Buenas Noches a todos. Esta historia es un Slash, un HarryxDraco, si no les gustan o no lo aprueban, solo vayansen. Sino, leanlo, que es una historia espectacular. Esta historia, como podrán ver, empieza en la noche de la muerta de Dumbledore, solo que le he cambiado algunas cosas, para comenzar y darle vida a este fic. Espero que les guste. Saludos...
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La Huida del Príncipe
-Yo puedo ayudarte, Draco-
-No, no puede- dijo Malfoy, su varita balanceándose muy mal en sus manos, desde luego.
-Ven al lado correcto, Draco y podremos ocultarte completamente como nunca podrías imaginar. Puedo enviar a los miembros de la Orden con tu madre esta noche y ocultarla de la misma manera. Tu padre esta seguro por ahora en Azkaban... Cuando el tiempo llegue, podemos protegerlo también a él. Ven al lado correcto, Draco... Tu no eres un asesino...- Malfoy miró fijamente a Dumbledore. Sus manos temblaban, y empezaron a bajar lentamente.
Harry, ocultado bajo su capa de invisibilidad, veía el rostro de Malfoy. Este estaba pálido como el de Dumbledore. Sus labios temblaban notablemente.
-Eso es Draco. Tú no eres un asesino. No debes matar para proteger a tu familia. Solo elegir lo correcto. Pasarte al lado correcto-
Harry seguía luchando, invisible y en silencio, contra el Hechizo Congelante de Dumbledore. Vio como los ojos de Malfoy dejaban caer una lágrima. Una sola. Una, que alcanzaba para demostrar que no era un asesino, que solo trataba de proteger a su familia. Su brazo estaba casi paralelo al cuerpo, apuntando a los pies del Director.
Se oyó un fuerte ruido, y por la puerta de las escaleras, aparecieron cuatro personas vestidas de negro, aparentemente, ganadores de la batalla que se había librado en los pisos inferiores. Un hombre de mirar grumoso con una mirada lasciva ladeada dio una risa nerviosa. Draco levantó rápidamente su brazo que sostenía su varita, apuntando nuevamente a Dumbledore.
-¡Dumbledore arrinconado!- dijo él y se dio la vuelta a la mujercita achaparrada que lucía como si fuera su hermana y quien sonreía abiertamente con impaciencia. -¡Dumbledore sin su varita¡Dumbledore solo¡Bien hecho, Draco, bien hecho!-
-¡Buenas noches, Amycus!- dijo Dumbledore calmadamente, como si estuviera dando la bienvenida al hombre a una merienda, -y has traído a Alecto también... encantador...- La mujer parecía enfadada y se río tontamente.
-¿Entonces, piensas que tus pequeñas bromas te ayudarán sobre tu lecho de muerte?- se burló ella.
-¿Bromas? No, no, estos son modales- contestó Dumbledore.
-¡Hazlo!- dijo el extraño parado mas cerca de Harry, un hombre enorme, con el pelo y patillas grises enmarañadas, su traje de Mortífago parecía incómodamente apretado. Su voz no se parecía a ninguna otra que Harry había escuchado antes, era como un ladrido raspado, la voz. Harry pudo oler que emitía una mezcla poderosa de suciedad, sudor y sin lugar a dudas, de sangre. Sus asquerosas manos tenían unas uñas largas y amarillentas...
-¿Y tu eres, Fenrir?- preguntó Dumbledore.
-Así es-, raspó el otro. -¿Te complace verme, Dumbledore?-.
-No, no podría decir que estoy...-
Fenrir Greyback sonrió abiertamente, mostrando sus dientes puntiagudos. La sangre goteando bajo su barbilla y él lamió sus labios despacio, obscenamente.
