UNA OPORTUNIDAD MÁS
CAPITULO 1:
-NOOOOOO! -
Se escuchaban los gritos desesperados de un grupo de 7 hombres y 1 mujer viendo caer al ser que se había convertido en lo más importante para ellos, su cielo.
-Por favor no cierre los ojos JUUDAIME! – gritaba el hombre que era su mano derecha al borde de la desesperación
-Aguanta solo un poco más– decía el hombre espadachín
-Ahora viene la ayuda! – grito el boxeador
-No mueres hermanita! – gritaba el menor de ellos
-JEFA! – también gritaba la única guardiana del grupo inundada en lágrimas
Eran las suplicas de sus seres más queridos. Pero su cielo apenas podía mantener la vista borrosa de los seres que al igual que ellos a ella la consideraban lo más valioso ella los consideraba mucho más valioso porque se habían convertido en lo más importante en su vida, la familia que amaba con todo su ser.
Mientras que tres de los hombres más fuertes del grupo estaban a una distancia en shock de solo ver lo que pasaba frente a sus ojos, sin poder articular una mísera palabra.
Pero sus suplicas no podían ser cumplir más tiempo… la vista de su cielo se había borrado encontrándose solo con una oscuridad frente a ella y apenas escuchaba los gritos desesperados de sus seres amados.
-Lo… sien…to… - fue lo último que pudo decir con las pocas fuerzas que le había quedado desapareciendo de la vida de sus seres queridos frente a sus propios ojos
-JUDAIMEEEEEE! – grito la mano derecha
-NOOOOO! – gritaban el menor y la mujer
-MALDICION! – gritaban el espadachín y boxeador por la frustración de no poder hacer nada por impedir este suceso mientras los restantes solo se mantuvieron en silencio
Ese día la vida de su cielo se había ido y la décima jefa de la familia Phantomine, Ciel, había dejado un gran vacío en sus corazones… un vacío que los hizo cambiar drásticamente hacia la forma en como veían ahora el mundo, un mundo podrido a sus ojos por ser tan cruel de quitarles lo que más les había importado en la vida.
Mientras que ellos se perdían entre sí mismos aquel cielo que habían perdido los observaba con un gran dolor al no poder descansar en paz, tratando de consolar sus corazones de miles maneras pero siendo imposible porque ninguno de ellos se daba cuenta de su presencia.
-Por qué… por qué no comprendieron mis últimas palabras – decía el cielo derramando sus lágrimas observando cómo su familia se manchaba las manos con sangre inocente – yo… que puedo hacer… por favor… no lloren más… -
Cuando una luz apareció frente al cielo mostrando a una mujer de cabellos negros largos que caían hasta el suelo que llevaba un vestido blanco muy hermoso que apenas se distinguía de su piel que era como la nieve.
-Tú dolor llego hasta lo más profundo de mi corazón… - dijo la mujer
-Qué puedo hacer… para que ellos comprendan mis últimas palabras… que puedo hacer para que no lloren más mi perdida y vuelvan a sonreír – derramaba miles lágrimas que parecían no acabarse
-Tú dolor por ellos es igual al dolor que ellos sienten por ti… - mostraba una sonrisa pequeña que apenas se notaba – así que te daré una oportunidad más… para que hagas algo más por ellos y hagas algo más por ti – decía la mujer
-Una oportunidad más? – no comprendía
-Así es… pero recuerda… tú destino ya está marcado, solo te quedaras con ellos para remediar ese dolor e irte en paz cuando llegue tu hora –
Fue cuando de nuevo aquella luz que había aparecido antes de ver a la mujer volvió a iluminarse pero esta vez iluminaba al cielo…
Encontrándose con un techo muy familiar para ella al abrir los ojos y observar que se encontraba recostada en una cama, una cama?
