran espejo, se dio la vuelta con las manos en las caderas mientras le miraba enfadada.
-Eileen-nombró al animal-bájate, no me gusta verte ahí.
Ella ladró como si la contestara y bajó de la cama hasta ponerse frente a la mujer para frotar su cabeza en su pierna izquierda.
-A veces pienso que compré un gato y no un perro-rió la mujer algo más tranquila mientras acariciaba la cabeza de Eileen-ahora no tengo mucho tiempo para estar contigo, pequeña... voy a llegar tarde al trabajo.
Se apartó del animal y fue corriendo a su armario, lo abrió dejando ver miles de vestidos. Buscó por todas partes y encontró un vestido azul cielo que llegaba hasta un poco menos de las rodillas, se puso un cinturón negro de adorno y una chaqueta azabache. Entre los zapatos encontró unos tacones oscuros y se los puso. Fue al espejo y se miró, tenía el pelo ondulado, se maquilló un poco y tomó la cartera de cuero en la que metió varios papeles.
-Ya estoy lista-sonrió mirándose se arriba abajo.
Salió de la habitación acompañada de Eileen, cuando llegó para abrir la puerta de la entrada se encontró con una mujer de unos cincuenta años, de pelo corto rubio y ojos verdes.
-Señorita Stella-dijo la mujer al verla-¡va a llegar tarde!
-Tiene razón, Angela-miró a la mujer-además, hoy tengo una reunión importante.
-Entonces no tardes-Stella se dio un golpe en la cabeza como si se hubiera olvidado-yo empezaré a limpiar la casa.
-Hasta luego, Angela-antes de que la mujer pudiera despedirse de la rubia, ésta salió corriendo.
Stella se dirigió al garaje de la casa, allí estaba un coche lujoso, era un mercedes descapotable de color plateado. La rubia dio a un botón que tenia de llavero y el vehículo hizo un ruido. Abrió la puerta y se montó dentro mientras dejaba la cartera en el asiento de al lado e introducía la llave para arrancar.
La mujer condujo hasta la ciudad, tardó quince minutos en llegar a su destino. Paró en un edifico enorme donde la entrada ponía Westwood. Stella salió del coche tomando su cartera mientras un hombre vestido con un traje rojo se acercó a ella.
-Señorita Laurens-dijo el hombre cuando estaba a su lado-voy a aparcar su coche.
-Gracias, Matt-Stella le dio las llaves del vehículo-¿sabes si han venido ya los demás?
-Tuvo suerte-sonrió el joven-no ha llegado ninguno de su reunión.
-¡Genial!-sonrió la joven-hasta luego, Matt.
Stella entró en el enorme edificio, llegó hasta el ascensor y pulso el botón diez. Esperó hasta que las puertas se abrieron, salió de él y giró a la derecha, la tercera puerta de madera que se encontró ponía Laurens. Entró en ella y tiró la cartera en la mesa. Estaba en su despacho, las paredes eran blancas, había una estantería enorme a la izquierda, empotrado en la pared un sofá color café, y al fondo una mesa color vainilla donde había una pantalla de ordenador, detrás de él una ventana enorme donde Stella se pasaba el tiempo mirando tras ella.
Se acercó a la mesa y vio un papel de color amarillo, lo cogió y empezó a leer lo que ponía en él.
Buenos días, princesa.
Una leve sonrisa se formó en el rostro de Stella. Miró en la mesa y al lado de la pantalla había un teléfono, lo descolgó y empezó a marcar un número de memoria. Una voz femenina se escuchó al otro lado del aparato.
-¿Señorita Laurens?
-Alice, ¿puedes avisarme cuando vengas los hombres de la reunión?-pidió la rubia.
-Por supuesto, la llamaré nada más les vea-contestó la mujer.
-Gracias-Stella colgó el teléfono y miró a su alrededor.
A ella le parecía raro que todavía no hubiera venido nadie, miró el reloj que había en la pared, marcaban las 09:30 am, estaba segura que la reunión era a en punto.
Se acercó hasta la amplia ventana y contempló los grandes edificios, los coches pasando por varias calles, la gente entrando a tiendas y cafeterías, sintió algo de envidia.
-Lo que daría yo por tomar un café caliente-suspiró la rubia.
