¿Por qué estoy con ella? Sus ojos no son ni la mitad de hermosos, sus labios son delgados y forman una total línea recta, su voz chillona no es agradable ni siquiera cuando empieza a dar muestras de cariño en público, sus pestañas son cortas, su risa no es un sonido melifluo, su cabello es demasiado lacio como para dejarlo volar libremente al compás del viento y sus manos… no son tan cálidas.

¿Por qué estoy con ella si no me gusta ni siquiera un poco? Verla no me hace sentir ese especial hormigueo que se presenta cuando pienso alguien más, tocarla me hace sentir tan miserable que prefiero no hacerlo y por dios, sus besos están cargados de simpleza. Ella sabe que no la quiero, pero sé que no le afecta, después de todo tiene a ese chico amable que siempre ha estado a su lado desde que dio inicio esta despechada farsa, dejándome a mí como el único que finge ser algo que realmente no es, fingiendo ser fuerte…

- Shion la boda va a comenzar – el sonido de la voz de esa mujer me saca de mis pensamientos y me recuerda porque estoy a su lado justo ahora…

- gracias Yuzuriha – respondo tranquilamente intentando disimular la opresión que se siente en mi pecho tras ver el marmóreo estrado adornado con un arco hecho con verdes enredaderas, adornado con lirios blancos y una que otra rosa.

Estamos en una boda, todos están felices, la orquesta de violines ameniza el fresco ambiente al aire libre con suaves baladas y los invitados van de aquí para allá buscando sus lugares entre la multitud. Es la boda de mi mejor amiga y aun cuando debería estar feliz porque se casa, no puedo…

Siento como el alma abandona mi cuerpo al escuchar como el piano que había sido traído al jardín únicamente para esta ocasión comienza a tocar aquella típica marcha nupcial que a pesar de ser bella, con cada nota solo logra mermar mi voluntad, haciendo más difícil la tarea de ocultar aquellos peligrosos secretos que se arremolinan peligrosamente en mi interior.

Observo como todos se levantan y mi corazón se encoje dentro de mi pecho, sabiendo que ella ya está aquí… me tomo todo el tiempo del mundo para levantarme de la blanca silla, para únicamente voltear y verla ahí, parada frente a la verja que conduce al jardín en el que estamos, con las mejillas completamente teñidas de rojo y una sonrisa resplandeciente dibujada en sus carnosos y perfectamente simétricos labios rojos… aquellos labios que miles de veces me he imaginado besando con total devoción.

La veo caminar hacia nosotros de la mano de su padre, ondeando a cada paso la larga cabellera celeste, que a bien tuvieron dejar suelta para la ocasión, adornándola únicamente con diminutas flores blancas de cinco picos, enfoco mi mirada en sus ojos azul cobalto cargados de felicidad, demostrando como siempre lo hermosos, puros y llenos de bondad que son, haciendo con cada mirada que me vuelva a sentir como aquel chico enamorado de preparatoria que hacía tiempo había dejado de ser…

Ella pasa a mi lado junto a su padre y mientras hecha los hombros hacia atrás, me dedica una fugaz mirada cargada de felicidad, modelando para mí de manera discreta aquel sencillo vestido blanco que la hacía ver más bella que una princesa, demostrando que después de todo había comprado el único vestido por el que le había hecho cumplidos cuando se lo había probado en una de las múltiples veces que la había acompañado a escoger las cosas para la boda.

Sonrió amargamente ante mi pesar, yo había estado más involucrado en esta boda que el estúpido novio, había estado ahí para ver los dolores de cabeza de ella después de una larga caminata por las tiendas comerciales, la había cuidado en su casa cuando le había dado temperatura a causa de una terrible precipitación que se había desatado la tarde que veíamos invitaciones, yo había estado ahí siempre y sin embargo yo no era el que se casaba con ella hoy.

Dirigí mi mirada nuevamente hacia el altar, únicamente para mirar como la persona causante de mi dolor le dedicaba a Albafica una mirada fría, no se le notaba ninguna emoción aparte de aquella sonrisa torcida que tanto me estresaba, ¿Cómo se atrevía? ¿Acaso no era especial para el también? Mire molesto a aquella persona que se había llevado lo único que hacía que mi vida tuviese sentido, en un intento vano de hacerle saber que si la dañaba no viviría más, recibiendo como respuesta una sonrisa sínica, acompañada de una gélida mirada, para posteriormente ignorarme y limitarse a acomodar los platinados mechones de cabello que rebeldemente habían bajado por su rostro.

Tal vez era paranoia mía pero… ¿Acaso todo esto era un juego para él?

La boda y la tortura comenzaron cuando el sonido del piano se detuvo. Mire hacia el frente, sin poder evitar que al instante mi mente volara hacia la inmensa cantidad de recuerdos que tenía almacenados, después de tantos años de conocerla, recordando el bar donde había tomado más de la cuenta en compañía de Dohko, un amigo, al enterarme de que ella se casaba, al campo de flores en el que habíamos estado en compañía de nuestros amigos hasta el anochecer, al único sofá de mi departamento en el que había derramado bebidas, muriendo torturado por las ganas de llamarla para decirle cuanto la amaba, al puerto en el que habíamos corrido juntos tras su sombrero favorito, terminando completamente empapados tras haber caído al mar, a la cama en la que miles de noches me preguntaba si ella sentía algo por mí, recordando inclusive aquella ocasión en la que se había emborrachado al confundir su soda con una cerveza, en uno de los viajes de estudio organizados por la preparatoria en donde nos habíamos conocido, haciendo una pausa para avergonzarme al pensar en aquel rincón de mi habitación en el que desahogaba esos deseos que su esbelto cuerpo provocaba en mí, todo de ella me encantaba, su sonrisa, sus ojos, las tardes lluviosas en las que veíamos películas y aun a pesar de eso, el día en el que ella me había preguntado si no me gustaba alguien le había respondido que no… tal vez todo hubiera sido diferente si tan solo le hubiera dicho que estaba demasiado ocupado siendo suyo como para interesarme en alguien más… no lo sé… jamás lo podría comprobar…

- acepto – aquella palabra pronunciada dulcemente por los labios de Albafica lograron sacarme de mis recuerdos y a ver el beso, sentí como mi cuerpo entero se volvía de gelatina.

Ahora Albafica ya era un sueño inalcanzable… sentí como poco a poco las lágrimas amenazaban con salir destruyendo mi fachada, asi que como pude salí de ahí, ignorando las palabras de Yuzuriha, buscando algún lugar en el cual poder descargar el odio que sentía por mí mismo, el odio que sentía por Minos y el odio que sentía por Albafica… sin embargo sabía que a pesar de todo al poco tiempo regresaría a ella como siempre, disimulando a la perfección aquel disimulado arrastre que solo ella merecia…

Hola! Soy erait-san o Mitzy (como ustedes gusten)

Hace mucho tiempo escribi este fic como dedicatoria a mis lectores de "De rosas y otros demonios" pero pues no tenía mucha coherencia asi que decidí arreglarlo.

Lo escribí también porque en ese entonces acababa de tener una ruptura amorosa y pues todo conspiro en mi contra… asi que… por que no aprovecharlo…

Convertí a Albafica en chica porque no me gusta el yaoi y pues porque lo vi como una oportunidad para intentar satisfacer a los adorables lectores de FanFiction, lo mismo pasa con mi otro fic.

Me despido de ustedes y les agradecería mucho que me dejasen un comentario :3

Perdonen si no se ven las letritas en negrita lo que pasa es que estoy editando todo por medio de la app de FF y pues no le entiendo bien jajajaja