ESTE FANFIC NO ES MÍO. ES UNA TRADUCCIÓN.
La historia original en inglés es obra de Lazchan y se llama "Musings". Lo tiene publicado en la página "Archive of Our Own". Cuento con su permiso para hacer esta traducción y publicarla en esta página. El link a la página del fanfic original está en mi perfil, porque no me dejaban escribirlo aquí.
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Reflexiones
Capítulo 1: Guen
Guen alzó la vista del lugar donde había estado preparando sus armas, frunciendo un poco el ceño cuando vio a Hiryuu. "Mi rey…" Su voz era dudosa.
"Hola, Hakuryuu." Hiryuu le sonrió brillantemente, acercándose a él. "Me sorprende que sigas utilizando una espada cuando tienes un arma tan formidable en tu mano derecha."
"Guen." Murmuró. "Puedes llamarme por mi nombre." Bajó la mirada hacia su mano, frotándosela en respuesta al calor que se extendía a través de ella. Él había oído tantas veces Lord Hakuryuu esto y Lord Hakuryuu lo otro. Ya casi no escuchaba su propio nombre y aunque era agradable tener respeto, soldados que entrenar y una aldea que construir, sería agradable ser conocido como algo más que "El Hakuryuu", el cual era el Hakuryuu real que le había concedido estos poderes.
Él se arrepintió al momento después cuando Hiryuu le dirigió una brillante sonrisa y el hecho de tener la total fuerza de la atención de Hiryuu sobre él era un poco impactante. "Guen, entonces." Murmuró. "Creo que es bueno que te estés abriendo, Guen. ¿Te estás adaptando a vivir aquí? ¿Esto te duele algo?" Extendió la mano y tocó la mano de Guen y él tuvo que evitar retroceder ante la calidez que inundó su cuerpo, provocando que su corazón latiera demasiado rápido.
Guen sacudió la cabeza rápidamente, apenas logrando contener el rubor de su rostro. "Está bien." Murmuró. "Estoy acostumbrado a utilizar una espada, aprender a utilizar esto" Hizo un gesto hacia su mano. "como un arma es algo completamente diferente. Sin embargo no me molesta." Sonrió ampliamente. "Puedo proteger a mucha más gente de esta forma, mi Rey. Lo suficiente como para ayudar al reino."
Hiryuu asintió, pero pareció triste durante un momento. "Mis hermanos sabían que necesitaría ayuda para salvar al reino y a su gente, pero yo no quería herir a tanta gente que amo. Aún así, ellos escogieron valientes guerreros para que lucharais junto a mí, para proteger a la gente que forma este reino y quiere ser parte de él."
Guen frunció el ceño y se frotó la parte posterior de la cabeza, haciendo una mueca cuando utilizó su mano derecha para ello y luego volvió a fruncir el ceño. "Bueno, nosotros lucharemos por usted y para protegerle." Murmuró. "Sin importar lo que pase, nosotros haremos lo que sea necesario para cuidar de este reino que usted quiere proteger tanto."
Hiryuu le sonrió, realmente sonrió y Guen parpadeó ante la expresión más que humana que tenía en su rostro. Había veces en las que Hiryuu parecía tan distante como un dios y eso le descolocaba, pero ahora mismo, él era alguien con el que Guen se podía relacionar. "¿Y tú no disfrutas del pelotón de soldados que están aprendiendo a proteger tu clan?" Le preguntó. "Se que disfrutas haciendo que la gente sea más fuerte."
Pareciendo avergonzado otra vez, Guen murmuró algo y miró sus pies por un momento. "Es bueno." Murmuró. "Ellos ya me respetaban antes, pero ahora es diferente. Ni siquiera discuten ninguna de las órdenes que les doy, simplemente las aceptan como si fuera una ley divina y la cumplen."
"Bueno, se que eres digno de la confianza que mis hermanos y tu gente han depositado en ti." Hiryuu pareció distante otra vez, evidentemente su mente estaba en otro lugar. Guen estaba convencido de que estaba hablando con sus hermanos dragones que estaban lejos en los cielos en estas ocasiones. "Y se que yo también confío en ti en consecuencia, para cuidarme las espaldas y luchar a mi lado. Eres realmente digno de ser uno de mis dragones, Hakuryuu Guen. Nunca lo dudes."
Él hizo una pausa antes de girarse para marcharse de la habitación. "Y si alguna vez quieres hablar de algo, Guen, estoy aquí para ti. No sois solo mis guardaespaldas, también sois mi familia."
Guen se quedó mirando la puerta que se cerró detrás de él en estado de shock, preguntándose que acababa de suceder. Miró la espada que había estado puliendo y luego la guardó cuidadosamente. Tenía otra arma que utilizar y era una en la que se debería concentrarse más. Él era uno de los guerreros dragones después de todo, era hora de que se asegurara de sacar partido de cada parte de este poder.
Por Kouka, por Hiryuu; por él mismo y sus hermanos.
