Antes que nada, para quienes ya han leído alguna de mis historias. Ya sabrán que suelo tomar cosas de estas e integrarlas a las otras. No lo hago con ninguna segunda o tercera intención. Sino que lo hago por mi propia comodidad, para no andar inventando otras líneas de tiempo. Por lo tanto, aclaro, seguiré la línea y comportamiento de Kanon que manejo en mis otras historias (exceptuando la de zombis). En otras palabras si esperan un Kanon malnacido lean otro fic y si quieren ver el lado "humano" de Kanon, pues sigan leyendo.
Lobunaluna.
Mi primer alumno.
Hacia un año que estaba en el santuario de Poseidón, la vida era aburrida no tenía mucho para hacer por lo tanto se procuró la adquisición de conocimientos. Tenía mucho tiempo libre, tiempo que repartía entre entrenamientos y el estudio. Ahora se estaba dando un receso de ambos. En esos momentos extrañaba algo a las personas con las que convivía en el santuario. Si tenía que hacerse pasar por Saga, pero por lo menos podía charlar con alguien. Soltó un suspiro y siguió caminando. Poseidón había dicho que los otros generales irían llegando a su debido tiempo, porque escucharían el llamado del mar. Esperaba que ese tiempo no fuera mucho, porque realmente terminaría peor que su hermano. Miro el cielo, que ahora era el mar… soltó un suspiro con desgano. Para luego volver a comenzar su caminata, no llevaba puesta la escama, no que no quisiera… sino que como había estado estudiando… Hacerlo con la escama puesta era un tanto molesto.
-¿Eh?-miro por donde estaba, era el pilar del pacifico sur… Misteriosamente este había aparecido completamente reconstruido a la mañana temprano. Recién ahora se dignaba a venir a verlo, siguió su camino hasta que diviso algo delante del pilar.- Eso es…-comenzó a correr hacia las escaleras del pilar, en la parte más alta estaba un niño pequeño de corta cabellera rosa chicle. Sus ropas estaban empapadas y tenía un buen golpe en la cabeza.- ¿Un niño?-Tomo la criatura en brazos y miro el pilar.- Supongo que es una señal…-se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su pilar, este fue el primero en aparecer completo de la noche a la mañana. Tenía que reconocer, que el poder de Poseidón no era para nada perezoso a la hora de reparar el santuario.-Supongo que eres uno de los generales… eres muy pequeño… Me pregunto qué te abra pasado-miro preocupado a la criatura, estaba fría… Vivía, pero estaba muy débil… Soltó un suspiro de resignación y abrazo a la criatura que traía en brazos y elevo su cosmos para procurarle el calor que ese pequeño niño necesitaba.
Esa misma noche.
Kanon miro preocupado a la criatura aparecida… ya había revisado el golpe en su cabecita. No era nada grabe, lo que si le preocupaba era la fiebre que este tenía. Ahora no había patriarca al que ir a preguntarle como bajarle la fiebre a Milo ni nada. Movió rápidamente la cabeza apartando ese funesto recuerdo… Milo es discípulo de Saga, era su responsabilidad cuidar del niño cuando tenía fiebre no mía. Miro al pequeñín de cabellera rosa que dormía en su cama, le había quitado la ropa mojada y le había puesto una de sus remeras, que tranquilamente, le quedaban como vestido. Cerró los ojos un momento…
- ¿Qué tenía que hacer cuando Milo tenia fiebre? –aunque no quisiera y en cierta forma le doliera. Tenía que recordar las veces que velo el sueño de Milo cuando era pequeño, veces que Saga se llevó los abrazos agradecidos de Milo y los dibujos del niño-Eso es patético.-dijo para sí, mientras sentía una terrible punzada de celos. Recordó como le bajaba la fiebre a Milo y comenzó a rebuscar entre las flores medicinales, que se había tomado la molestia de conseguir por si en algún momento las llegaba a necesitar, las necesarias... Luego de tener todo listo se dispuso a bajar la fiebre del niño.