-¿Pero usted sabe cuánto me gustan los niños, Dumbledore?-
-¿Debo tomarlo que usted ataca aún sin la luna llena ahora? Esto es... de lo más insólito... usted ha desarrollado un gusto a la carne humana que no puede satisfacerse una vez al mes?-
-Así es-, dijo Greyback -¿Lo impresiona eso, Dumbledore¿Lo asusta?-
-Bien, no puedo fingir que no me repugna un poco-, dijo Dumbledore. -Y sí estoy impresionado que Draco los invitara; justo en la escuela donde sus amigos viven...-
-No lo hice-, respiró Malfoy. Él no miraba Greyback, parecía no querer echarle un vistazo a él. -No sabía que él vendría...-
-No querría omitir un viaje a Hogwarts, Dumbledore- raspó Greyback. -No cuando hay gargantas que faltan ser arrancadas... delicioso, delicioso...-
Y él levantó una uña amarilla y agarró uno de sus dientes delanteros que miran con lascivia hacia Dumbledore.
-No-, dijo el cuarto Mortífago bruscamente. Él tenía una pesada cara brutal. -Tenemos órdenes. Draco consiguió hacerlo. Ahora, Draco, y rápidamente-.
Malfoy mostraba menos resolución que nunca. Miraba aterrorizado y fijamente la cara de Dumbledore, que era aún más pálida y más baja que lo usual, cuando el se había deslizado mas abajo por la pared del terraplén.
-¡Él ya está muy lejos de este mundo de todos modos, si me preguntan!- dijo el hombre ladeado, acompañado de las risas tontas jadeantes a su hermana. -Mírenlo¿qué te ha pasado, entonces, Dumby?-
-Oh, débil resistencia, reflejos lentos, Amycus-, dijo Dumbledore. -La vejez llega algún día… quizás le sucederá... si usted tiene suerte...-
-¿Qué significa eso? Entonces¿qué significa eso?- gritó el Mortífago, de repente violento. -Siempre lo mismo, no es cierto, eh, Dumby, hablando siempre y no haciendo nada, nada. ¡Aún no sé por qué el Señor Oscuro no se molesta en matarte¡Vamos, Draco hazlo!-
Pero en aquel momento, hubieron renovados sonidos de peleas abajo y una voz gritada. -Ellos han bloqueado las escaleras! Reducto¡REDUCTO!-
El corazón de Harry saltó. Entonces esos cuatro Mortífagos no habían eliminado a toda la guardia, simplemente habían dejado la pelea en la cima de la torre, y, por el sonido de ello, habían creado una barrera detrás de ellos.
-¡Ahora Draco, rápido!- dijo el hombre con la cara brutal con ira.
Pero la mano de Malfoy temblaba duramente y apenas podía apuntar.
-¡Yo lo haré¡- gruñó Greyback, moviéndome hacia Dumbledore y extendiendo sus manos, los dientes listos.
-¡He dicho que no!- gritó el hombre de cada brutal; hubo un destello de luz y el hombre lobo fue empujado del camino; él golpeó los terraplenes y se tambaleó, mirando furioso. El corazón de Harry martillaba con tal fuerza que parecía imposible que nadie pudiera oírlo estando de pie allí, encarcelado por el hechizo de Dumbledore. Si sólo pudiera moverse, él podría hacerlos objetivos de una maldición bajo la capa.
-Draco hazlo o párate a un lado de nosotros- gritó la mujer, pero en aquel momento la puerta explosionó de terraplenes abierta de un golpe y allí parado estaba Snape, su varita mágica agarrada en una mano con sus ojos barriendo la escena, Dumbledore caído contra la pared, los cuatro Mortífagos, incluyendo el enfurecido hombre lobo y Malfoy.
-Tenemos un problema Snape-, dijo Amycus grumoso cuyos ojos y varita mágica estaban fijos igualmente en Dumbledore, -el muchacho no parece capaz...-
Pero alguien más había mencionado el nombre de Snape, muy suavemente.
-Severus...-
El sonido asustó a Harry más allá de cualquier que hubiera experimentado toda la tarde. Por primera vez Dumbledore suplicaba. Pero Harry miró más atrás de Snape, donde se encontraba Malfoy. Este estaba caminado lentamente hacia la puerta, la alcanzó, y la atravesó.
Snape no dijo nada, pero anduvo hacia adelante y empujó rudamente a Malfoy quitándolo del camino. Los tres Mortífagos retrocedieron sin decir palabra. Incluso el hombre lobo pareció intimidado.