-¿Quieres?-escuchó una voz varonil en su oído, unos brazos fuertes rodearon la cintura de la rubia mientras alguien apoyaba su cabeza en su hombro.
-Leonard-sonrió ella al reconocer la voz del hombre, se dio la vuelta para verle.
Aquel hombre era atractivo, tenía los ojos verdes, el pelo era de color azabache y tras un traje negro resaltaban sus fuertes brazos. Ella sonrió al verle, él se acercó a ella plantando un dulce beso en sus labios.
-Stella-dijo nada más separarse-¿te gusto mi nota?
-¿Era tuya?-preguntó en un tono decepcionante-y yo que pensé que tendría un admirador secreto.
-¿Te olvidarías de mí?-preguntó en su oído dejando que su aliento impactara contra su cuello haciendo que la rubia sintiera un cálido escalofrío.
-Jamás, Leonard-ella se separó de él sonriendo-tengo un problema.
-¿Qué clase de problema?-el hombre se sentó en la silla de Stella-dime que no estás embarazada.
-Que gracioso-se molestó ante el comentario y él empezó a reírse-los proveedores de las otras revistas no han aparecido y...
-Les llamé, hasta las diez no comienza tu reunión-interrumpió Leonard y Stella se quedó mirándole-sabía que te retrasarías, por lo que decidí hacer una llamada y aplazar una hora la reunión.
-¡Leonard!-se quejó ella-¿quién eres tú para hacer eso?
-Déjame pensar-hizo una pose pensativa y luego sonrió mirando a la rubia-¿el director de la empresa?
-Ya sé que eres el director de la empresa y el hijo del que la creó-se cruzó de brazos ella-pero no necesito tu ayuda, señor Westwood.
-Vamos, señorita Laurens-se levantó de la silla y se acercó a la rubia-no te enfades, tenemos media hora para estar los dos juntos. ¿Te apetece un café en mi despacho?
-Pues...-ella se calmó y sonrió-está bien.
La pareja salió del despacho de Stella y se montaron en el ascensor hasta el piso 12, el último. Allí no había más puertas que sólo la del director. Allí estaba el despacho de Leonard, era enorme, más que el de la rubia. Encima del escritorio había dos cafés y un plato lleno de varios bollos. Él le ofreció el desayuno y mientras comían hablaban de varias cosas. Cuando acabaron Stella miró en el reloj, que llevaba en la muñeca Leonard, y vio que quedaban cinco minutos para las diez.
-¡Tengo que ir a mi despacho! Alice me tiene que llamar para avisarme-dijo mientras se llevaba un bollo-luego te veo, cariño.
-Espera, Stella-la tomó de la mano y le quitó el bollo.
-¡Eh! Me lo iba a...
-Shh-la silenció con un dedo-verás, sabes que esta tarde tengo un vuelo al extranjero y no podré verte-Stella asintió dudosa-y no puedo aguantarme más.
-¿A qué te refieres?-preguntó divertida la rubia.
-Stella-la tomó de la mano izquierda mientras sacaba una caja pequeña de su bolsillo.
-Leonard...-intentó decir Stella pero él la interrumpió con sus palabras.
-Ya llevamos tres años juntos, ha sido tiempo suficiente para darme cuenta de que eres la mujer que estaba buscando-sonrió mientras sacaba de la caja un hermoso anillo plateado con una fila de diamantes incrustados-Stella, ¿quieres casarte conmigo?
-¡Leonard!-gritó Stella sonriendo-¡claro!-él puso el anillo en su dedo anular, después la rubia se abalanzó para besarle.
Stella tuvo que abandonar el despacho de Leonard para seguir con su trabajo y empezar con una reunión larga. Allí se quedó el hombre, sentado en su escritorio cuando el teléfono sonó. No tardó en responder.
-¿Diga?-preguntó el hombre.
-¿Leonard Westwood?-se oyó una voz masculina ruda.
-Soy yo-respondió el empresario-¿quién es?
-Las preguntas las hago yo-Leonard frunció el ceño-¿te acuerdas de aquel favor que te hizo James Evans?
-Eso fue hace muchos años-dijo molesto Leonard.
-Pues es hora de que devuelvas el favor-empezó a reírse el hombre, lo que molestó a Leonard-quiere 7 millones.
-¿Perdón? No tengo tanto dinero-respondió enfadado.