Luego de un rato bien largo, la fiebre bajo… Pero el niño seguía temblando… Kanon se sentó en la cama y abrazo al niño, cubriéndolo con las mantas… Como tantas otras veces había hecho, con el ahora futuro caballero de Escorpio. Estuvo vigilando el sueño del niño por varias horas, hasta que Morfeo también le atrapo a él también.
Sentir el cómo alguien le tocaba una mejilla, fue lo que le trajo del mundo de los sueños. Abrió lentamente los ojos, recordando donde estaba y que había pasado. Bajo la mirada encontrándose con un par de ojos color marrón ligeramente rojizos, apenas rojizos más marrones que carmines. El niño dijo algo en un idioma que al principio no entendió, la criatura le miro y volvió a hablar... Ahora si entendió que le dijo.
-Estas en Grecia.
-¿Quién eres?-pregunto la criatura, que obviamente no sabía dónde era Grecia. La criatura le hablaba en español, pero un español con otro acento. No era de España estaba seguro de eso… Recordaba a la perfección el acento de Shura.
-Dragón del Mar.-le respondió Kanon en el mismo idioma.- ¿Cómo te llamas?
-Io.
-Sí ¿tú cómo te llamas?-pregunto en el mismo idioma.
-Io.
-Sí, tu cómo te llamas…- por qué diablos me responde "Yo"… No hablo tan mal el español, para que no me entienda...
-Io.-repitió el niño con ligero fastidio. Kanon cerró los ojos y llamo a su paciencia.
-¿Puedes deletrear tu nombre?-tal vez con eso consiga que me diga su nombre.
-I-O.-Informo el niño ya se notaba fastidiado.
-¿Io?...
-Sí.-dijo el sonriente niño, al darse cuenta que al fin le habían entendido.
-Pero es nombre de niña…-dijo Kanon no teniendo en cuenta ese detalle.
-No es de niña, es de niño.-le dijo la criatura.
-¿Qué edad tienes?-Pregunto Kanon mientras acomodaba al niño en sus brazos para que no tuviera frio.
-Cinco.-informo el niño con ligero orgullo.- ¿Dónde está mamá? ¿Papá la saco del agua? A ella nunca le gusto el bote, dijo que era peligroso-pregunto la criatura. Kanon le miro, pero no respondió… Ya se hacía una idea de cómo era que el niño termino ahí… era una idea vaga.
-¿Tienes hambre?-el niño pareció pensarlo un poco, para luego asentir.-Ven te llevare a la cocina y te prepare algo de comer.-Tomo al niño en brazos, sin quitarle la manta y se lo llevo a la cocina del pilar, aunque no lo pareciera. El pilar tenía su buena cantidad de habitaciones, un comedor, biblioteca, cocina y un baño que nada tenía que envidiarle al de Géminis. Claro la única forma de entrar a ese lugar era por una pequeña puerta oculta.
A la criatura le preparo algo ligero, emparedaros, que este se comió gustosamente. Mientras la criatura comía obtuvo algo de información: tenía cinco años, se llamaba Io, no tenía hermanos, vivían en una Isla llamada San Félix y el barco de su papá se llamaba Escila. Luego de eso, mientras el niño jugaba en el cómodo baño, estilo griego, mientras esperaba que Kanon le terminara de lavarle la cabeza. Kanon fue por las ropas del niño. Como ya estaban secas, pues se las pondría de nuevo una vez el niño terminara de jugar.
Tres meses después.
-Dragón… Dragón.-Kanon se dio vuelta en su cama encontrándose con el pequeño Io. El niño aun no hablaba bien el griego, por lo tanto hablaba casi siempre en español.- ¿me preparas el desayuno?
-Ahí va… sal a jugar mientras te preparo el desayuno.-ordeno mientras se levantaba y el niño salía de su habitación. Como Io era muy pequeño, no le dejaba solo en el pilar del Océano Pacifico y lo tenía con él. A parte le hacía compañía, el pequeño niño de Chile.