Snape miró fijamente durante un momento a Dumbledore y hubo repulsión y odio grabado en las líneas ásperas de su cara.
-Severus, por favor...-
Snape levantó su varita mágica y la señaló directamente en Dumbledore.
-¡Avada Kedrava!-
Un chorro de luz verde partió del final de la varita mágica de Snape y golpeó a Dumbledore directamente en el pecho. El grito de horror de Harry nunca se sintió, silencioso e inmovilizado. El fue forzado a mirar como Dumbledore volaba en el aire, por una fracción de segundos él pareció colgar suspendido bajo el cráneo brillante, y luego cayó despacio hacia atrás, como una gran muñeca de trapo, sobre las almenas y fuera de vista.
-Fuera de aquí- gritó Snape
-¿Dónde esta Draco- preguntó Amycus
-Creo que se nos adelantó, y escapo primero. Solo váyanse-
Harry sentía como su cuerpo de a poco cobraba la vida. Sus dedos se movieron lentamente, hasta que sintió que podía mover todo su cuerpo. Se levantó, y vio como, Amycus, el último Mortífago en abandonar la torre, corría hacia la puerta.
-Petrificus Totalus- dijo apuntando hacia el Mortífago. Este se puso rígido como un palo y cayó hacia atrás.
Estaba muy asustado. Dumbledore no podía estar muerto. Sentía que debía quedarse junto a él, y a la vez perseguir a su Maldito Profesor de Pociones. Pero también otra cosa le vino a la mente. Malfoy. Parecía que este hubiera aceptado la opción de Dumbledore, de pasarse al lado correcto.
Seguía corriendo, doblando esquinas, persiguiendo el camino del Príncipe Mestizo.
Ahora entendía. Eso era lo que planeaba Malfoy. La muerte de Dumbledore. Pero solo lo hacia porque Voldemort lo amenazó que lo haga, o destruiría a su familia. Por un momento, lo comprendió. Ahora no estaba seguro de que lado estaba.
Corrió por todo el Castillo, bajando escaleras, hasta que llegó a la zona en donde se libraba la batalla. Ron, Ginny, Neville, la profesora McGonagall, Tonos, y Remus, luchaban con diferentes Mortífagos cada uno. Escucho a Snape decir –Vámonos, es hora de irnos – a los demás Mortífagos.
Harry corrió por entre la batalla, esquivando los hechizos y las maldiciones. Pesó por sobre dos cuerpos. Pero no podía para, debía seguir, debía encontrar a Snape. Corrió, y vio en el suelo, una marca de sangre. Supuso que los Mortífagos la habían dejado, por lo que la siguió, corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían. Varios estudiantes parecían haberse despertado, y el Reloj de Arena de Gryffindor estaba roto, y todos sus rubíes dispersados por el suelo. Harry había llegado a la Puerta de Roble, y la atravesó como un rayo. Podía ver las siluetas de Snape y un Mortífago correr en dirección a Hogsmeade, para alejarse de la protección de Hogwarts y así desaparecer. Pudo alcanzar a la silueta de Snape, le apuntó.
-Desmaius- dijo
El hechizo le pasó rozando la cara a Snape, este se volteo, y lo vio. Le hizo una seña a los demás Mortífagos para que continuaran.
Harry no podía controlarse. Toda su ira que siempre había tenido hacia su profesor de pociones, o como en su último año, de Defensa Contra las Artes Oscuras, se estaba multiplicando. Su mano temblaba, de ira. Sus dientes rechinaban, y respiraba entre dientes. Sus pulmones subían y bajaban notoriamente. En ese momento, la ira que sentía en contra de Voldemort o Snape, se podría decir que era la misma.
Frente a él estaba el Príncipe Mestizo. Con la varita baja, esperando que su oponente ataque primero.
Snape no parecía inmutado. Parecía tranquilo, que una vez por todas, se desharía de su Maldito Alumno. Pero Harry no se lo permitiría. Su ira no lo permitiría. Snape no podría hacerlo, no si él lo hacia primero.