-Eres el hijo de un gran empresario y has heredado el puesto de director-se oyó un tono frío-¿estás bromeando?
-No te bromeo, no tengo tanto-insistió Leonard-además, James tan solo me dio 3 millones.
-Es justo que devuelvas una suma mayor.
-Le tengo que dar más que el doble de lo que me prestó-mencionó enfadado-y es tan sólo 3 millones lo que le puedo dar ahora.
-Chaval, James no cobra a plazos-el tono de aquel hombre se volvía más frío-si no lo das pronto nos llevaremos a esa chica tan guapa que te acompañaba hace un rato... ya sabes, a la que te acabas de declarar.
-Stella-la nombró Leonard aterrado.
-A James le encantan las chicas preciosas-volvió a reír el hombre-¡si mañana no tienes el dinero tu chica tendrá problemas! Y nada de policía.
El que llamó colgó el teléfono dejando que Leonard escuchara un pitido molesto. Colgó el aparato y empezó a andar de un lado para otro. Había olvidado por completo a aquel tal James Evans. Por problemas con el juego Leonard perdió una gran cantidad de dinero que necesitaba para inversiones, no tuvo más opción que pedírselo a alguien, y ahora estaba en un serio problema.
-¿Que hago ahora?-Leonard seguía dando vueltas, paró frente a un pequeño mueble y le dio una fuerte patada-ahora que todo iba bien...
Miró al suelo, se había caído un papel, lo recogió y miró que ponía. Era el nombre de un hombre y número de teléfono. Leonard sonrió dando con la solución.
Flash Back.
Era martes, Leonard había ido a una cafetería que estaba al lado de su empresa. Estaba sentado al lado de un ventanal, tomando un café con un bizcocho. De repente un hombre, de pelo corto castaño con un flequillo largo a un lado, ojos marrones y cuerpo bien formado. Vestido con un traje negro y una corbata azul, se sentó frente a Leonard que le miraba de arriba a abajo.
-¿No te acuerdas de mí, Leonard?-rió el chico mientras que el empresario le miraba.
-Tú...-entonces recordó-¡Brandon!
-Menos mal-sonrió el hombre-pensé que te olvidaste de tu compañero de pandilla.
-Sí... íbamos juntos al instituto-recordó Leonard-dejamos de vernos cuando empezamos en la universidad.
-Cierto, hace cuatro años-mencionó Brandon-¿qué tal la vida, amigo?
-Genial-contó Leonard-estoy trabajando como el director de la empresa de mi padre, Westwood, la revista de informativos.
-Menuda suerte-dijo Brandon sonriendo.
-¿Y tú? ¿A qué te dedicas?-preguntó curioso Leonard.
-Subinspector-dijo entre risas Brandon-he acabado como un policía... ¿quién lo diría?
-Siempre fuiste bueno en todo tipo de deportes y eres un gran atleta... has acabado en un buen oficio.
-Al menos tengo un buen sueldo que me da para comer y algún capricho-miraba fijamente a su antiguo amigo.
-Y si eres policía... ¿cómo vas vestido como yo?-miró el traje de Brandon.
-Incógnito-rió Brandon-me suelen mandar misiones así, de proteger a testigos o investigar vestido de cualquier cosa.
-Entonces si acabaste bien...
Los dos amigos siguieron hablando después de mucho, se intercambiaron teléfonos y se despidieron para volver a sus labores.
Fin Flash Back.
Leonard fue corriendo a por el teléfono y marcó el número de Brandon.
-¿Sí?-se oyó una voz tras el teléfono.
-Brandon, soy yo, Leonard-contestó el empresario.
-¡Leonard!-se alegró Brandon-¿a qué debo tu llamada?
-Necesito saber... ¿qué tal aquel caso del que me hablaste?-preguntó Leonard algo aturdido todavía.
-Acabado... ¡mi trabajo bien hecho!-mencionó Brandon con orgullo.
-Verás, tengo problemas con un tipo y necesito tu ayuda.
-Espera, espera-lo interrumpió Brandon-¿puedes empezar desde el principio?
-Esta bien, sólo espero que me sirva tu ayuda después-suspiró Leonard.
Espero que os haya gusta este primer capítulo de la historia.
Espero vuestros reviews y os agradezco que hayáis leído.
Leila white Moon.
