Mi estomago se retorció por la sensación de caer sin rumbo por el Bifrost, solté un grito cuando mi cuerpo termino por caer en tierra firme dejándome un gran dolor, abrí los ojos aturdido y observe mi alrededor, me encontré con la vista de arboles y un cielo estrellado. Me incorpore poco a poco, no tenia idea de que era ese lugar y la vista tan poco distintiva no ayudo en lo absoluto, empece a caminar sin un rumbo fijo, intentare encontrar algún lugar donde recuperarme del todo de mis heridas.
El bosque se veía vivo y a pesar de ser de noche los arboles se veían bastante claros, entre mas me adentre los arboles se veían mas claros y parecían hechos de cristal, en la grama empezaron a aparecer pequeños cristales incrustados, ese detalle me intrigo, ahora me daba mas curiosidad el lugar. Llegue a un santuario hecho de un blanco brillante, ahora todo estaba tan iluminado que parecía de mañana.
Me adentre, el lugar estaba vació, no había ni un alma y habría pensado que estaba abandonado si no fuera porque estaba muy limpio y cuidado. Al principio pensé que podría pertenecer a los habitantes pero descarte la idea ya que no encontré ninguna estatua o algo relacionado a algún dios, entre a un dormitorio que al igual que todo el lugar estaba pulcro, en medio había una cama matrimonial vestida con sabanas de seda color aqua y esponjosas almohadas, en un lado del cuarto había un gran armario blanco y al otro lado había un escritorio.
Me acosté en la cama, solté un suspiro de gusto, la cama era tan cómoda como aparentaba, ya había revisado toda el santuario y no encontré señales de vida, decidí que era buena idea descansar un rato, ya despues pensaría que hacer.