-¡Cruc...!-
Pero Snape detuvo el maleficio tirando a Harry de espaldas antes de que pudiera completarla. Harry rodó sobre sí mismo y se revolvió, levantándose de nuevo mientras un enorme mortífago a sus espaldas vociferaba -¡Incendio!-. Harry oyó una explosión y una danzarina luz naranja se derramó sobre ellos, la casa de Hagrid estaba en llamas.
-¡Fang está ahí dentro, malvado!- rugió Hagrid.
-¡Cruc...!-. Gritó Harry por segunda vez, apuntando a la figura que se veía ante él, iluminada por la bailarina claridad de las llamas, pero Snape bloqueó de nuevo el hechizo. Harry podía verlo burlándose.
-¡Maldiciones Imperdonables de ti no, Potter!- vociferó más fuerte que el rugir de las llamas, de los aullidos de Hagrid y de los gemidos salvajes del atrapado Fang. -No tienes el temperamento ni la habilidad.-
-¡Incarc...!- bramó Harry pero Snape desvió el hechizo con un toque de su varita desganadamente. -¡Pelea conmigo!- le chilló Harry. -¡Pelea conmigo, cobarde...!-
-¿Me has llamado cobarde, Potter?- aulló Snape. -Tu padre jamás me atacaba a menos que fueran cuatro contra uno... Me pregunto cómo deberías llamarlo...-
-¡Desma...!-
-¡Te bloquearé una y otra vez hasta que aprendas a callarte y a cerrar la mente, Potter!- dijo despreciativamente Snape desviando el maleficio una vez más. -¡Ven ahora mismo!- gritó al enorme mortífago que estaba tras Harry. -Debemos irnos, antes de que el Ministerio aparezca.-
-¡Impedi...!- pero antes de poder terminar su maldición, un dolor atroz alcanzó a Harry. Se dobló sobre la hierba. Oyó que alguien vociferaba, sintió que iba a morir de agonía, pensó que seguramente Snape lo torturaría hasta la muerte o la locura...
-¡No!- rugió la voz de Snape y el dolor cesó tan súbitamente como había empezado. Harry estaba en el suelo, encogido, agarrando su varita y temblando. En algún sitio, sobre él, Snape gritaba -¿Has olvidado nuestras órdenes? Potter pertenece al Señor Oscuro. Debemos dejárselo a él. ¡Vamos¡Vamos!.-
Y Harry sintió el suelo estremecerse bajo su cara, mientras los hermanos y el enorme mortífago obedecían corriendo hacia las puertas. Harry pronunció un inarticulado gemido de furia. En ese instante, le daba lo mismo vivir o morir. Se alzó de nuevo hacia Snape, el hombre a quien ahora odiaba tanto como al mismo Voldemort.
-¡Sectum...!-
Snape agitó su varita y repelió de nuevo el maleficio, pero Harry estaba ahora a sólo unos pasos y pudo ver claramente, por fin, la cara de Snape. Ya no estaba despreciativo o burlón, las ardientes llamas mostraban un rostro lleno de furia. Reuniendo todos sus poderes de concentración, Harry pensó -¡Levi...!-
-¡No Potter!- gritó Snape. Se oyó una explosión muy fuerte y Harry fue arrojado sobre sus espaldas, golpeándose muy fuerte contra el suelo, una vez más y perdiendo además la varita. Podía oír las voces de Hagrid y los aullidos de Fang mientras Snape se le acercaba. Lo miró desde arriba, mientras estaba tumbado, sin varita e indefenso, como había estado Dumbledore. El rostro pálido de Snape iluminado por la ardiente cabaña estaba asfixiado de odio, igual que antes de maldecir a Dumbledore.
-¿Te atreves a utilizar mis propios hechizos en mi contra Potter? Los inventé yo... ¡Yo, el Príncipe Mestizo¿Y utilizarás mis invenciones contra mí como hizo tu asqueroso padre, verdad? No lo creo... ¡No!-
Harry había saltado hacia su varita. Snape lanzó un maleficio contra ella y pero Harry ya la había tomado en sus manos, había lanzado dos hechizos a Snape. Primero dijo –Desma…- pero Snape lo había desviado, mientras Harry lanzaba su segundo hechizo Impedimenta", pero este lo había pensado, no lo había pronunciado.