Cuando salió por Io, no estaba en el lugar de siempre. Por lo cual comenzó a buscarle con el cosmos… Estaba comenzando a entrenar a Io, el niño aprendía rápido para su edad. Sin duda sería un formidable guerrero cuando creciera. Si es que crecía… sintió que el corazón se le detenía. El pequeño estaba cerca de un pequeño arroyo de agua dulce y en la orilla de este había una mujer de cabellera alba y unos ojos curiosos.
-Ven pequeño…-le decía la sonriente mujer- te mostrare los más lindos peses… ven pequeño…-la mujer seguía con su mano extendida hacia al niño. Que viendo interesante la propuesta de los peses…
-¡IO! ¡NO!-Kanon llego justo a tiempo para jalar al niño del cuello de su remera e impulsarlo hacia atrás. Solo que la indignada sirena, lo tomo a él del brazo y lo jalo hacia el arroyo. Kanon se fue al agua ante la espantada mirada de Io, que veía la verdadera cara de esa simpática mujer. El general marino, tuvo que demostrar su cosmos para que la sirena le soltara. Esta espantada le soltó y escapo de ese lugar dejando libre al gemelo. Kanon salió a la superficie tomando una buena bocanada de aire… Nado a las orilla del arroyo y salió. En uno de sus brazos tenía la marca de un rasguño hecho por la sirena. Tosió un poco, sacando de sus pulmones el agua que había tragado. El llanto de Io termino de despejar su mente. Levanto la mirada encontrándose a Io, en el suelo, que lloraba por el reciente miedo.-No Io, no llores no me paso nada…-se acercó al niño y lo tomo en brazos…-no me paso nada ya calma pequeñito, ven vamos al pilar…
-Casi te ahogas…-dijo el niño entre llorosos.-te lastimaste…
-No pasa nada Io- eh pasado peores…-ya calma… estoy bien…-le tranquilizo mientras era revestido por su armadura y cubría al niño con su capa.
Cocina, Pilar de Océano Atlántico Norte.
Io se refregaba sus ojitos, realmente se había asustado, al poco tiempo Kanon entro ya cambiado.
-Mira Io, hasta que no hayas crecido lo suficiente-el niño miro atentamente a Kanon que le hablaba en español- algunas de las criaturas marinas te atacaran. Por eso no quiero que te vuelvas a alejar tanto sin mi.-le dijo hablándole con suma calma y cariño como si fuera un hermano mayor.- ¿entendiste Io?-el niño asintió.- Eso es… ven vamos a entrenar un poco que ya estamos atrasados.
Cuarto de Io, esa misma noche.
-Se la va a comer, se la va a comer…-el niño se tapaba con la frazada mientras Kanon sonreía por las reacciones de Io. Leerle cuentos al niño era todo un placer, sin duda la parte más divertida del día…
-Abuelita, que ojos tan grandes tienes…
-Es para verte mejor, Caperucita.
-Abuelita, que orejas tan grandes tienes…
-Es para escucharte mejor, Caperucita.
-Abuelita, que dientes tan grandes tienes
-Es para…-Kanon dejo la frase en suspenso.
-¿Es para?-el niño se asomó por debajo de la frazada, vio que el joven de 16 años sonreía- ¿Es para que Dragón?
-PARA COMERTE MEJOR…-comenzó a hacerle cosquillas al niño quien se retorció de la risa. Estuvieron así un rato largo, Kanon termino de leerle el cuento y espero a que Io se durmiera para ir a su cuarto.- Buenas noches Io.-beso la frente del niño y salió de la habitación.
Una vez en la suya recordó las caras de Io mientras le leía el cuento, eso le robo una sonrisa. Hacía tres meses que Io estaba con él… Desde que el niño estaba, era más fácil acallar a los recuerdos del santuario… Tal vez el reino marino, realmente fuera su lugar en el mundo. Cerro los ojos, cayendo en los brazos de Morfeo y dejándose abrazar por él.
Continuara.