-Cómo… - se iba levantando
-Ya es hora de despertar Dame-Ciel! – entraba un hombre con traje bruscamente pateando la puerta de la habitación del cielo encontrándola ya despierta para su sorpresa – ya te despertaste que aburrido – chasqueo los dientes
Pero para la joven fue diferente ya que sus ojos se iban humedeciendo al ver al hombre de traje frente a ella, con aquella típica actitud que recordaba muy bien y nunca olvidaría.
-Reborn! – grito lanzándose hacia el hombre de traje abrazándolo con todas las fuerzas que tenia
-Eh? – fue lo único que pudo decir el hombre al no entender que le pasaba a la joven que se aferraba a él como nunca antes lo había hecho.
La joven no lo soltó hasta que sus lágrimas ya no salían más y al levantar su rostro que ocultaba en el pecho del hombre le dedico una tierna e inocente sonrisa, dejando más confundido al hombre.
-Qué te pasa Dame-Ciel? – dijo al fin el hombre
-Reborn… me alegra mucho gusto verte – le decía la joven sin dejar de separarse de él
-No entiendo nada… primero suéltame o no respondo – apartaba a la joven alejándola y dar pasos atrás
-Pasa algo Reborn? – pregunto la joven al ver que la apartaban y sobre todo al ver que se alejaba de ella
El hombre por un segundo se quedó observando a la joven como si estuviera analizando todo sobre ella para encontrar algo extraño pero no habían indició alguno aparte de que ahora tenía una mirada diferente.
-Te caíste de la cama, no? – pregunto el hombre
-Caerme? Pero que dices Reborn yo… - se iba observando ella misma al darse cuenta que traía una pijama muy familiar que usaba cuando era una adolescente – yo… - ahora ella era la confundida
Para ir rápidamente a verse a un espejo quedando sorprendida al ver que su rostro se había vuelto más infantil o mejor dicho se había vuelto una adolescente.
-Qué me paso? – se preguntó ella misma sorprendida
-Cómo que te paso? Yo pregunte primero – estaba molesto el hombre al no haber obtenido su respuesta
-Es que… yo… Reborn yo… - observaba al hombre para que poco a poco se fuera yendo de su vista y encontrándose en una oscuridad muy familiar para ella
Conocía muy bien aquella oscuridad y sus ojos se humedecieron de nuevo al pensar que solo había sido una ilusión lo que había pasado al ver de nuevo a Reborn, su tutor, uno de sus seres más importantes, el primero en entrar a su corazón.
-Bueno si quiera pude verle y él me vio… - susurro
-No fue una ilusión – de repente se escuchó la voz de aquella mujer – te dije que te daría una oportunidad más y eso es lo que hice… pero solo te estaba mostrando un poco para que fueras comprendiendo – dijo la mujer
-No entiendo nada… pero usted puede llevarme dónde ellos? Si solo es un momento, solo quiero decirles lo que seguía de aquel "lo siento" – suplicaba
-A eso vine… pero te dije que te daría una oportunidad… escúchame –
-Si – contesto muy esperanzada
-Tú tienes los recuerdos de toda una vida junto a ellos y por el destino perdiste tú vida… así que como dije te daré una oportunidad, de vivir de nuevo tú vida y hacer lo que no pudiste hacer o como tu desees pero ellos no pueden recordar esa vida que vivieron junto a ti porque ese es el precio, sus recuerdos, así que es tú decisión aceptar este regalo o podría abrirte un pasaje para que fueras directamente a descansar en paz… es tú decisión – dijo la mujer
Una oportunidad más fue lo que pensó ella, era lo que deseaba con todo su corazón pero a la vez la idea de pensar que sus seres queridos perdieran los recuerdos que habían compartido con ella…
-Aunque ellos pagaron su parte – empezó a decir la mujer sacándola de sus pensamientos – tú también debes pagar… -
-Qué deseas? – pregunto
-Tú pagaras haciendo cumpliendo con un deber… - sonreía la mujer – tienes que limpiar sus corazones –
-Limpiar? – no comprendía
-Así es… aunque dije que borre sus recuerdos, sus corazones aún están manchados por la sangre inocentes que derramaron otros al ser asesinados por ellos… tienes que cambiar sus corazones para que cuando llegue el momento irte ellos no cometan los mismos pecados… podrás hacerlo? – pregunto la mujer sabiendo perfectamente lo que contestaría
-Es lo que más deseo… - sonreía – mi destino ya está escrito pero salvare sus corazones… no quiero verles sufrir otra vez… no quiero verlos llorar… y quiero decirles lo que no pude terminar… -
-Entonces vuelve, y rescata los corazones de tus seres más importantes – dijo la mujer para iluminar de nuevo el cuerpo de la joven y enviarla de nuevo al pasado
Encontrándose de nuevo frente a hombre de traje, Reborn, observándola muy enojado típico de él.