Snape trató de desviar el segundo hechizo, pero no fue lo suficientemente rápido. Había sido lanzado varios metros hacia atrás, y su varita se le había caído de sus manos. Harry se acercó lo mas rápido que pudo a Snape, y le apuntó. Su cuerpo llenó de ira, exigía salir, y Harry le daría el gusto.
-¿Contento Potter¿De poder realizar correctamente un simple hechizo?- se burlaba Snape
-Las Maldiciones Imperdonables también son simples- con toda la ira que sentía, seguro seria capaz de hacerlo, se decía a si mismo.
-¡Crucio!- dijo apuntando al pecho. Snape se retorció, tratando de no quitar la vista de aquel hombre, que nunca mas le llamaría Profesor, no, ahora era solo un Mortífago. Veía como el Mortífago que tenia enfrente se retorcía de dolor y gemía, pero no abría la boca y tampoco la abriría. No era muy bueno ver eso, un hombre recibiendo la Maldición Criciatos. Aunque se lo merecía.
¿En que pensaba¿Cómo podría estar lanzándole esa maldición a un hombre? No importa quien fuere. Él no podía hacer eso.
Apartó su varita, para parar la maldición, pero luego siguió apuntándole.
Snape miraba fijó a Harry, mientras se incorporaba.
-¿Qué decías sobre las maldiciones Imperdonables en mí?- se burló Harry
Pero antes de que Harry se diera cuenta, la varita de Snape, había volado por el aire hacia la mano de su amo, y de esta salió un chorro de luz morado, que Harry solo esquivó lanzándose hacia su derecha. Cuando llegó al piso, su varita voló de sus manos, y Snape se acerco a Harry. Este se incorporó lo mas rápido que pudo, y corrió hacia su varita, pero esta fue alejada mas por Snape.
-¡Mátame entonces!- jadeó Harry, que no sintió miedo ante la idea, sólo furia y desdén. -¡Mátame como lo mataste a él, cobarde!-
-¡NO...- gritó Snape con su rostro súbitamente demencial, inhumano, como si sufriera tanto como el gimoteante y aullante perro atrapado en la casa incendiada a sus espaldas –...ME LLAMES COBARDE!-
Y acuchilló el aire. Harry sintió que algo blanco y cálido, semejante a un látigo le golpeaba en la cara y fue derribado hacia atrás. Manchas de luz brillaron ante sus ojos y por un momento fue como si hubiera perdido todo el aliento de su cuerpo. En ese momento oyó un batir de alas sobre él y algo enorme oscureció las estrellas. Buckbeack volaba hacia Snape que se tambaleó hacia atrás cuando las garras rapaces y afiladas se clavaron en él. Mientras Harry se incorporaba hasta sentarse, aún confuso por el último golpe de su cabeza contra el suelo vio a Snape correr tan rápido como era capaz y a la enorme bestia que chillaba como Harry jamás le había oído chillar aleteando tras él.
Harry se inclinó hasta el suelo buscando su varita aún atontado, deseando poder continuar la caza, pero incluso mientras sus dedos rebuscaban en la hierba, descartando ramitas, ya sabía que era demasiado tarde. Cuando consiguió localizar su varita, estaba seguro de ello. Se volvió y sólo fue capaz de ver al hipogrifo que volaba en círculo alrededor de los límites. Snape había conseguido desaparecerse justo más allá de los límites de la escuela.