-No te enojes Reborn, parece que estaba media dormida – fue lo único que le ocurrió
-Tenías que inventar tan estúpida escusa?! – le lanzaba unos darnos asustándola como siempre lo habían hecho
-No hagas eso Reborn – se quejaba tirada en el suelo al intentar que no le dieran con los dardos
-Oh… - se sorprendía al ver que los había esquivado – hoy estas muy extraña pero qué más da – suspiraba dándose la vuelta para irse de la habitación sin antes decir – cámbiate ya o llegaras tarde al colegio y ten por seguro que tendrás un castigo si es así –
-Okey! – respondía yéndose a cambiar lo más rápido que podía porque conocía muy bien los castigos que Reborn le daba
Reborn, 20 años, siempre con traje negro y con aquel cabello y ojos negros penetrantes, era el tutor enviado a educar al fututo líder de la familia Phantomine, la familia más importante de Italia siendo la más poderosa del bajo mundo o mejor dicho de la mafia. Y ella, Ciel era la décima líder de esta familia. Reborn al ser el mejor hitman (asesino) de Italia fue escogido por el noveno líder de la familia Phantomine para educar a Ciel y se convirtiera en una buena jefa para la familia, quiera o no quiera.
-Perdonen mi tardanza – dijo Ciel entrando a la cocina
Donde lo esperaban Reborn, una mujer de cabello cortó con una sonrisa, su madre Nana, dos niños de 10 años, un niño italiano de cabello negro y unos ojos verdes de nombre Lambo Bovino, guardián del trueno, junto a él se sentaba otra niña china de cabello negro con trenzas y ojos negros de nombre Ipin Chai.
-Buenos días Ciel-chan, desayuna rápido o llegaras tarde – dijo su madre sonriéndole como siempre
Al ver a su madre y a sus dos pequeños hermanos que aunque no lo fueran de sangre ella los consideraba como si lo fueran, un gran deseo por abrazarlos le inundo todo el corazón pero sabía que no podía hacerlo ya que Reborn la tenía vigilada con la mirada al no creerse lo de estar media dormida y por eso lo había abrazado… así que tuvo que contenerse y sentarse a desayunar sin dejar de ver a su madre y a sus pequeños hermanitos quienes comían rápidamente porque también tenían que irse a clases.
-Gracias por el desayuno mama – termino Ciel levantando sus platos para lavarlos
Pero su madre se lo impidió porque tenía poco tiempo para irse al colegio.
-Ya me voy – se despedía Ciel desde la puerta
-Nos vamos – dijeron los dos menores
-Que les vaya bien – contestaba su madre
Al salir de la casa los ojos de Ciel se abrieron tanto por la sorpresa de ver a dos de sus personas importantes esperándola como recordaba para ir juntos al colegio.
-Buenos días juudaime – saludaba uno de los chicos, Hayato
Hayato Gokudera un chico de 16 años la misma edad de Ciel pero Italiano, de cabello gris y unos ojos verdes claros esmeraldas, con un carácter temperamental con la apariencia de un delincuente pero muy popular con las chicas y sobre todo muy inteligente. Y a la única que respetaba era a Ciel por ser la primera chica que se ganó su respeto al derrotarlo en pelea. Conocido con el sobre nombre del chico bomba. Y guardián de la tormenta.
-Hola Ciel – saludaba el otro con una sonrisa, Takeshi
Takeshi Yamamoto un chico de 16 años japonés al igual que Ciel, de cabello y ojos negros, de carácter alegre y siempre sonriente, era la estrella del equipo del béisbol y también popular con las chicas al ser muy refrescante. Se llevaba muy bien con Ciel ya que había sido la primera chica que no se fijaba en él de manera romántica aparte que desde que la conoció supo que ella era especial. Al igual que le encantaba el béisbol también le encantaba el kendo, perfeccionando su estilo Shigure Souen con la espada que es pasada en generación en generación en su familia. Guardián de la lluvia.
Solo con verlos el corazón de Ciel se partía en dos de tanta felicidad al volver a verlos con aquellas sonrisas que les había rogado que le mostrara después de su muerte pero ellos dos nunca la escucharon.
-Buenos días chicos – contenía sus lágrimas mostrándoles una cálida sonrisa
Los dos notaron algo extraño en Ciel pero no dijeron nada así que todos se fueron a clases ya que se les hacía tarde, pasando primero al colegio de los menores al estar de pasada e irse rápidamente a su colegio porque estaban con la hora.
-Estamos cerca – decía Hayato corriendo cerca de Ciel
-Si lo hacemos! – decía Takeshi corriendo también
-Si! – gritaba Ciel con una sonrisa porque el estar con ellos corriendo junto a ellos era como un sueño, un sueño hecho realidad
Estaban llegando pasando a las justas antes que cerraran la puerta del colegio. Agotados por correr con todas las fuerzas que tuvieron.
-Dense prisa o los mato ahora mismo – se escuchó una voz conocida para los tres
Pero sobre todo para Ciel que al levantar la mirada y ver a la persona que había hablado que aunque ella recordaba una voz algo más madura podía reconocer muy bien aquella voz, su corazón se paralizo, dejando escapar sus lágrimas con solo verlo.
Esta vez había sido imposible esconderlas porque la persona que tenía frente a ella era la más importa, la persona más valiosa que tenía.
-Juudaime! – grito Hayato preocupado al ver a Ciel llorando
-Ciel que pasa? – dijo también preocupado Takeshi acercándose a ella
Al ver que la observaban tapo su rostro con sus manos y echándole un último vistazo al otro chico que también la observaba como algo preocupado se fue corriendo porque sabía muy bien que no podía contener más sus lágrimas, tenía que llorar.
Sin darse cuenta se encontraba en el baño de chicas y se metió en una de las cabinas cayendo al suelo recordando a esa persona.
-Es él… es Kyoya… - decía aun derramando lágrimas muy contenta de poder verlo otra vez o por lo menos contenta que él la viera otra vez
Kyoya Hibari, un año mayor que ella, 17 años, el prefecto de la secundaria Nanimori y el más fuerte de toda la zona. Un chico de cabello negro y ojos azules afilados y fríos, de un carácter muy especial porque no le gustaba estar rodeado de gente y apenas hablaba ya que le parecía molesto. Pero aunque era de esa manera temido por todos Ciel se había fijado en él de una manera muy especial, muy diferente a sus demás amigos, él era mucho más importante. Y él a la vez también había tomado interés en ella pero nunca lo admitiría por su personalidad, pero siempre le tenía la vista clavada cuando la veía. El más fuerte de todos los guardianes, guardián de la nube.
Luego de unos minutos salió del baño quedando sin palabras al ver que la esperaban Hayato y Takeshi fuera muy preocupados.
-Juudaime se encuentra bien? – pregunto Hayato algo alterado por saber que le pasaba a su cielo
-Qué paso Ciel? – pregunto también Takeshi preocupado
Ver como se preocupaban por ella, hacia muy feliz a Ciel solo por el hecho de recordar como ellos siempre iban detrás de ella si algo le pasaba.