-Hagrid- musitó Harry todavía aturdido, mirando a su alrededor. -¿HAGRID?-
Un momento después Hagrid salió de la cabaña con el perro en brazos en brazos. En ese momento, un pensamiento le vino a la cabeza. Malfoy. ¿Dónde estaba¿De que bando estaba¿Con quién estaba? Sino se ha ido con los Mortífagos, quizás aun este en los terrenos de Hogwarts. Metió su mano en su campera, para sacar el mapa, pero se acordó que se lo había dado a Hermione cuando él se fue. ¿Cómo lo conseguiría? La manera más rápida seria convocándolo. –Accio Mapa del Merodeador- dijo apuntando al castillo. Un momento después, el mapa vino volando por el aire. Lo abrió y pronunció –Juro Solemnemente que mis Intenciones no son Buenas- y allí apareció el mapa. Buscó por un momento, sin saber por que lo hacia. Si Malfoy estaba de su bando, seguramente Voldemort no querría desertores. Recordó lo que había pasado con el hermano de Sirius, que lo había matado Voldemort por desertor ¿Por pasar al lado correcto? Aunque no se llevaba muy bien con Malfoy, ahora estaba de su lado¿debía ayudarlo a escapar?
Allí lo encontró. En el bosque prohibido, casi en los limites del mapa. Esa parte era una zona muy internada del bosque, harry nunca había ido tan lejos, ni siquiera el año pasado. Se dio vuelta, y empezó a correr hacia la dirección del mapa que le indicaba con una pequeña mota el nombre de Draco Lucius Malfoy. No sabía que esperar, que pasaría. Convocó su Capa de Invisibilidad mientras corrió, y unos minutos después, esta lo alcanzó. Antes de llegar a donde s suponía que estaba Malfoy, se puso la capa.
Esa zona del bosque era muy densa, y aunque era de noche, se podría suponer que de día no pasaría ni un gramo de luz, y ahora, ni siquiera la luna podía entrar. Le costó un poco llegar a donde estaba el otro chic, debido a la oscuridad.
Estaba frente a un lago, uno que no había visto nunca. Este era pequeño, parecía más una laguna. Esa la única zona en toda esa parte del bosque con luz, ya que allí la luna podía entrar muy bien, y reflejarse en el agua calmada. En la orilla, se encontraba el chico. Arrodillado, con la cabeza baja, y temblando. Su cabello rubio platino le caía sobre el rostro, tapándoselo. Harry se encontraba a pocos metros, invisible, inaudible.
Se acercó lentamente al chico, y se sentó cerca de él, pero a una distancia que no lo descubriese. Solo lo miraba. ¿Quién se podría imaginar que un chico como él, aristócrata, frió, malvado, altanero, orgulloso, y un sin fin de adjetivos, llore? Las únicas veces que Harry lo había visto así, había sido en el baño de niñas donde se encontraba Myrtle la llorona y tan solo hacia quizás un hora, antes de que Dumbledore sea asesinado, aunque en ese caso, no había llegado a las lagrimas.
No sabia porque, pero la ira que sentía en contra de Snape, se había apaciguado. No era que dejara de odiarle, pero por el momento se había olvidado. Estaba tranquilo. No sabia porque.
Quería hacerle un millón de preguntas. Desde de que lado estaba, cual era su plan, hasta que pasaba por su mente en ese momento, como hacerlo poner de esa manera. Caído en lágrimas. Pero no sabia por donde empezar, quizás lo mejor seria esperar, y permanecer un rato más así, callado, invisible para Malfoy. "Mejor así", pensó. Disfrutaba eso. Acompañado involuntariamente por alguien que se sentía igual que él. Con ganas de llorar y gritar. De decir lo mal que se sentía.
Permaneció a su lado. Sin decir nada. Solo quería estar acompañado. No necesitaba consolación. A veces no quería decir sus sentimientos, solo que le acompañen y le consuelen. Y eso era algo parecido. Ambos se sentían igual. Destrozados. Tristes. Desconsolados. Ahora Harry también dejaba caer las lágrimas. Sin sollozar. Eso lo delataría.
Lo iba a ayudar a escapar. Ya lo había decidido. No atraparían a Malfoy si él lo ayudaba. Pero lo haría dentro de unos momentos. En ese momento estaba a salvo, y Harry quería disfrutar unos momentos más, de esa tranquilidad, inigualable.
No contó el tiempo, pero permaneció allí, por mucho tiempo.
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Bueno, aqui termina el primer capitulo. Espero que les haya gustado, y les prometo que la historia será espectacular. Dejen Reviews con sus comentarios, sean positivos o negativos, no importa. Saludos... y no se olviden de los Reviews...