-Lo siento chicos… - les mostraba una sonrisa – no sé qué me paso… pero ya estoy bien –
-En serio? – no muy convencido Hayato
-Si ya me encuentro bien… pero les diré que desde que me levante estoy un poco rara así que espero que no se moleste mi comportamiento – decía Ciel
-Ya veo… bueno mientras que estés bien – dijo Takeshi tranquilizándose
-Qué hora es chicos tenemos que apresurarnos o no llegaremos a clases – dijo Ciel
-Ya es tarde para que entremos – contesto Hayato – así que le parece si vamos a la azotea hasta que llegue la tercera hora y entremos? – propuso
-Eso es una buena idea – sonreía Takeshi por la propuesta de Hayato – no termine la tarea así que será buena idea terminarla –
-Tenías que ser un idiota – dijo molesto Hayato
-Entonces vamos – dijo Ciel empujando a sus dos amigos para ir a la azotea muy contenta
Ella sabía muy bien que la relación de Hayato y Takeshi no era muy buena cuando estaban en el colegio pero también recordaba que por ser su relación de esa manera ellos se habían atraído y terminaron enamorándose, aunque parecía que por el momento ambos aún no se enteraban de sus sentimientos.
Al llegar a la azotea les dio la bienvenida el viento soplando fuertemente y dándoles una hermosa vista de la ciudad. Esta vista le traía muchos recuerdos a Ciel y se fue acercando hasta la cerca sin dejar de ver aquel hermoso paisaje dejando que el viento hiciera bailar sus cabellos castaños mostrando una mirada como si estuviera viendo al vacío.
Aquella expresión sorprendió a los dos chico preguntándose qué era lo que veía a través de aquellos ojos que parecían que no veían el paisaje, haciéndola más hermosa a sus ojos, hasta que esa expresión vacía cambió al ver que en sus labios se formaba una sonrisa, haciéndola más hermosa a sus ojos.
-Takeshi, Hayato perdonen me quede observando este paisaje tan hermosa – volteó a verlos encontrándose con ambos totalmente rojos
Nunca antes ella los había visto de esa manera.
Y ellos tampoco sabían que podían ponerse de esa manera pero todo había sido culpa de Ciel por mostrar esa mirada y luego decir sus nombres tan inesperadamente.
-Pasa algo? – pregunto Ciel sin entender
-No… no… - trataba de respirar Hayato calmando su corazón agitado como loco
-Sí que nos tomaste de sorpresa Ciel – dijo Takeshi ocultando su rostro con sus manos
-Hice algo? – aún no entendía lo que había echo
Ambos no dijeron nada hasta que sus corazones se tranquilizaron al fin y pudieron ver de nuevo a Ciel.
-Es que nos llamaste de pronto por nuestros nombres… por eso nos pusimos así – dijo Takeshi con una sonrisa
-No estamos diciendo que no puedas decirnos de esa manera Juudaime! Es más me encantaría que lo siguieras haciendo! – dijo Hayato un poco ruborizado pero algo emocionado de escuchar de nuevo que lo llamara de nuevo por su nombre
Ahora que recordaba ella los había empezado a llamar por su nombre después de que se convirtiera en la décima jefa de la familia Phantomine y antes solo los llamaba por sus apellidos, había metido la pata pero también sabía que ella siempre había deseado llamarlos por su nombre cuando eran estudiantes.
-Lo siento… pero… puedo seguir llamándolos por sus nombres? – pregunto Ciel esperando que aceptaran
-Claro que si – contestaron los dos sonrientes
Uno de los deseos que no había podido cumplir en su vida pasada se había cumplido y estaba muy contenta porque se hubiera cumplido pero sobre todo estaba mucho más contenta de ver sonreír a Takeshi y Hayato otra vez… otra vez después de verlos llorar por su muerte.
Mientras ellos estaban contentos en la azotea un azabache con sombrero los observaba sobre todo a Ciel desde las sombras preguntándose si la Ciel que veía ahora era la Ciel que él conocía.
Mientras que Hibari estaba en su despacho se preguntaba del porque Ciel había llorado cuando lo había visto, no entendía nada… pero tenía que descubrirlo.
